Vuelta de Rocha

Puerto de los Tachos, de Enrique Pellegrini

La Vuelta de Rocha, uno de los lugares más típicos de nuestra ciudad, se encuentra ubicada en la calle Pedro de Mendoza entre las de Del Crucero y Rocha, en el barrio de la Boca.

Antiguamente el Riachuelo en su curso inferior formaba una curva estrecha que envolvía un paraje o lóbulo bajo y anegadizo. Los solares que comprendían esa zona fueron dados en 1580 por Juan de Garay, a poco de fundar la ciudad de Buenos Aires, al capitán Alonso de Vera. En el correr de los años varios fueron los dueños de estas tierras, hasta que en 1635 pasaron a poder del estanciero Antonio Rocha. Desde entonces el paraje se conoció con este nombre, aunque en realidad también se le dieron otras denominaciones.

Si bien no nos ha sido posible obtener mayores referencias sobre la evolución de este típico lugar, se sabe que, hasta el año 1805, los barcos de pequeño calado penetraban del Río de la Plata por el Riachuelo y se detenían a la altura del puerto de Gálvez, donde existían algunas barracas y pequeñas construcciones, y que en 1807 se habían levantado dos pulperías cerca de la Vuelta de Rocha y otra en el camino hacia el puente de Gálvez; también en ese entonces algunos pobladores permanentes habían construido sus modestas viviendas.

En un plano de 1810, en el que se menciona el recorrido del camino que conducía desde la ciudad de Buenos Aires hasta la localidad de San Miguel del Monte, se indicaba como punto de referencia por el que había que pasar la Vuelta de Rocha.

Durante los años heroicos de la lucha por la independencia el almirante Guillermo Brown instaló en ese lugar el arsenal donde fueron reparados los buques de la escuadra argentina que lucharon contra los realistas, y años más tarde, durante la guerra contra el Imperio del Brasil, se construyeron también allí las lanchas cañoneras que se utilizaron en las campañas navales.

En el año 1836 el pintor Carlos Enrique Pellegrini, que supo reflejar con tanta maestría aspectos de la ciudad, ejecutó una acuarela del sitio de la Vuelta de Rocha en la época, con el nombre de Puerto de los Tachos. En ella se observa un barco de carga, un hombre que lleva al mismo mercaderías y, en primer plano, otros que construyen una balsa.

Años más tarde, al proyectarse la realización del puerto de Buenos Aires, se observó la necesidad de hacer también en el Riachuelo un fondeadero para naves de menor calado y de cabotaje. En 1885, en el plano preparado por los ingenieros Hamkshaw Son y Hayter, para Eduardo Madero, figura todavía la Vuelta de Rocha con su típico lóbulo o entrada de tierra pantanosa y anegadiza. Cuando se dio comienzo a las obras del Puerto se hicieron los trabajos para eliminar el lóbulo, convirtiéndose ese espacio en el fondeadero que existe actualmente. Cuatro años después, en 1889, en la carta topográfica levantada por Armando Saint Ives se ve por primera vez el fondeadero nombrado.

Este paraje tiene, además de su tradición histórica, un hondo arraigo en el alma popular. En él se aúnan lo típicamente porteño con el elemento extranjero, representado por los inmigrantes que sumaron sus esfuerzos al progreso nacional y que encariñados con nuestra tierra quedaron para siempre en ella.

Músicos, pintores, poetas y artistas en general, como Juan de Dios Filibero, Benito Quinquela Martín, se han inspirado en la Vuelta de Rocha y han reflejado en sus obras con singular maestría el perfil característico de este laborioso y peculiar rincón de Buenos Aires.

Declarado Lugar Histórico por Decreto Nº 18.540 del 22 de junio de 1948.

Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
Vigil, Carlos – Los monumentos y lugares históricos de la Argentina. Editorial Atlántida, Buenos Aires (1959)

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