Vicente Dupuy

Coronel Vicente Dupuy (1774-1843)

Nació en Buenos Aires el 22 de enero de 1774. Era hijo de Louis Dupuy, francés, y Joaquina Celedonia de Islas, porteña. Se inició en la carrera de las armas, combatiendo contra los ingleses como soldado del batallón de Voluntarios de Cantabria, durante la primera invasión, en 1806. Actuó en el escuadrón de Migueletes en la defensa de la ciudad, el 5 y 6 de julio de 1807.

Participó en el movimiento popular del 25 de mayo de 1810, como miembro de la asociación de “Chisperos”, que dirigían French y Beruti. El 27 de junio del mismo año, pasó como capitán del Regimiento América o de la Estrella, cuya organización se encomendó al coronel Domingo French.

En 1811, se encontró en la sublevación del Nº 1, y al año siguiente, se incorporó al ejército que marchaba a la Banda Oriental. Intervino en el sitio y rendición de la plaza de Montevideo, y el 22 de noviembre de 1814, fue promovido a sargento mayor. El 1º de marzo de igual año, era nombrado teniente gobernador de San Luis de la Punta. Al poco tiempo, el 27 de mayo, sofocó una sedición tendiente a derrocarlo.

Presentó su renuncia el 27 de abril de 1815, pero no le fue aceptada. El objetivo principal de la gobernación de Vicente Dupuy fue poner a la sociedad puntana y a todos sus bienes al servicio del plan sanmartiniano, tal como José de San Martín y Toribio de Luzuriaga lo hacían en Mendoza, y José Ignacio de la Rosa en San Juan.

Prestó grandes servicios en la formación del Ejército de los Andes, al que aportó la provincia 1.500 soldados, y auxilió con animales, alimentos tejidos y dinero en efectivo, cantidad extraordinaria si se atiende a la escasez de recursos.

Vicente Dupuy fue un abastecedor de libertos, así como de desertores aprehendidos y reclutas. A partir de 1814 se los envió a San Martín sin cesar. Los contingentes eran conducidos a Mendoza bajo la custodia de “comisionados”. El 2 de noviembre de 1816 le escribe Dupuy a San Martín: “El alférez de estas milicias de Caballería D. Pascual Pringles que salió de ésta para esa capital conduce, (…) treinta libertos, diecisiete desertores y nueve reclutas (…), veintiocho libertos son las dos terceras partes de la esclavatura de esta jurisdicción y los restantes de la pertenencia de D. Francisco Guiñazú, vecino de esta capital”.

Por esos servicios, mereció más tarde, ser condecorado con la medalla de Legionario de la Legión del Mérito de Chile.

Hizo un gobierno progresista: restauró el Cabildo de San Luis, construyó un cuartel para 1.500 hombres y proveyó de agua a la ciudad, mediante una obra de difícil realización en su época, la acequia Dupuyllana, llamada así en su honor por el Directorio. Organizó un Regimiento de Milicias de Caballería, con 1.800 hombres.

El 1º de febrero de 1818, fue ascendido a teniente coronel efectivo. Después de la batalla de Maipú, el general San Martín envió confinados a San Luis a todos los jefes y oficiales que cayeron prisioneros. Vicente Dupuy los alojó tratándolos con respeto y poniéndoles la ciudad por cárcel, ya que se consideraba muy difícil huir de allí por el peligro de los indios. Pero el 8 de febrero de 1819, los realistas atacaron en partidas el cuartel, la cárcel y la casa del gobernador con el fin de ultimarlo; lo visitaron de noche, y después del saludo de cortesía lo rodearon e intentaron acuchillarlo. Dupuy logró librarse del intento y llamó a la guardia. En su defensa se destacaron dos jóvenes brillantes: el puntano Juan Pascual Pringles y el riojano Facundo Quiroga. En represalia, durante la convulsión que provocó este episodio, la casi totalidad de la oficialidad fue pasada por las armas, entre ellos el general José Ordóñez y los coroneles Morgado y Primo de Rivera.

Expresa Dupuy en su parte oficial: “Inmediatamente descubrí que todos los oficiales españoles detenidos aquí, habían formado el proyecto de ponerse en libertad y pasarse a las guerrillas de Carrera y Alvear. Sin embargo, alarmada la tropa y el pueblo, muchos prisioneros pagaron con su vida la temeridad del plan que habían concebido. Ordené en seguida a don Bernardo Monteagudo que instruyese una sumaria información; cuatro días después me dio parte de que estaba terminada, y de conformidad con su dictamen hice pasar por las armas a los individuos siguientes: los capitanes González, Sierra y Arriola; los subtenientes Riesco, Vidaurrazaga y Cabello, y los soldados Moya y Pérez. El número de enemigos que han perecido consta de un brigadier, tres coroneles, dos tenientes coroneles, nueve capitanes, cinco tenientes, siete subtenientes, un intendente de ejército, un comisario, un sargento y dos soldados”.

En carta a San Martín dice Dupuy: “La mayoría del pueblo se pronuncia indiferente a la causa de la libertad, que el pueblo era manipulable, por lo tanto los gobernantes debían fomentar ideas que le despierte el interés y les permita contar con su apoyo. Dupuy pide que, para evitar que se formen ideas perjudiciales, se envíen prisioneros a las poblaciones más “ilustradas”, con un interés verdadero en la libertad, que sean capaces de vigilar, frenar e intimidar a los realistas, a fin de que no realicen acciones contrarias a la causa”.

El Director Supremo de las Provincias Unidas premió su heroico comportamiento, promoviéndolo con fecha 26 de febrero de 1819, al grado de coronel, y le otorgó una medalla de oro alusiva.

A consecuencia de la sublevación de Arequito fue depuesto el 15 de febrero de 1820. Sometido a juicio, se defendió de las inculpaciones que se le formularon, tratando de probar que las ejecuciones realizadas fueron ordenadas por San Martín. El historiador Diego Luis Molinari ha dicho que fue el más sanguinario y odiado de los tenientes de San Martín. Desterrado a La Rioja, pasó a incorporarse al Ejército de los Andes, en su expedición al Perú.

El 21 de febrero de 1821, fue designado presidente del Departamento de la Costa Norte de Lima. A fines de ese año, se lo ascendió a coronel efectivo de ejército. Ocupó diversos y altos cargos discernidos por José de San Martín.

Asistió al sitio del Callao, de cuya ciudad fue gobernador político y militar e hizo la campaña a Puertos Intermedios. Fue declarado benemérito de la Orden del Sol del Perú.

Al disolverse en 1824, el Ejército de los Andes, regresó a Buenos Aires. Luego de haber desempeñado la Inspección General de Armas, su salud quebrantada le obligó a solicitar su retiro.

Murió en la mayor pobreza, el 18 de enero de 1843. Se había casado con Joaquina Perdriel.

Fuente
Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires (1969).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Gaceta de Chile, 5 de marzo de 1819.
García Camba, Andrés – Memorias del general García Camba, Madrid (1916)
Molinari, D. L. – ¡Viva Ramírez!, Ed. Coni, Buenos Aires (1938)
Portal www.revisionistas.com.ar
Terragno, Rodolfo – Josefa, Ed. Sudamericana, Buenos Aires (2015)
Vera, Melody Celeste – Y San Luis obediente respondía, Kimün, San Luis (2015).

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