Nació en Dolores, Pcia. de Buenos Aires, el 5 de abril de 1903. Por entonces Marcelino Ugarte era el gobernador de la Provincia. Vivió en su ciudad natal hasta los 20 años aproximadamente. De temprana edad y presintiendo que para colocar a su instrumento -la guitarra- en un lugar de preponderancia debía viajar, abandonó su pueblo y se hizo amigo de los caminos.
Hombre intuitivo, aparentemente sin maestro, comenzó con su instrumento la odisea de transitar las huellas del país y luego del mundo. Así fue que recaló en la entonces aristocrática Mar del Plata. Radicado en esta ciudad en 1926, dicta clases de guitarra y con sus alumnos más adelantados organiza la “Fiesta de la Guitarra”.
Su espíritu bohemio lo lleva luego a la ciudad de Tandil, lugar que le cupo tener una de las curiosidades más grandes del mundo: la Piedra Movediza. Y que fuera no sólo centro de atracción turística, sino de estudio para hombres de ciencia belgas, alemanes y dinamarqueses de la época. En Tandil se encontraba su abuelo paterno, Francisco Dámaso Fleury, decano de los periodistas dolorenses, fallecido en esta ciudad en 1932.
En el ámbito tandilense el músico se vincula espiritualmente con uno de los grandes poetas del país, de poca difusión en la actualidad: Lauro Viana. Este poeta era un hombre solitario y tal vez por ese motivo pudo intimar con otro hombre sensible, solitario y parco como él. De esa hermosa amistad nacieron obras como: “Pico Blanco” (chamarrita), estrenada por el “Ruiseñor de las Calles Porteñas”, Angel Vargas.
Entre las sierras tandilenses vivió una etapa de trabajo intenso donde comenzó a gestar lo que sería después su obra autoral y sus armonizaciones para conjuntos de guitarra, porque ahí, con sus alumnos jóvenes como él, continuó organizando las “Fiestas de la Guitarra”.
Como guitarrista mi homenaje a aquellos pioneros que con Fleury al frente llenaron de notas esa ciudad sureña: Roberto Iglesias (no tiene nada que ver con Horacio Máspoli, que llevaba el mismo seudónimo), Manuel Portas, Juan B. H. Vannoni, Honorio Alvarez y José Borjas.
La raíz hispana que poseemos y el hermoso idioma que hablamos tal vez fue uno de los motivos por el cual esta ciudad se honró por esa época con la presencia de uno de los grandes de la guitarra española: Francisco Calleja. Abel Fleury, por el año 1931, le organiza un recital al maestro Calleja en el Teatro Cervantes de Tandil. En esa oportunidad el guitarrista argentino participa con sus alumnos, nombrados anteriormente, compartiendo el escenario con Calleja.
Es muy difícil para un investigador seguirle los pasos al “Poeta de la Guitarra” en forma cronológica, ya que este artista por su personalidad algo polifacética se manejaba por la zona de estas ciudades bonaerenses en forma constante. Movilizándose por caminos en su mayoría de tierra que en los días de lluvia tornábanse intransitables, por eso a los artistas de entonces su actividad profesional les resultaba bastante complicada.
De Tandil, Fleury se traslada a Tres Arroyos y luego vuelve a aquella ciudad.
En Tres Arroyos el autor de este artículo consultó al Dr. Ricardo R. Fernández, quien le facilitó comentarios periodísticos de la época y un dato sumamente interesante y desconocido: a fines de la década del 20, el equipo de futbol del Club Huracán de esta ciudad resultó invicto en la zona. A pedido de los jugadores de ese club y por la amistad que éstos mantenían con el guitarrista Abel Fleury, le pidieron que compusiera un himno en homenaje a esa institución deportiva. Así nació el tango “Huracán” (1). Un vecino de esta ciudad y socio de Huracán, Juan P. Miciano, español, le puso letra. La partitura del tango “Huracán”, compuesto por Fleury, es inhallable hasta el momento, según lo testimonia el Dr. Fernández en su libro “Club Atlético Huracán” – Historia de 50 años al servicio del Deporte y la Sociabilidad de Tres Arroyos”.
