Paulino Rodríguez Marquina

Paulino Rodríguez Marquina (1859-1915) con uniforme de la Guardia Nacional

Nació en la villa de Allariz, Orense (España), el 16 de setiembre de 1859, siendo sus padres Camilo Rodríguez de Arias y Rita Marquina Macarena. Cursó sus estudios primarios en su pueblo natal, y a los diez años en un certamen escolar obtuvo una medalla de oro. Pasó a las Escuelas Pías del Convento de Celanova, regido por los padres escolapios donde estudió matemáticas, geografía, historia, francés y latín. Recibió, además, una esmerada formación en diversas disciplinas, de parte de su tío carnal el sacerdote benedictino Paulino Rodríguez Arias, capellán del Monasterio de Santa Clara en Allariz.

En 1873, trabajó en el comercio, y al año siguiente, aprendió contabilidad. Empleado en un establecimiento comercial en la capital de Orense, retornó a los pocos años al lado de su padre, al que ayudó en la administración de sus bienes. En 1879, vino a la Argentina desembarcando en Buenos Aires el 29 de mayo de 1880. En esta ciudad se dedicó al comercio, permaneciendo en ella hasta 1883, en que se trasladó a Tucumán, donde se radicó definitivamente.

En 1884, hizo sus primeros ensayos periodísticos en el diario de la oposición “El Republicano”, y en 1886, ingresó como noticiero en “El Deber”, distinguiéndose por sus enérgicas y combativas campañas contra el gobierno local.

En diciembre de 1886, la provincia fue invadida por el cólera. Fue entonces que el periodista español Salvador Alfonso creó la Cruz Roja en Tucumán, para combatirla, y su compatriota y amigo Paulino Rodríguez Marquina se convirtió en uno de sus más decididos miembros. Cuenta el mismo en uno de sus escritos: “El terror se apoderó de los habitantes y entre ellos de la mayor parte de la Cruz Roja, quedando a los pocos días de aquella asamblea numerosa el reducido número de veinte abnegados, que sin descanso prestaban sus servicios, ya en los hospitales, ya conduciendo enfermos o enterrando cadáveres”. La epidemia de cólera es una de las páginas sombrías de la historia de Tucumán.

Debido a la campaña política emprendida en “El deber” fue detenido por la policía en el pueblo de Monteros, y puesto en libertad envió al gobernador un telegrama denunciando el atropello. Esta arbitrariedad motivó una sonada intervención en el Congreso Nacional donde intervinieron en una ruidosa sesión como oradores Delfín Gallo y el general Lucio V. Mansilla.

A causa del altivo telegrama, Rodríguez Marquina fue conducido a Tucumán, en cuya penitenciaría estuvo encarcelado por espacio de quince días. Esta prisión determinó que el Partido Popular despertase de su letargo, y con Benjamín Posse a la cabeza, se llevó a cabo en Tucumán una resonante manifestación de protesta, en la que se prodigaron vítores a Rodríguez Marquina. Se supone que en la prisión redactó el periódico “La Porra”, que vio la luz a fines de mayo, y originó la caída del gobierno provincial a los pocos días a causa de una fuerte revuelta. Dicho periódico tuvo en la prensa y en el Congreso Nacional animosos defensores y detractores; pero lo cierto es, que irritó de tal modo al gobierno tucumano que como represalia puso en prisión a todo el personal de “El Deber” por el hecho de haberlo reproducido íntegramente. Además fueron enviados a la cárcel los empleados adictos a esa política.

El Poder Ejecutivo nacional cumpliendo disposiciones del Congreso envió a la provincia como comisionado al Dr. Salustiano Zavalía, con orden de realizar una investigación para conocer el valor real de los hechos.

Rodríguez Marquina disfrazado de franciscano logró escapar de la cárcel, presentándose al día siguiente en la oficina de enganche como voluntario del Regimiento de Artillería Nº 1. Hubo reclamaciones del gobierno ante la Justicia Federal, las autoridades militares y el Congreso, hasta que fue llamado por el Ministerio de la Guerra, y puesto en libertad a los doce días. Al salir de Tucumán, el pueblo le tributó una imponente manifestación de despedida, y al llegar a la estación pronunció un discurso Salvador Alfonso, pero de la multitud salió un tiro que afortunadamente no produjo víctimas. La revista “Don Quijote” publicó un retrato presentándole como un héroe popular.

