Nació en Buenos Aires, en 1753, hijo de Bernardo Grigera, oriundo de Aguilar de Campos (España), y de Clara Romero y Velasco, criolla de vieja estirpe, hija del juez José Romero. Dedicado desde su mocedad a los trabajos agrícolas, llegó a ser el agricultor más completo de su tiempo. El 30 de setiembre de 1777, en la Parroquia de Monserrat, contrajo matrimonio con Beatriz Margarita Casavalle Durán (1761-1823), con la que tuvo doce hijos.
En 1801, se instaló con una gran chacra en la zona de la provincia de Buenos Aires, que actualmente corresponde al partido de Lomas de Zamora.
Durante las Invasiones Inglesas se destacó luchando con denuedo contra las tropas británicas. Tenía fama de valiente adquirida en cierta ocasión cuando presenciaba una corrida de toros en la Plaza de Monserrat; como el matador se mostrase vacilante en su actitud, evidenciando carecer de las aptitudes que el caso requería, Grigera no pudo contenerse, saltó a la arena, le quitó al torero la espada y la capa, y ultimó al toro enfurecido en medio de una delirante ovación popular. Pese a este rasgo de su vida, fue un hombre dotado de un espíritu generoso y altruista; ejerció sobre sus vecinos, al decir del historiador López, una especie de patriarcado bondadoso y servicial.
El 13 de agosto de 1807, le fue otorgada una merced de tierras realengas en La Magdalena “paraje nombrado Las Cañuelas” de dos leguas de frente y tres de fondo. Se le llamaba el “alcalde de las quintas”, y era el caudillo de los “quinteros”.
Al producirse en la Primera Junta las conocidas desavenencias entre Saavedra y Moreno, Grigera sin profundizar el análisis de los principios ideológicos en pugna, dejándose llevar por su gran amistad con el primero, se constituyó en su defensor popular.
También se le debe la respuesta histórica a Hipólito Vieytes frente al Cabildo: “el pueblo quiere saber de qué se trata”. El fue quien organizó la asonada del 5 y 6 de abril de 1811, contra la Sociedad Patriótica, formada por los amigos de Mariano Moreno.
Fue un movimiento del gauchaje hacia la Plaza de la Victoria. En el gauchaje juntaban a peones rurales, y artesanos de más allá de la ciudad. Llegaban desde las orillas de la ciudad y más allá de Retiro, Palermo, Mataderos y del sur campesino, no el de las coquetas quintas de recreación, sino los de las quintas de producción de hortalizas y chacras más lejanas. Allí Grigera conocía bien el terreno y más a su gente.
El movimiento fue de total apoyo a Cornelio Saavedra aunque desconcertante por la forma y también por su magnitud. Se dijo que atemorizó tanto a Saavedra y sus seguidores como a los morenistas. Moreno había muerto a fin del año anterior pero los contrarios protestaban desde el café de Marco por el rumbo que había tomado la Revolución.
El petitorio con reclamos a las autoridades fue presentado por Grigera y el abogado Joaquín Campana en el Cabildo el 6 de abril de 1811. Exigían la destitución de los miembros de la Junta Rodríguez Peña, Vieytes, Larrea y Azcuénaga; la introducción de tejidos ingleses y la disolución del Regimiento Estrella al mando de French. El movimiento contó con el apoyo del Jefe del Regimiento de Húsares, Martín Rodríguez.
Hay “grigerada”, se decía, cuando podía producirse levantamiento de quintas del suburbio. Esta actuación política a favor de Saavedra le costó cara, pues al producirse poco después la caída de éste, fue detenido por el Cabildo y aún amenazado de destierro luego de la revolución del 11 de setiembre del año siguiente.
Fue amigo y colaborador de figuras relevantes como el doctor Joaquín Campana y el general Martín Rodríguez.
Despreocupado de los problemas políticos volvió a sus propiedades, donde se dedicó con mayor entusiasmo a las tareas agrícolas. Interesado en disponer de tierras aptas para sus trabajos, solicitó al Cabildo en 1814, un tercio de manzana en Miserere.
El 17 de octubre de 1815, la institución capitular le concedió el despacho y título de Tasador Público de Quintas y Chacras.
Los productos de su huerta y montes frutales eran muy apreciados, cotizándose a buenos precios. Tenía tanta afición a la agricultura que llevaba anotaciones prolijas sobre la época de germinación, desarrollo y madurez, como de la conservación de las diversas hortalizas y tubérculos.
Sembró cereales, verduras y frutas. Sus injertos se hicieron célebres, sandías sin semillas, flores de variada originalidad, lo mismo que las rosas, mosquetas, etc. Crió cerdos, gallinas, gusanos de seda, ovejas. En los alrededores de Buenos Aires, fue el primero que importó las mejores flores europeas, que plantó frutales, que formó montes de leña, que inició las primeras sementeras de trigo. Se conoció su famoso durazno ñato que lleva su nombre, que todavía resulta muy apetecido.
