Nació en Buenos Aires, el 5 de abril de 1855. Fueron sus padres el coronel Juan Penna y Ana Ferrari. Cursó sus estudios en el Colegio Nacional de esta ciudad, y luego ingresó a la Facultad de Medicina. En 1873 actuó como practicante de la comisión de salubridad de la parroquia de Balvanera durante la epidemia de cólera traída por inmigrantes italianos, a las órdenes del Dr. Juan Camelino.
En 1874 se alistó como subteniente del primer batallón del Regimiento 3 de Guardias Nacionales. En la revolución que estalló, formó en el cuerpo de vanguardia que comandó el coronel Lagos en esa campaña.
En 1877 fue practicante interno del Hospital General de Hombres, y en 1878 obtuvo por concurso el de practicante mayor interno del Hospital de Mujeres. Se graduó en 1879 con una tesis sobre La Uremia, siendo el primero que escribió sobre medicina experimental.
Fue nombrado subdirector de la Casa de Aislamiento en 1882, y más tarde director, donde permaneció por espacio de treinta años. En 1876 fue miembro fundador del Círculo Médico Argentino, y en 1885, presidente de esa asociación. En ese año se desempeñó como redactor en jefe de los Anales de dicho Círculo, y de la “Revista de Ciencias Médicas”, cuyas columnas registran numerosos trabajos suyos.
Formó parte del cuerpo docente de la Facultad de Medicina en 1883, al ocupar como profesor suplente la cátedra de patología interna, y en 1890 la de titular, habiendo dictado varios cursos de epidemiología, que son un verdadero tratado sobre la materia.
Al producirse la epidemia de cólera en 1886, tuvo destacada actuación, lo que le valió un premio de la Municipalidad de Buenos Aires, y una medalla de oro costeada por suscripción popular en la que se ve atestiguada la gratitud pública por sus servicios. Sobre esa enfermedad escribió dos sendas obras.
En 1894 y 1895, actuó en ocasión de producirse nuevos brotes epidémicos. Para la mayoría de los observadores el mal había sido importado desde Brasil. Por ello, y buscando controlar una expansión aún mayor auspiciaban la creación de cordones sanitarios fronterizos en Paso de Los Libres, Alvear y Santa Teresa. Pero según Penna – a cargo del Dirección Nacional de Higiene por hallarse su titular, José M. Ramos Mejía, en gira en Santa Fe y el Rosario- el cólera había prendido en nuestro país al mismo tiempo que en el Brasil. En consecuencia, Penna concluía que el mal había sido introducido de manera completamente silenciosa no desde el país vecino, sino desde Europa. (1)
Finalmente, en 1894 coronó su carrera profesional, recibiendo el honroso título de académico de la Facultad en plena juventud, en la que llegó a desempeñar la vicepresidencia y la presidencia.
Al aparecer en 1900 la fiebre oriental, única enfermedad exótica que no se conocía en el país, promovió nuevamente la intensa acción profiláctica del doctor Penna. Luego fue vicepresidente del Departamento Nacional de Higiene, y en 1910 se le encomendó la presidencia.
Colaborador de la “Revista Argentina de Ciencias Médicas” y de los “Anales del Departamento de Higiene y Asistencia Pública”, fue miembro corresponsal de la Academia de Río de Janeiro, de la Societé Médico-Practique de París, y de numerosas sociedades científicas del extranjero.
Profesor de clínica de enfermedades infecciosas, en 1901, ocupó la dirección de la Administración Sanitaria y Asistencia Pública, en 1906. Durante su ejercicio en ese cargo, se proyectaron los hospitales Alvarez y Piñero
En 1910 represento a la provincia de Buenos Aires en la Cámara de Diputados de la Nación, terminando su mandato en 1914. Entre los proyectos que presentó figuraron el relacionado con el establecimiento de estaciones sanitarias en todo el país y vacunación obligatoria.
Enriqueció la ciencia médica argentina con trabajos llenos de novedad y erudición, que le dieron un puesto eminente en el mundo científico e intelectual. Entre sus obras más notables figuran: La Viruela en la República Argentina, que obtuvo la medalla de oro en el concurso médico de 1884; El Cólera, La Fiebre Amarilla, La Cremación, La Influenza, La Peste Oriental.
Jubilado en el año 1916, falleció en Buenos Aires, el 29 de marzo de 1919. Al inhumarse sus restos, pronunciaron sentidas oraciones los doctores Coni, Decoud, Lozano, del Solar y Bonorino Cuenca. Dijo el Dr. Estanislao S. Zeballos que “Penna fue un nobilísimo carácter por la constancia de su rumbo, por la realización de su ideal científico, humanitario y por la rara lealtad con que cultivó siempre las amistades de la infancia, consuelo y sostén de los espíritus selectos…”.
Referencia
(1) El problema de la importación europea del cólera era particularmente grave, además, porque las compañías de navegación no hacían nada para evitar esta infiltración subrepticia. Sin ningún interés en proteger nuestros puertos, recurrían incluso a engaños para evitar denunciar la existencia de enfermedades a bordo de los buques. Por ello la Argentina debía adoptar todas las providencias que juzgase necesarias. Como en el resto del mundo a fines del siglo XIX, estas medidas incluían la desinfección y el aislamiento. La desinfección se había comenzado a aplicar en la ciudad desde 1888 y en la década siguiente se había extendido a buques, viajeros y cargas “sospechosas”.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1978).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Kapelusz-Poppi, Ana María – José Penna y Salvador Mazza en tiempos del cólera. Salud, inmigración y legitimidad política en la Argentina de 1910.
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