Nació en Cañada de Gómez (1), provincia de Santa Fe, el 11 de noviembre de 1894, siendo el segundo de los seis hijos del matrimonio de Vittorio Bairoletto y Teresa Mondino, inmigrantes italianos, seguramente piamonteses. Dos meses más tarde, el 14 de enero de 1895 el capellán de la colonia San Jorge, padre José Ponta, bautizó al niño Juan Bautista y fueron sus padrinos Francisco Bairoletto y Margarita Mondino (partida de bautismo, Parroquia San Jorge: Libro 1 – Folio 72. Ciudad de San Jorge, Prov. de Santa Fe). Luego, con la expansión de los ferrocarriles Oeste y Sud, la familia arrendó un campo de 400 hectáreas en la localidad de Eduardo Castex, en La Pampa. Allí, Juan Bautista comenzó a cursar sus estudios en una escuela primaria, pero en virtud de la prematura muerte de su madre, cuando tenía 10 años tuvo que abandonar las aulas para trabajar en duras tareas relacionadas con el cultivo de trigo.
De joven tuvo problemas con la policía. Cierta vez, en la fonda “La Colonia”, los celos desataron la ira de un cabo de la policía provincial llamado Elías “Turco” Farach; tanto el agente como Bairoletto intentaban enamorar a la misma mujer, Dora, que trabajaba como bailarina en uno de los tres prostíbulos del pueblo. Cegado y sin motivos, Farach encerró a Bairoletto en una celda y lo torturó durante toda una noche. Pocas horas después, volvieron a cruzarse en la puerta del prostíbulo. Fue el 4 de noviembre de 1919 cuando el joven sacó un revólver que tenía escondido en su cintura y disparó sin piedad contra el cuello del cabo. Fue a la prisión por homicidio, pero salió en libertad hacia 1921. Su vida desde entonces resultó tumultuosa, transcurriendo en ambientes prostibularios, comités y casas de juego.
Convertido en salteador, sostuvo tiroteos con la policía en los alrededores de Castex, luego en otras localidades de La Pampa. De allí en más se habrán dicho verdades y mentiras. Se habló del bandido sanguinario o del Robin Hood pampeano.
Lo cierto es que, desde la clandestinidad Bairoletto se convirtió en una figura querida por los pobres, temida por las autoridades, utilizada por los políticos de turno y maldecida por gente que no dudó en calificarlo de delincuente.
Según era voz corriente, no robaba para él sólo, sino que repartía lo obtenido entre sus amigos, protectores y gente necesitada. Bairoletto ejercía un raro magnetismo entre quienes lo trataron. Era simpático y entrador. Cultivó la amistad con gente muy pobre, y entraba en sus ranchos o viviendas humildes como si fueran su propia casa, siendo recibido con grandes agasajos. Llegaba con regalos; por ejemplo, para las mujeres, “agua florida” -como se les decía a los perfumes. Para los niños su visita era una fiesta, ya que no faltaban las golosinas. A los hombres les llevaba latas de tabaco “Caporal”, mientras que para él se reservaba los cigarrillos negros marca “Brasil” que venían en un tipo de carterita, de 10 unidades. Todo era producto de sus rapiñas: robaba para él y para sus amigos.
Bairoletto andaba -como vulgarmente se dice- armado “hasta los dientes”. Sus armas preferidas eran un revólver “Smith y Wesson” calibre 45, un revólver “Tanque” 38 largo, un “Winchester” calibre 45 y un fusil “Máuser” del mismo calibre, de fabricación alemana. De su cintura “jamás se caían” uno de los revólveres y un largo y filoso cuchillo. Siempre decía que sus mejores amigos eran las armas y los caballos.
En la década del ’30, no hay asalto, pendencia o muerte de la que no se lo haga responsable. La policía le siguió el rastro, llegando casi siempre tarde, justo cuando ya Bairoletto, previamente alertado, emprendió la fuga. Desaparece de Castex, pero aparece en el desierto puntano, o en General Alvear, en Mendoza. Para algunos era de suma ferocidad, habiéndose convertido en un fantasma o en un azote. Tenía pedido de captura en Mendoza, San Juan, San Luis, La Pampa y Río Negro. A veces actuaba solo y otras en grupo, fue así como muchas veces operó con el tan conocido Mate Cosido.
