Cayetano Laprida

General Cayetano Laprida (1804-1868)

Nació en Buenos Aires en el año 1804, siendo sus padres José Ramón de Laprida, español, y Rosa Martínez.  Se inició muy joven en la carrera de las armas, asistiendo a varias campañas lo que le permitió escalar rápidamente las jerarquías militares.

El 1º de marzo de 1830 se le dio de alta como capitán de la 1ª Compañía de Línea del Escuadrón de Carabineros del Regimiento Nº 4 de Caballería hasta el 17 de diciembre del mismo año, fecha en que se le extendieron los despachos de sargento mayor graduado del precitado cuerpo, agregado a su Plana Mayor, y pasando en comisión al pueblo de San Pedro, provincia de Buenos Aires, donde permaneció los años 1833 y 34.  El 17 de diciembre de 1831 obtuvo la efectividad del empleo de sargento mayor.  Ascendió a teniente coronel del Regimiento Nº 4, el 1º de junio de 1835.  El 13 de enero de 1840 recibió la graduación de coronel.

En el curso de este último año se halló en campaña con motivo de la invasión del “Ejército Libertador” a la provincia de Buenos Aires y al mando de su regimiento, se incorporó al ejército puesto por Juan Manuel de Rosas  a las órdenes del general Manuel Oribe.  En la batalla de Quebracho Herrado, el 28 de noviembre de 1840, el coronel Laprida tuvo una actuación destacada, mereciendo la siguiente citación en el parte de Oribe: “El benemérito coronel D. Cayetano Laprida, que mandaba la reserva del ala derecha de nuestra línea con el Nº 4, se empeñó también en los choques que éste tuvo con la izquierda enemiga”.

Acompañó al mismo general Oribe en su segunda campaña contra el general Lavalle y en la batalla de Monte Grande o Famaillá, librada el 19 de setiembre de 1841, el coronel Laprida, con el 1º y 4º escuadrones del Regimiento Nº 4, formó en la extrema izquierda del dispositivo del ejército federal, como reserva de la misma y de todo el ejército junto con el “cuadro de oficiales orientales” y Escolta del General en Jefe; reserva que estuvo bajo el mando superior del coronel Bernardo González.  En el parte de la acción, Oribe llama a Laprida “bravo coronel”.

Después de esta victoria acompañó al mencionado General en su marcha sobre la provincia de Salta, hasta que se recibieron órdenes de retrogradar para el Sur a raíz del triunfo obtenido por el general Paz en Caaguazú.  Asistió a la memorable batalla del Arroyo Grande, el 6 de diciembre de 1842, en la cual, el coronel Laprida con los cuatro escuadrones de su regimiento, se batió en la extrema izquierda de la línea federal, mereciendo el honor de figurar en el parte de la victoria.

Acompañó al general Manuel Oribe en su campaña en el Estado Oriental para disputar el poder a Fructuoso Rivera.  Se halló en el sitio de la ciudad de Montevideo y después salió a campaña contra los partidarios del último; en enero de 1847, operando a las órdenes del general Ignacio Oribe, asistió a las derrotas que éste infligió, al coronel Venancio Flores, el día 1º, en Los Laureles; y el día 4, a Anacleto Medina, en el Paso de las Piedras.  Participó en la toma del Salto, el 27 del mismo mes, y en el encuentro que tuvo lugar el 10 de febrero de igual año cerca del pueblo de Soriano, donde los federales fueron atacados por 120 soldados de infantería y caballería “riverista” al mando del coronel Juan de la Cruz Ledesma y por 150 de infantería francesa, protegidos por cinco barcos menores, todo bajo el superior comando del comandante del bergantín “Pandour”.  Los aliados lograron arrollar las guardias federales y empezaron a trasladar a los buques cuánto podían del pueblo de Soriano; el general Ignacio Oribe lanzó entonces sobre ellos 200 jinetes a las órdenes de los coroneles Laprida y Julián Ciriaco Sosa y el batallón del comandante Rincón; siendo acuchillados los franceses hasta que llegaron bajo la protección de los cañones de los buques.

