Juan Bautista Justo

Juan Bautista Justo (1865-1928)

Nació en Buenos Aires, el 28 de junio de 1865. Era hijo de Juan Felipe Justo, hombre de campo, y Aurora Castro, quienes al año siguiente se trasladaron a la estancia “El Mirador” entre Tapalqué y Las Flores (Prov. de Buenos Aires). Aprendió las primeras letras en esta ciudad, en el Colegio Inglés, y luego continuó los estudios en el Colegio Nacional.

En 1882, ingresó a la Escuela de Medicina, y para poder costear sus estudios entró a la redacción del diario “La Prensa” como reportero y cronista parlamentario. Allí tuvo su primer contacto con la vida política del país. Le tocó hacer la crónica de los famosos debates de 1883 sobre la enseñanza laica.

En 1886, abandonó el periodismo, siendo alumno de 4º año de medicina, para desempeñarse de practicante en el Hospital de Cínicas. En ese año, viajó al Paraguay preocupado por la enfermedad de su padre e integró las misiones voluntarias que fueron a Tucumán a combatir una alarmante epidemia de cólera.

Se graduó de doctor en medicina, en 1888, con una tesis sobre Aneurismas arteriales quirúrgicos, que mereció medalla de oro, y fue calificada por el doctor Avelino Gutiérrez como “el estudio más acabado y perfecto que puede hacerse sobre el tema, en el que de entrada, se advierte una amplia información bibliográfica”. Justo fue el primero que entre nosotros usó el método antiséptico y el que utilizó la cocaína como anestésico, practicando asimismo con éxito la resección osteoplástica de la bóveda craneana.

Al poco tiempo viajó a Europa (Austria, Francia, Suiza, Alemania), donde perfeccionó sus conocimientos. A su regreso en vísperas de 1890, se presentó a concurso para optar al premio “Montes de Oca” por su trabajo Resección parcial y temporaria de la bóveda del cráneo. En esa fecha fue miembro de la comisión directiva de la Unión Cívica de la Juventud, y actuó en la jornada del 26 de julio, curando heridos junto al practicante Nicolás Repetto. Ingresó al hospital de Crónicos, y desempeñó provisoriamente la presidencia del Círculo Médico Argentino. En 1892, fue profesor de cirugía en la Facultad de Medicina, y al mismo tiempo jefe de Clínica del servicio del profesor Aguilar en el hospital San Roque (hoy Ramos Mejía).

Alternó esas actividades frecuentando asambleas obreras, y en el salón “Vorwäerts” de los socialistas alemanes pronunció dos conferencias. Sus primeros artículos y notas socialistas aparecieron en el periódico “El Obrero”. El 7 de abril de 1894, fundó “La Vanguardia”, recordando el nombre del antiguo fortín de la estancia donde pasó parte de su infancia. El taller lo instaló en una pieza de inquilinato cedida por Augusto Khum. En ese año, se adhirió al Partido Obrero y luego al Centro Socialista Obrero, su continuador.

Viajó a los Estados Unidos en 1895. De sus impresiones quedaron unos apuntes escritos para un periódico obrero, y por segunda vez pasó a Europa. De regreso, presidió la primera Convención de Centros Socialistas, nombrándosele director de “La Vanguardia”.

En 1896, se presentó por primera vez a elecciones encabezando la lista de candidatos a diputados por la Capital del Partido Socialista, donde se cometió un fraude brutal. El 28 y 29 de junio se realizó el Congreso Constituyente de su partido, en cuyas circunstancias redactó la Declaración de Principios y los Estatutos. Su discurso de aquella jornada es, puede decirse, el acto inaugural del Partido Socialista en el país.

Se incorporó a la redacción de “La Nación” con una sección Notas de la Semana, y sueltos sobre actualidad social y económica. En esas columnas publicó el 27 de julio: El Socialismo y Max Nordau, refutación a este escritor, que es una pieza de admirable factura. En 1898, al presentarse por segunda vez a elecciones, Justo no aceptó la candidatura a diputado.

En el Ateneo de Buenos Aires (18 de julio) pronunció su celebrada conferencia sobre La Teoría Científica de la Historia y la Política Argentina. Publicó además en Madrid, la primera versión castellana de la obra cumbre de Marx: El Capital. Al año siguiente, al no poder convertir en diario a “La Vanguardia”, se asoció con los doctores Repetto y Arriaga, para editar “El Diario del Pueblo” (1º de octubre de 1889), que pronto dejó de aparecer por falta de fondos.

