Nació en Brissac, cerca de Angers (Francia), el 26 de junio de 1810. Proveniente de un hogar culto, estudió en los colegios parisienses de Enrique IV y San Luis, graduándose en medicina en 1835. Tres años después ejerció en el hospital de Estrasburgo, ciudad donde siguió la carrera de médico militar. En las vacaciones recorrió a pie la Selva Negra, el valle del Rhin, como también Suiza recogiendo materiales para el estudio de la geología, botánica y zoología.
Resultó laureado en concursos del hospital, en los años 1833 y 1834, ascendiendo a ayudante mayor. Volvió a París para doctorarse en medicina e ingresó en el hospital del Val de Grace.
A los 27 años renunció a ese puesto, vinculándose a un movimiento literario del fin de la Restauración que trataba de la historia, geografía y política. Realizó trabajos de carácter histórico y científico que lo destacaron y comenzó a colaborar en periódicos y revistas que llamaron la atención en su momento.
Emulado por Bonpland y D’Orbigny, se decidió venir a la América meridional, idea que fue apoyada por instituciones científicas. Varios ministros lo protegieron y en un barco del Estado se dirigió a Río de Janeiro en abril de 1841, donde ejerció la medicina algún tiempo. Luego de varios meses se trasladó a Montevideo, donde instaló a sus expensas un observatorio meteorológico y estudió las enfermedades locales no sólo en el hospital de la Legión Francesa sino en el de las Damas Orientales.
Durante el sitio permaneció por espacio de nueve años en los hospitales y en plena línea de fuego como cirujano mayor junto a sus colegas, los doctores Brunel y Noquet. Se vinculó más asiduamente a Bonpland, que lo frecuentaba cada vez que llegaba de Santa Ana; al sacerdote francés Juan Pablo Gay que estudiaba la historia de las misiones jesuíticas, y a D’Orbigny que regresó a París con el enorme material recogido en sus viajes para publicarlo en Europa.
Integró el cuerpo de doctores de la Universidad, y con otros colegas fundó en 1852, la Sociedad de Medicina de Montevideo. Intervino en la mayoría de los debates profesionales y presentó varios trabajos: Algunos apuntes sobre la constitución meteorológica y médica y sobre la mortalidad del año 1853; Ensayo sobre la topografía física y médica de la ciudad y departamento de Montevideo; Ojeada sobre la constitución médica de Montevideo durante los últimos quince años 1840 a 1854, aparecidos en “El Plata Científico y Literario”, dirigido por Navarro Viola. Moussy recogió también valiosísimos informes sobre topografía, geografía, estado social, político, económico y sanitario, y mantuvo comunicación con las academias europeas.
Con Arsenio Isabelle, maduró un plan de exploración del territorio argentino. Tras la caída de Juan Manuel de Rosas, sobrevino la posibilidad de realizarlo, por lo que se dirigió al gobierno de la Confederación exponiendo su proyecto, se despidió de sus colegas, el 3 de octubre de 1854, augurándoles un promisorio lugar en el mundo científico.
Llegado a Paraná, comenzó a ejercer la medicina, en particular la cirugía. En “El Nacional Argentino” publicó un ensayo Sobre la posibilidad de convertir a la ciudad de Paraná en centro de una nueva industria para el país, y en un punto importante de comercio introduciendo el cultivo del algodón, que apareció con su alfónimo. Después firmó con su nombre íntegro el Cuadro general de la ciudad de Paraná y de sus alrededores, vegetación, cultivos, constitución geográfica del suelo considerada agrícola e industrialmente.
Por decreto del 8 de enero de 1855, del presidente Urquiza y de su ministro Derqui se aceptó la propuesta y se le acordó a Moussy los medios para realizarla. Debía publicar en París los resultados de sus trabajos en el término de cuatro años, o sea, una descripción física de las provincias argentinas, producto de sus viajes, por el cual gozaría de un sueldo mensual de 300 pesos fuertes. Cada dos meses debía presentar una memoria sobre temas científicos, debiéndose facilitar todos los medios de transporte, datos estadísticos, etc. Precisamente dos meses después, adelantó un estudio sobre la navegación del Bermejo, donde mencionó las exploraciones de Thomas J. Page, y destacó la importancia de dicha vía fluvial. Publicó además el Almanaque Nacional de la Confederación Argentina, en dos tomos, con datos sobre funcionarios nacionales y gobernantes de diversas naciones, cuadro de pesas y medidas, itinerarios de correos y mensajerías, leyes de aduana, etc.
Sus viajes comenzaron en marzo de 1855, explorando la provincia de Entre Ríos por la costa del Uruguay. En Gualeguaychú dio a conocer en “El Uruguay”, un estudio demográfico basado en la compulsa de los libros parroquiales, ocupándose en describir otras regiones del litoral. En setiembre de 1855, Moussy, se dirigió a Corrientes para proseguir sus investigaciones. Transitó por la misiones occidentales del Paraná, pasó a Asunción y regresó por el río Paraguay a la ciudad de Corrientes en abril de 1856. Departió con el sabio Bonpland, y después de penetrar en territorio correntino y en el Chaco, estuvo de vuelta en Paraná en el mes de junio.
Fruto de su viaje anterior, fue la Memoria histórica sobre la decadencia y ruina de las Misiones jesuíticas en el seno del Plata. Su estado en 1856, que apareció en “El Nacional Argentino”, y la reprodujeron los diarios de Buenos Aires y Montevideo. Refiere los orígenes de la organización, sus vicisitudes como consecuencia de la salida de los padres jesuitas y el abandono existente. El opúsculo despertó gran interés, y en Montevideo, Juan Manuel de la Sota rectificó dieciséis de sus asertos históricos.
A fines de 1856, partió para las provincias de Cuyo; en diciembre exploró las minas de La Carolina, en San Luis, acompañó al general Pedernera en los preparativos para fundar el fuerte “Constitucional” y trazó mapas con el asesoramiento del ingeniero Alfredo de Laberge.
A principios de 1857, levantó los mapas de San Juan, Mendoza y San Luis, observó el posible aprovechamiento en el riego del río Desaguadero y de la laguna Guanacache, y cruzó la Cordillera de los Andes, camino de Chile. Desde Valparaíso alcanzó Copiapó y regresó por el Famatina, donde destino buenas jornadas al cateo del cerro famoso, según vemos en su memoria sobre Minerales de la provincia de La Rioja. Por sus publicaciones insertas en Alemania, la Sociedad Geográfica de Berlín lo designó miembro correspondiente, y análogo nombramiento le discernió la Asociación Amigos de la Historia Natural del Plata.
Volvió a Paraná, en febrero de 1858. Poco después dio a luz Memoria sobre la cordillera de los Andes y sus caminos actuales, difundida en “El Nacional Argentino” y otra sobre el distrito mineral de San Luis. Luego se instaló en Gualeguaychú, para dedicarse a redactar la obra definitiva en la que trabajó ocho horas diarias.
Embarcado con destino a Francia, el 28 de marzo partió a bordo del vapor “Cánova”, con el propósito de vigilar la impresión de su obra. La prensa de París lo saludó a su retorno después de cerca de veinte años de prolongada ausencia. Recomendado por Juan María Gutiérrez al ministro plenipotenciario Alberdi, éste quedó contento en conocerle.
Desde París, le escribió al doctor Benjamín Victorica anunciándole que el primer tomo de su obra estaba concluido, pero se quejaba de sus dolencias. Urquiza, por entonces, terminó su período presidencial, y su sucesor, el doctor Derqui, mostró poca simpatía por la obra de Moussy.
En 1860, la librería de Firmin Didot Hnos. de París imprimió su Description Geographique et Statistique de la Confederación Argentina, en dos volúmenes. Debajo de su nombre y apellido figuraba la lista de sociedades a que pertenecía: “Societés de geographie de París y de Berlín; miembro del Institute Historique; Societé imperiale d’antropologie et de la Societé météorologique de France; Societé des sciences, agricultura et arts du Bas-Rhin et du Cercle agricole de l’Oise; Association des amis de l’historie naturelle et de l’institut historique et geographique de La Plata; Societé de Médecine Montevidéene, etc.
En la parte preliminar de su obra Moussy agradeció a Urquiza el honroso encargo para poder presentar un cuadro exacto del país. En la introducción, expuso el estado de la Confederación Argentina. Comienza por una reseña histórica desde la época de la conquista española, y refiere en particular las expediciones geográficas realizadas. Los dos volúmenes constituyen la primera parte del notable trabajo, dividido en 13 libros. Luego de considerar los limites y posición astronómica del país, señala cuatro regiones físicas: la mesopotámica, la pampásica, serrana y patagónica, división aún válida y en sus grandes rasgos. Pasa revista a la hidrografía, la orografía, formaciones geológicas y de productos minerales. Se ocupa de la climatología y ofrece tablas de los fenómenos meteorológicos. En el segundo tomo trata de la ganadería y su porvenir, modos de adquisición de las tierras, y las posibilidades de la industria y del comercio, desarrollo de los medios de transporte y la organización constitucional.
