El Boletín Musical, editado en Buenos Aires en 1837, es el primer periódico musical publicado en el actual territorio argentino que se conserva. Consta de dieciséis números aparecidos semanalmente entre los meses de agosto y diciembre de 1837. Cada entrega consistía de una o varias composiciones musicales, impresas litográficamente en la Litografía Argentina de Gregorio Ibarra y de un pequeño folleto literario impreso tipográficamente en la Imprenta Argentina.
En su triple código literario, musical y visual, el Boletín Musical es un documento invalorable para la historia de la música argentina y su importancia en tal sentido no puede ser exagerada. Su estudio en profundidad es una de las tantas cuentas pendientes de la musicología histórica argentina. Por una parte, es una fuente privilegiada para el estudio de la difusión de las ideas estéticas acerca de la música en Buenos Aires como asimismo para el conocimiento de la recepción de la obra de los compositores europeos en el Rio de la Plata. Es también un ejemplo claro de la relación entre la aparición de la prensa periódica y el surgimiento de la esfera pública, en este caso dentro de un área del imaginario que si bien esta fuertemente entramada con la política y la sociedad es muchas veces desestimada por los historiadores, cual es la música. Asimismo, muestra cabalmente el rol de la prensa periódica en la creación de imaginarios sociales: por una parte presenta instancias de autorrepresentación de las clases medias y altas de la sociedad a través de la inclusión de obras (a veces desmañadas) de los jóvenes aficionados locales; por otra propende a la construcción de un canon local de compositores a partir de la inclusión de obras de músicos profesionales como Esnaola o Navarro. Es de destacar asimismo la notable e inusual relación que existe entre los tres discursos presentes en el Boletín, esto es, textual, musical y visual, los cuales no están simplemente yuxtapuestos sino que se encuentran articulados de manera significativa.
En un plano un tanto más fáctico, el Boletín contiene una cantidad significativa de obras
únicas o inaugurales, al menos hasta donde el estado actual del conocimiento permite afirmarlo. Entre la música publicada en el Boletín Musical encontramos la primera obra de una compositora argentina de la que se tienen noticias, la Valsa, de “Una porteña”. Las obras de Julián Veloz, Remigio Navarro, Nicanor Albarellos y Salustiano Zavalía conservadas en el Boletín son las únicas composiciones de estos autores, hasta aquí conocidos únicamente por referencias documentales y hemerográficas, que han llegado hasta nuestros días. Finalmente, son piezas únicas (no existe otra copia de la misma obra en otro repositorio) las obras de Juan Bautista Alberdi, Femando Cruz Cordero y Juan Pedro Esnaola publicadas en este periódico.
Considerado de extrema rareza, la única colección que ha sobrevivido se conserva en el
Museo de Instrumentos Musicales “Dr. Emilio Azzarini”, dependiente de la Universidad Nacional de La Plata. Este ejemplar perteneció originalmente a Alejo González Garano, quien lo describe minuciosamente en un artículo publicado en 1941. (1) Vicente Gesualdo, en su Historia de la música en la Argentina se limita a parafrasear a González Garano y ofrece un índice sucinto de las obras musicales incluidas. (2) Guillermo Gallardo lo menciona en su trabajo sobre Juan Pedro Esnaola, pero solo comenta las obras que considera de autoría de este compositor. (3) Finalmente, Carmen García Muñoz, en un artículo dedicado a las “colecciones musicales” de la primera mitad del siglo XIX, brinda asimismo un listado de las composiciones incluidas en el Boletín. (4) A excepción de González Garano, ninguno de los autores mencionados comenta el texto del Boletín, ni analiza su música.
El Boletín Musical contiene veintinueve composiciones debidas a catorce autores, en su
mayoría locales, y cerca de treinta y siete artículos y notas de extensión variable, alrededor de la mitad de los cuales son de autoría local, siendo el resto traducciones de revistas y libros extranjeros. Tanto en su discurso literario como musical, representa cabalmente la recepción de las ideas románticas acerca de la música en el Río de la Plata.
La aparición del Boletín
El 9 de agosto de 1837 se anuncia en el periódico porteño Diario del la Tarde la publicación de un Boletín Musical. (5) Es interesante notar que el texto enfatiza la publicación de partituras musicales y no el folleto literario, que parecería haber sido entonces de importancia secundaria.
Asimismo, se infiere del anuncio que el editor ha cursado invitaciones personales a suscribirse al Boletín, las cuales aparentemente requerirían respuesta.
