Carlos Alfredo D’Amico

Carlos Alfredo D’Amico (1839-1917)

Nació en Buenos Aires, el 23 de marzo de 1839. Fueron sus padres Genario Luis D’Amico, comerciante francés y Petrona de Arrillaga. Hizo sus primeros estudios en el Colegio fundado por el doctor Alberto Larroque, y continuó los de derecho en la Universidad de Buenos Aires donde se graduó de doctor en jurisprudencia en 1863, con una tesis titulada La pena de muerte es útil y necesaria.

Consagrado al ejercicio de la profesión obtuvo éxitos brillantes, siendo el letrado que consiguió la reivindicación de los bienes de Juan Manuel de Rosas. Sus informes in-voce, produjeron sensación.

Elegido diputado por Buenos Aires en 1864, no aceptó el cargo, rehusando su candidatura. Fue uno de los principales redactores del diario El Nacional, en el que sirvió los intereses del partido Autonomista (1), fundado por Alsina. En ese mismo año se le nombró secretario del Senado de Buenos Aires, cargo que desempeñó durante dieciséis años, mereciendo los mejores elogios.

Asistió a la defensa de Buenos Aires en Pavón y Cepeda. En 1880, fue nombrado ministro de gobierno en la administración provincial del doctor Juan José Romero, y luego en la de Dardo Rocha, desde 1881, renunciando en 1883. De inmediato, fue senador nacional en el período 1883-92, y renunció en 1884, al ser elegido gobernador de la provincia, siendo su vicegobernador Matías Cardoso.

Amigo íntimo del doctor Rocha fue un continuador de su obra, y depositario de toda su confianza. Terminó la construcción de La Plata, en 1887, y mejoró la administración general de la provincia. Dio impulso a las obras públicas, construyó caminos en todas direcciones; estudió y proyectó el desagüe y almacenamiento de agua, por medio de canales navegables en toda la provincia. Mandó levantar el Censo General, que documentó un periodo de la historia edilicia de la ciudad, y publicó el Registro Gráfico de la Provincia.

Organizó la Policía, abolió el cepo; fundó el régimen municipal; se aumentaron los bienes públicos con el puerto y se colonizaron las tierras públicas con el acceso de los ferrocarriles.

Robusteció también el poder financiero del Banco de la Provincia, aumentando su capital, sus depósitos y créditos. Mantuvo la autonomía del ferrocarril y de los bancos.

Otra de sus preocupaciones fue la difusión de la instrucción pública, impulsando el establecimiento de escuelas. Creó en 1885, el Colegio provincial de enseñanza secundaria, primer establecimiento que tuvo la provincia. Instaló el Observatorio Astronómico y la Biblioteca.

El 19 de septiembre de 1884 dispuso la creación del Museo Público Provincial Antropológico y Arqueológico y la Biblioteca, que provisoriamente se instalaron en la parte alta del Banco Hipotecario provincial, donde hoy funciona el rectorado de la UNLP. Asignó un predio al Oeste del bosque para la construcción del edificio del Museo de Ciencias Naturales, contratando a Enrique Aberg. El edificio fue inaugurado el 22 de abril de 1887, cuando finalizaba su mandato. Moreno le pidió que fijase la fecha de inauguración y su asistencia como padrino del edificio.

Durante su gobierno tuvo lugar la sanción de la Ley Provincial Nº1810, el 5 de marzo de 1886, por la cual se reglamentaban las actividades de los municipios, estableciendo la creación de un Poder Ejecutivo unipersonal ejercido por un intendente, y un Poder Deliberativo compuesto por concejales que conforman el Concejo Deliberante. El día 18 de marzo de ese año, D’Amico reglamentó dicha ley y dispuso que él mismo nombraría a los intendentes de algunos municipios dejando sujeto a votación sólo la elección de los concejales. Los municipios cuyos intendentes él designó son Carmen de Areco, Arrecifes, Rojas, Nueve de Julio, Veinticinco de Mayo y Junín.

Contó desde el comienzo de su administración con el apoyo unánime del partido, pero la lucha política desencadenada al finalizar su gobierno le acarreó una enérgica oposición, y le originó enemistades que ocasionaron su retiro definitivo de la vida pública. Hizo una buena administración de gobierno, aunque de una aparatosa fastuosidad, a juicio de un autor.

Consideró a Máximo Paz su mayor adversario político, quien apoyado por Roca lo sucedió en la gobernación. A su llegada las autonomías municipales, tan defendidas por D’Amico dejaron de ser respetadas y los municipios fueron presionados por el gobierno central en la elección de candidatos.

