Florencio Molina Campos

Florencio Molina Campos (1891-1959)

Nació el 21 de agosto de 1891 en casa de sus abuelos maternos Manuel Ladislao Campos Escobar y Josefa Delfina Campos López Camelo, situada en la calle Lavalle 1693 de Buenos Aires. Fueron sus padres Florencio Molina Salas y Josefina del Corazón de Jesús Campos y Campos, ambos integrantes de las más linajudas familias porteñas entroncadas con los más importantes personajes de la Colonia y de la Historia Nacional. El 3 de octubre del mismo año, el doctor Eduardo O’Gorman, párroco de San Nicolás de Bari, lo bautiza como Florencio de los Angeles. Son sus padrinos su abuelo materno Manuel Ladislao y su abuela paterna Florentina Salas de Molina.

El niño asiste a los colegios de Lasalle, del Salvador y Nacional Buenos Aires, pero en las vacaciones visita la estancia paterna de “Los Angeles” en el pago del Tuyú (hoy General Madariaga), parte de una más antigua, “San Isidro”, del patrimonio ancestral de los Campos. Allí aprende a querer y a conocer profundamente a los hombres de campo y a prendarse de los paisajes pampeanos que infinitas veces llevará a sus cuadros. En esa estancia nace su vocación.

Según su propio testimonio: “…de nuestras distracciones tan simples y el cúmulo de escenas de que fuimos testigos del diario trajinar de los peones, saqué la impulsión incipiente a traducir en nuestros juegos, al imitar su lenguaje, sus ademanes, su indumentaria y la inacabable variación de los peligros de sus faenas.

El ciclo escolar transcurrió en internados en Buenos Aires y las vacaciones en la estancia, donde nos esperaba el ansiado premio de nuestros petizos (descendientes de los “Shetland ponies” que mi abuelo fue el primero en traer al país). De tarde en tarde, tal vez borroneé algún dibujo y tracé las pretensiones de algún cuento, siempre con cierta inclinación humorística”.

De la estancia del Tuyú, pasan alrededor de 1905 a “La Matilde”, en Concordia, Entre Ríos, frente al río Uruguay, arrendada a Jaime Vieira. Allí se prolongan los días felices de la niñez. Tiene casa en el pueblo para la familia, pero las delicias de los varones, es permanecer en el campo, entre la peonada, visitando puestos, ayudando, para aprender el ancestral arte de los estancieros.

Pero ese mundo feliz se quiebra abruptamente el 26 de marzo de 1907 en Concordia, donde muere repentina e inesperadamente Florencio Molina Salas, su padre. De allí en más todo será diferente. Comenzará a sentir nostalgia por el mundo perdido y a volcar en cartones las escenas camperas que lo harán famoso.

Casa de Molina Campos en Moreno, Pcia. de Buenos Aires

Debe trabajar e ingresa al Correo y más tarde al Ministerio de Obras Públicas. En un ínterin trabaja en la Sociedad Rural Argentina, en la Sección del Herd Book (1).

Se casa el 31 de julio de 1920 con María Hortensia Palacios Avellaneda y se instala comercialmente en Florida 470 bajo el rubro “F. Molina Campos y Cía. – Comisiones en General”. Viaja a Chile a vender ganado, donde interviene en varios jurados y traba relaciones comerciales. Al año siguiente nace su hija Hortensia María y en diciembre debe disolver la firma por problemas económicos y desencuentros con su único socio.

Ante el desastre, intenta un año después una nueva empresa. Se va con su hermano Carmelo al Chaco, a ocupar un campo sito en Tomas Young, vía Bandera, en la provincia de Santiago del Estero. En 1922 escribe: “La vida que hacemos es muy otra de la que he hecho siempre. Nunca salí al campo sino a pasear a las estancias de mi padre, en vacaciones, y la vida que se hace aquí, al menos la nuestra, no la hace ni la habrán hecho ninguno de la ciudad que haya estado aquí. Nosotros cocinamos, nos lavamos la ropa, ordeñamos, hachamos en el monte y acarreamos palos largos, a veces al hombro, para ayudar al único caballo que tenemos…. para cercar la casa y la huerta que estoy sembrando”. Allí le llega la demanda de divorcio, que será decretado el 17 de octubre de de 1924.

