Nació en un rincón agreste de aroma selvático, en las márgenes del Río Chico, en la provincia de Tucumán, en la mañana del 3 de marzo de 1804. Sus padres fueron Juan Felipe Gutiérrez y María Teresa Gramajo. Apenas entraba en el período de la adolescencia, cuando en 1818, a la edad de 14 años, sentaba plaza como soldado raso de infantería en el Ejército del Norte que mandaba a la sazón el general Manuel Belgrano. En 1819 combate en las filas patriotas que defienden tesoneramente el territorio de Salta y Jujuy contra el invasor realista, siendo ascendido Gutiérrez a sargento sobre el campo de la lucha.
En 1821 recibió los galones de alférez gracias a los méritos que contrajo en la defensa del territorio de la Patria. En 1823 regresa a Tucumán ostentando el grado de comandante que había obtenido por su comportamiento en guerra contra el enemigo real.
Terminada la guerra de la Independencia, Celedonio Gutiérrez se ve envuelto en las enconadas luchas civiles que agitaron a las provincias argentinas por espacio de dos tercios de siglo. En 1838, siendo comandante de Medinas, fue impotente para prever y contrarrestar el asesinato del gobernador de Tucumán, general Alejandro Heredia, el 12 de noviembre de aquel año. Gutiérrez había tomado parte en los años 1837 y 38, en la guerra que la República Argentina sostuvo contra el mariscal Andrés de Santa Cruz, de Bolivia; campaña que mandó en jefe el precitado general Heredia con el título de Comandante en Jefe del Ejército Argentino Confederado.
Producida la llamada “Coalición del Norte” contra Juan Manuel de Rosas, Gutiérrez que ostentaba el grado de coronel de un regimiento tucumano, defeccionando de la causa a la cual había servido hasta entonces, se plegó a los unitarios. El general Lamadrid partió con 450 hombres de caballería y 150 infantería, en junio de 1840, por orden del gobernador Piedrabuena, sobre Catamarca; mientras que el general Brizuela debía moverse con 1.000 jinetes, sobre la línea de Córdoba para invadir dicha provincia.
En marcha ya sobre Catamarca el general Lamadrid, se le reunió en Quiroz el comandante Gutiérrez a la cabeza de 200 milicianos de su regimiento, fuerza con la cual el gobierno de Tucumán había dispuesto engrosar la columna expedicionaria, pero en la noche del 3 de julio de 1840, en Albigasta, cerca de la actual ciudad de Frías, decidió retornar a las filas federales. Lamadrid dice en sus Memorias que no se sintió la falta de Gutiérrez hasta el momento de romper la marcha con su fuerza: “pues ocupando él la retaguardia, con su Cuerpo, se puso en marcha retrógrada sin que la tropa lo sospechase, pues juzgó ésta que su Coronel fuese en cumplimiento de alguna orden mía sobre los Choyanos”.
Gutiérrez se unió a los Choyanos de Juan Felipe Ibarra, en Santiago del Estero, y marchaba sobre Tucumán cuando a los cuatro días fue alcanzado por Lamadrid, y con sólo su escolta, mandada por el capitán de Coraceros, Juan Crisóstomo Alvarez, fue lanceado y dispersada completamente su fuerza, en las inmediaciones de Quiroz. El resultado del encuentro fue quedar tendidos en el campo 12 soldados de los 300 que formaban la columna de Gutiérrez, y 10 prisioneros en poder de los vencedores.
Celedonio Gutiérrez se refugió en Santiago del Estero para acechar desde allí la ocasión de lanzarse de nuevo sobre su provincia, después de haber sido abandonado por los milicianos que lo seguían. Posteriormente Lamadrid regresó a su provincia natal.
Al ser ascendido a general, Gutiérrez solicitó el mando de tropa y el 10 de abril de 1841, Manuel Oribe, que se hallaba en su cuartel general en Córdoba, ordenó al coronel Hilario Lagos “… se incorpore con el general Celedonio Gutiérrez y ponga bajo sus órdenes el cuerpo del comandante Lamela” (1).
En la batalla de Famaillá el general Gutiérrez mandó la derecha del general Oribe, compuesta por las divisiones Andrada, González, Flores y Laprida. En el parte del General vencedor a Juan Manuel de Rosas, califica de “bravo general” a Gutiérrez. Este, el 5 de octubre de 1841 ocupó el gobierno de Tucumán, el que no debía abandonar por espacio de doce años. Fue su ministro el Dr. Adeodato Gondra, que se había separado de Ibarra, por desinteligencias que habían surgido entre ambos. Una de las primeras medidas tomadas por Gutiérrez en su administración fue expedir un decreto el 1º de diciembre de 1841, declarando vigentes todas las disposiciones dictadas hasta el 12 de noviembre de 1838, fecha del asesinato del gobernador general Heredia. El 24 de enero de 1842 dictó un decreto ordenando erigir en la plaza de Tucumán un monumento en el que se grabaría para perpetua memoria, la declaración de la provincia, diciéndose deudora del restablecimiento de su libertad, leyes y dignidad al incomparable americano, Heroico Defensor de la Independencia Americana, ilustre Restaurador de las Leyes Brigadier D. Juan Manuel de Rosas y al Ejército Unido de Vanguardia de la Confederación Argentina al mando del general Oribe. (2)
El general Angel Vicente Peñaloza, que había salido de Coquimbo el 5 de abril de 1842, penetró en la provincia de San Juan y después pasó a la de Tucumán, donde el gobernador Gutiérrez combinado con el general Nazario Benavidez, derrotaron al invasor en El Manantial, el 18 de julio de aquel año.