Después se ausentó del país, radicándose en México, cuyo presidente, general Porfidio Díaz, conocedor de sus relevantes condiciones quiso nombrarlo ministro de Relaciones Exteriores, previa renuncia de la ciudadanía argentina, ofrecimiento que declinó.

De vuelta al país, permaneció alejado de las actividades públicas, consagrándose a su estudio de abogado e intereses particulares, así como al periodismo, y a la redacción de varios libros.

En 1890, publicó con el seudónimo de Carlos Martínez, el libro Buenos Aires, sus hombres, su naturaleza, sus costumbres. Observaciones de un viajero desocupado, editado en México, y reeditado en Buenos Aires, en 1952, con el título de Buenos Aires. Sus hombres, su política (1860-1890), donde juzgó con extrema severidad a las personalidades que actuaron en esa época. Se trata de un alegato crítico de las principales figuras políticas: Mitre, Sarmiento, Roca, etc., conteniendo además un estudio sobre la crisis económica.

En 1895, dio a luz Siete años en el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, donde desarrolló la acción política del doctor Dardo Rocha. Importante testimonio respecto al acuerdo entre Rocha, Pellegrini y Del Valle, para que el primero fuera elegido gobernador de Buenos Aires, y en cambio, apoyara la cesión del municipio.

También se le atribuye bajo el seudónimo de Juan S. Jaca, el libro: Hernandarias y Benalcázar o sea el pasado y presente económico, político y social de la República Argentina, publicado en 1899.

Falleció en Buenos Aires, el 18 de agosto de 1917. Su acta de defunción indica que su fallecimiento ocurrió a causa de gangrena a los 78 años, en Capital Federal. Trasladado a La Plata, fue tumulado en la bóveda familiar, perteneciente actualmente a la familia de Julio Triaca (2). Se había casado con Edelmira Díaz, con quien tuvo seis hijos: Lucila, Genaro Luis, Clotilde, Judit, Pablo Emilio y María Albertina.

Adolfo Saldías al despedir sus restos exaltó su contracción al deber: “No abandonó un solo día el lugar de sus funciones y así, cuando en el año 85 una gran inundación interrumpió por muchos días las comunicaciones con la Capital Federal el gobernador se encontró completamente solo en la administración en medio de la ausencia de la mayor parte de los altos funcionarios, inclusive ministros, vecinos de la metrópoli. En el Departamento de Ingenieros no estaba ninguno de los miembros del Consejo y era indispensable su acción en la emergencia. Sólo encontró un funcionario subalterno vecino de La Plata. Lo hizo llamar a su despacho y le dijo: Proceda Ud. como si fuera el Presidente del Consejo”.

Fue el primer gobernador en residir en La Plata. Su casa, ubicada en la calle 14 entre 53 y 54, fue proyectada por el arquitecto Leopoldo Rocchi en estilo Renacimiento italiano, e inaugurada en 1887 (3).

Referencias

(1) Dentro del Partido Autonomista Nacional (PAN), existieron cuatro líneas hasta 1886: la de Roca, la de Juárez Celman, la de Bernardo de Irigoyen y la de Dardo Rocha.
(2) Según el aviso fúnebre publicado en el diario “El Argentino”, La Plata, 1º de setiembre de 1917.
(3) Llamado “Palacio D’Amico”, actualmente es la sede del Arzobispado de La Plata. Las dimensiones y el lujo que exponía la casa del entonces gobernador desataron un sinfín de críticas en la ciudad, tanto entre sus vecinos como en la prensa de entonces. El diario La Capital publicó en 1887: “….Hay en la casa muebles, bronces, objetos de arte, de incalculable valor. Tapices de alto precio, muebles riquísimos, colgaduras, bronces. Las personas de rango asistentes a la reunión comentada, conocedoras de la vida porteña, aseguran que no hay en Buenos Aires instalación privada que pueda compararse con la de D’Amico, las casas de Alvear, Elortondo, de Irigoyen, del General Campos, Urquiza, Ocampo Sananás, Ausbay y otras de familias pudientes y de destacada situación social, son modestas habitaciones frente a la que acaba de inaugurarse en la nueva capital, el palacete de Santos en Montevideo, famoso por su lujo “churigueresco” no tiene punto de comparación con este”.

Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires (1969).
Diario El Día, 19 de agosto de 1917
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
Sempé, M. C., Flores, O. B. y Baldini, M. I. – Campo político y campo funerario en el cementerio de La Plata, julio (2019)

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