Admito que mi curiosidad por este tema comenzó allá por el año 2010, cuando tuve la oportunidad de preparar una conferencia sobre la actuación del Regimiento de Infantería I “Patricios” en la época de Rosas que, dada en el Salón “Los Caudillos” del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas” de Buenos Aires, derivó, finalmente, en la realización de un libro que publiqué recién en noviembre de 2016. (1)
Al respecto, fui comprobando la carencia que existe sobre la temática, pues, no solamente que no existían datos suficientes para verificar cómo había guerreado el Uno Grande en el período 1829-1852, sino que, lo más lamentable, fue comprobar la casi ignorancia que se tiene de la composición de los demás regimientos y batallones que defendieron las fronteras argentinas en aquellos años tan convulsionados.
De forma embrionaria, querría esbozar algunos nombres de esos cuerpos armados olvidados para que sea el disparador de futuras indagaciones en la materia, haciendo resaltar, dicho sea de paso, que en los años señalados hubieron tres guerras en las que nuestra Argentina participó: la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1837-1839); la Guerra del Paraná (1845-1846); y, la Guerra contra el Brasil (1851-1852). (2)
De modo que, si los historiadores –cualquiera sea su filiación historiográfica- omitieran investigar profunda y profusamente el aspecto militar de la Santa Federación, estarían incurriendo en un olvido trascendental y vergonzante, pues esos oficiales, suboficiales, soldados y milicianos son quienes han defendido, con su vida, la soberanía territorial, y, también, porque los primeros que iban a la línea de fuego eran nuestros arquetipos, los gauchos, seguidos de los morenos y, en no pocas ocasiones, por los indios.(3)
Dicho esto, ¡a lo desconocido!
Los cuerpos armados de Pablo Aleman
Fue el oriental y coronel Pablo Alemán, de extracción federal y tres veces gobernador de la Provincia de Jujuy (4), quien creó el 22 de agosto de 1836 los siguientes regimientos y batallones con motivo de los preparativos de la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. Fueron los siguientes:
– Regimiento Nº 1 “Federales Decididos”: Estaba conformado por milicias de Perico, Monterrico y Palpalá, y mandados por el coronel Domingo Arenas.
– Regimiento Nº 2 “General López”: Este cuerpo lo completaban tropas de la Banda de Río Grande, y eran comandadas por el coronel Manuel Castellanos.
– Regimiento Nº 3 “General Belgrano”: Sus hombres provenían de Tilcara, Valle Grande y Humahuaca, siendo su jefe el coronel Francisco Pastor.
– Regimiento Nº 4 “General Heredia”: Se desconoce su jefe, si bien la tropa era oriunda de San Pedro, San Lorenzo y Río Negro.
– Regimiento Nº 5 “General Rosas”: Lo componían vecinos de Cochinoca y Yavi bajo el mando del coronel Mariano Boedo.
– Batallón “General Dorrego”: Con hombres de Santa Catalina y Rinconada.
– Batallón “Cazadores”: Posiblemente se trataba de un cuerpo de elite, dado que en él revistaron milicianos de Jujuy capital y aledaños, todos bajo la jefatura del teniente coronel Rufino Valle.
– Batallón “Lanceros de la Guardia”: Actuaba como una fuerza de retaguardia, y su composición estaba dada por cívicos y vecinos de la capital jujeña, al mando del capitán Pedro Castañeda.
En sus períodos como gobernador, también hubieron de formarse las siguientes unidades:
– Regimiento “Coraceros de la Confederación Argentina”
– Regimiento “Lanceros de Salta”
– Regimiento de Caballería “Coraceros de la Guardia”
– Regimiento de Caballería “Dragones de Jujuy”
– Regimiento de Caballería “Restaurador de Aguilar”
– Regimiento de Milicias de Infantería 1º de Jujuy
– Regimiento de Milicias de Infantería 2º de Jujuy
Del arma de artillería, reconocemos al:
– Regimiento “Coraceros de la Muerte”
– Regimiento de Rifles
– Regimiento “Coraceros Argentinos”
– Regimiento “Granaderos de Santa Bárbara”
Y del arma de infantería, a los batallones aquí enlistados:
– Batallón de Infantería “Defensores”
– Batallón de Infantería “Voltígeros”
Consta que estas unidades militares de la Confederación Argentina trabaron lucha en la época de la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, situación que dio lugar a la formación de cuerpos armados de efímera pero trascendental existencia para sostener los pilares máximos de la argentinidad en el noroeste.