Peleó en la batalla de Caseros al lado de Juan Manuel de Rosas.  Después de la caída del Restaurador de las Leyes, desde abril de 1852, el coronel Laprida revistó hasta el mes de noviembre del mismo año, en el Regimiento 4º de Guardias Nacionales.  En la última fecha fue nombrado por el gobernador Valentín Alsina, junto con el coronel Hilario Lagos, comandantes en jefe de los departamentos de la provincia de Buenos Aires, ejerciendo Laprida la comandancia del Departamento del Norte.  Los citados coroneles, tomando el nombre del ministro de la guerra, general José María Flores, convocaron a la Guardia Nacional de sus distritos respectivos, y el 1º de diciembre se pronunciaron contra el Gobierno, levantando el estandarte de la rebelión, encabezándola el coronel Lagos, con el apoyo moral, al principio y material después, del general Urquiza.  Inmediatamente fue establecido el sitio de la Capital.  Es bueno señalar aquí, que cuando tuvo lugar el pronunciamiento del 11 de setiembre de aquel año, el general Flores se plegó al movimiento con las fuerzas de los Departamentos del Norte de la Provincia de Buenos Aires y se retiró al Arroyo del Medio, límite jurisdiccional con Santa Fe, buscando la incorporación de los coroneles Cruz Gorordo y Cayetano Laprida para detener la marcha de Urquiza.

El coronel Laprida asistió al sitio de Buenos Aires desde su iniciación hasta que fue levantado por la disolución del ejército sitiador, el 13 de julio de 1853, habiendo ejercido el comando del mismo el general Urquiza desde el 23 de marzo.

Terminadas las operaciones de asedio, Laprida, con otros compañeros de armas, pasó a asilarse al Rosario.  Desde este punto acompañó al general Gerónimo Costa cuando invadió la provincia de Buenos Aires, al año siguiente, siendo derrotados el 8 de noviembre de 1854 en los campos de El Tala, por fuerzas porteñas a órdenes del general Manuel Hornos, lo que frustró los planes de los invasores.

Posteriormente, el coronel Laprida actuó en la preparación y ejecución de otras invasiones semejantes que tuvieron lugar a comienzos de 1856, costando una de ellas la vida al general Gerónimo Costa.

El presidente Urquiza nombró a Laprida, coronel del Regimiento Nº 4 de “Emigrados de Buenos Aires”, cuerpo con el cual se hallaba acampado el 17 de enero de 1859, en el Arroyo del Sauce, y con el cual tomó parte en la campaña de este año, encontrándose el 25 de setiembre en el campamento del Monte de Flores.  La batalla de Cepeda, librada el 23 de octubre, fue un triunfo para las armas de la Confederación, y más que todo, para la caballería de Urquiza, que arrolló y dispersó a su rival enemiga desde el comienzo de la acción.  Después de ésta, el coronel Laprida, conjuntamente con sus colegas Hilario Lagos y Baldomero Lamela, fue destacado por el vencedor para poner orden en la zona Norte de la provincia de Buenos Aires e incitar a las poblaciones a pronunciarse por la causa federal.

Después del tratado del 11 de noviembre, que ajustó la paz entre los beligerantes, se produjo un hecho luctuoso: en Quilmes fue asesinado Camilo Rodríguez, jefe que había pertenecido a las fuerzas de Buenos Aires, en circunstancias en que iba a recibir el comando del distrito.  Había llegado al pueblo el 8 de diciembre.  El 9 apareció un coronel Coriolamo Márquez con procedencia de San Vicente, donde había reclamado un cajón de armamento y un fardo de equipo, que ya había recibido Camilo Rodríguez, del prefecto Alfaro.  Márquez reunió en las proximidades de Quilmes como 600 hombres y con esta fuerza entró al pueblo, cuya población aterrorizada se refugió en sus casas tratando de escapar a las violencias de Márquez y sus compañeros.  Este mandó prender en el acto a Camilo Rodríguez, al prefecto Alfaro y a dos o tres más, y entregándolos a un oficial le ordenó que los condujese por el camino de San Vicente, pero que los fusilase antes de llegar a ese punto, orden que fue atrozmente cumplida recibiendo Rodríguez antes del suplicio varias lanzadas por la espalda, habiendo tratado de huir.  Los asesinos huyeron.  En la noche del 10 llegó a Quilmes el padre Marín, con un piquete de 25 hombres, acompañado por el coronel Laprida; Marín se trasladó a la casa donde se velaba el cadáver de Rodríguez, y salió de allí pidiendo que fuese preso Márquez y sometido a juicio; siendo tomado preso éste y conducido bajo segura escolta a Urquiza, quien le entregó a un tribunal competente.

