Nació en Buenos Aires el 19 de abril de 1846. Era hijo del doctor Luis María Fontana y de Irene Burgeois. Su padre formó parte de la secretaría privada de Juan Manuel de Rosas, hasta que derrocado éste, se trasladó a Carmen de Patagones con su familia.
A los 17 años, sentó plaza como soldado en la Comandancia militar de Río Negro, con asiento en Patagones, y en 1860, se destacó en un encuentro contra los indios invasores. Al año siguiente, solicitó su baja para trasladarse a Buenos Aires, iniciando sus estudios de medicina y física en la Universidad local. Paralelamente, ingresó en la Policía, permaneciendo hasta 1864, fecha en que se enroló como soldado de Guardia Nacional, prestando servicios bajo el mando del coronel Emilio Conesa.
En 1865, se incorporó a la Armada Nacional, en clase de guardiamarina; tomó parte en el combate de Las Cuevas y practicó el reconocimiento del Alto Paraná. De regreso a Buenos Aires, en 1866, reinició sus estudios de ciencias naturales, que marcarían en él, una de sus más hondas predilecciones, trabajando durante tres años al lado del sabio Germán Burmeister, en el Museo Público de esta ciudad, del cual era director.
En 1870, al producirse el asesinato de Urquiza, fue dado de alta como practicante mayor de cirugía, a las órdenes del general Conesa. Reconocido en calidad de ayudante del Cuartel General, se desempeñó como cirujano, secretario privado y geólogo, interviniendo en la batalla de El Sauce, y demás acciones llevadas a cabo para someter a López Jordán.
Formó parte de una comisión científica que debía hacer el estudio de los ríos Limay y Neuquén, trasladándose a Río Negro. En 1871, salió a campaña, y combatió contra los indios en las costas del Río Colorado. Realizó una importante misión científica, recogiendo y clasificando fósiles en las mesetas desérticas del Río Negro.
Durante los años siguiente, y hasta la revolución de 1874, en que fue dado de alta como capitán de Guardias Nacionales, se desempeñó como naturalista del Museo Público y profesor suplente de física e historia natural en la Universidad.
En 1875, fue nombrado ayudante y secretario del gobernador del Chaco, teniente coronel Napoleón Uriburu, permaneciendo en ese cargo hasta 1876; luego fue gobernador y jefe de las guarniciones militares de la región hasta el 31 de diciembre de 1880, por delegación del coronel Lucio V. Mansilla, que pasó a Europa en comisión del gobierno central.
Durante ese período de cuatro años, prestó importantes servicios a la población, protegiéndola contra las invasiones de los indios vilelas, a los que abatió. Al mismo tiempo, trasladó el asiento de la gobernación a la Isla del Cerrito, con motivo de la pérdida del territorio del Chaco al norte del Río Pilcomayo, de acuerdo al laudo arbitral del presidente Hayes.
Dio nueva distribución a las fuerzas militares que guarnecían la región, y recayó en su persona, por ausencia del coronel Mansilla, efectuar la entrega al Paraguay de la Villa Occidental y su territorio al norte hasta el Río Verde. En el acto de hacer entrega, dijo el comandante Fontana: “Hoy damos un ejemplo del modo en que se dirigen las cuestiones en América del Sur, acatando la razón, el derecho y la justicia”.
Procedió al estudio de las costas argentinas de los ríos Pilcomayo y Bermejo para elegir un punto conveniente a fin de delinear un pueblo bajo las exigencias de la estrategia militar, el comercio y la colonización. Instaló el nuevo pueblo en el paraje llamado entonces Vuelta de Formosa, el 8 de abril de 1879. Después el gobierno dispuso que Fontana trazase la línea de un camino a través del Chaco Austral, para comunicar comercialmente al litoral con las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy. Antes de esa peligrosa empresa, el presidente de la República, en 1879, le extendió los despachos de sargento mayor, quedando reincorporado al ejército de línea.
Una penosa travesía debió cumplir, luchando contra la naturaleza, y los indios tobas y matacos. En un encuentro sostenido en La Cangayé, recibió una grave herida de bala que le inutilizó para siempre el brazo izquierdo. Cincuenta soldados disciplinados bien armados y montados, atravesaron diagonalmente el Chaco desde Corrientes hasta la ciudad de Salta, pasando en medio de 8.000 indígenas y dejando abierta una importante ruta comercial. “Queda el Chaco reconocido –escribió entonces al presidente de la Naación-. He perdido el brazo izquierdo, pero me queda otro para firmar el plano del Chaco, que he completado con esta excursión”. Por esa hazaña, el presidente lo ascendió a teniente coronel, en 1881.
Exploró el Río Pilcomayo en 1882, fundando en la bifurcación de los dos brazos, los fortines “Coronel Bosch” y “General Viejobueno”, que fueron durante muchos años los más avanzados en esa zona. Realizó cinco entradas al interior del Chaco, exploró el Río Salado y efectuó el relevamiento del territorio comprendido entre ese afluente y el del Bermejo. Como ayudante y jefe de la comisión científica, acompañó el coronel Bosch en su memorable campaña a Pinaltá, en 1883, y asistió a los combates de Neré y Napalpí.
Fue jefe de la 2ª columna expedicionaria al Chaco Central, del general Benjamín Victorica, entonces Ministro de Guerra y Marina, y continuó recorriendo esas zonas hasta 1885, en que pasó al territorio de Chubut como gobernador, siendo designado el 25 de diciembre de ese año.
Por su actuación anterior, mereció ser condecorado con medalla de oro, y la efectividad del grado de teniente coronel. En este cargo también dejó una obra perdurable. Efectuó varias comisiones científicas: levantó el plano del territorio, estudió durante dos años, la zona de la Cordillera desde el grado 41 al 46 de latitud sud para ilustrar la cuestión de límites con Chile; escribió la historia física de aquella región, fundando además, pueblos y colonias. En una de sus excursiones, descubrió el lago que lleva su nombre ubicado en plena zona de la Cordillera, en Chubut, y con sus investigaciones se constituyó en uno de los precursores de la paleontología de la Patagonia.
En 1893, fue nombrado 2º Jefe de la Comisión Científica organizada para efectuar estudios en la Cordillera, y al año siguiente, renunció a su cargo de gobernador. Fue designado por el gobierno, jefe de la 4ta. Subcomisión demarcadora de límites con Chile, sobre la frontera de Neuquén. Luego de varias comisiones en 1900, pasó a revistar en la Lista de Guerreros del Paraguay.
Los últimos veinte años de su vida, transcurrieron en el caserío de Desamparados, en San Juan, donde desarrolló una importantísima tarea científica. En el orden local, fue intendente general de Policía, diputado y senador provincial. Designado director del Museo Sarmiento, donó todas sus colecciones de insectos, aves y reptiles de la región cuyana, y estableció un Observatorio sismológico que luego pasó a depender del Observatorio Astronómico de La Plata.
De su inmensa labor intelectual dejó los siguientes trabajos: El arte de embalsamar y las momias egipcias y peruanas del Museo Público (1870); Nociones de fisiología botánica aplicada a la agricultura (1874); El Gran Chaco, con prólogo de Nicolás Avellaneda (1881); Explicación al Plano General del Gran Chaco (1882); Viaje de exploración al río Pilcomayo (1883); Viaje de exploración en la Patagonia Austral (1886); Estudio sobre el caballo fósil, con prólogo del general Mitre; Horas Zoológicas; Sismología antigua y moderna; El clima de San Juan; Los cuadrúpedos y las aves de la región andina; Enumeración sistemática de las aves (Mendoza, La Rioja y Catamarca) (1908); Ab Ovo (trabajo sobre prehistoria) (1912); Fisiografía vegetal, y otros estudios de diversa índole científica.
Como reconocimiento a su larga y proficua labor científica, el Instituto Geográfico Argentino le otorgó la medalla de oro y un diploma que lo acreditó como benemérito de la geografía argentina.
Ascendido al grado de coronel en 1917, falleció en Desamparados (San Juan), el 18 de octubre de 1920. Estaba casado con Clemencia Cavenago Conesa, sobrina del general de ese apellido, y en segundas nupcias, con Rafaela Flores. Sus restos descansaron en aquel lugar hasta el 21 de octubre de 1956, en que fueron trasladados a la ciudad de Formosa. Se le rindió un cálido tributo en la ciudad que fundara, y ahora yace definitivamente en un altar lateral de la iglesia parroquial.
Varias escuelas y pueblos llevan su nombre, tanto en el Sur, como en San Juan, Chaco y Formosa. Fue condecorado por su acción patriótica y misionera, destacándose entre las distinciones, la otorgada por el Papa León XIII, de Comendador de la Orden de Gregorio Magno.
En la vida del coronel Fontana primó el amor a la aventura, al estudio, a la acción creadora. Fue gobernante, pero al propio tiempo estudiaba e investigaba. Fue militar, pero hacía exploraciones para entregar a su patria, tierras y aún ríos inexplorados. Fundó una ciudad, pueblos y colonias, un observatorio y escribió sendos libros científicos y descriptivos. Su múltiple y rica personalidad se muestra así como uno de los más gratos exponentes que el país puede exhibir para ejemplo de las generaciones presentes y futuras.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1971).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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