Esclava de Gregoria Aguilar, cuando se enteró que, de ganar la guerra los realistas, todos los esclavos que habían sido declarados libres volverían a la esclavitud, decidió alistarse para prestar servicio en los Ejércitos de la Patria. Para ella su sexo no era impedimento para ser útil en las filas. Una vez llegada al campamento de El Plumerillo se le proveyó de uniforme de hombre, sable, pistola y montando su propio caballo se alistó en las fuerzas del general Juan Gregorio de Las Heras, quien le confió una bandera para que la llevase con honor. Agregada al cuerpo del comandante general de guerrillas, Toribio Dávalos, sufrió todo el rigor de la campaña.
Participó del Cruce de los Andes, y también integró el Ejército Libertador al Perú, sirviendo heroicamente a la Patria en numerosas batallas.
En carta dirigida al general José de San Martín, en 1820, le pidió que examinara su expediente para que se le concediera la libertad. El texto de la misma es el siguiente”
“Señor: Josefa Tenorio, esclava de doña Gregoria Aguilar, ante Vuestra Soberanía con el más profundo respeto digo: que tengo prestados mis servicios personales a la madre Patria con el valor de que no todos los hombres son capaces, así es que apenas rugió el rumor de que el enemigo común volvía en setiembre del año pasado a querer esclavizar a los habitantes de esta capital de los libres, cuando me visto de hombre y corro presurosa a recibir órdenes, y tomar un fusil, en efecto, se me alista en Palacio, con sable y pistola, y con los nombrados voluntarios para consultar el fuerte, patrulleo, ronda y no me excuso a la fatiga. Luego salgo a campaña en mi propio caballo y el señor General en Jefe Gregorio Las Heras me confía una bandera para que la sostenga y defienda con honor, agregándome en el punto de Manzanilla al cuerpo que mandaba el señor Teniente General Toribio Dávalos, a las órdenes de ese acreditado jefe sufro el rigor de la campaña y concurro con acreditado desempeño al sitio de los Castillos del Callao y sus fuertes tiroteos, y a las acciones tan reñidas que dimos en San Borja, Chacra Alta, Copacabana y Puruchuca (1820-21). Mi sexo no ha sido impedimento para ser útil a la patria, y si en un varón es toda recomendación de valor, en una mujer es extraordinario tenerlo. Suplico a Vuestra Soberanía que examine lo que presento y juro. Y se sirva declarar mi libertad que es lo único que apetezco – Josefa Tenorio, esclava de doña Gregoria Aguilar”.
A comienzo de noviembre de ese año el general hizo lugar a lo solicitado disponiendo que se le tenga presente a la suplicante en el primer sorteo que se haga para la libertad de esclavos. Se desconoce si esa libertad le fue efectivamente concedida.
No se sabe dónde y cuándo nació Josefa Tenorio, y tampoco se han hallado registros de su fallecimiento. Quizás la única prueba de su existencia sea la carta que le enviara al general José de San Martín.
“Menos afortunada que Falucho, no tuvo ni el mármol ni el bronce como premio de su heroísmo, ni una medalla de cobre siquiera; pero en cambio, tuvo lo que ella más ambicionaba como esclava, para su Patria y para sí: ¡¡la libertad!!”. Fue, como tantas otras, una de las heroínas ignoradas que, probablemente por ser de color, hubiese sido relegada al olvido, “…si una feliz casualidad no hubiese puesto en mis manos el expediente donde consta su valerosa conducta”, dice Alfredo Toullard
Esta es la breve historia de Josefa Tenorio, negra, esclava y guerrillera cuyo heroísmo no puede pasar desapercibido por la historia.
La Josefa Tenorio
(Por Aníbal Cuadros)
Aluviones de glicinas
desbordan los paredones
confundiendo su perfume
con jazmines y cedrón;
solitaria en el umbral
a la sombra de una mora
se refugia en el silencio
para recordar su historia.
La Mendoza colonial
momentos tensos vivía
un Zonda de libertad
por la alameda crecía,
ha llegado un general
rumoreaban las vecinas
una gesta colosal
en Plumerillo latía.
Ahí va Josefa Tenorio
del mercado a la cocina
el destino la vistió
de un color que sometía;
oscura piel de aceituna
heredada de una raza
la condena injustamente
para servir como esclava.
Los sentimientos desatan
una lluvia de justicia
los privilegios de algunos
se derrumban y agonizan,
la fiebre de rebelión
recorre los callejones
de una América incendiada
que reclama sin temores.
Ahí va Josefa Tenorio
con banderas desplegadas
dispuesta para alcanzar
la independencia anhelada.
Convicciones ancestrales
la empujan a la batalla
y en su pecho está latiendo
la libertad de su raza.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino – Buenos Aires (1985).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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Toullard, Alfredo – Nuestro Antiguo Buenos Aires – Ed. Peuser, Buenos Aires (1927)
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