El 6 de mayo de 1861 el gobierno de la Confederación le reconoció la efectividad de coronel, siendo llamado al servicio activo nuevamente el 13 de junio de aquel año, en el Departamento del Rosario a contar del 1º de dicho mes; para tomar parte en la segunda campaña contra Buenos Aires, asistiendo a la batalla de Pavón, el 17 de setiembre.

El presidente Santiago Derqui, con fecha 14 de octubre de igual año, le extendió despachos de coronel mayor del ejército de la Confederación Argentina, con la antigüedad de la batalla de Pavón.  Por decreto del 20 de setiembre de 1861, Derqui nombró comandantes de la Guardia Nacional de la Provincia de Buenos Aires, siendo designado Laprida de la de San Pedro, Baradero, San Antonio de Areco y Arrecifes.

Laprida, Arnold y Lamela sitiaron al general Hornos en Pergamino en los días inmediatos a la batalla de Pavón, pero los acontecimientos posteriores obligaron a los mencionados jefes federales a alejarse de aquel lugar con sus tropas sin entablar combate.  La posición de Hornos era fuerte y la división de Laprida, como de 500 hombres, era pura caballería, y los caballos estaban en un estado tal de flacura, que le fue indispensable retirarse.

Derqui encontró dificultad para reunir las milicias de Santa Fe, cuyos jefes, según se decía entonces, habían recibido orden de Urquiza de retirarse a sus casas.  Por orden de Derqui, se recibió el teniente coronel Angel Plaza Montero de 400 o más prisioneros de los tomados en Pavón, con los que se incorporó al general Laprida.

Evacuada la plaza del Rosario el 7 de octubre de 1861 por las últimas fuerzas que la guarnecían, el día siguiente 8, entró en ella el coronel Sandes con un destacamento de las tropas de Buenos Aires.  El general Laprida, que recibía promesas de ser auxiliado desde Entre Ríos, desesperado de no recibir ni tropa, ni dinero, ni raciones; sorprendido casi por una división porteña a las órdenes del general Venancio Flores, luchó heroicamente en la Cañada de Gómez, el 22 de noviembre de 1861, y él y su secretario, el canónigo Mariano Marín, cayeron heridos y fueron tomados prisioneros.

El general Laprida, a efectos de su curación, fue internado en el Hospital Comercio, de la ciudad del Rosario, disponiendo el general Mitre fuera puesto en libertad el 24 de noviembre, gesto que agradeció Laprida por medio de una conceptuosa carta dirigida a Mitre en la última fecha mencionada.

El 27 de abril de 1862 se le concedió licencia para salir de Rosario por el jefe de la plaza, coronel Pablo Díaz, por dos meses.  El 28 de junio del mismo año el general Laprida se presentó al mencionado coronel Díaz, y solicitó una nueva licencia, o bien que se le permitiese “permanecer estable en su estancia”; el general Mitre decretó el 5 de julio la concesión de otros tres meses de licencia a Laprida, a lo que dio cumplimiento el coronel Díaz.

El general Cayetano Laprida falleció en Coronda, provincia de Santa Fe, el 15 de enero de 1868, víctima del cólera.  Había contraído enlace en San Pedro (provincia de Buenos Aires), el 7 de diciembre de 1852, con Crescencia Montalvo, hija de José R. Montalvo y de Lorenza Alzogaray; habiendo apadrinado la ceremonia el general José María Flores y Rudecinda Porcel de Peralta.  La viuda de Laprida falleció el 17 de abril de 1913.  Tuvo dos hijos, Clotilde  y Pedro Celestino.

Fuente

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

Genealogía – Revista del Instituto Argentino de Ciencias Geológicas Nº 22, Buenos Aires (1987)

Portal www.revisionistas.com.ar

Yabén, Jacinto R. – Biografías Argentinas y Sudamericanas – Buenos Aires (1939).

 

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