Fracasada la experiencia del Chaco por una violenta helada, retorna a Buenos Aires a comenzar una nueva vida. Intenta ingresar a un banco, retoma los pinceles con nueva fuerza, intentando olvidar los infortunios pasados.

A fines de 1924, Emilio J. Saporiti lo presenta por carta a La Prensa: “….se trata de un muchacho ya ducho en narraciones y cuentos criollos, de los que ha publicado algunos y que tiene producciones que reserva para La Prensa de los domingos”.

En el Galpón Central de la Exposición Rural de Palermo de 1926 expone por primera vez sus trabajos, por entonces Molina Campos contaba con 35 años de edad. El público queda sorprendido por la gracia de las obras y encuentra parecidos entre sus conocidos. Aún los personajes distan mucho de ser los de las épocas clásicas; los caballos tienen vasos enormes, ojos saltones y grandes, con las costillas marcadas de puro flacos. Las personas siguen también esta temática y aún los animales domésticos, pero en todos los temas predomina la misma intensión risueña.

Visita la exposición el mismo Presidente de la Nación Dr. Marcelo T. de Alvear, quien se convierte en un admirador. Le ofrece en premio por su labor una cátedra de dibujo. Por 18 años será Molina Campos profesor del Colegio Nacional “Nicolás Avellaneda”.

En febrero de 1927 expone 36 obras en un local de la vieja Rambla de Mar del Plata. Al clausurarse el sábado 3 de marzo, ya no quedan cuadros sin vender. El presidente Alvear, en compañía de su esposa Regina Pacini, del general Agustín P. Justo, su ministro, y el secretario de la Presidencia, visita la exposición. Alvear le compra la obra “Charqueando”, una doma de un feroz potro que lleva mal a su domador.

El 14 de marzo de 1930 la “Sociedad Anónima Fábrica Argentina de Alpargatas” le confirma que acepta el precio convenido de $6.000.- por la confección del almanaque de la empresa para 1931, consistente en 12 originales. La obra de Molina Campos por este medio por largos años alcanzará todos los rincones del país y aún le dará fama en el exterior. Cada uno de los “meses” adquirirá valor de por sí y serán piezas de colección, y parte de la única pinacoteca que tuvo en sus casas, almacenes y ranchos nuestro pueblo.

El primer Almanaque de Alpargatas aparece en 1931 (esto continuarán hasta 1936, con una segunda aparición entre 1940 y 1945). Ese mismo año Molina Campos viaja a París. Expone sus obras del 10 al 20 de marzo en la Librería de la Opera, 3 rue Meyerbeer. Son en total 44 cuadros y asisten a la inauguración, el ex presidente Alvear y el embajador Dr. Tomás Lebreton. Las obras se agotan y debe dejar de lado la muestra que pensaba hacer en Londres, por falta de cuadros. De cualquier manera viaja a Inglaterra, volviendo a Argentina con la satisfacción de haber visitado los dos puntos más importantes de entonces.

En 1932 se traslada a Montevideo para adquirir residencia. Desea casarse con María Elvira Ponce Aguirre, la señorita cuyana que conociera en Mar del Plata y que reencontrara después de tres largos años en Buenos Aires. Así queda sellada, el 21 de julio, una unión profunda.

Cuando en 1935 llega al país el presidente del Brasil, doctor Getulio Vargas, el almirante Manuel Domecq García, en su carácter de presidente de la Comisión de Recepción, le compra un cuadro para ser obsequiado al ilustre visitante, teniendo en cuenta su afición a las tareas rurales. Le muestran tres para que elija uno, pero el Presidente visitante se queda con todos. El almirante compra en nombre del Gobierno dos y el otro lo dona Florencio, halagado por la preferencia del estadista y para no recargar el presupuesto de la Comisión de Recepción.