A principio de agosto de 1928 llega a Tres Arroyos a ofrecer un concierto uno de los grandes guitarristas de todas las épocas, mundialmente famoso: Andrés Segovia. Al finalizar éste su actuación, Fleury se acercó a saludarlo. Aquel grande de la guitarra entre las críticas que le hizo a nuestro joven artista tuvo un elogio a su sonido: “reúne usted facultades que realmente son difíciles de obtener entre los guitarristas. Especialmente obtiene gran volumen y pureza en las notas, lo más indispensable para ejecutar en las grandes salas” (2). Ese sonido que fue la tarjeta de presentación y que hoy a más de 60 años de su muerte sigue siendo insuperable. Tal vez como intérprete es el matiz que lo distingue.
En 1932, Fleury retorna a Tandil, donde sigue dedicándose a los conciertos, las clases de guitarra y el ajedrez, otra de sus grandes pasiones. En relación a esto último vale recordar que el 17 de octubre de 1932, el Círculo Rivadavia de Tandil organiza un torneo de ese deporte, donde intervienen el joven Juan Carlos Pugliese (ex Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación), su hermano Blas, Aníbal Daglio, Emilio Barrios y otros ajedrecistas. Después de varias partidas, Abel Fleury se impone al no menos destacado contrincante Luis P. Zunino, ganando la medalla de oro y obtiene el título de Campeón Juvenil de Ajedrez. Consecuentemente era lector de Raúl Capablanca, Ninsowiz, Ricardo Reti, Gilabert y Blasker. Del primero leía “Mis mejores partidas”, obra de cinco tomos.
Pero su mayor galardón en estas competencias lo obtuvo el 28 de febrero de 1945, cuando sostuvo una partida con el entonces Campeón Nacional de Ajedrez, Jacobo Bolbochán, ocasión en la que el guitarrista resultó ganador.
Corre el año 1933 y Fleury se dispone a viajar, abandona Tandil y nuevamente al camino, el fatigoso andar por las sendas polvorientas de la patria. Esta vez parte rumbo a Buenos Aires, para encontrarse con el famoso actor y recitador criollo, Fernando Ochoa. Fleury lleva junto con su guitarra una carta de presentación del poeta Lauro Viana para Ochoa. Este lo haría trascender a la popularidad, a través de sus audiciones radiales.
Sobre este aspecto de su trayectoria el propio Fleury lo relata en una entrevista que le hace la revista “Radiolandia”, en octubre de 1937: “En 1933 llegué a Buenos Aires. Mi amor por Dolores me llevó a irme de su ambiente con esa ilusión tan pueblerina y tan juvenil de salir a buscar un laurel. Laureles no conquisté”, dice su modestia, “Pero conocí a muchos amigos”, agrega. “Cuando pisé Buenos Aires traía una guitarra y una carta. Valía más la carta que la guitarra”. Se refería a la carta de recomendación de Viana para Ochoa, que decía así:
“Querido Fernando: Aquí va este amigo. Lleva una guitarra ecuménica que se envalentona de acordes con Beethoven, en un galope de aguas claras con Bach, recuerda las nieblas de Grieg o se emponcha de tristeza, como de gauchos en un atardecer, en un estilo criollo. Una guitarra que de tanto empinarse al cielo ya tiene una estrella en el rosetón de cada clavija”, Y termina la nota de Radiolandia:
“Fernando leyó esta carta y le abrió camino a la elogiada guitarra. ¡Nunca se arrepintió de ello! ¡Ni se arrepentirá! Desde entonces quedó atado al destino de Ochoa. Es el complemento del espectáculo. La otra mitad”.
Luego de la trágica desaparición del actor y recitador Fernando Ochoa, ocurrida en 1974, pasó mucho tiempo y todavía sobre su figura pesa un injusto e incomprensible silencio.
Además de su talento poseía una gran generosidad de alma, debido a su ayuda desinteresada se conoció la obra inédita de notables valores de la poesía gauchesca rioplatense: Boris Elkin, Miguel A. Camino, Lauro Viana, Arsenio Cavilla Sinclair, José Cagnin y los uruguayos: Yamandú Rodríguez, Fernán Silva Valdez, el español-uruguayo Alfonso Trelles (El Viejo Pancho) e infinidad de nombres provenientes de ambas orillas.
Fleury no era poeta de las letras pero sí de los sonidos de su encordado. Como sosteníamos al principio surgió al conocimiento popular adornando con las melodías de su guitarra los versos que recitaba Ochoa por radio, ya fueran de su propia inspiración como de los poetas nombrados anteriormente.
A estos nombres famosos de la época, cabe agregar otra personalidad destacada del arte y la poesía gauchesca del Río de la Plata: Claudio Martínez Paiva, entrerriano nacido en Gualeguaychú, que fue guía y consejero de Ochoa cuando éste daba sus primeros pasos en los escenarios nacionales.
