Nació el 6 de setiembre de 1757 en Santa María de Moimenta, jurisdicción de Baños, Concello de Campo Lameiro, Galicia, España. Fueron sus padres, Ignacio Cerviño y Leonor Núñez, quienes contrajeron matrimonio el 3 de diciembre de 1753, en Los Baños, Pontevedra, España. Pedro Antonio Cerviño tuvo su bautismo infantil el 27 Octubre 1757 en Los Baños, Pontevedra, España (Parroquia Santa María de Moimenta). Educado en la Academia Naval de Ferrol, vino al Río de la Plata en calidad de ingeniero de la Comisión demarcadora de límites con Portugal, enviada por el Rey para la ejecución del convenio celebrado el 11 de octubre de 1777. Es posible que Cerviño haya llegado a Buenos Aires conjuntamente con Félix de Azara, de quien era amigo personal y al que acompañó para secundarlo en la comisión demarcadora que se confió a aquel erudito para fijar los límites de la provincia del Paraguay.
Pedro Antonio Cerviño ha sido uno de los españoles que han prestado mayores servicios y de los que más se han distinguido en el Virreinato del Río de la Plata, habiendo sido no sólo un inteligente colaborador de Azara en sus trabajos oficiales de demarcación, sino también un excelente naturalista y geógrafo. El 28 de diciembre de 1781 fue designado Geógrafo de la línea divisoria, nombramiento que fue confirmado por resoluciones del 24 de mayo y del 10 de julio del año siguiente. El 3 de noviembre de 1783 era destinado como ingeniero de la 3ª partida de la línea divisoria. En aquella época penetró en el Chaco, hacia el naciente de Santiago del Estero, con Miguel Rubín de Célis, oficial de la Real Armada, para reconocer el hierro meteorítico, que ha sido objeto de investigaciones ulteriores. A él se debe el croquis de la expedición y los dibujos del legendario “Mesón de Fierro”, meteorito extraviado desde 1783, en las planicies del sudoeste chaqueño.
Félix de Azara dio por terminada su comisión en 1792, la que fue constantemente obstruida por la infidencia de los representantes portugueses. Cerviño regresó entonces a Buenos Aires, donde se estableció definitivamente y continuó prestando servicios de importancia. Espíritu liberal y progresista, fue uno de los más decididos partidarios en el seno del Consulado, de las ideas y planes económicos del joven secretario Dr. Manuel Belgrano. Con este motivo, Cerviño presentó a aquel Tribunal una extensa exposición en la que desenvolvía sus propias ideas, apoyando las de Belgrano y desacreditando el monopolio. Por esta razón, el Prior pidió que se mandase recoger y quemar el borrador, por contener, entre otras, la siguiente proposición herética: “Nuestras embarcaciones irán a los puertos del Norte. Los españoles harán sus compras en las mismas fábricas”. Martín de Alzaga respondió a Cerviño, rebatiendo sus puntos de vista.
Una de las primeras obras que ideó el Consulado fue la construcción del muelle de Buenos Aires y para llevarla a cabo, encargó a los matemáticos Cerviño y Gundin levantar un plano del puerto, haciendo sondear el río. Y con la aprobación del Virrey se había iniciado la ejecución de la obra en 1799, cuando llegó la desaprobación de la Corte y fue necesario interrumpirla.
Más tarde, cuando gracias a los esfuerzos de Belgrano, el Rey consentía en la creación de una Escuela de Náutica, la que fue instalada el 26 de noviembre de 1799, el ingeniero geógrafo Pedro Cerviño y el agrimensor Juan Alsina, obtenían las cátedras por oposición, siendo Azara uno de los examinadores. Allí enseñó matemáticas, geometría e hidrografía, junto con el salteño Francisco Gavino Arias (1732-1808).
Con motivo de la distribución de premios en aquella Escuela, el 13 de marzo de 1802, Belgrano pronunció un discurso, en el que se expresó así: “Don Pedro Antonio Cerviño, a quien todos conocemos, es acreedor a estos títulos. Las pruebas que ha dado en servicio del Monarca y del Estado en obsequio de los particulares y de cuantos han ocupado sus talentos justificarían mi proposición, pero no hablo a esos, no, ya sabéis su desinterés, su sabiduría y su aplicación manifestadas en esta academia. Cerviño llevado sólo del deseo de propagar sus ideas y de ser útil al Estado, se presenta gustoso a la palestra, obtiene la victoria como un valeroso atleta, da a conocer sus talentos e instrucción y los examinadores a pública voz lo proclaman primer Director; defiere este Consulado al justo voto, le confiere la plaza y le posesiona de ella bajo la condición predicha”.
Por orden del Virrey Avilés, levantó un plano general de Buenos Aires y practicó estudios topográficos en la Ensenada de Barragán, y al miso tiempo que se ocupaba de estos trabajos de carácter local, Cerviño seguía el movimiento intelectual del viejo mundo, siendo su casa el centro de reunión de los pocos hombres de labor literaria y científica con que contaba por entonces la capital del Virreinato. Fue también colaborador del “El Telégrafo Mercantil”, dirigido por el coronel Cabello y Mesa, así como también, de “El Semanario de Agricultura y Comercio”, dirigido por Hipólito Vieytes.
Durante las invasiones inglesas combatió valerosamente al frente del Tercio de Gallegos, en calidad de comandante, cuerpo que sumaba 510 hombres y del cual recibió la confirmación de su cargo de teniente coronel por Real Orden expedida en Sevilla el 13 de enero de 1809. Durante los agitados días de mayo de 1810, sus ideas fueron así formuladas: “Que se forme una junta de Gobierno de vecinos buenos y honrados a elección del Excelentísimo Cabildo, que a nombre del Rey Nuestro Señor Don Fernando Séptimo, atienda a la Gobernación y Defensa de estos Dominios, cuyo presidente, puede ser el Excelentísimo Señor Virrey, convocado a las ciudades interiores para que también sus vocales vengan”. Aparte de algunos adherentes civiles, el único voto de militar que obtuvo esta propuesta fue el del comandante Terrada.
Establecida la Junta, Cerviño fue uno de los pocos peninsulares que se puso a su servicio. Cuando en 1812 el gobierno creó la Academia de matemáticas, Cerviño fue nombrado su director. En 1814 levantó un plano topográfico de la ciudad, muy curioso, que se conserva en el museo de San Fernando, el que fue grabado en Londres, en 1817.
Este ilustrado español que tantos servicios prestó a nuestro país, falleció en Buenos Aires, el 30 de mayo de 1816, siendo sepultado su cadáver en el convento de San Francisco. Se había casado con María Bárbara de Barquín y Velasco Tagle Bracho el 9 abril 1802 en Buenos Aires, en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced.
Fuente
Ayuntamiento de Campo Lameiro; A Lagoa. Praza da Provincia de Pontevedra.
Genealogía de los Tagle – Personal Ancestral File.
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Turone, Oscar A. – Meteoritos – Historias caídas del cielo
Yaben, jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).
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