En oportunidad de inaugurarse el 6 de diciembre de 1936 en San Antonio de Areco una placa durante el homenaje rendido a Ricardo Güiraldes y Don Segundo Sombra, Molina Campos expresó: “Yo le diría a los escritores, a los músicos, a los pintores; vayan a la pampa, a los montes, a las sierras y recojan nuestro inmenso caudal disperso, que aún están a tiempo para salvar el folklore nativo. ¡Triste será que las futuras generaciones nos pidan cuentas! ¡Triste será que no podamos decirles qué fue del gaucho, y qué hemos hecho por mantener la Tradición Nacional!”.

Expone 44 obras en la Galería Witcomb de la Rambla de Mar del Plata el 12 de febrero de 1937. Visitan la exposición el presidente de la Nación Agustín P. Justo y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dr. Manuel A. Fresco. Los recibe además del pintor, el Sr. Witcomb en persona.

Se postula para una beca a los Estados Unidos para estudiar dibujos animados. Piensa dedicar sus esfuerzos a producir con motivos nacionales, filmes educativos que lleguen a la niñez con mensajes patrióticos y morales. El 16 de setiembre el presidente de la Comisión Nacional de Cultura Dr. Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast), le comunica que su beca ha sido acordada por un año, teniendo en cuenta sus antecedentes y plan de trabajos a desarrollar. Se embarca en el “Southern Cross” rumbo a los Estados Unidos. El 20 de octubre se encuentra en Brasil, y llega a Nueva York el 4 de noviembre. El 21 de diciembre, en el Estado de Maryland, Howard County, se casa por la ley estadounidense con la ya su esposa María Elvira Ponce Aguirre.

El 18 de setiembre de 1938 se le declara miembro honorario de la International Mark Twain Society de Missouri. Se lo comunica Cyril Clemens, sobrino del ilustre escritor norteamericano. Una distinción muy difícil de conseguir.

Carlos G. Daws (2), el conocido coleccionista gauchesco, le escribe y le da noticias de Enrique Udaondo quien “está apurando la terminación del Parque Gauchesco que denominará Ricardo Güiraldes en San Antonio de Areco”. Molina Campos, amigo y admirador de la obra de Udaondo, fue un asiduo visitante del Museo Colonial e Histórico de Luján y del Ricardo Güiraldes de Areco y donó cuadros para éstos y para el de Los Libres de Sur.

Ese año organiza exposiciones en la Desert Inn Gallery de Palm Spring, California, en el English Book Shop de New York y en Abercrombie & Fitch. Todas fueron un éxito total.

Entre los tantos trabajos que realizó Molina Campos, se encuentra uno realmente simpático, de gran valor folklórico y artístico, que desgraciadamente, pese a sus esfuerzos, no pudo publicarse. Nos referimos a sus “naipes” españoles, donde cambió los motivos tradicionales por criollos. Cada baraja es una preciosa miniatura. Por las cláusulas del contrato, Alpargatas le había prohibido publicarlos en Argentina y Uruguay.

En 1939 retorna a nuestro país con verdadera ansiedad por hacer cosas. De New York a Miami y de allí en vapor a La Habana. Recorren la isla de Cuba. De allí a Colón y Panamá y luego en barco a Valparaíso. Allí pierden parte del equipo y luego emprenden viaje en automóvil a Buenos Aires.

El 12 de junio abre su exposición en las nuevas Galerías Witcomb, de “paisajes pampeanos”, “negros” de los Estados Unidos de América del Norte y “motivos gauchescos”.