Fuerzas de San Luis en tiempos de Lucero
El gobernador federal de San Luis, don Pablo Lucero (1800-1856), tendría como uno de sus logros administrativos el haber reorganizado “las milicias federales” de su provincia, punto el más importante dada la enorme cantidad de malones que castigaban sus fronteras. Encontramos, así, al Regimiento 5º “Dragones de la Unión” y al Regimiento “Auxiliares Puntanos”.
Es oportuno referir, que el Regimiento 5º “Dragones de la Unión” fue fundado por el gobernador Lucero y sirvió, entre otras funciones, para la defensa del Fuerte o Villa de San José de El Morro, una de las primitivas poblaciones asentadas en antiguos dominios de los indios Comechingones. A su vez, uno de sus escuadrones tomó parte activa en la Campaña al Desierto de 1833/34, al colocarse bajo el dispositivo de la División del Centro que comandaba el general José Ruiz Huidobro. (5) El escuadrón del Regimiento 5º “Dragones de la Unión” tuvo por misión darle captura al cacique Yanquetruz.
Hacia mediados de 1848, fue jefe del Regimiento Nº5 “Dragones de la Unión” el comandante Domingo Meriles, quien con fecha 5 de julio de ese mismo año logró sofocar una revuelta que sacó, momentáneamente de la gobernación de San Luis a Pablo Lucero. El escarmiento fue terrible para los cabecillas: se mandó fusilar al coronel Patricios Chávez y al capitán José Antonio Chávez, a la sazón, su primogénito.
Cuerpos armados de Buenos Aires
Desprendimiento del Batallón de Cazadores Nº 1 de Línea –posterior Regimiento ‘Patricios’- fue el Batallón de Cazadores Nº 2 “Guardia Argentina”, del arma de infantería, y creado inmediatamente después de finalizada la Guerra del Brasil, por decreto de octubre de 1829. Reconocido más por Batallón “Guardia Argentina”, a partir de 1832 tuvo por jefe al general Mariano Benito Rolón, investidura que conservó hasta su fallecimiento en 1849.
Al hacerse cargo el general Rolón –uno de los principales fogoneros de la Revolución de los Restauradores de 1833-, el Batallón “Guardia Argentina” se componía de “720 plazas en 6 compañías de 120 hombres cada una”. Uno de sus vistosos uniformes, el de oficial, de pechera blanca con botones dorados y cintillo punzó, doble sardineta en el cuello, morrión azul y amarillo con pluma blanca y roja, más un chapón también dorado conteniendo el Escudo Nacional, y pantalones azules con un vivo rojo a los costados, fue diseñado por León Cámara a pedido de Rolón. El “Guardia Argentina” desapareció como unidad luego de la Batalla de Caseros en 1852.
El Batallón “Defensores de la Independencia” debe su origen a un pedido expreso que Rosas le hizo al entonces teniente coronel Jerónimo Costa el 3 de enero de 1839. Costa, quien vivió prácticamente toda la época federal en incesantes batallas, ejercía, por entonces, la jefatura del Regimiento ‘Patricios’ de Buenos Aires. Una versión más detallada acerca de la composición de este cuerpo, indica que el mismo se formó con algunos veteranos que habrían sido, precisamente, de los “Patricios“.
Dentro de la estructura militar de la Santa Federación, el Batallón “Defensores de la Independencia”, como también el Batallón “Defensores de la Libertad”, ambos de infantería, operaron en el Ejército Unido de Vanguardia de la Confederación Argentina que mandaba el brigadier general Manuel Oribe.
Respecto al Batallón “Defensores de la Libertad”, el mismo actuó en el centro y noroeste, persiguiendo de muerte a, entre otros, Marco Avellaneda, Ángel Vicente “Chacho” Peñaloza, Mariano Acha, Lamadrid, Lavalle y, ya en territorio de la Banda Oriental, al general Fructuoso “Pardejón” Rivera. Fue muy temida su jefatura, la que estuvo a cargo del coronel Mariano Maza. El asiento militar del “Defensores de la Libertad” fue, durante la primera gobernación del Restaurador, la Comandancia y Cuarteles de los Santos Lugares de Rosas.