Trasladado temporariamente a Junín, estudió en ese medio el problema agrario de donde surgió El programa socialista del campo, conferencia dada en el Vorwäerts. Poco después, en el Congreso Socialista realizado en La Plata los días 7 y 8 de julio de 1901, se aprobó el programa redactado por Justo. En el salón “Unione e Benevolenza” pronunció el 17 de agosto de 1902, su famosa conferencia sobre El Socialismo, editada en folleto en ese año, con numerosas reediciones.

En 1903, dio a conocer El realismo ingenuo, en los números de la “Revista Socialista”, de Madrid, reproducido luego en Buenos Aires. El 31 de mayo dictó en la Casa Suiza una conferencia sobre La Moneda, tema de su predilección que desenvolverá en otras oportunidades.

Tras arduas luchas el Partido Socialista logró imponer al Dr. Alfredo L. Palacios como diputado nacional en 1904, siendo el primer representante socialista en el Congreso, pero Justo que volvió a presentarse fue derrotado por un caudillo de Roca. Vio la luz en ese año La Teoría Monetaria del señor Lorini.

En 1905, al producirse el movimiento precursor de la reforma universitaria, junto con Repetto fueron expulsados del claustro de profesores de la Facultad de Medicina. Continuó en la lucha política en el diario “La Vanguardia” mientras publicaba nuevos folletos, y así apareció El Método Científico. Fundó la Cooperativa “El Hogar Obrero”, una obra de trascendental importancia.

En 1909, que fue un año de intensa agitación social, al producirse la muerte del jefe de Policía, coronel Ramón L. Falcón y de su secretario Lartigau, fue tomado preso. Publicó entonces la primera edición de su libro Teoría y Práctica de la Historia –seguramente su obra más fundamental-, algunos de cuyos capítulos anticipó en conferencia de la Facultad de Filosofía y Letras. También apareció El Partido Socialista en la República Argentina, controversia con Enrique Ferri sobre la razón de ser y función del socialismo en la Argentina que el ilustre penalista italiano impugnaba.

En 1910, las hordas nacionalistas atacaron y destruyeron “La Vanguardia”, que dejó de aparecer desde el 15 de mayo al 15 de agosto. Escribió para el suplemento del centenario del diario “La Nación” un artículo sobre El Socialismo Argentino, que no llegó a publicar, por el estado de sitio decretado entonces, que prohibía a los diarios ocuparse de cuestiones obreras. Presidió el Congreso Socialista de Montevideo, y fue delegado al Congreso Socialista Internacional de Copenhague.

En 1912, resultó elegido diputado nacional por la Capital a raíz de la vigencia de la Ley Sáenz Peña. Su actividad parlamentaria fue vasta, intensa, desde el primer momento, revelada a través de proyectos de ley, interpelaciones, discusión de actos de gobierno o iniciativas ajenas. Fue siempre orador correcto, brillante, respetuoso, presto a defender la verdad, sin utilizar jamás el insulto o el menosprecio: respetaba y era respetado. En ese año publico su folleto Estudios sobre la moneda. Luego aparecieron dos libros suyos: La Obra Parlamentaria, con un resumen de su actuación desde mayo de 1912 a abril de 1913, y La Obra Parlamentaria, de mayo de 1913 a abril de 1914. De esos años, son Precios y Salarios (1913) y La acción económica de los trabajadores y otros escritos (1915).

De junio de 1914 a enero de 1916, dirigió “La Vanguardia”, como antes, y después en varias oportunidades, efectiva o interinamente. En 1916, lo baleó en la calle un desconocido, sufriendo la fractura de una pierna, y en ese año, fue reelecto diputado.

Editó Labor Periodística, donde reunió algunos trabajos aparecidos en varios diarios y fruto de seminarios. De 1917, data su folleto La Cuestión Agraria, con un apéndice sobre la renta del suelo. Lo fundamenta en dividir los latifundios y multiplicar las chacras; con lo primero, se cumplen exigencias demográficas, técnicas, económicas y políticas.

Como parlamentario tuvo decisiva actuación en los hechos que precipitaron la Reforma Universitaria de 1918. Su interpelación sobre la Universidad de Córdoba (discurso en la Cámara de Diputados, 17, 24 y 25 de julio) es una pieza notable que la “Sociedad Luz” recogió. Su Informe de la Comisión Investigadora de los Trusts, de 1919, es otra expresión de su labor legislativa, pues Justo presidió dicha comisión y redactó el informe.