Contratado por la revista Liberty viaja a Estados Unidos en setiembre de 1941, para hacer dibujos de su especialidad y una serie denominada “Andanzas de un gaucho en Nueva York”. Mientras está allí Walt Disney visita nuestro país (3). Llega el 8 de setiembre y es recibido por Ramón Columba a la cabeza de una delegación de la Asociación de Dibujantes. Las autoridades más altas de la Nación lo reciben en sus despachos y desarrolla una serie de actividades en Buenos Aires, incluyéndose un viaje a Mendoza. Como uno de los objetivos, quiere conocer personalmente a Molina Campos, cuya obra seguía a través de las publicaciones, pero se entera que el artista está en los Estados Unidos, próximo a regresar. No obstante, se presenta en su domicilio (calle Pacheco de Melo 1957), donde lo recibe Elvira. Allí le pide interceda ante su esposo para que trabaje con él en Hollywood, poniendo la señora de Molina Campos la condición de que ella lo pueda acompañar. Todo queda arreglado y Disney pide conocer el estudio de Molina Campos y a sugerencia de la Embajada, Elvira organiza un almuerzo criollo, consistente en asado y empanadas.

El sábado siguiente Disney y su comitiva llegan en automóviles al rancho “Los Estribos” de Moreno, a orillas del río Reconquista. Disney come empanadas y asado y toma mate, bailando nuestras danzas nativas. Ameniza con sus ejecuciones el celebrado folklorista Carlos Montbrun Ocampo (4), amigo de la casa. Disney se retrata con el poncho pampa de Molina Campos montando el caballo de madera que don Florencio había construido como porta recado.

Poco tiempo después los Molina Campos y Disney se encontrarían en los Estados Unidos, naciendo una cordial relación de la cual quedan numerosos recuerdos y documentos.

En 1942 es contratado por Walt Disney como asesor técnico, para colaborar en el rodaje de varias películas de dibujos animados de ambiente argentino: “El gaucho volador”, “El gaucho reidor”, “Goofy se hace gaucho” y “Saludos amigos”.

Gana el cuarto premio del Concurso de Afiches “Hemisferio Unido” del Museo de Arte Moderno de Nueva York. También expone en el Chouinard Art Institute, donde incluye sus “american negroes” y posteriormente sus obras son exhibidas en Laguna Beach Art Gallery entre las de los principales dibujantes de Walt Disney. El cónsul argentino en Los Angeles, Emilio Lazcano Tegui, organiza una fiesta en su casa para festejar el 25 de Mayo. Molina Campos convierte el garaje en una pulpería y prepara un caballo al que pone su montura. Asisten 50 personas, entre ellas periodistas argentinos que visitan los Estados Unidos. Hay asado, chorizos y Elvira se luce cantando con su guitarra. Asisten gauchos y cowboys. Los Molina Campos se mudan a Los Angeles.

Regresa a la Argentina, partiendo desde Los Angeles en el vapor Río de la Plata el 28 de noviembre de 1943. Viaja con ellos el embajador en México Alberto M. Candioti y otros diplomáticos.

La empresa fabricante de tractores Minneapolis Moline lanza su almanaque de 1944 con ilustraciones de Molina Campos, las que por ese medio se reproducirán por millones. Fueron publicados consecutivamente hasta 1958.

Hacia 1945 están terminando su casa de Vicente López. Cierto día se van a Moreno, a pasar una temporada en el rancho “Los Estribos”. Los caseros habían abandonado su puesto por otro de más importancia. Molina Campos solo, se encarga de encerrar los animales y darles de comer. Como la noche iba a ser muy fría (principios de julio), vacía los tanques para evitar que revienten las cañerías por el congelamiento. Enciende el hogar y al llegar la hora de retirarse, lleva las brasas al dormitorio de Elvira y se queda trabajando hasta las 2 de la madrugada en su estudio nuevo, en los altos, El ambiente del rancho (de troncos de palmeras) estaba tibio y dejó allí a los perros. A la mañana, a eso de las 7, éstos despiertan a Elvira arañando la puerta del dormitorio. Cuando acude, las llamas habían llegado al techo. Sin agua en los tanques y con la bomba llena de hielo es imposible hacer nada. Pide socorro y se presentan los vecinos, quienes hacen una cadena desde el río al rancho. Los proyectiles que conservan comienzan a estallar y deben alejarse de la casa. Cuando llegan los bomberos, todo había concluido. Se pierden sus colecciones gauchescas, muebles, valijas y baúles. Para colmo el seguro está vencido. Por ese entonces lo habían dejado cesante en el Ministerio de Obras Públicas por su ausencia del país y las cátedras de dibujo las dejó, con licencia.

