Flores y Navarro: iglesias federales

Iglesia de San José de Flores

En los pueblos orilleros, donde ya asoma el cardal y el sonido de relinchos que acompañan las sombras alargadas del sol que se pierde en el horizonte diáfano, son las Iglesias las que atestiguan –como en el caso de San Lorenzo de Navarro- la impronta católica del Ilustre Restaurador don Juan Manuel de Rosas.

Algunos indicios en esa primera administración, demuestran la devoción religiosa que se intentó imponer no solamente en la ciudad portuaria sino también en los curatos y/o pueblos de campaña. En marzo de 1830, Rosas decide recorrer estos lugares para observar el estado de las capillas de varios pueblos y fortines, visitando San Francisco Solano, San José de Flores, San Antonio de Areco, Chascomús, Salto, Morón, Navarro, Pergamino y San Andrés de Giles, entre varias otras localidades más.

Luego de la exploración realizada, en San Nicolás de los Arroyos el Restaurador dictó un Decreto con fecha 26 de abril de 1830, en el que dispuso su deseo –como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires- de “consagrar a la casa de Dios el respeto, la decencia y contracción posible conduciendo a este objeto y al del mejor servicio del culto (el) dar a los Párrocos el distinguido lugar que les corresponde en el Templo, substrayéndolos de dependencias que no sirven, sino para pasar por actos subalternos que no son propios ni regulares”. Esto quiere decir, en primer término, que Rosas iba a elevar, y por lo mismo a dignificar, la importancia de los curas párrocos en las Iglesias de la campaña, los cuales, como sugiere más adelante el documento, estaban sujetos a las atenciones que cada administración local les proferían a los templos. En segundo lugar, las rentas de las administraciones locales iban a tener que sostener el culto católico apostólico y romano, algo que no sucedía en principio.

En el mismo Decreto, el Artículo 1º versaba sobre la restitución “a los Párrocos de los Curatos de campaña la administración del ramo de fábrica de sus respectivos templos”, mientras que el tercer Artículo ponía énfasis en la obligación que tenían los curas de “llevar cuenta de las entradas y salidas de los producidos por la Fábrica”, al tiempo que rendir esas mismas cuentas a los síndicos de cada pueblo con la finalidad de verificar que los dineros públicos se reflejaran en las obras para las nuevas Iglesias. Hasta aquí, podemos hablar del primer indicio de exaltación religiosa impuesta por don Juan Manuel de Rosas.

El segundo indicio estaría dado por un párrafo trascendental que surge de una carta que Rosas le escribe a Juan Facundo Quiroga, la que fue publicada en la Gaceta Mercantil del 5 de octubre de 1831, y que así decía:

“…La consideración a los templos del Señor y a sus ministros, conviene acreditarla. Antes de ser federales éramos cristianos, y es preciso que no olvidemos nuestros antiguos compromisos con Dios…”

Haré notar, pues, que la construcción de las Iglesias rurales que mandó elevar Rosas en San José de Flores y San Lorenzo de Navarro, todavía hoy se puede apreciar si es que uno tiene la suerte de pasearse por el último pueblo refrendado. Entre 1830 y 1834, predominó una línea arquitectónica homogénea que hoy también sirve de prueba para lo que aquí se intenta redactar.

La iglesia de San José de Flores

Para 1830 –primera gobernación rosista-, la fisonomía de Flores era la de un pueblo de campaña que ya contaba con algunos avances en materia educativa. Desde los tiempos del gobernador Martín Rodríguez, dos establecimientos educativos con sistema lancasteriano –de nefastos resultados en el país, como el tiempo lo demostrará- se emplazaron en el pueblo, uno para varones y otro para mujeres. Con Rosas en el poder ejecutivo de la provincia, perduró por muchos años una de esas escuelas en la actual intersección de Caracas y Avenida Rivadavia.

Al poco tiempo, siempre dentro de los años de su primer gobierno, el Restaurador quiso acentuar la religiosidad de San José de Flores, por lo que cedió a la curia la manzana donde hoy se levanta la Iglesia del barrio, en Rivadavia, Rivera Indarte, Pedernera y Ramón L. Falcón. Nadie puede negar que el epicentro de Flores es su templo, del cual, como se sabe, hubo dos edificaciones. La que aquí nos interesa tiene su inauguración el 11 de diciembre de 1831, obra confiada al arquitecto don Felipe Senillosa, el cual ha recibido profundos elogios, una vez terminada, por parte del pintor e ingeniero Carlos Pellegrini.