El riquísimo acervo histórico-militar de estas unidades surgidas durante la Federación para defender la patria, quedó sepultado para siempre al concretarse el Tratado de El Pantanoso el 8 de octubre de 1851, por el cual Manuel Oribe capitulaba y entregaba sus fuerzas al general Justo José de Urquiza. Una cláusula de ese Tratado, decía que los suboficiales y soldados de los batallones y regimientos federales que se batieron en suelo uruguayo desde 1843 a la fecha tenían que, sí o sí, servir en el dispositivo del llamado “Ejército Grande” que triunfó en Caseros. De lo contrario, la negativa se redimía ante un pelotón de fusilamiento. Únicamente se les dio a elegir de qué lado se ponían a los jefes y oficiales de dichas unidades militares.
Dejamos, por aquí, el nombre de otros batallones desaparecidos, esta vez, tras la caída de Rosas en 1852:
– Batallón de Voluntarios Rebajados: Se formó en 1840 con aquellos “licenciados de la campaña al desierto y otras acciones” pero que, no obstante, fueron nuevamente llamados al servicio de las armas. Lo mandaba el coronel edecán Joaquín María Ramiro, y tenía tres tipos de compañías: de cazadores, granaderos y artilleros.
– Batallón de Libres Voluntarios de Buenos Aires: Su tropa se componía de 480 hombres, incluyendo a los integrantes de su banda de música. La jefatura la ejercía el edecán de Rosas, coronel Pedro Ramos, y debe su creación al año 1841.
– Batallón Provisional: Contaba con 350 milicianos pasivos, y en su uniforme se incluían el poncho, botas fuertes y “chaquetas de paño grana con vivos blancos”. Llegó a tener bandera de Guerra propia, y su origen data de 1849/50.
– Batallón de Artillería de Buenos Aires: Originado en 1830, en el primer gobierno de Rosas, estaba compuesto “de seis compañías, la primera y segunda de Artillería a Caballo o Volante, y las restantes tercera a sexta eran de a pie” (6). Al despuntar el segundo gobierno rosista (1835), las plazas del cuerpo disminuyeron, por lo que empezó a denominarse Compañía de Artillería de Buenos Aires.
En Buenos Aires y su campiña, el cuerpo de caballería más afamado que hubo fue el Regimiento Escolta Libertad, creado por 1837 y puesto bajo el mando del coronel Narciso del Valle, primero, y del coronel Nicolás Granada, más tarde. En la Batalla de Rodeo del Medio (24 de septiembre de 1841), a este regimiento lo mandó el teniente coronel Ramón Bustos, hijo del recordado gobernador federal Juan Bautista.
Nos ilustra Julio Luqui-Lagleyze que esta unidad tuvo, al menos, “dos compañías, una en la campaña –Santos Lugares- y otra en la Ciudad –Palermo posiblemente-”. La investigadora Andrea Reguera, por su parte, da en señalar que el Regimiento Escolta Libertad había tenido un antecedente en 1831, al crearse una compañía de caballería que funcionó como Escolta de Gobierno, mientras que el general Juan José Hernández (7), al año siguiente, creó con la misma finalidad un escuadrón de caballería de línea que terminó disolviéndose en 1834.
Aunque los Blandengues ya existían desde la década de 1740, en la época de Rosas hubo dos Regimientos de Blandengues de Nueva Frontera que se crearon en 1832. Uno de ellos se acantonó bajo las órdenes del teniente coronel Martiniano Rodríguez en el Fuerte Independencia (actual Bahía Blanca). Es posible que haya estado bajo las órdenes del general Prudencio Ortiz de Rozas, quien era comandante del Ejército del Sur de la Confederación Argentina.
Seis años más tarde (1838), el Regimiento de Blandengues organizado por Rodríguez tomó el nombre de Regimiento de Dragones de Nueva Frontera, que a punto estuvo de entrar en combate en la Batalla de Chascomús realizada el 7 de noviembre de 1839.
Otros cuerpos del Interior
Don Felipe Heredia, hermano del malogrado ex Gobernador de Tucumán, Alejandro “El Indio” Heredia, llegó a comandar distintos escuadrones del Regimiento “Restauradores a Caballo” y del Regimiento “Cristinos de la Guardia”, las cuales combatieron en Humahuaca durante la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.
En la Provincia de Córdoba funcionó, bajo el mando del coronel Francisco Reinafé, uno de los instigadores del asesinato de Facundo Quiroga en Barranca Yaco, el Regimiento “Dragones Confederados”, que en marzo de 1833 estuvieron prestos para marchar junto a las demás fuerzas de la División del Centro cuando la ya mencionada Campaña al Desierto.