En 1949, Molina Campos piensa instalarse definitivamente en Estados Unidos para pintar y hacer cerámica. Decide liquidar los terrenos de Moreno, dejando solamente el rancho y algo de tierra alrededor. Resuelve insistir en sus “naipes” dado el auge de la canasta que allí llaman “Argentine rummy”.

El 20 de setiembre le escribe a Miguel Angel Asturias, de Guatemala, y futuro Premio Nobel, que estarán en su país aproximadamente el 2 de octubre. Eran antiguos conocidos y ambos ya se habían visitado en sus respectivos domicilios de Guatemala y Buenos Aires.

Viajan a Estados Unidos el 24 de marzo de 1951. Adquiere una casita en Pacific Palisades (California), 366 Las Casas Ave. Hace un membrete con un jinete corriendo hacia un rancho que se levanta al lado de un ombú y a un costado un cartel con la dirección, tema que usará en sus papeles para cartas. En agosto, conmemorando los 25 años de la primera exposición, hace una en la Palisades Art Association. Minneapolis-Moline, para satisfacer los innumerables pedidos de la clientela y de admiradores de Molina Campos, hace una serie de 12 láminas sobre cuadros fechados en este año, con los títulos en castellano e inglés.

En 1952, viaja a Minneapolis y aprovecha para hacerse un chequeo en la Clínica Mayo. Arrastra un problema de amebiasis de la época de su estadía en el Chaco. Expone en Washington DC del 27 de marzo al 11 de abril.

Los Molina Campos regresan a la patria en 1953, instalándose en “Los Estribos”, donde deciden fundar una escuela en sus terrenos, y la bautizan con el nombre del héroe familiar “Teniente Coronel Gaspar Campos”, el mártir de Lomas Valentinas, donde muriera torturado por el enemigo el 12 de setiembre de 1868, durante la guerra de la Triple Alianza. Al inaugurarse el colegio y ver entrar a los 40 alumnos con su guardapolvo blanco, don Florencio, apoyado en un árbol, llora, y le dice a Elvira: “Este es el mejor cuadro que he pintado en mi vida”. Ambos se encargan de prepararles un refrigerio variado y abundante, les enseñan a cantar y con un tocadisco pasan, cuando es oportuno, de acuerdo con el calendario escolar, el Himno Nacional y todos los días, una canción dedicada a la Bandera. Cuando el personal no puede asistir por las lluvias, se hacen cargo de las clases.

El 9 de marzo de 1956 contrae matrimonio por las leyes argentinas en la sección 10 del Registro Civil de la Capital. Es su tercer casamiento oficial con su esposa María Elvira Ponce Aguirre, teniendo en cuenta los realizados en Uruguay y Estados Unidos (1932 y 1937 respectivamente).

Asiste al VI Festival Internacional Cinematográfico, invitado especialmente por el gobierno de la Republica Federal Alemana, realizado en Berlín del 22 de junio al 3 de julio. Llevó “Pampa Mansa” en la cual aparece con sus motivos gauchescos. Aprovechan luego para visitar varios países europeos. En noviembre parten de París en el buque Queen Mary (donde conocen a John Wayne), con destino a Nueva York, ciudad en la que inaugura su exposición en la Galería Sudamericana.

En 1959 la salud del artista es precaria; en 1958 había sido intervenido quirúrgicamente y en abril, por una mojadura, sufre inconvenientes serios. Del 1 al 17 de octubre, se realiza una exposición con 80 obras de Molina Campos, en la Galería Argentina (ya desaparecida), bajo los auspicios del Instituto Cultural Argentino Norteamericano. Será su última exposición. Se le ve muy agotado.

