Era hijo de Tomás Ramos y Rufina Domecq, y nació en Buenos Aires el 28 de junio de 1795, este guerrero de la Independencia y de las luchas contra los indios que sirvió a la patria desde los días de la Revolución de Mayo. Sentó plaza en el Regimiento de Granaderos a Caballo en 1813, y le tocó luchar en el sitio de Montevideo y también contra Artigas, en disidencia con los directoriales de Buenos Aires.
En 1816 pasó con su regimiento a Mendoza, siendo ya teniente, y cruzó la cordillera de los Andes bajo las órdenes de San Martín, para distinguirse en las acciones de Chacabuco, Concepción y Curapaligüe, combate en el que fue herido. Obtuvo así el grado de ayudante mayor, con el cual peleó en Cancha Rayada.
Estando el Ejército de los Andes acampando en Chimbarongo (marzo de 1818), en reunión de academia de oficiales el francés Carlos Federico de Brandsen manifestó que “no creía en el triunfo porque los oficiales del país no valían como los del enemigo, que eran europeos y aguerridos”. Ramos esperó en la puerta de la tienda y al salir Brandsen le dijo: “Si Ud. quiere saber cómo son los oficailes argentinos, espero sus padrinos”.
Esa misma noche se batieron, en condiciones rigurosas: a sable y hasta quedar inutilizado uno de los lidiadores. Ramos tuvo por padrino a Gerónimo de Olazábal, y Brandsen a Viel. Ambos dieron pruebas de coraje y fortaleza. Ramos recibió una leve herida en la nariz, cerca del ojo derecho; pero Brandsen cayó de un hachazo en la cabeza. San Martín descubrió el duelo y arrestó a Ramos. Inútilmente trató de sonsacar a Brandsen quién lo había herido. “Un argentin”, decía en mal castellano. Días después debieron librar la Batalla de Maipú y Ramos se escapó del cuarto de banderas para asistir a la pelea. Volvió de ella trayendo más prisioneros que soldados. San Martín le dijo entonces: “Capitán Ramos, está Ud. en libertad”.
Hizo la segunda campaña del sur de Chile, a las órdenes del general Balcarce, y luego regresó a Buenos Aires. Acompañó entonces al coronel Martín Rodríguez en su entrada al desierto, y en 1821 peleó en Saladas. Pasó después a comandar el regimiento 5º de caballería, al frente del cual peleó contra los indios en Puesto del Rey. Hizo la campaña contra el cacique Pincheira, a las órdenes del coronel Rauch, y alcanzó el grado de teniente coronel y el mando del regimiento 1º de caballería.
El gobernador Juan Ramón Balcarce le otorgó la jerarquía de coronel de línea, y Juan Manuel de Rosas puso a su mando una de las columnas expedicionarias contra los ranqueles, en 1833. Por orden de Rosas, persiguió al cacique Chocón y con sus fuerzas llegó a las orillas del río Colorado. Contramarchó luego hasta llegar al Cerro Payén, el 30 de octubre de 1833, fijando en su recorrido inscripciones con los nombres de los congresales de Tucumán. Su división fue la que más se internó en el desierto, y al regresar de la expedición recibió una medalla de oro en reconocimiento a sus méritos de guerra. El 1º de octubre de 1836, como jefe de frontera, derrotó en Tapalqué a una fuerte división de indios chilenos comandados por Yanquetruz. El gobierno mandó acuñar una medalla con el nombre de Ramos por su conducta en dicho combate, donde había recibido una herida de lanza.
Pedro Ramos, como Miguel Estanislao Soler y Angel Pacheco, permaneció en el ejército de la Federación. En junio de 1839, como edecán del gobernador Rosas, fue comisionado para que, junto con el presbítero Ramón González Lara (cura de San Nicolás de los Arroyos), esperase la llegada del reo Domingo Cullen en el Arroyo del Medio, y allí ordenase su fusilamiento, lo que ocurrió el 22 de junio, en la posta de Vergara.
El coronel Ramos murió en Buenos Aires el 28 de mayo de 1871, víctima de la fiebre amarilla.
Fuente
Chávez, Fermín – Iconografía de Rosas y de la Federación – Buenos Aires (1972).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.
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