Pero “El Poeta de la Guitarra”, ya radicado definitivamente en Buenos Aires, no se limitó a ser acompañante de Ochoa. Además actuaba por radio como solista de su instrumento y otras veces integraba los famosos “Escuadrones de Guitarras” creados y dirigidos por él, generalmente estaban integrados por unos doce intérpretes aproximadamente.
Incluso llegó a presentarse con un conjunto de cien guitarras en el Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires allá por el año 1939, cuando era presidente de la Nación el Dr. Roberto M. Ortiz.
“Los Escuadrones de Guitarras” los formaban guitarristas populares y de formación clásica, estos últimos provenían de la “Asociación Guitarrística Argentina” de aquel entonces cuyo presidente era Pablo. M. Santillán, donde Fleury ocupaba el cargo de Vocal Suplente, junto a Ricardo Vergara, Ramón Genen y el Dr. Juan Carlos Radice.
Entre los principales intérpretes que por esa época integraron los distintos conjuntos guitarrísticos de Fleury pueden citarse: Luis Guido Laurent, Roberto M. Iglesias (Horacio Máspoli), Enrique Bruso, Expósito, Héctor Ayala, Roberto Grela, Ubaldo D’Elio, José Torchia, Humberto Cannataro, los hermanos Peralta Toto y muchos otros.
Figuras famosas de la canción popular, del cine y del teatro nacional compartieron con Fleury escenarios y micrófonos radiales: Argentino Valle, Marta de los Ríos, Néstor Feria, Ciriaco Ortiz, Carmen Duval, Enrique Cárvel, un riojano que cantaba tangos, Ignacio Corsini, por citarse algunos nombres famosos.
Algo que la mayoría de los admiradores y colegas contemporáneos del guitarrista dolorense ignoran, aún los amantes del tango, fue su incursión en la música ciudadana, no solamente como compositor sino como intérprete.
En 1941 integró el “Cuarteto Popular Argentino” que lo formaban: Fleury (guitarra), Sebastián Piana (piano), Angel Corletto (contrabajo) y Pedro Maffia (bandoneón). Actuaron unos pocos meses en Radio Belgrano. Cuatro hombres célebres para el recuerdo inmortal. Lamentablemente no han quedado grabaciones de este cuarteto de ases de la música argentina.
Desde muy joven, Fleury salió a recorrer caminos, quizás esa vida bohemia y andariega fue uno de los motivos principales de su musa inspiradora y fecunda. Fueron pocos los rincones del país que no visitara antes y después de su consagración. Una de las principales ciudades argentinas donde se presentó este artista en varias oportunidades fue Rosario de Santa Fe, acompañando a Ochoa o bien dando sus conciertos en teatros, radios, centros culturales y otras instituciones rosarinas de prestigio.
Después de largos años de exitosas actuaciones por todo el territorio argentino, Fleury, anhelante de conquistar nuevos horizontes con su guitarra virtuosa, emprende por esta época sus grandes giras internacionales.
Chile, Uruguay, Brasil, España, Francia y Bélgica conocieron, gracias a su talento, nuestra música criolla para guitarra. Y junto a obras de autores nacionales se destacaba interpretando composiciones latinoamericanas y también obras del repertorio clásico: Bach, Sor, Tárrega, etc.
Durante sus giras prolongadas por el territorio brasileño, Fleury entabló amistad con varios maestros de guitarra y se reencontró con su amigo, el guitarrista uruguayo Isaías Savio, que desde hacía años estaba radicado en San Pablo, donde inauguró la cátedra de guitarra en el “Conservatorio Dramático y Musical” de esa ciudad brasileña.
En San Pablo, Fleury conoció a virtuosos maestros y guitarristas de ese país, como: Dilermando Reis, la figura más popular de Brasil, Nelson Martín Cruz, Antonio Revello, Alfredo Scupinari, Manoel San Marcos, Ronoel Simoes, Chico Del Vecchio, etc.
Entre 1952 y 1953 “El Poeta de la Guitarra” pasea su arte incomparable por Europa. Allí realizó una gira de conciertos que duró un año y abarcó España, Francia y parte de Bélgica. En España actuó en Madrid, Andalucía, Granada (donde obtuvo un resonante suceso), Sevilla, Huelva, Zaragoza y Barcelona. Esta gira estuvo auspiciada por el Instituto de Cultura Hispánica.