En agosto de 1941, Bairoletto fue traicionado por Vicente Gazcón, alias “El Ñato”. Ex compinche de Juan, se conocieron en La Pampa en 1927. El Ñato Gazcón había sido apresado y, para salvarse, reveló que el “Robin Hood de las Pampas” vivía en Alvear, en el rancho de Puente Colorado, hacia el lado de Carmensa. El delator partió a buscar a su compinche y, al dar con su paradero, lo entregó a cambio de su libertad. Las autoridades montaron un operativo que finalizó el 14 de setiembre, cuando una comisión policial, al mando de José María Valleé (jefe de investigaciones de Mendoza) y varios efectivos rodearon aquella humilde casa en donde vivía el supuesto Francisco Bravo con su mujer Thelma y sus pequeñas hijas Juana y Sofía.
Durante el amanecer de ese día, un peón que vivía en una habitación aledaña a la casa salió al patio y fue aprehendido por el grupo, pero alcanzó a alertar con un grito a su patrón, que aún dormía.
La figura de Bairoletto apareció en la puerta de aquella tapera, portando una pistola y un revólver. Cuando los efectivos policiales dieron la voz de alto, el acorralado salió y se les enfrentó a pocos metros. Recibió un balazo pero, aunque cayó a tierra, siguió disparando. Fue entonces que otra bala puso fin a su vida.
En el tiroteo resultó herido en el abdomen el subcomisario pampeano Adolfo Paeta, quien se proclamó como el matador de aquel bandido
Existe otra versión: en ella se afirma que Juan Bautista Bairoletto se disparó en la boca para no caer en manos de los policías. Thelma Ceballos (2), su mujer, que vio la escena, sostuvo en la intimidad que se disparó en la cara “porque él se suicidó, se había jurado que jamás lo atraparían vivo”.
Pero Bairoletto, “el último bandido romántico”, no muere, porque ya su muerte vivía en la leyenda de su pueblo. Sus restos fueron trasladado a la funeraria De Vita y Cía. El cuerpo fue vestido con bombachas batarazas, camisa blanca y un pañuelo overo al cuello. El velatorio se realizó en el salón de la Biblioteca Popular Sarmiento, ubicado en la esquina de Paso de los Andes y Patricias Argentinas, que la empresa alquiló para disponer de mayor espacio. Asistieron al velatorio miles de personas procedentes de La Pampa y de Mendoza. Luego sus restos fueron llevados al cementerio local, donde permanecen en el interior de un pequeño mausoleo levantado con contribuciones voluntarias y públicas, hoy convertido en “santuario”. Su tumba guarda extrañas ofrendas dejadas por hombres y mujeres de todas partes que concurren creyendo que es un justiciero milagroso que concede pedidos para la protección de la familia, el trabajo, la salud. Ante su tumba se repiten los actos de fe de sus creyentes y manifestaciones de agradecimiento, atribuyéndole numerosos milagros y no ha faltado quien proponga la canonización oficial de Bairoletto.
Su vida se ha proyectado en la novela y en obra de teatro. El cine lo honró con una película dirigida por Atilio Polverini y protagonizada por Arturo Bonín en 1985. Una milonga lleva el nombre de “San Bautista Bairoletto”, cuyos primeros versos dicen: “Amparaba al que debía / al pobre, al necesitao / al que era castigao / y a aquel que nada tenía. / ¡San Bautista Bairoletto, / la pampa te ha de vengar!”. León Gieco lo homenajeó en su disco Bandidos rurales.
Los que me lloran por muerto
que ya dejen de llorar.
Vivo en el alma del pueblo,
nadie me puede matar.
No es ladrón robar al rico
porque al pobre le robó.
Si la muerte es el olvido
Bairoletto no murió.
Referencias
(1) Otros autores lo dan como nacido en las ciudades de Santa Fe y en Carlos Pellegrini.
(2) Thelma, una hermosa morocha puntana, quien fue su compañera hasta el final y con la que tuvo dos hijas mujeres, falleció el 23 de mayo de 2014, a la edad de 101 años, y hasta el último día de su vida recordó a su amado.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Novísimo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires (2004)
Los Andes, Juan Bautista Bairoletto: el último bandido romántico, Mendoza, Agosto 2017.
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Noel Sierra, Avelino – Juan Bautista Bairoletto: sus amigos, sus armas y sus amores, Río Negro, Diciembre (2003).
Portal www.revisionistas.com.ar
Sangiorgio, Belisario – Bairoletto: un nombre que provocó pánico entre los hombres de campo, La Nación, Buenos Aires, agosto (2019).
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