Nació en Como (Italia), el 21 de diciembre de 1848, siendo sus padres Luigi Scalabrini y Colomba Trombetta. Realizó los estudios en el liceo de su ciudad natal y por razones políticas emigró. A los 20 años llegó a la Argentina, radicándose en Paraná (Entre Ríos), donde enseguida se incorporó al cuerpo docente del colegio local como profesor de historia.
En 1870, se hallaba en Buenos Aires, y en ese año, fundó una escuela particular que llamó “Florencio Varela”, convertida al año siguiente, en un improvisado hospital para atender a los enfermos atacados de fiebre amarilla.
Figuró entre los miembros de la Comisión Popular. Después se trasladó a la ciudad de Paraná, donde abrió el colegio “Sud América”, cuya dirección ejerció brevemente, para dictar la cátedra de Filosofía en la Escuela Normal de Profesores, desde 1872, donde hizo krausismo durante algún tiempo. La inclusión en aquel curso de una asignatura titulada “Constitución de la República Argentina y principios de gobierno”, despertó en Scalabrini la decisión de elaborar un tratado de Derecho comparado al que rotuló Concordancia del Derecho Público Argentino con el Derecho Público Norteamericano, obra que apareció en 1875. Para justificar el título, dedicó su mayor esfuerzo a presentar un paralelo entre la Constitución norteamericana y la argentina, reformada en 1866.
Como bien ha destacado el profesor Arturo Andrés Roig, el krausismo realizó una interpretación propia de la Constitución Nacional, basada en el intento de demostrar la originalidad del genio práctico de los constituyentes que supieron adecuar los “grandes principios a sus propias condiciones históricas de desarrollo”.
Integró el Concejo Deliberante de Paraná, y en 1878, como vicepresidente del cuerpo, estuvo al frente de la Muncipalidad.
Hombre de profundas lecturas, conocía casi toda la literatura de la época, y en su materia, se pasó a la corriente filosófica del positivismo. Fue el introductor de las ideas de Augusto Comte en la Argentina, habiéndola expuesto sistemáticamente por primera vez a fines de 1889.
Ocupó un lugar destacado en el selecto grupo de docentes de Paraná. En la mencionada Escuela Normal enseñó, asimismo, historia universal, historia natural y castellano. Tuvo como discípulos a Victor Mercante, J. Alfredo Ferreira, Leopoldo Herrera, Ernesto Bavio, Máximo Victoria, Angel C. Bassi y Carlos N. Vergara.
Amante de la historia natural, dotado de un gran espíritu de observación y de extraordinaria versación, efectuó simultáneamente, estudios en los pisos geológicos de Entre Ríos, prestando en esta disciplina una valiosa colaboración a Florentino Ameghino, con materiales recogidos por él. Merced a su ayuda pudo estudiar la fauna fósil del Paraná y comprender la importancia de ese horizonte paleontológico. En su obra Mamíferos fósiles argentinos, designó a uno de los géneros determinados con el nombre de “Scalabrinitherium”, como reconocimiento al sabio paleontólogo de Paraná. Este declaró que estaba convencido respecto de la relación que existía entre los organismos extinguidos y los vivientes en la región de Paraná, idea afirmada por Darwin.
Scalabrini era un enamorado de las barrancas del Paraná. Acompañado por su hermano Angel, hizo una excursión desde Corrientes hasta el Paraná, en bote, con frecuentes bajadas a tierra, donde proseguía a pie escudriñándolas, tomando notas y coleccionando cuando la ocasión se presentaba. Muchas veces llevó a los alumnos en excursiones por los alrededores de Paraná, estimulándolos así en el estudio de la naturaleza.
Scalabrini bregó por la creación de un museo, y en 1884, logró que el gobernador Eduardo Racedo fundase el Museo Provincial, por decreto del 14 de julio, organizado sobre la base de sus propias colecciones, siendo designado director. Hasta 1888, dicho museo funcionó en la casa del ilustre maestro, quien la cedió generosamente para tal fin. Ambrosetti fue entonces su gran colaborador.
Desde marzo de 1886 a abril de 1887, publicó en diarios de Paraná sus Cartas Científicas…, como Director del Museo de la Provincia de Entre Ríos dirigidas al gobernador Racedo, con el propósito de despertar el interés del pueblo y sus autoridades, en torno de la actividad científica; dichas publicaciones fueron compiladas en un volumen impreso en 1887. Un colaborador anónimo las impugnó en el periódico “El Fígaro” de Buenos Aires, el 27 de diciembre. Al año siguiente, Scalabrini polemizó con él, oportunidad en que publicó en “La Opinión” de Entre Ríos un trabajo titulado “Materialismo, darwinismo, positivismo. Diferencias y semejanzas”, donde sintetizó la doctrina filosófica que sustentó su cátedra; en 1889, reimprimió ese trabajo en un folleto.
Colaboró en la instrucción pública de Entre Ríos como vocal del Consejo General de Educación, tarea que desempeñó hasta 1894. Propugnó la reforma de los planes de estudio de las escuelas normales para que se diera importancia a materias tales como historia y geografía argentina, instrucción cívica, idioma y literatura nacional, anticipándose casi 20 años en el esfuerzo por crear una conciencia argentina. Fue, asimismo, varias veces presidente de la Sociedad Italiana de Paraná.
En el postrer año, se trasladó a Corrientes, a donde fue llamado a cumplir una misión educativa y científica por el profesor J. Alfredo Ferreira. En dicha ciudad, fundó y organizó el Museo de la Provincia, al que donó más de cinco mil piezas de sus colecciones particulares. Por ese tiempo, se fundó en dicha capital la revista “La Escuela Positiva”, en la que Scalabrini inició la publicación de una nueva serie de Cartas Científicas, en las que se ocupó del gusano de seda, de la exportación del tabaco correntino, y dio a conocer antecedentes sobre los indios del Chaco. Intervino también en la fundación del Banco Popular.
A partir de 1899, se desempeñó como director de la Escuela Normal Popular de Esquina (Corrientes), y allí escribió su credo pedagógico que se anticipó en mucho a su época.
Una vez cumplida su misión en esa provincia se trasladó a Buenos Aires, donde desarrolló su acción a favor de los museos escolares y la enseñanza de la historia natural. Reorganizó el Museo Escolar Sarmiento, al que donó colecciones de su propiedad. Fundó la Asociación Nacional del Profesorado y presidió un Consejo Escolar.
Scalabrini participó en congresos científicos celebrados en Buenos Aires y Montevideo, y formó parte de numerosas instituciones científicas, pedagógicas y literarias.
Falleció en Buenos Aires, el 24 de abril de 1916. Se había casado en Paraná con Ernestina Ortiz, perteneciente a una tradicional familia entrerriana. La Municipalidad de Paraná designó con su nombre a una de las calles de esa ciudad.
Militó en la masonería. Era de carácter bondadoso y de vida ejemplar. A don Pedro, como cariñosamente lo llamaban sus discípulos, uno de ellos, Víctor Mercante, lo pergeñó “como un Bakounine de la pedagogía, no obstante su aspecto dignificativo, aquí y allá, como prematuras eflorescencias carnosas. Es comtiano; darwinista desde la piedra al orangután. No comprende la bilateralidad de ideas. Librecambista en la bolsa del pensamiento, habla de los textos como Dantón de Luis XVI. ¡Con decirte que los lee por el índice!”. Otro discípulo, Angel C. Bassi afirmó que Scalabrini ejerció el sacerdocio de la Humanidad, el que a su muerte fue retomado por J. Alfredo Ferreira. Fue el padre de Raúl Scalabrini Ortiz (1898-1959)
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1985).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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