En España tomó contacto con grandes figuras del arte guitarrístico español, entre ellos, Daniel Fortea, uno de los discípulos más destacados del inmortal Francisco Tárrega y Regino Sainz de la Maza. Este, al finalizar el guitarrista argentino uno de sus conciertos, se acercó a saludarlo, luego le pidió su instrumento, lo pulsó un instante y al rato se lo devuelve, exclamando: “esta guitarra está embrujada”. Su expresión se debía a que la guitarra de Fleury tenía la primera cuerda muy al borde del mango, motivo por el cual, al pulsarla, se deslizaba fuera del mismo, impidiéndole ejecutarla cómodamente.
El musicólogo y crítico de arte español López Chavarri, otro destacado valor de la cultura española, en uno de sus comentarios publicados en el diario “Las Provincias” de Valencia, sostuvo sobre Fleury: “su concierto fue una maravillosa lección de estilo. Sugerencias maravillosas nacían de su guitarra, que en sus manos vuelve a ser el instrumento misterioso que apenas si desde el gran Tárrega nos es dado oír”.
Después de su muerte, ocurrida en Buenos Aires, el 9 de agosto de 1958, el clásico silencio. Como todas las figuras que tuvieron un prestigio en cualquier rama del arte surgieron en el tiempo como el Ave Fénix. ¿En qué forma?: con su obra autoral. Y aparecieron en los programas de muchos guitarristas argentinos y de distintas partes del mundo, sus composiciones: “Estilo Pampeano”, “Relato”, “Milongueo del Ayer”, “Ausencia”, etc.
“Estilo Pampeano” (estilo), una de sus obras más bellas y difundidas, lo mismo que “Milongueo de Ayer” (milonga), trascendieron mundialmente. El primero figura desde hace más de 45 años, por iniciativa del maestro ruso Arsenio V. Popov (3), como composición obligatoria en los programas de la Escuela Musical de Tomsk, Siberia, Rusia, donde este maestro daba clases de guitarra.
Una celebridad de la poesía gauchesca rioplatense, el uruguayo Yamandú Rodríguez, definió así a Fleury:
“Pájaro nochero, volcador de pasiones auténticas, ahonda la llaga de la emoción a través del embrujo de sus dedos. Siembra a voleo la semilla musical de sus canciones, dialoga con los arroyos, con los árboles, se aleja solo, infinito de distancia, en la noche sonora de la Pampa. Apareció, ante un escuadrón maravilloso de guitarras y fue asombrando los rumbos con los clarinasos de sus bordonas. Abel Fleury, no es un guitarrista más, es la guitarra toda por donde se asoma el alma de la patria”.
Referencias
(1) No tiene nada que ver con el tango “El Huracán” que compusieran Edgardo Donato y Carlos César Lenzi.
(2) Diario “La Provincia” de Tres Arroyos – viernes 3 de agosto de 1928.
(3) El maestro Arsenio V. Popov (1892-1977), según datos aportados directamente desde Tomsk por Boris Pisarenko, uno de sus discípulos más destacados, había nacido en Sajalín, isla rusa de Asia situada al este de Siberia en el Mar de Ojotosk. Su primer contacto con la lectura musical fue en 1915, cuando cumplía el servicio militar en el Destacamento de Música del ejército ruso donde tocaba el trombón. Comenzó a ejecutar la guitarra muy activamente a los 27 años, como aficionado. Así conoció a los guitarristas profesionales de Tomsk que le daban clases de guitarra. Desde 1929 establece una intensa correspondencia con guitarristas rusos y de distintas partes del mundo, editoriales y asociaciones, guitarrísticas de su país y del extranjero. Entre 1945 y 1951 en que se jubiló fue profesor de guitarra en la Escuela Musical de Tomsk. Desde ese entonces mantenía correspondencia con Fleury, hasta la desaparición de éste. Al maestro Popov le deleitó la melodía de “Estilo Pampeano” y ese fue el motivo para que lo incluyera como obligatorio en los programas de estudio de la Escuela Musical de Tomsk donde enseñaba a un numeroso alumnado. Esta disposición se mantiene en la actualidad gracias a su iniciativa. Como argentinos, vaya para él nuestra gratitud y reconocimiento permanente.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
García Martínez, Héctor – Abel Fleury, El Poeta de la Guitarra – Buenos Aires (2003)
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Enlaces externos
• Estilo Pampeano por Abel Fleury
• Ausencia (milonga) por Abel Fleury
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