Nació en la ciudad de Gorriti, jurisdicción del partido de Maldonado (Banda Oriental) el 28 de abril de 1769, hijo de Pedro de Medrano y de la Plaza, confinado a ese lugar por el gobernador Bucarelli, y de Victoriana Cabrera. Vuelto a Buenos Aires con sus padres cursó los estudios en esta ciudad, continuándolos luego en el histórico Colegio de Monserrat, al que ingresó en 1781. Después de cursar con provecho sus aulas, pasó en 1787, a la Universidad de Chuquisaca, según informe del Padre Guitián. Se graduó en cánones y leyes, el 2 de mayo de 1789, aunque figura anotado en la Matrícula de Abogados de la Real Audiencia de Buenos Aires en 1788.
Instalado en la ciudad, ejercía su profesión cuando ocurrió el pronunciamiento de Mayo, y aunque no participó del Cabildo Abierto del 22, se adhirió entusiastamente a la causa revolucionaria. Fue nombrado auditor del Consejo de Guerra, el 15 de junio de 1810, en la causa seguida al teniente coronel Sentenach, Martín de Alzaga y otros acusados. También ejerció el cargo de conjuez de la Audiencia por nombramiento del 23 del mismo mes, y a fines de ese año, fue designado fiscal de la de Charcas, cargo que rechazó.
Inclinado a la tendencia de Saavedra, de quien por otra parte, era sobrino político y carnal, tuvo un pequeño incidente con el secretario de la Junta, Mariano Moreno, a raíz de que se le había encomendado la instrucción de un sumario a los empleados de la oficina de Rentas Generales, y como demorara en su cumplimiento fue observado por lo que su respuesta le valió una amonestación de aquél.
El 3 de octubre de 1812, resultó electo diputado por Buenos Aires a la Asamblea, y ésta lo designó triunviro en reemplazo de Sarratea, cesando en aquellas funciones, pero la revolución del 8 del mismo mes, le impidió asumirlo.
En 1814, se lo designó para integrar con Manuel Belgrano, la misión diplomática a enviarse a Europa, con motivo de la restauración de Fernando VII en el trono de España.
Producida la caída de Alvear, fue elegido el 19 de abril de 1815, miembro de la Junta Electoral destinada a nombrar un gobierno provisorio. Al día siguiente, resultó electo en la Junta de Observación, en compañía de Gascón, Sáenz, Serrano y Anchorena. En calidad de tal, participó en la redacción del Estatuto Provisional. En ese año, publicó un folleto acusando al redactor de “El Censor” por su sistemática reprobación a la obra del gobierno.
El 22 de agosto, fue elegido diputado por Buenos Aires al Congreso de Tucumán. En la sesión preparatoria del 24 de marzo de 1816, se lo eligió presidente del Congreso, cargo que ejerció hasta el 2 de mayo, en que cesó su turno. En ese carácter, pronunció el discurso inaugural, y recibió el juramento de los demás congresales. Le preocupó intensamente el sostenimiento del ejército; propuso un empréstito forzoso y una “colectación de desertores”. Hizo moción para que se aumentase el monto del empréstito decretado para auxiliar al Ejército del Perú, se opuso al pedido del diputado Godoy sobre exención de impuestos para los habitantes de Cuyo; reclamó la pronta aprobación del plan de arbitrios, y solicitó se impusieran contribuciones forzosas a los españoles europeos para el pronto socorro de nuestro ejército, moción que renovó poco después, siendo apoyada suficientemente.
Elegido Director Juan Martín de Pueyrredón, a quien lo unía una estrecha amistad, colaboró con él.
También le preocupó los sucesos de Santa Fe que dieron por tierra con el directorio de Alvarez Thomas, e hizo uso de la palabra el 26 de abril para que se tomasen oportunas providencias.
En la sesión secreta del 19 de julio pidió “que se había de pasar al ejército el acta de la independencia y fórmula de juramento de ella, después de las expresiones: “sus sucesores” y “metrópoli”, se agregase: “y de toda dominación extranjera”, medida necesaria para desvirtuar los rumores de que se quería entregar el país a Portugal, lo que fue acordado. Con esta modificación fundamental, se juró la independencia, el 21 de julio.
No pareció interesarle a Medrano la cuestión de la forma de gobierno, y prescindente, fue adverso a la monarquía incaica.
Intervino en diversas comisiones. Formó parte de la que proyectó un reglamento para el Poder Ejecutivo. También integró con Serrano y Sánchez de Bustamante la comisión designada para redactar el “Manifiesto a las Naciones”, explicativo de las causas de nuestra independencia. El 17 de enero de 1817, debiendo informar las diversas comisiones sobre el estado de sus trabajos, los señores Bustamante y Serrano manifestaron haber entregado la redacción de dicho documento a Medrano, a quien creían: “más a propósito para llevar a cabo esta obra con dignidad”. Al parecer Medrano, tomó este asunto con mucha calma, pues el 14 de junio, cuando ya había dejado de pertenecer al Congreso, se le instó a que presentase lo que había redactado. Así lo hizo, y en la sesión secreta del 8 de julio se dio lectura al “Manifiesto”, “habiéndose insumido en dicha lectura –dice el acta- toda la primera hora y parte de la segunda, por lo largo de la obra“. Debido probablemente a su excesiva extensión, se resolvió modificarlo o redactar uno nuevo, encomendándose tal misión al doctor Paso. Como tampoco satisfizo el trabajo de éste –y no aceptando el modificado-, se formó una nueva comisión, constituida por Serrano, Chorroarín y Sáenz. El “Manifiesto…” redactado por éstos –al parecer principalmente por Sáenz- salió a luz el 25 de octubre, concluyendo así su laboriosa gestión. Trasladado el Congreso a Buenos Aires en 1817, Medrano cesó poco después en sus funciones de diputado.
En 1819, la Junta Electoral de Buenos Aires, lo proclamó electo senador por la Provincia, en unión de Paso y Laprida, de acuerdo con la nueva Constitución, pero no pudo ejercer su mandato por no haberse reunido el Congreso a causa de los sucesos que sobrevinieron.
Hacia 1820, participó activamente en el movimiento de opinión que se operó el 6 de marzo contra el gobernador Sarratea, a quien se acusaba de haber hecho demasiadas concesiones a los caudillos López y Ramírez, debido al tratado secreto firmado en el Pilar inmediatamente del pacto de paz. Ese movimiento dio por tierra, por breve tiempo, con el gobierno de Sarratea, quien fue reemplazado por Juan Ramón Balcarce.
En 1821, renunció su diputación al Congreso Nacional que debía reunirse en Córdoba, y que debido a la oposición de Rivadavia, no pudo funcionar. Ese mismo año, formó parte de la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, en carácter de secretario.
Durante el gobierno de Martín Rodríguez, de neta influencia rivadaviana, Medrano sufrió la misma evolución política que llevó a muchos porteños, inclusive al mismo Juan Manuel de Rosas, del directorialismo al sistema federal. Sin duda influyó particularmente en su caso -dice el historiador Ezcurra Medrano- el hecho de ser hermano del Provisor Mariano Medrano, que debió enfrentar a Rivadavia en su reforma eclesiástica. Lo cierto es que ya la primera conspiración de Tagle (1822), surgida precisamente como reacción contra dicha reforma, lo tuvo como candidato a ministro de Gobierno del que había de presidir Cornelio de Saavedra en caso de un triunvirato que no se logró instaurar.
Producida la renuncia de Rivadavia a la presidencia y restaurada en sus instituciones la provincia de Buenos Aires, Medrano fue electo en 1827, representante a la Legislatura, cargo que ocupó por sucesivas reelecciones desde dicho año hasta el de su muerte.
En 1829, fue designado miembro del Senado Consultivo creado por Viamonte de acuerdo la Convención celebrada entre Rosas y Lavalle el 24 de agosto. En 1831, se le nombró camarista, y posteriormente, presidente de la Cámara de Apelaciones.
En 1833, integró la junta de teólogos, canonistas y juristas, creada para asesorar al gobierno en asuntos eclesiásticos. Se excusó de contestar el Memorial Ajustado, en 1834. Se le designó Fiscal de Estado en 1838.
Fue destacado orador y excelente poeta. Dejó escrito un largo romance titulado Carta de Celio a Armesto, contra los unitarios y los hombres de la revolución del 1º de diciembre de 1838, en el que se muestra adversario acérrimo de los hombres que militaban en el campo político opuesto. También escribió La Martiniana, y la introducción al Poema de la gloriosa Expedición a los Desiertos del Sud en 1833 y 1834, que dejó inconcluso.
Falleció en Buenos Aires, en forma repentina el 3 de noviembre de 1840. Rosas de quien era amigo personal y político mandó erigir por decreto del 23 de noviembre, un monumento en el Cementerio del Norte para depositar sus restos.
El doctor Medrano fue un patriota sincero que prestó largos servicios a la causa de la Independencia. Una calle de esta ciudad lleva su nombre, en una de cuyas aceras el Museo Histórico Nacional ha colocado una placa de bronce grabando su efigie y mencionando sus servicios.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1968).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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