La arquitectura del desaparecido templo de San José de Flores consistía de dos torres laterales, cada una de las cuales tenía en las puntas de sus cúpulas sendas cruces. Entre medio de aquéllas, el frontispicio servía de base para un frontón geométrico triangular que estaba sostenido por seis columnas, al parecer, dóricas. En el arquitrabe se había tallado una inscripción laudatoria a Juan Manuel de Rosas, por tratarse del benefactor que de su propio peculio elevó el templo. Fue justamente Pellegrini quien dejó plasmada en una famosa acuarela de 1840 la primera Iglesia de San José de Flores. En su frontispicio se leía: “TU ERES NUESTRA/ AYUDA Y PROTECCION/ SSmo. JOSE”, y debajo, en el arquitrabe: “CONSTRUIDO BAJO LOS AUSPICIOS DEL EXMO. RESTAURADOR BRIGADIER GENERAL DON JUAN MANUEL DE ROSAS”.

En el interior del templo existía un hermoso reloj de pie proveniente de Liverpool, Inglaterra, obsequio de Juan Manuel de Rosas, quien, dicho sea de paso, asistió a la colocación de la piedra fundamental. (1)

Al presente, quedan muy pocos objetos (solamente dos) de esta Iglesia que fue tirada abajo en las postrimerías de la década de 1870: Uno, es la imagen de San José niño (que hoy se encuentra en una capilla menor de la actual Basílica de Flores), donativo de la familia de cuño federal Terrero por 1830. El otro, es una imagen de la Virgen del Carmen pero que no era de la etapa federal sino posterior a ella, pues fue donada en 1863. Hoy, dicha imagen se ubica en uno de los altares secundarios dentro de la Iglesia actual de Flores. Como el Templo que mandó construir Rosas existió desde 1831 hasta 1878, bien señalo aquí que la Virgen de la Merced es el otro objeto sagrado que embellecía el interior de la construcción inaugurada por la Federación. (2)

Esta estructura fue reemplazada por la actual Iglesia en el año 1878, en razón de que la construida por Senillosa era pequeña y ya no cabían en ella la enorme cantidad de feligreses que asistían a las misas. El primer oficio tuvo lugar el 18 de febrero de 1883.

Agrego aquí, para no incurrir en errores de apreciación, que San José de Flores había tenido antes otra Iglesia, la cual estaba hecha de cedro y lapacho gracias al esfuerzos de los primeros vecinos de la zona. Y muy probablemente, esta construcción fue la que presenció el paso del pomposo cortejo fúnebre con los despojos de Manuel Dorrego, el 18 y 19 de diciembre de 1829, antes de su arribo definitivo al antiguo cementerio del Norte (actual Recoleta). Entonces, para ser justos, Flores tuvo en su historia unas 3 edificaciones dedicadas a la religión.

Casi para la misma época de la inauguración de la Iglesia de 1831, Flores también estrenaba un nuevo cementerio, el mismo que hallamos entre Varela, Remedios, Culpina y Tandil. Por ese entonces, el cura párroco del pueblo era también el administrador del camposanto.

La iglesia de Navarro

Iglesia de San Lorenzo de Navarro

San Lorenzo de Navarro Mártir ha sido una guardia fronteriza y comandancia originada en el año 1767, y su primera Capilla data de 1806. Durante los primeros meses del primer gobierno de Rosas, hacia 1830, gracias al decreto suscrito en San Nicolás el 26 de abril, se da luz verde para la erección de su actual Parroquia o Iglesia, aunque hubo que esperar ocho años más para que comiencen las obras (6 de agosto de 1838, ya en el segundo gobierno rosista). No sabemos por qué razón se hubieron de tardar treinta y dos años para su inauguración, el 11 de septiembre de 1870. A partir de este último año, la curia navarrense dejó su dependencia respecto de la de Luján.

Así y todo, se mantuvieron los planos y el estilo rural que Rosas y su administración le impusieron a todas las Iglesias concebidas entre 1830 y 1834, llegando a concluir, por lo que vemos hoy, que existe una extraordinaria similitud entre esta parroquia de Navarro con la que hubo en el pueblo San José de Flores entre 1831 y 1878.

La fachada de la de Navarro tiene seis columnas o pilares en su frente, si bien conformando dos arcos en cada uno de sus laterales. Su cornisa es idéntica a la que ayer lucía San José de Flores, lo mismo su frontón geométrico triangular (también llamado tímpano). Las dos torres cupulares tienen ventanales como la del viejo templo de Flores, y en su cúspide cierran dos cruces de fina terminación. Las columnas, a su vez, son de estilo dórico también. Por eso, contemplar hoy en día la Iglesia de la localidad de Navarro, es remontarse a esas Casas de Dios que Juan Manuel de Rosas ordenó levantar con su propio dinero, unas veces, y con fondos de la provincia, en otras. Son ejemplos de iglesias rurales con toques hispano-criollos.