“Boletín Musical. Colección de piezas de baile y canto litografiadas que se distribuirá a [sic] los suscriptores los lunes de cada semana. La suscripción se compondrá de cuatro cuadernitos y costara 6 pesos. Se admiten suscriptores en la Litografía Argentina calle de la Catedral numero 77, y en la Librería Nueva calle de Cangallo numero 82. NOTA.- Se suplica a las personas invitadas cuyas respuestas no haya ido a recoger por olvido el repartidor encargado, se sirvan dirigirlas a la Litografía Argentina, calle de la Catedral numero TI.” (6)
Es llamativa la ausencia de anuncios similares en La Gaceta Mercantil y The British Packet, los dos periódicos de Buenos Aires donde se encuentran la mayor cantidad de referencias musicales de la época. El próximo anuncio conocido apareció en el mes de octubre de 1837, también en el Diario de la Tarde. A través de este aviso sabemos que el Boletín Musical se comercializaba asimismo en la librería de Mompie, donde también se podían adquirir números sueltos del mismo.
“En la Librería de MOMPIE e ISAC [sicl, calle de Potosí número 39 de San Francisco media cuadra para el Colegio, se reciben suscripciones al Boletín Musical, que se publica en ésta [sic], en la Litografía Argentina, y se venden números sueltos”. (7)
Importa destacar la relación del Boletín Musical con la Imprenta Argentina. En esta
imprenta, ubicada en la calle de la Universidad No. 37, se realizó la impresión tipográfica del folleto literario del Boletín.
Es también significativo que los únicos anuncios referidos al Boletín Musical en la prensa local aparecieran en el Diario de la Tarde, periódico que era de propiedad de la Imprenta Argentina. (8) El Diario de la Tarde es asimismo el periódico que destaca con mayor énfasis la visita en 1835 del violinista Cario Bassini, (9) artista al cual el redactor del Boletín declara conocer personalmente y a quien dedica un artículo en el número 2 del Boletín.
Finalmente, cabe destacar que la primera edición de las Rimas de Echeverría, que es anunciada fervientemente en el número 7 del Boletín, fue a su vez realizada en la Imprenta Argentina.
Los textos incluidos en el Boletín, tanto los de origen local como las traducciones de artículos extranjeros son ejemplo claro de la recepción de las ideas románticas acerca de la música. Conceptos tales como la supremacía de los sentimientos sobre la razón, la música como la expresión privilegiada de los sentimientos y las pasiones del alma, la superioridad de la pasión sobre la razón (y por analogía la de la melodía sobre la armonía y el contrapunto), la preferencia de lo simple sobre lo complejo, el culto por el creador individual, el “pueblo” como depositario de la voluntad soberana, cuyo juicio estético es infalible, son ideas que se encuentran explícitamente expresadas en el Boletín, tanto en sus páginas literarias como en las composiciones mismas.
Según el anuncio del Diario de la Tarde, el Boletín Musical se distribuiría todos los lunes. El periódico tuvo cinco meses de existencia.
El editor: Gregorio Ibarra
La mayor parte de los datos biográficos que se conocen sobre Ibarra provienen del estudio realizado por González Garano en 1941. (10) Además de los datos fácticos que presenta apoyados en evidencia documental, este autor ofrece copiosa información anecdótica sobre Ibarra. Es dable suponer que la fuente para dicha información haya sido el propio hijo de Ibarra, Francisco, a quien González Garano afirma haber entrevistado, ya anciano, en 1916.
Gregorio Ibarra había nacido en Buenos Aires, el 12 de marzo de 1814, de padre español (Don Hilarión Ibarra) y madre porteña (Doña Juana Jacoba Rosado). (11) Su familia era decididamente partidaria de la causa federal, y el mismo fue amigo personal de Rosas. Su hijo Francisco era ahijado de la madre del gobernador. Se dedicó inicialmente al comercio, en un local ubicado en la calle Catedral No. 77. Desde 1835 había solicitado el permiso gubernamental para instalar un establecimiento litográfico, que obtuvo eventualmente. En 1837 adquirió los materiales que pertenecieran originariamente a la “Litografía Argentina” de Antide Hilaire Bernard, fundada en 1833 y que, luego de varios avatares, había sido clausurada a mediados de ese año. Su establecimiento se conoció asimismo con el nombre de Litografía Argentina. El Boletín Musical fue uno de sus primeros emprendimientos como litógrafo, lo cual no es sorprendente si tenemos en cuenta la relación estrecha entre el origen de la técnica litográfica y la música, por una parte, y el hecho de que aparentemente el propio Ibarra era aficionado a la música y tocaba “espléndidamente” la guitarra, según asevera González Garano. (12)
Extinguido el Boletín a fines de 1837, durante 1838 Ibarra publico un dibujo de Pittaluga titulado Ciudad y Rada de Buenos Aires. En 1839 fueron impresos los celebres álbumes conocidos como Serie Grande y Serie Chica, designación que responde a las dimensiones de las laminas. (13)
La Litografía Argentina de Gregorio Ibarra publicó también retratos litográficos de personajes públicos, como el Brigadier Manuel Oribe y los de Juan Manuel de Rosas y su esposa, planos de la ciudad de Buenos Aires en varios tamaños, un plano de la Batalla del Quebrachito y una lámina con banderas de las distintas naciones. También proveyó una cantidad de divisas e insignias federales. (14) En años posteriores se conocen referencias a su actuación en actividades de diverso tipo, corno por ejemplo el hecho de que en 1840 tradujo del francés un manual de ajedrez, actualmente en la colección Celesia del Archivo General de la Nación; (15) que en 1845 solicitó permiso para organizar una función teatral a beneficio de las viudas de la batalla de India Muerta; que en 1846 actuó como tasador de la biblioteca de la testamentaria de Bernardino Rivadavia, y que como jefe segundo del Batallón de Serenos tuvo actuación destacada en la extinción del incendio de la llamada “Droguería del Indio”. (16)
El primer aparato de daguerrotipos en llegar a Buenos Aires fue traído por Gregorio Ibarra.
