Manuel Rodríguez y Sarmiento

Manuel Rodríguez y Sarmiento (1762-1837)

Nació en La Coruña (España), en 1762, hijo de Gerónimo Rodríguez y Francisca Sarmiento. Cursó la carrera de medicina en su patria, recibiéndose de “médico romancista”, según dice su título por no hablar latín. En España llegó a ser cirujano de los Reales Ejércitos. Casado en Galicia con Francisca del Fresno, vino a Buenos Aires en 1787, con su esposa y parte de la familia de ella.

Pronto fue destacado Rodríguez al puerto San José, en la costa patagónica, cerca de la Península Valdés, de donde se alejó un año más tarde, por razones de salud. Al nombrársele, se agregaba que era un “sujeto idóneo y capaz”.

Luego pasó a Fortín Almagro hasta que se radicó con su familia en Santa Fe, enviado por Gorman, pero su situación económica se tornó angustiosa, debido a la oposición de los curanderos, por lo que resolvió dedicarse al comercio.

Dejó momentáneamente a los suyos para dirigirse a Corrientes con algunas mercaderías, proyectando establecerse en Misiones, aunque las dificultades de la época malograron sus propósitos, a pesar de contar con las recomendaciones de su colega, el licenciado José Alberto Capdevila.

En 1790, el protomédico Gorman viendo el peligro que significaba la libertad de los leprosos por la ciudad, solicitó la construcción de un lazareto, para ponerlo al cuidado de Rodríguez.

En 1791, revalidó su título de cirujano ante el Tribunal del Protomedicato (1) integrado por los doctores Gorman, Argerich y Capdevila. Nombrado cirujano de la Compañía de Blandengues, en 1792, se hizo cargo de la curación y asistencia de los enfermos del mal de Hansen. Fue el primer médico que se ocupó en el país de los atacados por lepra. En ese año trató a algunos enfermos alojados fuera de la ciudad, y les proporcionó la asepsia de que disponía la ciencia médica por entonces. Estuvo ocupado con ellos entre marzo de 1793 y setiembre de 1794, en que los atendió en el Hospital provisorio.

En 1802, nuevamente Rodríguez insistió ante el Cabildo sugiriendo medidas higiénicas para curarlos. “Durante la actuación de Rodríguez como cirujano de las tropas y Teniente de Protomédico en Santa Fe, prosiguió su decidida acción contra los curanderos, apoyado ahora por el Cabildo y el vecindario ganado por la bonhomía del gallego galeno”, dice Cervera.

También practicó activamente la vacuna, contando con el apoyo del Teniente de Gobernador Gastañaduy.

Durante la Revolución de Mayo, abrazó Rodríguez la causa patriota. Producido el Combate de San Lorenzo, que fue muy breve, a las 8 de la mañana del día 3 de febrero, el cura de Rosario, Dr. Julián Navarro, que había acompañado a San Martín y estaba en el convento atendiendo como podía a los granaderos con la ayuda de los sacerdotes que allí se encontraban, le envía una nota solicitando ayuda al gobernador de Santa Fe, Antonio Luis Esteban Beruti, que llegó a manos de éste a las 23.30 horas.

Cuando remitió el pedido de ayuda, Navarro no solo requería un médico cirujano, sino que relataba que los realistas se encontraban replegados y podían volver a atacar. Ante ello, Beruti hace salir a la media hora hacia San Lorenzo al cirujano Manuel Rodríguez y Sarmiento en un pequeño carruaje, por ser un hombre de gran contextura física, que no podía cabalgar, con los elementos necesarios para atender a los heridos. Una hora después partió un refuerzo de 38 granaderos y 35 blandengues, porque el gobernador suponía que también se necesitaban refuerzos militares.

Manuel Rodríguez Inmediatamente comienza a atender a los enfermos, entre ellos al coronel José de San Martín, que tenía dislocado un brazo, un hombro y una herida cortante en el rostro. Permaneció en el Convento de San Lorenzo durante una semana curando heridos. El Libertador tuvo palabras de elogio para él.

Médico del Hospital Militar que se organizó en esa época, Rodríguez fue designado Protomédico de la Provincia en 1823. Ese mismo año se inauguró el Hospital definitivo de Santa Fe, llamado de la Concepción de Belén y luego Hospital de Caridad, organizado por los Betlemitas, del cual fue médico Rodríguez, cuando ya estaba bastante achacoso. Sin embargo su espíritu de higienista no perdió el vigor inicial, y a su gestión se debió una colecta para reclutar fondos destinados a la construcción de un Lazareto.

Mientras tanto, fundó la primera leprosería argentina en la isla de La Guardia, distante dos leguas de la ciudad de Santa Fe, el 24 de octubre de 1824. Tras largas vicisitudes aquella obra se concretó en 1832, al cumplirse 40 años de su nombramiento por la gestión del protomédico Gorman. Embalsamó, además, la cabeza del general Francisco Ramírez (2).

Fue el gran médico que tuvo Santa Fe hasta el 31 de agosto de 1837, en que falleció a los 75 años de edad. Se ha dado en llamarle “el higienista de la montonera”. Toda la ciudad lloró su pérdida, y sus restos mortales yacen sepultados en la iglesia de San Francisco.

Tuvo una numerosa descendencia, de los cuales muchos de ellos se vincularon con las familias más tradicionales de Santa Fe. En la localidad de Recreo, un moderno hogar para leprosos lleva su nombre, como un justiciero homenaje a su memoria.

Era de buena estatura, grueso de cuerpo, pelo y cejas castaño oscuro, no muy cerrado de barba; una cicatriz arriba de la ceja izquierda sobre la frente; otra en la mano derecha sobre el carpo; ojos pardos, nariz algo afilada y de cara redonda, le daban un aspecto patriarcal. Su retrato al óleo pintado por Carlos E. Pellegrini se encuentra en el Museo de la Iglesia de San Francisco, en la ciudad de Santa Fe.

Referencias

(1) Por entonces era la más alta autoridad sanitaria en el Virreinato del Río de la Plata.
(2) Cuando el 10 de julio de 1821 Francisco Ramírez fue muerto en campos de Río Seco, Pcia. de Córdoba, el trompa de órdenes Nicolás Pedraza lo decapitó, y su cabeza fue llevada al caudillo Estanislao López, quien se la entregó a su suegro, Dr. Manuel Rodríguez y Sarmiento, para que la embalsamara. Luego la exhibió en la puerta del Cabildo y posteriormente la hizo instalar en el atrio de una iglesia de la ciudad de Santa Fe, para colgarla finalmente en una de las arcadas del Cabildo de dicha ciudad. Algunos historiadores mencionan que la cabeza fue retirada a instancias del Pbro. José de Amenábar, quien se habría encargado de darle cristiana sepultura, aunque, en realidad, hasta el día de hoy y pese a varios intentos de búsqueda realizados, no ha podido ser hallada.

Fuente
Cervera, Federico G. – Historia de la Medicina en Santa Fe, Santa Fe (1973).
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires (1983).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
La Capital – El combate de San Lorenzo, Rosario, octubre de 2012
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