Un decreto de 12 artículos, dictado el 1º de mayo de 1843, del gobernador Gutiérrez, trata de la intensificación de la cría de la raza caballar en la provincia de Tucumán. El 26 de noviembre de 1844, ordenó el levantamiento de un censo prolijo de la población de la provincia; disposición ampliada el 7 de febrero de 1845, para que se investigaran los productos, frutos, etc. El censo arrojó un total de 56.876 habitantes y 8.836 casas-viviendas. El 11 de mayo de este último año inició el establecimiento de una casa de estudios preparatorios para la carrera de las letras, mandando abrir, entre tanto, un aula de gramática latina en el claustro de la Merced.
El 1º de octubre de 1845 fue reelecto con la suma del poder público, por un nuevo período de dos años; siendo reelegido por segunda vez en igual fecha de 1847. Se dictó un reglamento orgánico de la administración de justicia; otro para la policía; y uno para la hacienda. Se construyeron las casas capitulares; la acequia denominada de “La Patria”, de inmensa utilidad pública; la recomposición del teatro; la reedificación de la iglesia Matriz; y finalmente, la construcción de la pirámide erigida en la plaza central conmemorativa de la Independencia. En 1847 comisionó a Felipe Llavallol para que dispusiera el envío desde Inglaterra, del primer reloj público, el que sería colocado en las Casas Consistoriales, cuya reparación se había ordenado.
En 1849 fue reelegido por tercera vez, y en 1851, nuevamente. A comienzos del año 1852, el coronel Juan Crisóstomo Alvarez invadió la provincia de Tucumán; en Cardones tomó una división tucumana, y el 4 de febrero amenaza con “pasar a cuchillo” a todos los prisioneros si se le dispara un solo tiro; el día 5 estaba en Tafí, y el día 10, en Tapia. Gutiérrez le salió al encuentro y lo derrotó en El Manantial el 15 de febrero, tomándolo prisionero, haciéndolo fusilar en el Rincón de Pajonal, el día 17 del mismo mes y año.
Gutiérrez concurrió al Acuerdo de Gobernadores, en San Nicolás de los Arroyos, siendo uno de los firmantes del Acta del 31 de Mayo de 1852. Mientras se hallaba ausente por la convocatoria de gobernadores, el 14 de julio la Legislatura de su provincia decretó la cesación en el gobierno, en atención a los vínculos que le habían ligado a Juan Manuel de Rosas. Gutiérrez lejos de someterse a la sanción legislativa, buscó el apoyo del gobernador de Catamarca, Pedro J. Segura, con cuyas fuerzas al mando del coronel Juan Eusebio Balboa, aquél penetró en Tucumán. El gobernador de Santiago del Estero, general Antonino Taboada, concurrió en defensa de los tucumanos, donde Gutiérrez se había proclamado gobernador legal el 16 de enero de 1853. El choque entre los santiagueños y las tropas adictas a Gutiérrez tuvo lugar en el Arroyo del Rey, el 21 de febrero de 1853, en el que fue muerto el gobernador que había elegido la Legislatura estando ausente Gutiérrez, coronel Manuel Antonio Espinosa, y en el que fue completamente derrotado el general Taboada, que huyó gracias a las sombras de la noche.
El general Gutiérrez entró a ejercer nuevamente el gobierno el 4 de abril de 1853. Armó a Saravia y le mandó convulsionar la provincia de Salta, y finalmente Gutiérrez vio invadida Tucumán por los santiagueños. Salió a campaña el 21 de octubre y el pueblo tucumano declaró caduca la administración de su gobernador ausente. Finalmente Gutiérrez fue derrotado en Los Laureles, el 25 de diciembre de 1853 por los gobernadores de Santiago del Estero y de Salta.
Después de esta derrota, Gutiérrez pasa con su esposa a Catamarca y se destierra luego en Bolivia, estableciéndose en Tupiza, donde dio a la publicidad el 20 de setiembre de 1854 un folleto titulado “Mi Vindicación”, editado por la Imprenta López, de Sucre Entre tanto, el presbítero José María del Campo había sido elegido por la legislatura el 21 de octubre de 1853 para gobernador de Tucumán, cuando Gutiérrez salió a campaña, y quedó en su lugar a consecuencia de un movimiento popular. El Gobierno Nacional delegado le prohibió al general Gutiérrez residir en punto alguno de la Confederación que no fuese el asiento del Gobierno Federal (Paraná), quedando, además, emplazado para responder oportunamente ante la Corte Federal por decreto fechado en Paraná el 9 de febrero de 1854, y que fue anulado por otro del 12 de octubre de 1855, y aceptado el ofrecimiento del propio general Gutiérrez, de permanecer lejos de “donde pudiera excitar recelo”, bajo la garantía de su palabra de honor.
