Jorge F. Montiel Belmonte nació en Buenos Aires el 21 de Octubre de 1920, siendo sus padres don Pedro Lino Montiel Belmonte y doña Zoraida Otero Noda.
Dada la pronta desaparición de su padre, Jorge Montiel Belmonte tuvo que dejar la instrucción escolar en el quinto grado del primario y, a los 18 años de edad, se constituyó como el único sostén familiar, ardua tarea que consistió en mantener a su madre y a sus dos hermanos menores.
Dos caminos señalaron su esforzada existencia: el trabajo y la militancia política, ésta última devenida con los años en prolífica producción de libros revisionistas merced a la pasión por la historia que adoptó hasta el final de sus días.
Los 20 años de edad lo encuentran a Montiel Belmonte militando en las filas de la Alianza de la Juventud Nacionalista, que más tarde se denominará Alianza Libertadora Nacionalista, al tiempo que se ganaba la vida como peón de camiones. Hacia 1943 será secretario de correspondencia, pero tres años más tarde, y tras unos graves disturbios donde partidarios de la Alianza se vieron envueltos, Jorge Montiel Belmonte fue cesanteado. Será en julio de 1946 que aquél conseguirá un nuevo empleo, esta vez como funcionario municipal de la ciudad de Buenos Aires alcanzando, en 1960, el cargo de oficial mayor de primera, a la sazón, el máximo escalafón administrativo. Al jubilarse prematuramente, trabajará de forma independiente de allí en adelante.
En 1944 estrechó vínculos con el Partido Nacional de la República Oriental del Uruguay, e incluso escribió numerosas notas en las páginas de “El Debate”, esto es, el órgano gráfico oficial del nombrado partido oriental. También dejó su impronta en el periódico “El Deber” de Montevideo, otro de los medios gráficos del Partido Nacional. Llegó a adquirir un bien ganado prestigio en el Uruguay: en agosto de 1944 fue distinguido como autor de la mejor nota de investigación histórica en el número extraordinario de “El Debate” del día 26 de ese mes. En dicho evento estuvieron, entre otros, el historiador uruguayo Luis Alberto de Herrera y el argentino José María Rosa. En nuestro país, hizo notas periodísticas para “El Mercurio” de Trelew, en “Momento Argentino”, “Choque” y en “Alianza”, todos medios gráficos íntimamente relacionados a la militancia nacionalista que abrazó.
Será 1982 el año en que Jorge Montiel Belmonte empieza a escribir y editar sus propios libros. Fue autor de casi sesenta obras, algunas de las cuales, por no contar con los recursos económicos necesarios, jamás pudo editarlas. Detallista y excelso lector, todos los años dedicados a la militancia y la investigación, y con la experiencia adquirida por todo ello, le valieron una vasta información que volcó, indefectiblemente, en sus punzantes libros que trataban de desnudar a aquellos próceres intocables de la historia argentina para ponerlos en una posición terrenal y humana, con sus defectos y virtudes. Así, por ejemplo, en 1984 llegó a escribir veinticinco tomos de 200 páginas cada uno sobre la vida del general unitario Juan Lavalle, de quien, por cierto, no era adepto. Semejante biografía es, al día de hoy, un récord insuperable en toda Sudamérica.
Jorge Montiel Belmonte, asimismo, dio conferencias en el desaparecido edificio de la Alianza Libertadora Nacionalista, en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, en el Hotel Español, en el auditorio de la Academia de Medicina, el Centro de Estudios Municipales, también en el Centro Cultural General San Martín, con asistencia de delegaciones uruguayas, en varias unidades básicas peronistas y centros nacionalistas entre 1946 y 1970.
Llegó a ser Jefe de las Secciones 7º y 9º de la Alianza Libertadora Nacionalista, posición en la que supo granjearse la amistad del Almirante León Scasso y del Dr. Frank Soler. Al sobrevenir el golpe de Estado contra Juan Domingo Perón en setiembre de 1955, la organización política de la Alianza deja prácticamente de existir, y con ello finaliza una etapa en la vida de Jorge Montiel Belmonte. Comenzaría otra, sin lugar a dudas.
Antecedentes familiares
Fue nombrado miembro del Centro de Oficiales de las Fuerzas Armadas pese a ser civil, aunque aceptado por los riquísimos antecedentes familiares de casi cinco siglos en los cuales su árbol genealógico sirvió, con sus hombres y sangre, en las armas rioplatenses.
En 1572 embarcan en España y con rumbo al Río de la Plata cerca de mil expedicionarios junto a don Juan Ortiz de Zárate, entre los que se encontraba don Alonso Fernández Montiel, oriundo de Villa de Baena, Córdoba andaluza, de profesión escribano y de 1,60 metros de altura, según un estudio científico hecho por norteamericanos en el siglo XX sobre sus restos hallados en las ruinas de Cayastá. La agresividad de los aborígenes charrúas hizo que la expedición fracasara en su propósito, solicitando Juan Ortiz de Zárate ayuda a Juan de Garay, quien los salvó al refugiarlos en Santa Fe. Alonso Fernández Montiel, herido gravemente tras un enfrentamiento con el salvaje, se queda en Santa Fe. La segunda esposa de Alonso se llamó Isabel Arias, cuyo padre hidalgo y expedicionario, don Cristóbal Arias, muere en combate con los charrúas ni bien pisa suelo rioplatense.
Un nieto de Isabel Arias y de Alonso Fernández Montiel casó con doña Juana de Belmonte de la Cámara Balmaceda y Mexía de Mirabal, resultando el apellido compuesto Montiel Belmonte que lleva nuestro biografiado.
El Capitán de Guerra don Antonio de Vera Muxica y Arias Montiel, segundo del Virrey Cevallos, fue de los que tomó posesión de Colonia del Sacramento en abril de 1777, al recuperarla del dominio portugués. Otro Montiel tuvo una participación destacada en la Batalla de Curupaytí, cuando levantó el cuerpo de su abanderado, el Teniente Julio Dantas, gravemente herido en el rostro por las fuerzas paraguayas. Admirados por esa valentía, un oficial paraguayo gritó a su tropa: “¡No tiren al “patas blancas”!”, esto porque nuestra infantería usaba polainas de ese color.
La Gran Cruz de Acero de Vuelta de Obligado
El 20 de noviembre de 1945, Montiel Belmonte funda la Comisión de Homenaje y Monumento a los Héroes de Vuelta de Obligado, siendo el presidente de la misma. Uno de sus secretarios fue el Comisario General (R) don Jorge Silvio Colotto. Quien inspiró la creación de dicha comisión fue el teniente coronel y expedicionario del Chaco Evaristo Ramírez Juárez, considerado, al mismo tiempo, como el primer cronista de la batalla en cuestión. Con ello, reivindicaron la patriótica gesta ocurrida el 20 de noviembre de 1845, cuando tuvo lugar el combate de Vuelta de Obligado, en tiempos del Brigadier General Juan Manuel de Rosas.
En 1976, Montiel mandó construir la Gran Cruz de Acero con fondos personales, que al presente se haya emplazada en la localidad de Obligado, municipalidad de San Pedro, al pie de las barrancas del río Paraná, donde se desarrolló la batalla por la soberanía nacional. Contó con la colaboración de la Dirección de Obras Municipales de la Ciudad de Buenos Aires para su hechura. La cruz tiene 8,50 m. de altura por 2,50 m. en el crucero, y el tubo es de acero alemán “Mannesmann” con pared de una pulgada y diámetro de 25 cm. La fecha exacta de su instalación fue el 19 de noviembre de 1976, y el proyecto contó con el apoyo de la Municipalidad de Buenos Aires y la de San Pedro.
Actualmente la Gran Cruz de Acero de Vuelta de Obligado yace sin una placa identificatoria, pues, como en cierta oportunidad lo expresó Jorge Montiel Belmonte, la misma será colocada “cuando los argentinos llevemos al gobierno a hombres con plena identidad nacional. En esa ocasión se fijará una placa de bronce de 50 X 60 que desde 1976 guardo, esperando, como decía el gaucho Fierro, “que venga un criollo en esta tierra a mandar”.
Dos años antes de su emplazamiento, es decir, en 1974, Montiel Belmonte declaró ante nutrida concurrencia y frente al sepulcro del almirante León Scasso en el cementerio de Flores, que éste sería el padrino de la Gran Cruz de Obligado.
Montiel Belmonte distinguía como patriotas genuinos de nuestro país a tres hombres: Juan Manuel de Rosas, Juan Facundo Quiroga y el padre del federalismo criollo, José Gervasio de Artigas.
Había casado en 1941 con doña Estela Gastiazoro, madrina de la Gran Cruz de Vuelta de Obligado y su compañera inseparable, con quien tuvo tres hijos, María Patricia Lucía, Pedro Alberto Juan Manuel y Jorge Lino Juan José.
Falleció el 15 de Febrero de 2005 en Buenos Aires, a los 84 años de edad, tras una vida de “humilde trabajador por Dios, por la Patria, por la verdad e insobornable” como gustaba decir.
Fuente
Turone, Gabriel Oscar – Biografía de Jorge F. Montiel Belmonte.
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