Después de ese esfuerzo emocional y físico, se va con su esposa a “Los Estribos” de Moreno, su refugio espiritual. Allí un disgusto lo espera. Molina Campos había comprado en 1944 un pobre caballo que tiraba del carro de un vecino y recibía de éste el peor de los tratos. Estaba lleno de mataduras que daba pena verlo. Después de un forcejeo por el precio, aumentado por el interés de don Florencio, consigue arrancarlo de las manos del vecino. De “Guacho”, como lo llamaban, pasa a ser el “Gaucho”. El caballo, de una vida desgraciada, se hace tan regalón como un perro y responde al amo de tal manera, hasta convertirse ambos en un centauro, no heroico, pero sí, doméstico. A principios de noviembre el “Gaucho” se enferma y luego muere. Los vecinos, al verle cavar la fosa, le aconsejan que lo queme o que lo haga retirar por la Municipalidad. Florencio no puede admitir semejante cosa; su caballo quedará allí, en “Los Estribos”, y lo entierra sin ayuda ninguna. El esfuerzo fue enorme, tremendo para su estado de salud.

El 27 de noviembre del año anterior había escrito sobre el gaucho: “He sostenido siempre que la ilimitada visión de la pampa, lo inducían a ir lejos, sin vacilaciones, como animado por la suprema ansia de libertad, como el viento pampero. Y, así se va silencioso y arrogante, hacia el país de Trapalanda, a un cielo donde haya caballos”.

En ese cielo lo esperaría, como el gaucho, su “Gaucho”, días después. Molina Campos no podía entrar a la eternidad de a pie.

Tras el esfuerzo, su salud deja mucho que desear. Se le interna en un sanatorio de la calle Charcas, ya M. T. de Alvear, para hacérsele una revisación general. Se agrava. Sus hermanas le traen un sacerdote. El lo acepta con agrado. En el cielo oscuro brilla la Cruz del Sur, la protectora de sus noches pampeanas de témpera y nostalgia. El sacerdote lo confiesa; no quiere que se alejen los íntimos, en especial Elvira. “Padre –le dice al sacerdote- el único gran pecado de mi vida ha sido querer a esta mujer” señalando a su esposa con quien no pudo casarse por la iglesia. Luego comulga y se adormece. Es el 16 de noviembre. A las 18:15, cuando va a comenzar la hora de la oración, muere en su Buenos Aires natal.

Referencias

(1) Libros genealógicos
(2) Carlos G. Daws (1870 – 1947) fue un ferviente tradicionalista que formó luego de muchos años de paciente labor y esfuerzo económico, una vasta colección criolla que desde el año 1949 forma parte del acervo del Museo de Arte Popular José Hernández, de Buenos Aires.
(3) La visita fue parte de una gira por Sudamérica que emprendió Disney, su esposa Lillian Bounds, y 16 colaboradores, entre los que se incluía a la única dibujante femenina -Mary Blair- que tenía por entonces su compañía. El propósito de la travesía era una misión diplomática encomendada por el gobierno de Estados Unidos como parte de la llamada “Política de buena vecindad”, que tenía por objeto fortalecer lazos entre nuestro país y el del norte y frenar la influencia de los alemanes y sus aliados, en aquellas instancias de la Segunda Guerra Mundial. El viaje comprendía a Brasil, Argentina, Chile y Perú.
(4) Carlos Montbrun Ocampo (1900-1962), nació en Albardón, Pcia. de San Juan, y se destacó en todo el país con sus composiciones y por el gran suceso que fue su “Alegres Fiestas Gauchas”, tanto en la radio como en el teatro argentino de los años 50. Es autor de numerosas obras del cancionero popular como la polca correntina “Nendivei” (con Osvaldo Sosa Cordero) y popularizó otras como la zamba “Paisaje de Catamarca”, y las cuecas “A dos puntas” y “Entre San Juan y Mendoza.

Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Ocampo, Juan Carlos – Florencio Molina Campos – Buenos Aires (1980)
Portal www.revisionistas.com.ar

Enlaces externos

Walt Disney en Argentina (video)
El Gaucho Goofy (video)

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