Entre los monumentos históricos declarados por el Poder Ejecutivo figura la casa situada en la calle Carlos Calvo 383, en cuyo frente hay una placa de bronce que dice así: “En este solar instaló el primer arsenal el patriota Esteban de Lucca. Homenaje de la Comisión Cultural de Evocación Histórica. Parroquia de San Telmo, 25/5/1937”.
Es una construcción de estilo colonial, compuesta de dos habitaciones a la calle y un patio interior muy angosto a lo largo de ambos ambientes; además tiene una tercera habitación que parece haber sido hecha en época posterior. Actualmente es propiedad de los herederos de Pascual Messina, quien la adquirió a fines del siglo XIX a Martina Halliburton.
Un documentado trabajo del coronel Juan Beverina, publicado en la Revista Militar en los años 1931-32, fija con absoluta claridad el verdadero origen de las primeras fábricas de pólvora, fusiles y cañones a partir de 1810.
Desde luego “arsenal” no existió en nuestro país hasta el año 1885, cuando se inauguró el Arsenal de Guerra, que ocupaba las calles Garay, Combate de los Pozos, 15 de Noviembre y Pichincha, y sólo funcionaron fábricas aisladas, tanto en Buenos Aires, como en Tucumán, Córdoba o Mendoza, que realizaban el servicio de arsenales.
A fines de 1811 el gobierno, que ya disponía de las fábricas de fusiles y armas blancas de Tucumán y Buenos Aires, pensó muy seriamente en fabricar también cañones.
En el mes de mayo de 1812, el Triunvirato resolvió iniciar esa fabricación, “habilitando al efecto –dice el coronel Beverina- las naves destechadas de la iglesia de la Residencia, que se hallaba situada en las calles Liniers y Núñez (actuales Defensa y Humberto 1º), y encargado de montar la fábrica y dirigir su funcionamiento al teniente coronel Angel Monasterio”.
El 22 de julio se había fundido el primer mortero, y el 15 de agosto el segundo, denominados Tupac-Amarú y Mangoré, respectivamente enviados al sitio de Montevideo. Como ayudantes principales de Monasterio figuraban los capitanes Esteban de Luca y José María Rojas.
En el año 1814 de Luca pasó a prestar servicios a la Fábrica de Fusiles instalada en el antiguo Parque de Artillería, en Lavalle y Libertad, donde llegó a convertirse en su director en 1816.
Mientras tanto el teniente coronel Angel Monasterio era reemplazado en 1815 en la dirección de la fábrica de cañones por su discípulo, el entonces sargento mayor José M. Rojas, quien siguió en la Iglesia de la Residencia (hoy San Telmo) construyendo cañones para los ejércitos de la patria hasta 1821.
Estos antecedentes vienen a demostrar que la casa de la calle Carlos Calvo 383 no ha sido jamás ni Primer Arsenal de Guerra ni fábrica de armas, y por lo tanto mal pudo actuar allí Esteban de Luca como director.
Además, en la publicación oficial hecha en 1935 por la Dirección General del Arsenal de Guerra con motivo de su cincuentenario, no se hace referencia alguna a que en esta casa hayan existido en ninguna época dependencias relacionadas con dicho Arsenal.
Esta propiedad, que ha sido declarada erróneamente de valor histórico, merece sin embargo ser conservada por tratarse de una de las pocas que quedan en la ciudad de la época colonial.
Fue declarada Monumento Histórico por Decreto Nº 120.412 del 21 de mayo de 1942.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
Vigil, Carlos – Los monumentos y lugares históricos de la Argentina. Editorial Atlántida, Buenos Aires (1959).
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