Nació en Montevideo, Uruguay, el 23 de abril de 1803. Era hijo del marqués Luis Antonio du Cos de la Hitte, que con el grado de teniente coronel al servicio de Carlos IV, Rey de España, pasó al Río de la Plata, y de María Toribia Aniceta de Elía, con la que se casó en Buenos Aires, en 1797. El apellido de esta familia ha sido modificado por el que nos ocupa, habiendo ya tenido sanción oficial de la ley argentina.
Al producirse la Revolución de Mayo, su padre fue desterrado a Europa con el marino y noble español Bernardo Bonavia, pero su familia permaneció en Montevideo.
Cursó sus estudios en su ciudad natal, hasta graduarse de abogado. Actuó en la vida pública con éxito, figurando siempre en el partido federal. Ocupó los cargos de oficial de la secretaría de la Sala de Representantes; oficial del Ministerio de Gobierno; oficial mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores y secretario del Senado Consultivo. Luego desempeñó la secretaría de la Sala de Representantes en 1828, y era diputado cuando ocurrió la revolución del 1º de diciembre contra el gobernador Manuel Dorrego.
Se anotó en la Matrícula de Abogados en aquel año, fecha en que comenzó a ejercer activamente la profesión. Defendió pleitos importantes, entre ellos, el de José María Riglos contra Nicolás Anchorena, donde fue letrado del demandado.
Abogado distinguido había acaparado toda la “clientela de fuste” de la plaza de Buenos Aires. Tenía una figura de elegante pulcritud –dice Cháneton-, y llegó a ser un personaje conspicuo de la era rosista.
Al producirse en la Universidad, las vacantes de las cátedras de Derecho Civil y Derecho Natural y de Gentes, el vicerrector, doctor Paulino Gari propuso su nombre en primer término para ocuparlas, pues de sus aptitudes “ha recibido los más satisfactorios informes, como igualmente y es bastante público de que es adicto al sistema federal”. El doctor Lahitte gozó de mucha estimación, y a fuerza de obsecuencia y no escaso talento se había ganado la confianza y favores de Juan Manuel de Rosas. Ignoramos los motivos por los que no aceptó la cátedra.
Para esa época, ocupaba el cargo de Asesor General de gobierno y de Auditor de Guerra y Marina. Fue después Fiscal General del Estado y representante del gobierno en el tratado que puso término a la guerra con Francia.
El 26 de agosto de 1837, se le nombró en una comisión junto con Felipe Senillosa y Nicolás Anchorena, para presentar un reglamento que especificase las atribuciones del Ministerio de Pobres y Menores.
Entre los cargos vinculados a la judicatura y la docencia, desempeñó los de presidente del Tribunal Superior de Justicia, presidente del Tribunal de Recursos Extraordinarios y presidente de la Academia de Jurisprudencia Teórico-Práctica de Buenos Aires.
En el campo diplomático fue árbitro en las reclamaciones de Francia, y ministro plenipotenciario de la Confederación Argentina cerca del gobierno de la República de Bolivia, designado el 24 de marzo de 1844. Lahitte se dirigió a Córdoba donde se estableció hasta el 22 de octubre de 1847, fecha en que por orden de Rosas cesó la misión. Durante su estada en aquella ciudad, actuó como veedor de Rosas en las provincias del interior, informando prolijamente sobre los hechos y personas que en ellos intervinieron.
Lahitte escribió una introducción histórica a los Rasgos de la vida pública de S. E. el Brigadier don Juan Manuel de Rosas…, reimpreso en Nueva York, en 1844. Así como fue adicto a Rosas, luego también se pondría al servicio de Urquiza con el mismo entusiasmo con que lo había acompañado a aquél hasta la víspera de Caseros. En efecto, después de su caída fue presidente del Consejo de Hacienda, presidente de la Comisión Censora del Teatro, miembro del Consejo de Estado creado por el general Urquiza, el 26 de julio de 1852, y diputado al Congreso Nacional Constituyente, aunque, como se sabe, no llegó a incorporarse por haber sido elegido para que representara a la provincia de Buenos Aires. Por decreto, del 24 de agosto de 1852, se le encargó que proyectara el Código de Procedimientos.
El doctor Lahitte desempeñó todos los cargos citados en el espacio de treinta años “después de los cuales se le ha separado sin expresa causa y sin que ninguna legítima pueda acusársele, pues que ha desempeñado con pureza y dignidad, durante aquel período”, decía él mismo. Y al formular la lista de los empleos públicos obtenidos en su larga carrera administrativa, señalaba: “No se expresan otros empleos y diversas comisiones que siempre desempeñó honradamente, ni el haber rehusado admitir el gobierno, cuando fue solicitado por dos veces, ni diversos empleos eventuales que ejerció sin sueldo y sin nota alguna, porque no se propone formar su hoja de servicios, respecto de los cuales, si algo siente, es haberlos prestado, haciéndose el blanco de la envidia de unos, de la baja y mordaz emulación de otros, y de la injusticia de todos”; verificándose en su caso, aquel antiguo apotegma: “Nada es más raro que servir fielmente a la Patria y quedar impune”.
Puso fin a la función pública para dedicarse a su estudio de abogado hasta que ocurrió su fallecimiento, en Buenos Aires, el 19 de setiembre de 1874. Estaba casado con Cipriana Bonavia y Obes. Fue el abuelo del presidente de la Nación Dr. Roque Saénz Peña (1851-1914).
Referencia
(1) En 1812 la heredó Mariquita Sánchez de Thompson quien la vendió en 1829 a Rosa Azcuénaga de Santa Coloma. En 1867, la chacra pasó a manos de Pascuala Beláustegui de Arana, esposa del Dr. Felipe Arana, Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Juan Manuel de Rosas.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1975).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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