Nació en Montevideo, Uruguay, el 3 de Junio de 1861, hijo de Domenico Oxilia y María Martino, ambos inmigrantes italianos. Su padre era dueño del “Café Lírico”, próximo al Teatro Solís de esa ciudad, punto de reunión de artistas y aficionados donde el joven obtuvo cierto prestigio local, pues con frecuencia le pedían que cantara, aun delante de celebridades.
Enviado a la Universidad de Pavia (Italia) para estudiar medicina, regresó al poco tiempo a Montevideo debido a la muerte de su padre, debiendo hacerse cargo del Café. Cambiada la situación de su familia, realizó estudios de canto con el organista y cantor de zarzuelas español Carmelo Calvo. Pero un defecto de impostación lo dejó afónico, debiendo descansar dos años.
En 1881, dejó el negocio familiar en manos de un pariente y volvió a Europa donde se perfeccionó con Giácomo Pozzi, y en 1885 debutó en el Teatro Liceo de Barcelona, en un papel menor: Laertes de “Hamlet” de Ambroise Thomas.
Cuando el gran Julián Gayarre, se indispuso en vísperas de una función de “Favorita”, recomendó a Oxilia como sustituto, y el éxito le abrió las puertas del Real de Madrid, donde cantó treinta noches seguidas.
Pasó a Italia, y en Nápoles intervino en “Fausto” y “Mefistófeles”; en Padua cantó “Hugonotes” y “Don Carlos”, donde fue muy aplaudido. En Turín se ovacionó su “Salambó”. Alberto Franchetti lo eligió para el estreno de “Asrael”, dado en Bolonia, en febrero de 1888, y luego debutó en la Scala de Milán con “Otello”.
Giuseppe Verdi se interesó profundamente por Oxilia, porque lo consideraba superior a Francesco Tamagno en la interpretación de su ópera, pues le aventajaba en recursos histriónicos. Fue intenso, luminoso y fugaz como un meteoro. Era, a la vez que cantante, un formidable actor.
Grandes trágicos como Ermete Novelli y Tommaso Salvini, testimoniaron el mérito dramático de Oxilia, al que juzgaban como su par.
Representó numerosas veces la ópera verdiana acompañado por el barítono francés Víctor Maurel en la reposición de febrero de 1889, en muchos teatros de Italia.
Se trataba de un artista que cobraba dos mil posos oro, por noche, en ese tiempo. En Bologna llegaron a pagarle 15.000 francos por su “Otello”, suma que en el Río de la Plata, a no sobrevenir la guerra, ni al mismo Enrico Caruso se le habría dado.
En 1890, regresó a Montevideo con la compañía Consigli. Su ciudad le hizo una recepción entusiasta, siendo esperado en el puerto por mil quinientas personas y sociedades musicales que lo acompañaron hasta las puertas del viejo “Café Lírico” que había sido de su progenitor.
Debutó en el Solís, el 3 de junio cantando la “Favorita”. Su actuación fue un suceso. El diario vespertino uruguayo La Tribuna Popular, de Montevideo, dice en su edición del día siguiente: “La sala estalló en aplausos atronadores y que duraron largo tiempo, siendo obsequiado el artista con una preciosa corona obsequio del General Tajes, y accediendo al bis que le pidió la concurrencia y que fue otro triunfo. Oxilia se había impuesto y el artista era digno del renombre de que venía precedido. La noche del estreno del simpático tenor terminó, en el escenario del Solís, con el duetto de la escena VI entre Leonor y Fernando que mereció aplausos. Al terminar la fiesta el entusiasmo degeneró en delirio. Las cazueleras arrojaban flores al escenario, mientras la concurrencia de la platea, de ordinario severa, se puso de pie, y aplaudiendo frenéticamente a Oxilia, que se presentó 11 veces en la escena profundamente emocionado”.
La revolución le impidió presentarse en Buenos Aires, pero el 19 de noviembre, junto a Elvira Colonesse, Pietro Cesari y el director Ricardo Furlotti, inauguró con “Otello” el Teatro Argentino de La Plata.
Regresó a Italia a fines de ese año, creyendo contar con buenos contratos, pero decepcionado, se detuvo en Río de Janeiro para volver a Montevideo a mediados de 1891, interviniendo en algunas fiestas de beneficencia.
También inauguro el 25 de mayo de 1892, el porteño Teatro de la Zarzuela (Luego Argentino, de la calle Bartolomé Mitre), donde interpretó de nuevo la “Favorita”. En Rosario fu ovacionado en el Olimpo.
Entregado al canto, dio “Carmen” en el Solís, y junto a Carlos Pellegrini se embarcó por la madrugada para Buenos Aires donde entonó 25 romanzas en un festival benéfico. El “Kalnoky”, un pequeño barco, lo devolvió a Montevideo en horas de la siesta. Por la noche asumió la cruel tesitura de “Ugonotti”, y al día siguiente “Aida”. En tales condiciones su voz no resistió mucho. Su garganta que nunca cuidó como debía, se resintió demasiado pronto.
Los discos de Oxilia, grabados en Milán entre 1902 y 1903, acreditaron una franca declinación de los dotes del artista, que apenas contaba cuarenta años. “En los fragmentos veristas, como el airoso de “Pagliacci” –dice un autor- parece desconcertado y sus pautas de declamación y fraseo resultan arcaicas”.
Luego del temprano retiro, Oxilia abrió una academia de canto en Milán. Tuvo destacados discípulos que más tarde fueron famosos tenores. Pero la salud del maestro también decayó. Sufrió una grave enfermedad, y a causa de una insignificante herida en un dedo, fue preciso amputarle un brazo.
En diciembre de 1918, llegó a Buenos Aires en viaje a Montevideo. “Caras y Caretas” lo entrevistó para recoger sus rezongos y lamentaciones, despreciando a los tenores del momento.
Montevideo lo acogió con cordial simpatía. Su propósito era el de continuar enseñando. Los dolores de la enfermedad que lo atormentaba lo habían decidido atentar contra su vida, pero falló. Murió en Montevideo, el 18 de mayo de 1919, donde una calle evoca su nombre. Fue el mayor artista lírico que hasta entonces había nacido en América. Era un tenor de prestancia excepcional, de voz sonora, suave y vibrante.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires (1978)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Hepokoski, James A. – Otello, Cambridge Opera Handbooks, New York (1987)
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Salgado, Susana – Teatro Solís, Wesleyan University Press, Connecticut (2003).
Enlaces externos
• José Oxilia – La donna è mobile
• José Oxilia – Una vergine, un angiol di Dio
• José Oxilia – La Traviata: De miei bollenti spiriti
• José Oxilia – Questa o quella
• José Oxilia – Vesti la giubba
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