El 12 de enero de 1886, a las seis de la mañana, entraba a la plaza de Tucumán al frente de 25 hombres armados, posesionándose de uno de los cantones más próximos, desde donde sostuvo un fuego mortífero por más de 24 horas, saliendo herido levemente en la cabeza. A los pocos meses fue nombrado oficial primero de la Oficina de Estadística, y al mismo tiempo fundó el diario “El Fígaro”, que dirigió y alcanzó gran circulación. Después llegó a ser jefe de la mencionada oficina, cargo que desempeñó brillantemente hasta su muerte.

Escribió una Memoria descriptiva de la provincia de Tucumán, obra voluminosa que no llegó a publicarse por el gobierno.

En 1889, con motivo de la Exposición Rural editó dos breves folletos que intituló Breves apuntes, que tuvieron gran difusión. En diciembre de 1890, y debido a los cambios de la política, presentó la renuncia de su cargo, la que le fue aceptada, dándosele las gracias por los importantes servicios prestados. Después se retiró al campo, dedicándose al cultivo del tabaco.

A comienzos de 1891, fue comisionado por el gobierno brasileño, para redactar una Memoria sobre el estado y porvenir de la industria azucarera. En 1892, con motivo del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América, escribió para un certamen literario el trabajo que lleva por título Influencia de la inmigración europea en el adelanto industrial de Tucumán, el que fue premiado con medalla de oro ofrecida por las colonias extranjeras.

En 1893, publicó la Corografía de Tucumán, ilustrada con cuadros sinópticos, diagramas y cartas geográficas. Ese mismo año, debió intervenir en contra de una revolución, pero debido a la sublevación del Regimiento Nº 11 tuvo que rendirse y fue hecho prisionero. El gobierno lo nombró después Comisario de la policía militar, presentando su renuncia para poder actuar libremente en política.

Publicó varios volúmenes sobre: La mortalidad infantil en Tucumán; Recursos militares de la provincia de Tucumán, escrito con motivo del conflicto con Chile; Sinopsis de la provincia de Tucumán; Blasón de Tucumán de 1800 a 1896.

Encargado nuevamente de la Oficina de Estadística en enero de 1895, reanudó la publicación del Anuario Estadístico de Tucumán, obra muy notable, impresa al año siguiente, en dos volúmenes.

Es autor además, de otras publicaciones como: Las clases obreras; Reformas de la Ley de Jubilaciones y Pensiones (1910); Creación de un banco destinado al mejoramiento moral y material de las clases obreras (en particular la vivienda); Guía general del Tucumán y su provincia (1901); El autor del escudo de Tucumán.

Colaboró en varios periódicos de Tucumán, y en revistas de Buenos Aires. Dirigió “Gil Blas” y escribió la novela histórica Mangoré, de contenido americano.

Fue presidente de la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Tucumán, y con su connacional José María Miranda Arias, organizaron los Juegos Florales del 12 de octubre de 1901.

Fundó en Tucumán el pueblo de General Mitre (hoy Tafí Viejo), y fue el primer español que en acto público hizo oír su voz en la sala donde se juró y declaró la independencia argentina.

Hombre de iniciativas, solicitó una investigación para recuperar los documentos del Archivo Histórico de Tucumán que habían salido de ese repositorio. Se preocupó mucho por la mejora y elevación de la clase proletaria, y a su iniciativa se creó la sección de Trabajo en la Oficina de Estadística, proyecto de ley y organización, contando para su instalación con el apoyo del Dr. Ernesto Padilla, entonces gobernador de la provincia y cordial amigo suyo.

Con otros estudiosos prepararon el ambiente propicio para que el Dr. Juan B. Terán llevase a cabo la fundación de la Universidad Nacional de Tucumán, gestionando después que se dictase en esa alta Casa de Estudios un curso para preparar estadígrafos o auxiliares de estadística.

Asistió al Segundo Congreso Nacional de Comercio e Industria, en 1913, presentando diversas ponencias sobre esas materias.

Falleció en Tucumán, el 10 de noviembre de 1915. Fue sepultado en la iglesia de Tafí Viejo, bajo una lápida de bronce que sus admiradores costearon por suscripción. Estaba casado con María Lezcano.

Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1983).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Peña de Bascary, Sara – Don Paulino Rodríguez Marquina – Trabajo publicado en VIII Actas “La Generación del Centenario y su proyección en el noroeste argentino 1900-1950”, F. M. Lillo.
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