El primer tomo lo envió al gobierno argentino el 6 de mayo de 1860. En carta al presidente Derqui le manifiesta haber puesto toda su inteligencia y desvelo. “No me es permitido apreciar su valor”, le declara, “pero lo que puedo decir es que una obra semejante es el resultado de los trabajos y de la experiencia de toda mi vida y que confío que será útil al país de mi adopción”. El extraordinario esfuerzo editorial honraba tanto al autor como al gobierno argentino. Mas el sucesor de Urquiza descuidó los compromisos contraídos. Desde lejos Moussy sufrió desazones por la falta de respuesta a catorce notas suyas. Debió postergarse la salida del tercer tomo y del atlas. Sin previo aviso, el gobierno nacional suspendió el pago de sus mensualidades. Ante las serias dificultades de orden económico, Moussy decidió solucionarlas personalmente.
En abril de 1861, se encontraba de nuevo en el Plata y recibido en el Palacio de Sn José por Urquiza –entones gobernador de Entre Ríos-, lo nombró el 16 de mayo, presidente del Consejo de Higiene, donde reglamentó el ejercicio de la carrera médica. A sus instancias, el gobierno nacional a cargo del vicepresidente Pedernera, logró modificar el contrato primitivo de manera favorable, dándole un nuevo plazo de dos años para la terminación de la obra.
De nuevo en Gualeguaychú, Moussy procuró ponerse al habla con las flamantes autoridades nacionales por haberse producido la batalla de Pavón. El presidente Mitre le encargó un trabajo preparatorio del censo general, y convino las condiciones más favorables del contrato para terminar la impresión de la obra.
Vuelto a París, entabló correspondencia con Mitre, en la que le informó la marcha de la impresión y le enviaba pliegos con las pruebas que aquél observaba. Por su parte el sabio le comunicaba cómo se desarrollaba la política internacional, la literatura y las bellas artes en Europa, así como su preocupación por lo que se ha enterado de la revolución de Venancio Flores en el Uruguay y la intervención del Brasil aconsejándole la neutralidad de la Argentina, debiéndose buscar la paz por una transacción amistosa. Le informaba de las conferencias que había pronunciado en la Sociedad de Geografía, de las dificultades para conseguirle por su rareza el libro de D’Orbigny, y hasta rectificó la fecha del descubrimiento de Río de la Plata por Solís.
Con una advertencia fechada en París, en setiembre de 1863, apareció el tercer tomo de la Description…., en junio de 1864. De entrada cumple el autor en agradecer el apoyo de Mitre como antes lo había recibido de Urquiza. El volumen de 725 páginas estudia las provincias de acuerdo con los siguientes puntos: límites y situación astronómica, aspecto general y regiones geográficas, hidrografía y orografía, naturaleza del suelo,, geografía y clima, agricultura, animales salvajes y domésticos, comercio, vías de comunicación, habitantes, gobierno y administración, culto, instrucción pública, finanzas, tierras públicas. Concluye con una historia abreviada de cada provincia. Como anexo, trae una cronología de la historia del Plata, una lista de gobernantes y otra de los descubrimientos, exploraciones y viajes desde el siglo XVI a 1864; en apéndice, la Memoria sobre Misiones, compuesta en 1856. Después preparó el Atlas, desde el punto de vista físico y político, preocupándole especialmente los mapas de Misiones y del Chaco, que le ofrecieron ciertas dificultades. Elogiosas reseñas bibliográficas de la Description… le dieron mayor renombre.
Apareció finalmente el Atlas, en 1869; son treinta planchas de las cuales 19 corresponden a los mapas del imperio español y de la América del Sud, a un facsímil de la cuenca rioplatense hecho por los jesuitas en 1732; al de la Confederación Argentina y a los de las provincias, incluidos mapas físicos de la América del Sud y de la Confederación con rasgos de la hidrología, orografía, geología, zoología, botánica y climatología. Acompaña cada mapa, noticias especiales de las características e historia de la zona. Esmeradamente impreso por Lemercier y Cía. el Atlas ostenta a manera de orla, los escudos de las provincias.
Al éxito de su obra se sumó las conferencias dictadas que le dieron tanta fama, que fue nombrado Oficial de la Legión de Honor. Fue también comisario de la Argentina a la Exposición Universal de 1867 en París, y miembro del jury internacional. El Senado de la Nación le acordó una recompensa de 30 mil pesos, que no llegó a disfrutar, pues un ataque apoplético acabó con su vida, en Bourg-la-Renie, a orillas del Sena, el 28 de marzo de 1869. Fue un sabio auténtico, un apasionado de la ciencia que dotó a su patria adoptiva de una verdadera suma geográfica. En la sesión del Senado de la Nación del 2 de junio de aquel año, algunos legisladores hicieron comentarios desdeñosos para la obra del insigne médico y geógrafo. Fue entonces cuando Mitre salió en defensa del sabio, definiendo sus perfiles científicos, su vocación al servicio del país y su generoso desinterés para trabajar por la Argentina.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1975).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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