El espacio verde que se encuentra delimitado por las avenidas Rivadavia y Pueyrredón, y calles Bartolomé Mitre y Ecuador, fue conocido oficialmente desde el 4 de octubre de 1853, hasta el 25 de noviembre de 1947, primero con la denominación “Mercado Once de Septiembre”, y después con la de “Plaza 11 de Septiembre”. (1)
Con respecto al origen del nombre Miserere que actualmente lleva, y con el que a este paraje se lo conocía antiguamente, el investigador Manuel Carlos Melo produjo el encomiable trabajo que intituló “Miserere, ignorado epónimo de una plaza principal”, el que fue publicado por la Dirección de Bibliotecas Municipales, correspondiéndole el número XX de la Colección “Cuadernos de Buenos Aires” (2). Por nuestra parte, repitamos que al lugar se lo conoció, en el lapso de medio siglo, con los denominativos de “Quinta de Miserere” (año 1800); Mataderos de Miserere (en 1814); “Hueco o Corrales de Miserere” (en días de 1817), y “Mercado del Oeste” (corriendo el año de 1850), prevaleciendo este último nombre hasta que, en definitiva, tomó el de “Plaza 11 de Septiembre”, conforme con el Decreto que firmara el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dr. Pastor Obligado. Y digamos también, a título aclaratorio, que nunca se lo había identificado a este lugar como “Plaza” de Miserere, denominación con que figura en el nomenclador porteño a partir de 1947.
Abierto desde antiguo en el cruce de dos caminos anchos, se lo tuvo en cuenta como el punto más apropiado, sobre el rumbo Oeste, para la instalación de los Mataderos del Centro, como igualmente se llamaba a los Corrales de Miserere. En él se concentraron las tropas criollas dispuestas a reconquistar la ciudad ocupada por los británicos en 1806, así como las fuerzas de la Segunda Invasión, en 1807, cuyas tropas derrotarían en ese sitio a las que comandaba Santiago de Liniers. Y en este último punto, el 5 de abril de 1811, el llamado “Alcalde de las quintas”, que era Tomás Grigera, secundado por el doctor Joaquín Campana y algunos militares, se levanta contra las autoridades del Cabildo; y con el paisanaje allí reunido avanza sobre la Plaza de la Victoria (hoy de Mayo) para entregar el memorial que impone condiciones de cumplimiento perentorio (3). Y una década más tarde, el gobernador coronel Manuel Dorrego revista en los Corrales de Miserere a la caballería del Escuadrón Cazadores Negros, para enfrentar (año 1820) a las fuerzas coligadas de los generales Estanislao López, José Miguel Carrera y Carlos María de Alvear.
En realidad, la plaza 11 de Septiembre (hoy de Miserere) comenzó a tomar carácter de espacio abierto al público después de la Exposición Continental realizada en 1882 durante la presidencia del general Julio A. Roca. Hasta entonces allí había funcionado el Mercado Once de Septiembre (frutos del país), y las tropas de carretas continuaban renovando sus estacionamientos. Al delinearse la plaza, con la premura y eficacia que ponía en sus obras el intendente Torcuato de Alvear, el terreno quedó levantado sobre el nivel de la calle ya adoquinada; y de ahí que se la encuadró con un pequeño murete, a tramos abierto por varios escalones. Recordamos el que permitía el paso por la avenida Centro América (actual Pueyrredón), cuya entrada levantaba dos pilares a manera de ornamento, pues en su remate tenían dos copones florecidos, igualmente, sobre la parte de Ecuador y Bartolomé Mitre se dejaba ver un gigantesco ombú, prueba inequívoca de que todavía (año 1909) la plaza guardaba matices de sus días primeros, cuando en la inmediata pulpería se cantaban los versos de Luis L. Domínguez, “El Ombú”. Por lo demás, lo profuso de su arbolado estaba entonces muy cerca de lo rural y no de lo ciudadano. En dos ocasiones se efectuaron transformaciones en su trazado; y fue remodelada íntegramente con motivo de los trabajos correspondientes a la instalación del tranvía subterráneo, los que, por ser efectuados a cielo abierto, obligaron al desplazamiento de cuanto había en la superficie de su perímetro. Desde fines de 1923 se ofrece dentro del marco que ahora conocemos, realzado con la figura monumental del mausoleo que guarda las cenizas de Bernardino Rivadavia, obra del artista argentino Rogelio Irurtia que fue inaugurada el 3 de setiembre de 1932.
