El 11 de noviembre de 1845 se concertó una alianza contra Rosas entre Paraguay y la provincia de Corrientes, cuyas fuerzas eran conducidas por el general unitario José María Paz. Al enterarse de esto, el Restaurador ordenó al gobernador de Entre Ríos la invasión a la provincia rebelde.
El 4 de febrero de 1846 el general Justo J. de Urquiza sorprende con su ejército a la vanguardia del general Paz (1.600 hombres de excelente caballería) en Laguna Limpia. La fuerza unitaria de vanguardia mandada por el general Juan Madariaga (hermano del gobernador de Corrientes, Joaquín Madariaga) no hizo mayor resistencia, sufriendo numerosas bajas en la persecución realizada por el coronel Virasoro. Madariaga fue tomado prisionero.
El 1º de febrero había acampado el ejército entrerriano en Laguna Avalos a inmediaciones de la Isla de Juárez, punto abandonado por el enemigo, pero se continuó su rastro hasta dar con la vanguardia el día 4 en el famoso lugar denominado Laguna Limpia. El grueso del ejército al mando del general Garzón acampó en la Estancia de Martínez y la vanguardia una legua más allá frente a la embocadura de un estrecho y difícil desfiladero que ofrecían dos extensos esteros, dominada su izquierda por una altura poblada de un espeso palmar. Tenía este desfiladero más de veinte metros de por un largo de poco más de un kilómetro. El jefe de la 5ta División, coronel D Lucas Moreno, que estaba de servicio, con 40 hombres practicó por la mañana un reconocimiento de las localidades y descubrió el número de fuerzas que se dejaban ver al otro lado del desfiladero, pero no bien llegó a la garganta del este tuvo que guerrillarse con otro pelotón enemigo hasta que se retiraron con pocas pérdidas por ambas partes.
A las 4 de la tarde venía aproximándose el Ejército a la vanguardia que la halló de parada con los estandartes desplegados, según lo disponía el general Urquiza cuando emprendía una formal operación; comprendiéndolo así el general Garzón hizo alto momentáneamente y mandó su edecán a reconocer la posición y el terreno por donde se debía maniobrar y sobre todo para que pidiese órdenes al general en jefe, quien le contestó que el Ejército continuase marchando mientras él con la vanguardia forzaba el paso del desfiladero, y facilitaba su tránsito chocando con las fuerzas que se opusieran y cuyo número ignoraba pues sólo se descubrían tres escuadrones formados en columna, en dirección a él. El general Urquiza se puso en movimiento lanzando una parte de su caballería con extraordinaria rapidez, dice el general Paz (Memorias III, 245). “La guardia mencionada fue por supuesto envuelta inmediatamente: ésta envolvió a dos mitades que se habían dejado para protegerla, las que haciendo lo mismo con un escuadrón colocado más atrás con idéntico objeto y estas fuerzas que, en completa derrota, fueron arreando toda la columna que en varias fracciones estaba colocada de distancia en distancia por todo el camino….” “Entretanto –continúa Paz- el general Juan Madariaga venía envuelto en este torbellino y tuvo la desgracia de rodar y caer con su caballo. Estaba rodeado de los suyos y lejos del enemigo; su caballo no pudo levantarse, pero le ofrecieron otro, otros quisieron alzarlo a la grupa pero nada se pudo conseguir. Parecía estupefacto, anonadado. Al fin llegaron hombres del enemigo, del que huyeron más de doscientos, y lo tomaron prisionero”.
Indudablemente la persecución efectuada por la división correntina al mando del coronel D Benjamín Virasoro fue tenaz en cinco o seis leguas de distancia en la que se hizo una mortandad como de ciento sesenta muertos y 30 prisioneros, una bandera, 113 lanzas, 43 sables, 32 tercerolas y como 500 caballos.
“Nuestra caballería –dice Paz- había sufrido un golpe tremendo, la del enemigo tanto en número como en moral había adquirido una superioridad decidida”.
La derrota y la posterior captura de Juan Madariaga por Urquiza condujeron al tratado de Alcaraz, firmado por Joaquín Madariaga y Urquiza, reincorporando Corrientes a la Confederación; Rosas que no había sido consultado rechazó violentamente el tratado y ordenó a Urquiza invadir Corrientes; Urquiza demoró la ejecución de la orden en la esperanza de que un nuevo tratado pudiera contar con la aprobación de Rosas, pero la situación empeoró; con la paz aparentemente imposible de lograr, Urquiza se volvió contra su ex aliado el 27 de noviembre de 1847 derrotando las fuerzas de Corrientes y colocando a Benjamín Virasoro en el sitial de gobernador.
El ex gobernador Joaquín Madariaga huyó al Brasil donde falleció poco después; el 6 de mayo de 1827 sus restos fueron repatriados e inhumados en la catedral de Corrientes, al lado de los de Berón de Astrada.
Fuente
Benencia, Jilio Arturo – Partes de batalla de las guerras civiles – Acad. Nac. de la Historia – Buenos Aires (1977).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Paz, José María – Memorias Póstumas.
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Urquiza, Justo José de – Carta al gobernador provisorio Antonio Crespo, Caimán, 6 de febrero de 1846.
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