Partió para asistir a los Congresos Socialistas Internacionales de Berna y Amsterdam, en compañía de otro delegado, el doctor Antonio de Tomaso. Con los trabajos de esas asambleas a su vuelta formó el folleto La Internacional Socialista.

En 1920, se conocen dos trabajos suyos: Ideas sobre la Historia (fragmento de los tres primeros capítulos de Teoría y Práctica de la Historia, y otro de El Socialismo) y El Comercio Internacional y los Cambios, conferencia dada el 14 de noviembre bajo el patrocinio de la Unión Económica y Social de Comerciantes e Industriales.

Presidió en 1921, el Congreso Socialista reunido en Bahía Blanca, que determinó la separación de los partidarios de adherir el Partido a la Internacional de Moscú. Justo redactó en esa ocasión, y el Congreso lo aprobó, el Programa de Acción Socialista Internacional que se conoció al año, en ediciones simultáneas en alemán, inglés, ruso e italiano. En la trayectoria política de su Partido fue fundamental la conferencia que dio en el Salón Augusteo, el 13 de diciembre de 1921, sobre Relaciones del Partido Socialista Obrero con los otros partidos.

Justo se multiplicó en la acción: continuó siendo periodista de “La Vanguardia”, el propagandista del partido, el escritor, el orador callejero, redactor de manifiestos, conferencias, etc. Su intervención en la Cámara de Diputados los días 20 y 21 de abril de 1923, fue recogida en un folleto con el título ¿Crisis ganadera o cuestión agraria?

En 1924, se incorporó al Parlamento como senador nacional, derrotando al oficialismo. De esa fecha, es otro folleto de carácter económico Contra el desquicio administrativo de los Bancos Oficiales, y en el siguiente publicó La intervención nacional en las Provincias, con el texto de su intervención en el Senado del 20 de setiembre. También dio a conocer Internacionalismo y Patria, que contiene muchos artículos, notas y conferencias relativas al título.

Su proyecto de separación de La Iglesia y el Estado, motivó el discurso del 23 de setiembre de 1926. Al siguiente año, Justo vio cumplido uno de sus más vehementes anhelos al inaugurar la Casa del Pueblo (23 de enero), con su gran biblioteca, su salón de conferencias y sus aulas nocturnas dedicadas a la enseñanza de obreros. De 1927, es un folleto sobre La Cooperación Libre.

Murió en Los Cardales, Pilar (Pcia. de Buenos Aires), el 8 de enero de 1928, siendo velado en la Casa del Pueblo. Su muerte conmovió la opinión pública porque se lo reconocía como un hombre de extraordinario valor. Una multitud acompañó sus restos hasta la Chacarita donde fueron cremados. Estaba casado con Mariana Chertkoff, y en segundas nupcias con Alicia Moreau.

El 15 de febrero de 1828, se realizó en el Teatro Colón un homenaje a su memoria, donde hablaron Mario Bravo, Avelino Gutiérrez, Emilio López, Emilio Frugoni, Alfredo L. Palacios y Pablo Lejarraga. El mismo año comenzó la edición de sus Obras Completas. Lo estudiaron y elogiaron Adolfo Posadas y Jean Jaurés. Alejandro Korn al clarificar el rumbo de nuestras ideas políticas vinculó la obra de Justo con la de Alberdi, en un sentido de continuidad y superación.

Mariano de Vedia y Mitre en Las Ideas Políticas en la Argentina (t. XIII) dice que “había de tener en el país una figuración excepcional y de marcar rumbos fundamentales en las prácticas políticas, pero que no inspiró nunca a su propio encumbramiento, sino a que hicieran camino sus ideas. Ellas mantienen perdurabilidad y están estrechamente asociadas a las luchas sociales del pueblo trabajador. Hombre de ideas, no las abroqueló en la rígida actitud dogmática: las exhibió sin ropajes en el debate público, con la suficiencia de quien está seguro que se fortalecen con el análisis. Ni sus más encarnizados enemigos, que los tuvo y de valía, desconocieron su disciplina intelectual, su inclaudicable sinceridad, su pasión por el bien público, y ello a pesar de que en el diálogo ardoroso fueron más de una vez destinatarios de su punzante y demoledora ironía”.

Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1971).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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