Luego de la caída de Rosas emigró a Montevideo, donde fundó, en 1853, una “Librería Argentina”. Su hijo Francisco le sucedió al frente de este establecimiento. Gregorio Ibarra falleció en Montevideo el 3 de diciembre de 1883.
Referencias
(1) Alejo González Garano, “La litografia argentina de Gregorio Ibarra (1837-1852)”, Contribuciones para el estudio de la Historia de América (Buenos Aires: Peuser, 1941) p. 295-312. En este artículo el autor incurre en varios errores, sobre todo—si bien no exclusivamente—en lo referido a los aspectos musicales, que se aclararan oportunamente.
(2) Vicente Gesualdo, Historia de la Música en la Argentina (Buenos Aires: Beta, 1961), I, p. 466-472.
(3) Guillermo Gallardo, Juan Pedro Esnaola. Una estirpe musical (Buenos Aires: Theoria, 1960), p. 78, 84-85, 93, 98.
(4) Carmen García Muñoz, “Materiales para una historia de la musica argentina”. Las colecciones musicales en la primera mitad.
del siglo XIX, “Revista del Instituto de Investigación Musicológica Carlos Vega” 10 (1989), p. 358 y ss.
(5) González Garano, por un posible desliz, indica equivocadamente la fecha de este anuncio como el 9 de julio de 1837. Cfr. “La litografía argentina”, p. 302.
(6) Diario de la Tarde, 9 de agosto de 1837.
(7) Diario de la Tarde, 3 de octubre de 1837.
(8) Cfr. Enrique Pena, Estudio de los periódicos y revistas existentes en la *Biblioteca Enrique Pena* (Buenos Aires: Amorrortu, 1935) p. 198.
(9) El Diario de la Tarde, en su edición del 10 de enero de 1835 dedica una columna entera de su primera pagina a presentar de manera entusiasta la visita de Bassini.
(10) Por ejemplo obsérvese que Vicente O. Cutolo, en su Nuevo diccionario biográfico argentino. 1750-1930. (Buenos Aires: Elche, 1968-1985), s.v. Ibarra, Gregorio, repite casi verbatim la mayor parte de los datos incluidos en dicho artículo.
(11) Según González Garano, esta información surge de los “Libros Parroquiales de la Catedral. Libro 23, en el que se asientan las partidas de bautismo de personas blancas, foja treinta y seis vuelta”, González Garano, “La litografía argentina”, p. 301.
(12) González Garano, “La litografía argentina”, p. 302.
(13) Para una descripción detallada de estos álbumes véase González Garano, “La litografía argentina”, pp. 305-311.
(14) González Garano, ibid.
(15) Gabriel Mario Gómez, Historia del ajedrez (Buenos Aires: Planeta, 1998), citado por Ezio A. Ricci, “Literatura ajedrecística argentina” Diario Castellanos (Rafaela, Argentina), 7 de Octubre de 2005, versión online en http://castellanos.com.ar/nuevo/
textos.php?id-24000, último acceso 7 de Octubre de 2005.
(16) Cutolo, Nuevo diccionario, s.v. Ibarra, Gregorio.
Fuente
Boletín Musical 1937 – Estudio Preliminar de Melanie Plesch – Instituto Cultural de la Pcia. de Buenos Aires, Universidad de La Plata, La Plata (2006)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Ibarra, Gregorio – Boletín Musical (1937)
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