Como solía acostumbrarse en los templos de la campaña bonaerense, el de Navarro supo tener un cementerio pegado a la edificación. Hoy pocos recuerdan que allí descansaron los restos del coronel Manuel Críspulo Dorrego antes de su traslado definitivo al cementerio de La Recoleta en Buenos Aires.

Sin embargo, hay que hacer una salvedad, puesto que Dorrego quedó sepultado allí por durante un año cuando aún existía la Capilla, la que terminó dando paso a la Iglesia en 1838. En estos días, tal como lo hemos comprobado en una reciente visita a esa localidad, una placa de bronce oscurecida se resiste a olvidar este dato histórico. Dice así:

“ESTE SUELO GUARDÓ LOS RESTOS MORTALES DEL
GOBERNADOR DE BUENOS AIRES
CORONEL DON MANUEL DORREGO
DESDE EL 14-XII-1828 HASTA EL 14-XII-1829.
HOMENAJE
JUNTA DE ESTUDIOS HISTORICOS DE NAVARRO
JUNTA DE HOMENAJE PERMANENTE
AL
CORONEL MANUEL CRÍSPULO BERNABE DORREGO
13-XII-1992”

Todavía se conserva en la Iglesia de Navarro el libro parroquial donde se lee todo lo referido a la inhumación de los restos del coronel federal Dorrego llevado a cabo por el Padre Castañer: “En el día catorce de diciembre de mil ochocientos veintiocho, yo el abajo firmado, teniente cura de esta capilla de Navarro, sepulté con oficio y misa de cuerpo presente, todo cantado y de primera clase, el cadáver del Coronel Don Manuel Dorrego, natural de Buenos Aires, esposo de Doña Ángela Baudrix; recibió los sacramentos de que doy fe. Don Castañer”. (3)

Como último dato, podemos agregar que en la Sala VII, Legajo 3.3.2. del Archivo General de la Nación (AGN), hay un documento que señala que el 12 de enero de 1833 Juan Manuel de Rosas hizo un donativo de $ 500 (pesos fuertes) para levantar la Iglesia de Navarro. Y que iguales cantidades de dinero dio para las parroquias de Morón y San Andrés de Giles. Mil pesos fuertes los destinó a la de San Telmo y la de Quilmes.

Referencias

(1) Con fecha 3 de noviembre de 1832, el Dr. José María Terrero, distinguido hombre del pueblo San José de Flores, fue quien recibió de parte de Rosas la suma de 500 pesos fuertes de la época para la compra del reloj proveniente de Inglaterra.
En una investigación que anduve realizando en el mes de mayo de 2013, el historiador Luis Avellaneda, a la sazón uno de los secretarios parroquiales de la Basílica de Flores, me ha confiado que dicho reloj de pie se halla en el Museo Provincial “Enrique Udaondo” de la localidad de Luján.

El destino del reloj también consta en la obra San Martín de Tours y Don Juan Manuel de Rosas, de Mario Visiconte, página 32, donde se agrega que el mismo se encuentra “en funcionamiento”.

(2) En el viejo templo federal, hubo un altar e imagen de la Virgen del Carmen que pretendieron ser restaurados en 1854 por el Sr. Antonio Pereyra, en momentos en que el Presbítero Manuel Velarde, párroco electo para San José de Flores ese año, llamó a los vecinos más destacados del pueblo para refaccionar la parroquia. Al comenzar las obras de la actual Basílica, dicho altar e imagen fueron reemplazados por los que hoy se lucen.

(3) Hasta el año 1967 guardaba en custodia esta reliquia histórica el R. P. Alfredo Pironio.

Por Gabriel O. Turone

Bibliografía

Avellaneda, Luis Alberto. “La Casa de San José y el Centenario de su Basílica. Basílica San José de Flores (1912-2012)”, Basílica San José de Flores, Buenos Aires, 2012.
Chávez, Fermín. “Iconografía de Rosas y de la Federación”, Tomo II, Editorial Oriente, Buenos Aires, Agosto 1970.
Sosa de Newton, Lily. “Los Jefes Militares – Dorrego”, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1967.
Tomeo, María del Carmen. “San José de Flores: de la Campaña al Ruido”, Revista Todo es Historia, Año V, N° 53, Septiembre 1971.
Visiconte, Mario. “San Martín de Tours y Don Juan Manuel de Rosas”, Buenos Aires, Argentina, 1969.
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