Desconocida prácticamente por la historiografía que nos fue legada por los vencedores de Caseros y, más tarde, por los de Pavón, María Loreto Sánchez Peón de Frías había nacido el 3 de enero de 1777 en la ciudad de Salta. Su padre, natural de Asturias, era comerciante, y se llamaba Ramón Sánchez Peón, mientras que su madre había sido doña María Antonia Ávila.
Su protagonismo proviene de cuando las fuerzas realistas invadieron y sometieron durante varios años las tierras que abarcaban las provincias de Salta y Jujuy, en épocas del general gaucho Martín Miguel de Güemes. Ya en 1812, año en que se produce la invasión española a Salta, un verdadero ejército invisible, de imposible detección, hacía de las suyas a favor de la causa patriótica de liberación. Las hermosas damas de la sociedad salteña en una actitud noble y heroica, se pusieron rápidamente bajo las órdenes de Güemes, estableciendo una insospechada red de espionaje que hizo estragos entre las filas realistas.
A María Loreto Sánchez Peón le fue encomendado, en primer término, sacarle información al enemigo cuando las fiestas que la alta sociedad salteña hacía junto a la oficialidad del ejército de España, verdaderas tertulias en donde solían concretarse futuros casamientos hispano-salteños. Entre las primeras colaboradoras que tuvo Sánchez de Peón, encontramos a sus amigas de máxima confianza, doña Juana Moro de López, Petrona Arias y Juana Torino.
La información recopilada y proporcionada por la heroica patricia para las tropas criollas, le valió ser distinguida como Jefa de Inteligencia de la Vanguardia del Ejército del Norte, cargo que ocupó desde 1812 hasta 1822, es decir, durante toda la épica de la guerra gaucha. En esos diez años logró perfeccionar la red de espionaje, conformando cuadros de “bomberas”, o sea, mujeres dispuestas como María Loreto Sánchez Peón a infiltrarse en las filas enemigas, con inteligencia, discreción y eficacia, para obtener la mayor cantidad de datos posibles. Y tan prolífica fue su labor que llegó a tomar contactos hasta con la legendaria Juana Azurduy de Padilla.
Acciones de la patriota
El ingenio demostrado por las damas salteñas en aquellas jornadas de sacrificio fue inconmensurable. María Loreto Sánchez Peón, de cómoda posición social, ante el llamado patriótico de defender la soberanía empezó a vestirse de modo harapiento y a dejarse la cara sucia con tierra y barro, y con ese aspecto se apareció por las calles de Jujuy vendiendo pan, pastelitos y alfajores. Así fue granjeándose la amistad insospechada de los soldados realistas, quienes le compraban sus productos.
A pesar del desaliño que acusaba, nunca le negaron el acceso a los cuarteles para que dejara sus alimentos. Para doña María Loreto, entrar a las fortalezas enemigas era un objetivo primordial. Ella se había propuesto como táctica aparecer siempre en momentos en que los oficiales realistas pasaban lista, portando un choclo y dos bolsas, una a cada lado. Entonces, mientras escuchaba silenciosa, iba desgranando el maíz: por cada soldado presente, doña Loreto depositaba un grano en una bolsa, y por cada soldado ausente, los volcaba en la otra bolsa.
De tal forma, cuando finalizaba la jornada de trabajo, nuestra heroína depositaba diversos mensajes en el hueco de un árbol a orillas del río Arias, todos destinados al coronel Luis Burela, extraordinario colaborador de Martín Miguel de Güemes e iniciador de la guerra de guerrillas para expulsar a los invasores del noroeste argentino. En ese mismo árbol, María Loreto Sánchez Peón retiraba los mensajes que le llegaban a ella, seguramente con directivas venidas desde Salta. El rol cumplido por María Loreto le facilitó a Güemes, en más de una ocasión, el saber con exactitud la cantidad de soldados enemigos que en determinadas batallas iban a pelear.
En 1817, y en otra muestra de valor, doña Loreto se entera en una fiesta, y por boca de un oficial realista que estaba perdidamente enamorado de ella, que el general La Serna pretendía invadir el territorio patrio entrando por el Valle Calchaquí, y para que no haya oponente alguno, el mismo general organizaba un evento festivo o baile en el poblado. Gracias a la rapidez con que actuó la dama salteña, quien dio aviso a las tropas criollas sobre la pronta expedición española, se organizó la defensa y se la pudo vencer.
Muerto el gaucho general Güemes y expulsados los godos, causa ésta por la que tanto había dado María Loreto Sánchez Peón, el país se sumerge en dolorosas guerras intestinas. Ella vivió todo el drama argentino posterior inmersa en el silencio más absoluto, ignorada a pesar de sus hazañas inolvidables. Doña María Loreto falleció a los 93 años de edad, el 10 de agosto de 1870.
Fuente
Cañás, Jaime. “Qué hicieron los agentes secretos en el Río de la Plata”, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1970.
Navamuel, Ercilia. “María Loreto Sánchez Peón de Frías”, Salta, 2002.
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Turone, Gabriel O – María Loreto Sánchez Peón, la patriota olvidada, Buenos Aires (2009)
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