Los “vivas” y “mueras” en las leyendas federales

Divisas federales

Cualquiera que se adentre a revisar documentación alusiva a la época de Rosas, notará cómo a través del paso de los años el encabezado variaba de un modo u otro en lo que a los Vivas y los Mueras de rigor se tratara. Esa diferenciación, no hacía más que reflejar el ánimo de las autoridades y la algidez de los acontecimientos vividos, y sirvieron para demarcar las diversas etapas de las extensas gobernaciones bonaerenses del Restaurador de las Leyes.

Víspera de la “Revolución de los Restauradores”

Es sabido que las leyendas con los Vivas y Mueras fue casi nulo durante el primer gobierno del Restaurador, pero los mismos comienzan a florecer estando Rosas al frente de su Campaña al Desierto a partir marzo de 1833. Su ausencia en Buenos Aires le dio pie a los Federales Cismáticos o Lomos Negros para tejer discretas alianzas con los unitarios que habían sido desplazados del poder el 26 de junio de 1829.

El estallido de la Revolución de los Restauradores (octubre de 1833) fue obra de la esposa de Rosas, doña Encarnación Ezcurra, la misma que meses antes había empezado a cartearse con su lejano cónyuge para mantenerlo al tanto de los pormenores de la insurrección de sus partidarios.

Así las cosas, vemos, entonces, que en una carta fechada en octubre 22 de 1833, Encarnación Ezcurra le escribe al coronel Vicente González una misiva que tenía en el encabezado la leyenda “Federación o Muerte” (1). Esta tajante dualidad es propia de la coyuntura que se estaba viviendo, en donde el que no se imponía con la violencia de sus ideas era muerto por la violencia de las ideas del otro. La Federación, en este caso, era la vida, diametralmente opuesta a la instancia de la muerte dispensada contra los federales tibios y sus aliados los unitarios.

No obstante la virulencia de los tiempos, este modo de comenzar la comunicaciones entre los partidarios rosistas no cundió como para ser imitado, pero bien vale la mención porque marca un antecedente importante de hasta dónde llegaban las reyertas intestinas.
Sí se empleó el “Federación o Muerte” en los primeros cintillos o divisas punzó, cuyo uso fue obligatorio mediante el Decreto establecido el 3 de febrero de 1832 para todos los empleados públicos, religiosos, militares y ciudadanos civiles. Hacemos constar que, el alcance de esta medida lo era para los habitantes de la Provincia de Buenos Aires, pero, así y todo, llama la atención el siguiente dato, y es que mientras gobernó el brigadier general Estanislao López la Provincia de Santa Fe en los años de la Federación (1829-1838), los cintillos no llevaban el lema “¡Mueran los Unitarios!”, inscripción que sí hubo de imponer su hermano, Juan Pablo “Mascarilla” López, una vez hecho con la Gobernación y mientras se mantuvo en las filas del bando federal (1838-1841). (2)

Guerra con la Confederación Perú-Bolivia

Juan Manuel de Rosas advierte que detrás de las aspiraciones territoriales del general Andrés “Cholo” Santa Cruz, máxima autoridad gubernamental de la Confederación Perú-Boliviana, se encontraban los principales dirigentes del unitarismo que le habrían de dar vida a la Coalición del Norte. Por eso, don Juan Manuel va a escribirle una serie de cartas a su amigo, el brigadier general Alejandro Heredia, entre mayo y julio de 1837, para que tenga cuidado de no dejarse adular por los unitarios que, tarde o temprano, querían acabar con su vida. (3)

De esas cartas, interesa la que el Restaurador le manda el 16 de julio de 1837, en uno de cuyos párrafos le indica que, dada la coyuntura convulsionada que se estaba gestando entre las Confederaciones Argentina y Perú-Boliviana, era menester endurecer los adjetivos que acompañaran los encabezados de las misivas de allí en adelante. Y, en especial, el hecho de que se debía mencionar a los unitarios, más bien como seres malignos y enemigos de la patria, pues hasta entonces las misivas llevaban solamente como introducción el “¡Viva la Federación!”. Transcribimos el párrafo donde hace dicha sugerencia:

Las dos proclamas que ha dirigido Ud.: una a los argentinos y la otra a los chicheños y tarijeños, me han parecido muy buenas, lo mismo que la de su hermano el señor don Felipe, en Salta, con motivo del aniversario del 25 de Mayo. El único pero que les encuentro es que nada se les diga a los unitarios: y no abundar más en ellas el eco de la federación (…) Yo, pues, colocado en el lugar de nuestro compañero el señor don Felipe, además del encabezamiento o introducción establecida: ¡Viva la Federación!, habría agregado a la conclusión un ¡Viva la Confederación Argentina! y un ¡Mueran los unitarios!

A continuación, Rosas explica lo que quería significar ese “¡Mueran los unitarios!” que llevarían las cartas oficiales de su administración. Era, sin más, “el deseo de que mueran civilmente o que sea exterminado para siempre el feroz bando unitario”. (4)

Entonces, concluimos diciendo que, a partir de julio de 1837, los documentos y oficios del gobierno de Rosas pasarían de tener el encabezado “¡Viva la Federación!” por el más compuesto “¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los Unitarios!”.

Rosas mismo llegó a escribir acerca de las diferencias que existían entre un sistema federal de otro confederal. Sobre “lo federal”, el Restaurador manifestaba que era “lo más quimérico y desastroso que pudieran imaginarse” porque al no estar organizado cada estado provincial –una preocupación constante en él- “la fuerza del gobierno general con respecto al interior de la República es casi ninguna, y su principal y casi toda su investidura es de pura representación”. Concluía Rosas, en decir que:

El gobierno general en una república federativa no une los pueblos federales: los representa unidos; no es para unirlos, es para representarlos ante las naciones. No se ocupa de lo que pasa interiormente en ninguno de los estados, ni decide las contiendas que se suscitan entre sí”.

Así quizás se explique la variación de las leyendas que hace Rosas en 1837, al colocar “¡Viva la Confederación Argentina!” en desplazamiento del escueto “¡Viva la Federación!”. (5)

Bloqueos franceses

El mayor asedio a la Confederación Argentina lo hizo la República de Francia, sea a través de bloqueos marítimos, sea financiando tropa unitaria o enviando incontables agentes secretos para recabar información al Gobernador Rosas y sus jugadas o movimientos políticos.

A ellos dispensaría el Restaurador un lema que se hizo carne en los archivos ministeriales y gubernativos de su administración. A menudo, no siempre, las cartas llevaban estampado el lema “¡Mueran los Asquerosos Inmundos Franceses!”, que tuvo su auge en los meses en que duró el primer bloqueo galo desde 1838 hasta 1840, y el cual que se reavivará durante la Guerra del Paraná (noviembre de 1845-junio de 1846).

La ligazón manifiesta entre unitarios y franceses hizo que, en las misivas de los períodos aludidos, primero se publique el “¡Mueran los Salvajes Unitarios!” seguido del “¡Mueran los Asquerosos Inmundos Franceses!”.

Se recordará, dicho sea de paso, que el agregado “Salvajes” que adjetivaba al sustantivo “Unitarios” fue de uso y costumbre allá por el año 1839, cuando a los dichos bloqueos se agregó la conjuración de Ramón Maza, lo que tuvo espacio en junio de 1839. Fue entonces, añade Saldías, que:

esas comunicaciones llevaban por lo general este encabezamiento: “¡Viva la Federación! ¡Mueran los Salvajes Unitarios vendidos al Asqueroso Oro Francés!” Y se acostumbraba repetir esto mismo al comenzar las festividades o reuniones políticas, las funciones de teatro; variando los vivas o mueras según el local y las circunstancias”.

Lo interesante de todo esto, es que, en principio, habían sido los unitarios quienes endilgaban el mote de “Salvajes” a los federales desde su madriguera en Montevideo, básicamente. Sin embargo, dándole un golpe de mano extraordinario, la apropiación y la reiteración que los partidarios de Rosas hicieron del término, motivó que, con el tiempo y para la historia, quedara asociado el concepto al bando unitario. Y este hecho es, por cierto, ya inapelable e indiscutido.

En otro orden de cosas, no han faltado los argentinos que, declarándose “federales adictos”, anotaron en algunos papeles sueltos, aunque de validez oficial, el pomposo encabezado que transcribimos a continuación:

“¡Viva la Independencia Americana!
¡Viva la Confederación Argentina!
¡Viva nuestro Ilustre Restaurador de las Leyes!
¡Mueran los Salvajes Unitarios!
¡Muera el Incendiario Pardejón Salvaje Unitario Rivera!
¡Mueran los asquerosos e inmundos Franceses!
¡Muera el asesino Salvaje Unitario Juan Lavalle!”
(6)

Al iniciarse el bloqueo francés el 28 de marzo de 1838, Rosas le ordenó a dos de sus Embajadores en el exterior para que, en todo acto público, lleven sobre su pecho cintillos punzó con la leyenda “¡Vivan los Federales! ¡Mueran los Unitarios!”. El primero en recibir la instrucción fue Manuel de Sarratea, embajador argentino en Brasil, el 28 de abril de 1838, al reseñarle el Restaurador para que también use la divida en su hogar.

Semanas más adelante, el 25 de mayo de ese mismo año, tocó al embajador en los Estados Unidos, Carlos de Alvear, “llevar en todo acto público y en su casa la divisa”, prohibiéndole el uso de los colores celeste y verde, típicos del unitarismo, para, en su lugar, resaltar el color punzó que es el que personifica o simboliza a la Confederación Argentina.

Para cerrar este subtema, Lucio V. Mansilla recuerda en su Rozas. Ensayo histórico-psicológico (1898), que un oficial que estaba revistando en el regimiento del coronel Martín Santa Coloma cuando la Vuelta de Obligado, gritaba a viva voz: “¡Mueran los ángulo-franceses e ingleses!”. Advertido de que no era “ángulo” sino “anglo-franceses”, y que el “ingleses” estaba de más, el militar, muy enojado, respondió: “¡A mí no me friega naides y los gringos ingleses, ¡qué se han de hacer!”. (7)

En ocasión de las acciones que dieron inicio a la Guerra del Paraná, era muy común que los pueblos argentinos vociferen contra los ingleses y los franceses ante cada manifestación pública o de gobierno, volviéndose algo natural y cotidiano.

El pronunciamiento de Urquiza

Cotejando la obra documentada de don Julio Irazusta, Vida política de Juan Manuel de Rosas, en el Tomo 8 hallamos las modificaciones efectuadas tanto por Rosas, y sus colaboradores, como por Urquiza y los suyos, de las correspondencias escritas desde Buenos Aires y Entre Ríos.

Ya desde el 1º de mayo de 1851, día del Pronunciamiento de Urquiza, el capitán de Puerto de Buenos Aires, Pedro Ximeno, vio que una Patente de Navegación proveniente de Entre Ríos el lema que la encabezaba había modificado el clásico “¡Mueran los Salvajes Unitarios” por este otro de “¡Mueran los enemigos de la Organización Nacional!” (8) Esto quería significar, que ya no eran los unitarios los enemigos de la Argentina sino los que, al suponer de Urquiza y sus huestes, se plegaban a las órdenes y políticas de Juan Manuel de Rosas. En la conceptualización del entrerriano, y de quienes lo financiaron desde el extranjero, no habría organización nacional sin la sanción de una Constitución Nacional.

En rigor de la verdad, tal modificación de lemas Urquiza lo hizo oficial a través de una circular que llevaba por fecha 5 de abril de 1851, la cual dirigía a todos los Gobernadores de la Confederación para hacerles saber su posición y granjearse adhesiones a su innoble causa. Para concluir con este asunto, la supresión del “¡Mueran los enemigos de la Organización Nacional!” se hizo efectiva el 4 de noviembre de 1851.

La respuesta no se hizo esperar, aunque la misma tardó algunos meses en plasmarse en el encabezado que partía desde las filas federales. La primera carta o misiva que modificó el “¡Viva la Confederación Argentina ¡Mueran los Salvajes Unitarios!” con que arrancaban las comunicaciones o directivas, parece surgir el 15 de septiembre de 1851, ocasión en que Rosas envía un mensaje a la Junta de Representantes haciendo observar la pérfida traición de Urquiza en momentos en que la república disfrutaba de tranquilidad, unión entre sus provincias y sensatez en la dirección de sus instituciones. Al encabezado se le agregaba el lapidario “¡Muera el loco traidor salvage Urquiza!” (9).

Desde octubre de 1851 y hasta el final del gobierno de Rosas, era posible observar otro lema o inscripción más extenso que no dejaban dudas al tachar al general Urquiza de unitario, por eso también se solía suscribir la leyenda que sigue: “¡Muera el loco traidor Salvage Unitario Urquiza!”.

Referencias

(1) Celesia, Ernesto H. “Rosas, aportes para su historia”, Tomo 1, Librería Editorial Goncourt, Buenos Aires, 1969, página 402.
(2) “Mascarilla” López, llamado así porque su rostro estaba picado de viruela, se pasa a los unitarios luego de la victoria del general José María Paz en Caaguazú, el 28 de noviembre de 1841.
(3) Y así aconteció, finalmente, el 12 de noviembre de 1838, cuando los unitarios le dieron muerte a Alejandro Heredia cerca de Lules, Provincia de Tucumán, en medio de la guerra emprendida contra la Confederación Perú-Boliviana.
(4) Irazusta, Julio. “Vida política de Juan Manuel de Rosas”, Tomo 3, Buenos Aires, 1975, página 112.
(5) Sin embargo, no fue tajante tal desaparición del Viva la Federación, que continuó apareciendo en las cartas hasta por lo menos el año 1841, para luego ir desapareciendo hasta su total desuso.
(6) Invitación cursada a Rosas por “el cura, Juez de Paz y alcaldes de la Parroquia de Pilar” con motivo de la entronización de un retrato del Restaurador en dicha Parroquia, año 1839.
(7) Trias, Vivian. “Juan Manuel de Rosas”, Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, 1970, página 201.
(8) Irazusta, Julio. “Vida política de Juan Manuel de Rosas”, Tomo 8, Buenos Aires, 1975, página 197.
(9) El original de esta misiva existe en el Museo Saavedra de Buenos Aires. Por otra parte, en la Provincia de San Luis, el gobernador Pablo Lucero comenzó una proclama, de octubre de 1851, con esta leyenda: “¡Mueran los Salvages Asquerosos Unitarios!”, cuando lo clásico era anotar Mueran los Salvages Unitarios, o sea, sin el aditamento de Asquerosos.

Por Gabriel O. Turone

Bibliografía

Busaniche, José Luis. “Santa Fe (1819-1862)”, Historia de la Nación Argentina, Academia Nacional de la Historia, Volumen IX, Librería “El Ateneo” Editorial, Buenos Aires, 1962.
Celesia, Ernesto H. “Rosas, aportes para su historia”, Tomo 1, Librería Editorial Goncourt, Buenos Aires, 1969.
De los Ríos, Juan Manuel. “La Coalición del Norte vista desde Salta”, Revista del Instituto de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”, Buenos Aires, agosto de 1939.
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Irazusta, Julio. “Vida política de Juan Manuel de Rosas”, Tomos 3 y 8, Buenos Aires, 1975.
Portal www.revisionistas.com.ar
Pradère, Juan A. “Juan Manuel de Rosas. Su iconografía”, Casa Editora J. Mendesky é Hijo, Buenos Aires, 1914.
Puentes, Gabriel A. “La intervención francesa en el Río de la Plata”, Ediciones Theoría, 1958.
Saldías, Adolfo. “Historia de la Confederación Argentina”, Tomo II, Ediciones Clío, 1972.
Trias, Vivian. “Juan Manuel de Rosas”, Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, 1970.

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