Por los pagos de Cuyo, toma alto relieve el Regimiento “Auxiliares de los Andes”, el cual Juan Facundo Quiroga, para 1829, decide formarlo con auxiliares de La Rioja, San Luis, Catamarca y Mendoza, todas provincias adictas a su figura, como se sabe. Dicho regimiento, como el de la mayoría de los que operaron en Cuyo y el noroeste, quedaba establecido por “labradores, gauchos llaneros, viñateros, carreteros, campesinos todos”, como sostiene De Paoli (8).
Los efectivos del Regimiento “Auxiliares de los Andes” no eran, por ende, una tropa regular y profesionalizada, de allí que, al momento de empuñar las armas, se juntaran apenas unas horas antes del comienzo de las acciones, o cuando la voz del caudillo así lo requería ante un problema grave e inminente.
Para ir concluyendo con el presente trabajo, que no aspira, ni mucho menos, a acabar esta temática por demás interesante, afirmamos que incluso se le llamó “Auxiliares de los Andes” al contingente de doscientos hombres de caballería del ejército de la provincia de Buenos Aires que, por decreto del 4 de julio de 1834, la Sala de Representaciones autorizó enviar a Cuyo “en protección de las fronteras”.
Por eso, y para completar esta curiosidad, el 22 de julio de ese año el Gobernador Juan José Viamonte le escribió al coronel José Gregorio Calderón que:
“A las diez de esta mañana ha marchado el Regimiento de Auxiliares de los Andes con destino a esa provincia [de San Luis], provisto cumplidamente de armamento, municiones, vestuario y caballos, al mando del coronel don Pantaleón Argañaraz…” (9)
El asesinato de Quiroga, el “León de los Llanos” (10), el 16 de febrero de 1835, evidenció un lento declinar del Regimiento “Auxiliares de los Andes” cuya composición, pese a todo, sobrevivió algunos años más.
Por Gabriel O. Turone
Referencias
(1) “Los Patricios en los tiempos de Rosas”, Editorial Revisionistas, 2016.
(2) El último de los conflictos también recibió el nombre de “Guerra Platina”.
(3) No por nada, afirma con acierto Pedro de Paoli, los “héroes no eran solamente los que se distinguían en los principales puestos del escalafón; lo eran también los más modestos, los de menos jerarquía y hasta los simples soldados (…). La masa anónima de oficiales inferiores, de sargentos y cabos y hasta los soldados, ¿quién se atreverá a decir que no fue heroica? Allí están los partes oficiales de las batallas que lo atestiguan”. (Facundo, Editorial Plus Ultra, 1973, página 223)
(4) Gobernó de 1836 a 1837, luego de 1837 a 1838, y, finalmente, desde el 2 de enero al 6 de enero de 1841.
(5) Mandaba a los “Dragones de la Unión” el coronel Prudencio Torres (1799-1843), quien, tras apoyar en principios a los federales, terminó en las filas del unitarismo y muriendo en combate contra las fuerzas de Oribe en la defensa de Montevideo.
(6) Roux, Guillermo. “Uniformes Militares Históricos”, página 10.
(7) Tío del poeta José Hernández, autor del Martín Fierro.
(8) De Paoli, Pedro. “Facundo”, página 231.
(9) Calderón asumió como Gobernador de San Luis el 26 de diciembre de 1833.
(10) Este mote era, en verdad, el que le pusieron los federales a Facundo Quiroga, en contestación al más fomentado “Tigre de los Llanos” surgido del unitarismo.
Bibliografía
De Paoli, Pedro. “Facundo”, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1974.
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
“Historia de la Nación Argentina”, Volumen X, Academia Nacional de la Historia, Librería “El Ateneo” Editorial, Buenos Aires, 1962.
Luqui-Lagleyze, Julio Mario. “Los Cuerpos Militares en la Historia Argentina 1550-1950”, Instituto Nacional Sanmartiniano, Buenos Aires, 1995.
Portal www.revisionistas.com.ar
Reguera, A. (2017): “Los edecanes de Juan Manuel de Rosas. La confianza en la delegación y representación personal del poder” [en línea], en Scientific Electronic Library Online [
Roux, Guillermo. “Uniformes Militares Históricos”, Círculo Militar, Buenos Aires, 1994.
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