Un decreto del presidente Urquiza del 8 de mayo de 1857, elevó a Gutiérrez al rango de brigadier general de los ejércitos de la Confederación Argentina, haciéndolo revistar por el Estado Mayor de la plaza de Tucumán, situación en que figuró hasta noviembre de 1861.
En setiembre de este último año, Gutiérrez, conjuntamente con el coronel Aniceto Latorre, jefe militar de Salta, invadieron la provincia de Tucumán, al mismo tiempo que el general Octaviano Navarro lo hacía desde Catamarca. El 4 de octubre se libró la batalla en el Arroyo del Manantial, en la que resultaron vencedoras las fuerzas coaligadas de Latorre, Gutiérrez y Navarro, siendo elevado al gobierno de Tucumán José Manuel Terán. El 16 de octubre el general Navarro partió para Catamarca, quedando en Tucumán, Latorre y Gutiérrez. La retirada de aquél determinó la reacción de los tucumanos del régimen caído, y los días 16 y 18 de diciembre de 1861, el general Gutiérrez y el coronel Latorre fueron derrotados en las batallas del Ceibal y del Manantial de Marlopa, respectivamente, victoria que restableció a del Campo en el gobierno de la provincia, refugiándose los derrotados en Salta, donde se refugiaban los ex-gobernadores, pues en octubre de 1862 habían allí asilados cinco de ellos, fuera de Gutiérrez.
Unido al Chacho, Celedonio Gutiérrez invadió con éste la provincia de Tucumán pero fueron completamente derrotados por del Campo, el 10 de febrero de 1862, en la acción del Río Colorado, en la que actuó como Jefe del Estado Mayor de las fuerzas tucumanas el coronel Juan Estanislao de Elías.
Estando refugiado en Salta, Gutiérrez encabezó un movimiento subversivo que debió estallar en la noche del 31 de octubre de 1863, siendo el plan de los conjurados apoderarse de la fuerza de la guarnición y cuartel, nombrar gobernador al general Puch o a Gutiérrez, quien hallándose refugiado en la isla, a distancia de 3 ó 4 leguas de la ciudad de Salta, fue capturado y puesto en prisión cuando fue descubierto el complot por el gobierno, abortándolo. El general Gutiérrez, después de haber sido pasado el sumario al juez del crimen, fue puesto en libertad bajo fianza.
Tomó parte en el movimiento que tuvo lugar en la tarde del 27 de mayo de 1864, en que los jefes rebeldes: Gutiérrez, Aniceto Latorre, Castro Boedo, Martín Cornejo, Ramayo, los Figueroa, etc., se apoderaron de la ciudad de Salta después de un reñido combate que duró hasta la mañana del 28, en que los revolucionarios quedaron dueños de la Capital, donde abrieron trincheras y organizaron la defensa. Asediados allí por tropas el gobernador provisorio, Dr. Segundo Díaz de Bedoya, el día 3 de junio debieron rendirse los revoltosos, entregando la ciudad.
En 1867, estando el general Gutiérrez refugiado en Salta, estuvo complicado con el general Juan Sáa en un movimiento tendiente a derrocar al Gobierno Nacional con el apoyo del Paraguay, como se deduce de una carta de Sáa a Gutiérrez, fechada en “Calama”, el 13 de julio de 1867, que se halla en poder de los descendientes del general Gutiérrez.
Restablecida la calma en la República, regresó a Tucumán donde buscó sosiego para su vejez en la tierra que tanto amara.
Al morir en Alderetes, Tucumán, el 12 de agosto, el general Celedonio Gutiérrez recibió “el sacramento de la penitencia” que le administró Fray Angel Boisdron, y la extremaunción, que recibió del R. P. Ignacio Colombres.
Gutiérrez había formado su hogar con Fortunata Juárez Baviano, de linaje santiagueño. Su hija Zoila Gutiérrez, nacida en 1826, se casó en Tucumán, el 27 de agosto de 1845 con el Dr. Ezequiel Colombres, nacido en 1818 y fallecido en 1882. La hija de Gutiérrez murió el 20 de octubre de 1906.
Referencias
(1) Tomo V de la “Historia de la Confederación Argentina”, por Adolfo Saldías.
(2) Este monumento fue derrumbado por disposición del gobernador del Campo, el 13 de julio de 1862.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Memorias del Gral. Gregorio Aráoz de Lamadrid – Ed. Biblioteca del Suboficial, Buenos Aires (1947)
Portal www.revisionistas.com.ar
Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1939)
Artículos relacionados
• Guerra contra la Confederación Perú-Bolivia
• El bronce tardío de los federales
Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar