Manuel Insiarte

Retrato de Manuel Insiarte (1796-1868), por Sabiniano Kier. Original en el Museo Colonial e Histórico Enrique Udaondo de Luján.

Nació en Buenos Aires, el 6 de mayo de 1796, hijo de Lorenzo Insiarte, original de Vizcaya (España) y Martina Gutiérrez Aráuz, porteña. Fue bautizado el 5 de junio del mismo año. Hizo sus estudios en esta ciudad, y egresó de la Universidad local con el título de abogado. En su época de estudiante, redactó el periódico “El Año Veinte”, oponiéndose al gobernador Sarratea, con motivo del proceso de los congresales y de los desmanes que había consentido a Ramírez y Carrera. El segundo número fue acusado por Sarratea “como incendiario y promovedor de la anarquía”, por lo que tuvo una existencia breve.

En mayo de 1821, era teniente 2º en el Regimiento de Infantería del Orden. Frecuentó entonces, la Sociedad Literaria, fundada en 1822, por Julián Segundo Agüero. En ese año, fue secretario de la Academia de Jurisprudencia Teórico-Práctica de Buenos Aires, censor 2º en 1824, y presidente en 1827.

En la magistratura fue juez de primera instancia; procurador general en 1824; juez de primera instancia en lo Criminal de la Capital, en 1828; asesor del gobierno, auditor de guerra y marina en 1832, y vocal del Supremo Tribunal de Justicia en 1835.

Formó parte de la Junta de Teólogos, Canonistas y Juristas nombrada en 1833, para dictaminar sobre las proposiciones que le fueron sometidas en la cuestión del Patronato, que dio origen al Memorial Ajustado. Fue también diputado, fiscal y vocal del Supremo Tribunal de Justicia.

Fue Ministro de Hacienda de Juan Manuel de Rosas, desde el 28 de agosto de 1837, en que reemplazó a José María Roxas y Patrón, y habiendo renunciado el 8 de enero de 1838, quedó definitivamente como titular hasta la caída del Restaurador. En febrero de 1842, éste lo facultó para llegar a un arreglo de la deuda con la casa Baring Brothers. Por nota del 17 de febrero de 1843, comunicó al representante inglés Palicien Falconnet, que podían cumplirse totalmente los servicios atrasados y pendientes, si Inglaterra compraba las Islas Malvinas, pero, reconociéndose previamente la propiedad argentina de las islas ocupadas indebidamente desde 1833, por fuerzas navales británicas. Lord Aberdeen, ministro inglés de Relaciones Exteriores, desechó la propuesta.

Insiarte repitió la oferta en otra nota del 24 de marzo de 1844, en la cual reiteraba también la legitimidad de los derechos argentinos a dichas islas. En la misma fecha, la Sala de Representantes aprobó el convenio celebrado por Rosas con Falconnet, conforme al cual se pagarían mensualmente 5.000 pesos fuertes (1) a cuenta de la deuda del empréstito.

Rosas no pensaba desprenderse de las Islas Malvinas para librarse del peso que significaban los servicios del empréstito inglés, sino que quiso ganar tiempo hasta encontrar una solución ventajosa, como ocurrió. Para tal fin procuró dar una prueba acabada de su voluntad de pagar, como era ceder las Islas Malvinas a Inglaterra, y que esta potencia tomara sobre sí las cuentas del empréstito; pero para que esta operación pudiera realizarse Inglaterra debía comenzar por reconocer la soberanía argentina sobre las Malvinas, o sea admitir que había realizado una usurpación al ocuparlas. Era pedir más de lo que ningún gobierno en la situación del inglés podía aceptar. Como si no bastara eso para imposibilitar el negocio, Inglaterra tenía que aparecer abonando por dichas islas no un precio de venta, sino una indemnización, cuyo monto pasaría de los dos millones de libras esterlinas, o sea una cifra imposible de que fuera aceptada, por sobrepasar lo que en una negociación normal podía fijarse para tal operación. Rosas no era ningún ingenuo. Hizo una propuesta audaz, sabiendo que difícilmente sería aceptada.

En 1847, junto con Manuelita Rosas presidió la colocación de la piedra fundamental de la muralla de la Alameda, construida por Felipe Senillosa.

Era hombre de vasta cultura jurídica, poseyendo una importante biblioteca. Después de Caseros, el 24 de agosto de 1852, el general Urquiza lo designó con Felipe Arana, miembro consultor de la comisión encargada de redactar el Código Penal. Al ausentarse Urquiza de Buenos Aires, el 3 de setiembre del mismo año, lo nombró miembro del Consejo de Estado con Nicolás Anchorena y el general Tomás Guido, para asistir en los asuntos graves, al gobernador provisorio de Buenos Aires, general José Miguel Galán. Posteriormente, volvió a la vida privada, al estudio de sus manuscritos y al retiro de su biblioteca.

Falleció en Buenos Aires, el 27 de enero de 1868. Contrajo enlace con Manuela Aniceta Villarino y Dupuy, el 9 de diciembre de 1823. Tuvo ocho hijos.

El pintor Carlos Enrique Pellegrini ejecutó su retrato; existe otro en el Museo de Luján, realizado por Sabiniano Kier, en 1847 y una litografía grabada por Carlos Morel en 1844, en el Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos Aires).

Referencia

(1) Por entonces era el equivalente a unos 8kg de oro por mes, algo así como U$S 200.000 actuales. Como una libra valía teóricamente 5 pesos fuertes, un sencillo cálculo aritmético nos permite deducir que los accionistas percibirían sólo 12.000 libras al año, o sea que sería menester un siglo y medio para cubrir el capital únicamente, prescindiendo de los nuevos intereses que se irían acumulando.

Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1971).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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Sierra, Vicente D. – Historia de la Argentina – Vol. I, Buenos Aires (1973)

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