Nació en Buenos Aires, el 23 de febrero de 1886. Tercer hijo de una familia de inmigrantes italianos, sus comienzos no pudieron ser más modestos. Hizo sus primeras letras en la escuela de la “Unione e Benevolenza”, y luego los continuó sin resultados en la Escuela Superior de Comercio que dirigía Santiago Fitz Simón.
Ensayó diversas ocupaciones e incluso trabajó en el negocio de zapatería y salón de lustrar que su padre tenía en la calle Rivadavia frente a la Plaza Lorea, hoy del Congreso.
Su vocación era el dibujo y así llegó a los once años tras haber fracasado en algún empleo en una sombrerería y en la ferretería Centurión, tío de Emilio Centurión, otro destacado pintor. De ese modo, continuó ayudando a su padre, dibujando monigotes en todos los papeles a su alcance, cuando atendió a un joven estudiante de medicina Cupertino del Campo, quién viendo sus condiciones se hizo cargo de sus estudios.
Fue discípulo de Decoroso Bonifanti, y permaneció a su lado por espacio de seis años. En 1904, tomó parte en un concurso nacional, obteniendo el Premio Roma (1), es decir, una beca para trasladarse a Europa. Acompañado de Cupertino del Campo, en ese mismo año se establecieron en Turín, donde Alice ingresó a la Real Academia Albertina. Allí estudió con Giácomo Grosso, Gilardi y Tavernier. En la mencionada academia mereció por sus trabajos tres medallas de oro obtenidas hasta 1908. Más tarde fue agraciado también con otra medalla de oro en la Exposición Internacional del Centenario, en 1910, por La muerte de Güemes, obra adquirida por el gobierno de Salta.
Se le concedió el Primer Premio Nacional de Pintura en el Salón de Bellas Artes inaugurado el 21 de setiembre de 1911 por su Retrato de señora, que integra el patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes. Tres años después conquistó la medalla de plata en el Salón des Artistes Francais en París (Hors con concours). En 1914, asimismo, otro galardón: la Gran Medalla de Honor de la Exposición Internacional de Bellas Artes de San Francisco, California, por su obra Confesión, la que expuso en Munich.
Su labor docente se proyectaba, entretanto, a través de cátedras en la Escuela de Artes Decorativas de la Nación y en la Escuela Superior de Bellas Artes en La Plata. Fue miembro del Instituto Sanmartiniano, de la Sociedad de Estímulos de las Bellas Artes y de “La Peña”, inolvidable reunión de gente de arte fundada en 1926 y que funcionaba en el sótano del “Café Tortoni”, en la Avenida de Mayo.
Alice tiene como notas sobresalientes de su producción, los cuadros históricos y, entre ellos La muerte de Güemes, San Martín en Boulogne-Sur-Mer y Argentina, tierra de promisión. Pero el más famoso de sus cuadros es el denominado Los Constituyentes del 53, tomados en la sesión nocturna del 20 de abril, que se encuentra en el Congreso de la Nación. Cuando Alice lo terminó tras largos trabajos de investigación e ímproba tarea artística, la entonces Junta de Historia y Numismática Americana (hoy Academia Nacional de la Historia) celebró una sesión en su propio estudio el 17 de noviembre de 1934. En tal oportunidad, el pintor pronunció una conferencia, cuyo texto, acompañado de varias notas gráficas y múltiples juicios alusivos a la obra, dio origen a una interesante publicación, cuya cubierta reza: “Antonio Alice. Los Constituyentes del 53 en la sesión nocturna del 20 de abril / Buenos Aires / 1935”. Publicó además: El aguamiento en el arte pictórico (Buenos Aires, 1936).
Pintó cuadros de inspiración varia y entre ellos retratos de Joaquín V. González, general Roca, Decoroso Bonifanti, Enrique Finochietto, Ricardo Levene, Monseñor Dionisio R. Napal, Juan José de Soiza Reilly, Eduardo Duffau, Luciana Baré de Pagano, y su hijo José León, una galería de incontestable valor representativo.
A su producción pictórica se agregaron paisajes interiores y motivos rurales, los que fueron también elementos temáticos que afrontó con un encomiable dominio del oficio y un estilo que resume a los pintores italianos y españoles finiseculares que hoy son tan requeridos.
Con pocas pinceladas, pero admirablemente colocadas –al modo naturalista y académico- Alice fue capaz de sintetizar las formas y de crear un espacio visual colmado de gracia y de movimientos.
Expuso en diversos salones argentinos y efectuó muestras individuales en Buenos Aires, Río de Janeiro, Madrid, Turín, Génova, Roma, Venecia, Munich y París. Sus obras figuran en museos de Buenos Aires, Rosario, Tucumán, Río de Jameiro y en colecciones europeas.
Falleció en Buenos Aires, el 24 de agosto de 1943, en el piso superior de su casa taller, con paleta y pincel en mano cuando dejó de latir su corazón. Fue Alice el gran retratista de su generación.
Referencia
(1) El Premio de Roma se creó en 1663 como premio anual que se concedía a jóvenes pintores, escultores y arquitectos. El premio consistía en una estancia de cuatro años en la Academia de Francia en Roma. A las competiciones iniciales de pintura, escultura, arquitectura y grabado, se unió en 1803 la de composición musical. Durante 300 años, fue el máximo galardón que un artista de cualquier país podía recibir. Fueron otorgados hasta el año 1968. El Premio de Roma en la modalidad de pintura fue el más valorado e influyente de Occidente.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Novísimo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (2004)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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