Divulgó los conocimientos adquiridos en agricultura, por medio de un tratado, el primero en su género escrito por un argentino. Se tituló Manual de Agricultura. Contiene un resumen práctico para cada uno de los doce meses del año. Es muy útil para labradores principiantes, siendo impreso por los tórculos de la Imprenta de la Independencia, en 1819. Se encuentra dedicado al Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón. El gobierno respaldó la publicación de esta obra, pagando la edición o comprando no pocos ejemplares.
El Manual de Agricultura está destinado a los labradores y hortelanos y pretende transmitir la rica experiencia de Grigera en la materia. Dice el autor al comienzo de su obra:
“No se crea que escribo para enseñar: sé que tengo que escuchar para aprender. Mucho hay escrito en la materia por plumas cortadas con finura, y llevadas por principios que no podré explicar. Comunico solamente a mis conciudadanos, que educados en el mejor tiempo que yo, corren en pos de las ventajas y de la gratitud del cultivo de las tierras, lo que en el constante trabajo de esta madre común de los vivientes he aprendido.
Para que puedan conseguirlo con algún desahogo, es que me he propuesto contribuir con un breve resumen práctico sobre lo que corresponde haga el agricultor en los doce meses del año, y cómo es que se ejecuta entre nosotros, o debe hacerse.
El resumen no es perfecto en su línea; pero podrá servir a algunos formados con mejor disposición que la mía, o con los elementos que yo no tengo, para progresar con prontitud y perfeccionar el precioso ramo de la agricultura con utilidad de la Provincia de Buenos Aires, y de las demás de la nación de Sud América a que pertenece”.
Gregorio Tagle, el 6 de marzo de 1829, escribió a los Alcaldes de la Santa Hermandad para que distribuyesen entre los agricultores setenta y dos ejemplares de la obra que les enviaba. Posteriormente, se publicó una segunda edición hecha en esta capital en 1831, otra tercera aumentada con su apéndice sobre árboles frutales, en 1854, y la cuarta editada en Rosario, en 1856, que contribuyeron eficazmente al desarrollo de una importante fuente de riqueza.
El Director Pueyrredón en 1817, por intermedio del ministro Tagle le había requerido opinión acerca de los manuscritos del Manual… de Grigera al sabio Bonpland, que estudió la obra y evacuó la consulta por medio de un prolijo informe.
Desde la Magdalena a San Isidro, innumerables huertos daban testimonio de la capacidad de este precursor de la agricultura argentina.
En su carácter de “Alcalde de las quintas” y en representación de los vecinos de las Lomas solicitó al gobernador Martín Rodríguez, en 1821, que se le otorgara escritura de los terrenos que ocupaban, sobre los cuales alegaban tener derechos de posesión. Tal petitorio prosperó y se le otorgó escritura tanto a su favor como a los demás vecinos entre los que se contaban muchos Grigera, Portela y otros. Además de la chacra que le correspondió, tuvo en propiedad dos fracciones de mil varas de frente cada una que gratuitamente le cedieron sus amigos los generales Viamonte y Rondeau. En ese año el gobernador Rodríguez comisionó a Rivadavia que designara una junta que propulsara el adelanto de todos los ramos de la industria, en la que fue nombrado Grigera.
Falleció en su quinta de Floresta, el 24 de setiembre de 1829, rodeado de sus numerosos hijos que continuaron su obra. Fue sepultado a la vera de la parroquia de San José de Flores, templo que había ayudado a construir.
“Tenía la figura característica de los hombres de las orillas; era alto y delgado, de cabellos y barbas negras, de ojos benignos pero retraídos entre dos cejas bastante pobladas. Su modo de hablar y sus conceptos, siempre graves y sentenciosos, revelaban el hábito que había contraído de resolver las contiendas de sus convecinos con máximas de moral y de buena ley, según él lo entendía”.
Clemente Onelli, naturalista italiano, lo llamó “el prócer del trabajo de campo en las Provincias Unidas del Río de la Plata”, y pidió como recuerdo consagratorio de su generosidad, que se diera su nombre a una de las calles que rodean la Facultad de Agronomía, de la Universidad de Buenos Aires.
Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires (1971)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Grigera, José Tomás – Manual de Agricultura, Imprenta de la Independencia, Buenos Aires (1819)
López, Vicente Fidel – Historia de la República Argentina, Tomo III, Buenos Aires (1913)
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Sirvén, Rafael R. – El Alcalde de las Quintas, Junio (2018)
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