Es de imaginar los cromos vivos del cuadro que ofrecería esta plaza, con su movimiento de carretas y sus actividades de reseros y matarifes, sus grupos de consignatarios, mayordomos y peones, todos de a caballo, con expresiones y tonadas de aire campesino. Y a todo eso se sumaron nuevos colores por los días en que la Empresa Camino de Hierro de Buenos Aires al Oeste (luego Ferrocarril Domingo Faustino Sarmiento) inauguraba la primitiva estación Once de Septiembre, en el encuentro de las hoy llamadas calles Ecuador y Bartolomé Mitre, anteriormente conocidas con los nombres de Bermejo y Piedad, respectivamente (4). Eso ocurría a fines de 1857, cuatro décadas más tarde, el 5 de agosto de 1896, se abrían por primera vez las portadas de la gran estación que conocemos, cuya edificación fuera aprobada por decreto del 15 de julio de 1895. Esta obra monumental le dio a la plaza la estampa que se destaca en el lado Norte, en tanto que en el del Oeste, desentonaban con aquélla las figuras de algunos corralones y barracas. En su línea del costado sur (Rivadavia) tuvo algunas casas de comercio de mucho nombre, como la de Morea y Montemayor (maquinarias e implementos rurales), con grandes vidrieras en la esquina sudeste de La Rioja, y en cuyo alto cornisón se veía un ciervo de mampostería. Esta casa, ya con otra firma, desapareció en el incendio que se declarara el 30 de setiembre 1965, debiendo recordarse que la construcción de toda esa esquina databa del año 1874. Y en lo que atañe a los recuerdos históricos, debe memorarse que a pocos metros de la ya citada firma existía, en 1908, el Gran Cinematógrafo “Plaza Once”, con capacidad para 2.500 espectadores, era de altos y bajos, con servicio de confitería. También en esa cuadra estaba “La Exposición”, sastrería de Corte y Confección. Y de todos los edificios que dan a esta plaza, debe ser considerado como el de mayor antigüedad el de la esquina sudeste de Rivadavia y Catamarca, el que en distintas épocas fue pulpería, almacén y café. Es más que centenario, pues en algunas fotografías se lo ve reproducido en años anteriores a 1865 (fue demolido en noviembre de 1972).
Respecto de aquellos negocios con locales en toda la cuadra de la parte Este, es de recordar que para la edificación de la recova, ya en octubre de 1873 algunos vecinos caracterizados, propietarios de los terrenos, solicitaban a la corporación municipal el permiso para levantarla. Y en esto es la única de nuestras plazas que tiene semejanza con la de Mayo.
Es de recordar, asimismo, que en casi todas las plazas porteñas, y en algunos lugares públicos, se veían desde los últimos lustros del siglo XIX los surtidores de agua corriente destinados a combatir la sed de caballos y mulares que arrastraban el rodado en general, los que a la vez estaban provistos de una manga para refrescar a las bestias en días de fuertes calores, utilizándosela también para abastecer a los carros aguadores, los populares pipones de canillón y campana que surtían a los inquilinatos de la periferia, todavía en mañanas de 1910. El surtidor, o la bomba, como la llamaba el pueblo, se encontraba sobre esta plaza en el ángulo de Rivadavia y Pueyrredón, a escasos metros de lo que ahora es la entrada del subterráneo, cuya habilitación, Plaza de Mayo a Plaza Once, tuvo lugar el 2 de setiembre de 1913.
La superficie de la plaza de Miserere, conforme con el Censo Municipal practicado en el año 1904, es de 27.053 metros cuadrados, una de las mayores de la ciudad de Buenos Aires.
Referencias
(1) El nombre está dado por la fecha 11 de septiembre de 1852, en la cual dirigentes porteños organizaron una revolución contra las fuerzas de Urquiza, que finalizó con la separación de la Provincia de Buenos Aires del resto de la Confederación, durante 10 años
(2) Por el interés que mueve la curiosidad del apelativo, se hace muy recomendable su lectura.
(3) Se refiere a la denominada Revolución de los Orilleros Porteños.
(4) Se recuerda que la calle hoy denominada Jean Jaurés también llevó el nombre de Bermejo
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Llanes, Ricardo M. – Antiguas Plazas de la Ciudad de Buenos Aires – Cuadernos de Buenos Aires, Buenos Aires (1977).
www.revisionistas.com.ar
Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar