Podemos incluir a las luchas que Andrés Guacurarí emprendió en la provincia de Corrientes entre 1818 y 1819, dentro de la tercera campaña militar en la que participó junto a José Gervasio Artigas. Era de estirpe guaraní Andresito, y, por lo tanto, un valiente guerrero del federalismo criollo que había nacido en 1778. Según los documentos que existen y que pueden cotejarse, completó su existencia con tres campañas militares más, la de 1815 contra la invasión de Gaspar Rodríguez de Francia, la primera campaña del río Uruguay contra la invasión luso-brasileña, en 1816 y, finalmente, la segunda campaña del río Uruguay contra la invasión de portugueses y brasileños de 1819.
En la tercera expedición, Guacurarí evitó una revuelta interna que bien pudo haber despedazado a la Liga Federal de los Pueblos Libres antes de tiempo, pues los enemigos externos e internos de los primeros federales sublevaron a la provincia de Corrientes en contra de las autoridades artiguistas. De no haberse sofocado dicha subversión, el final del primer sistema federal del Plata se habría anticipado hacia 1818 en vez de 1820.
Uno de los más feroces y despiadados enemigos de Guacurarí fue el brigadier Francisco dos Chagas Santos, jefe de las fuerzas luso-brasileñas que permanecían apostadas muy cerca de donde se hallaba el fuerte de las tropas de Andresito, cerca de Santo Tomé, provincia de Santa Fe. Fue el brigadier Chagas quien asoló los indefensos pueblos misioneros cuando el grueso de las tropas de Andresito se reunió con Artigas en el Campamento de Purificación que éste tenía como cuartel general. Por su criminalidad, se quemaron archivos incunables de Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé, Santa María y Mártires, mientras que otras misiones como Apóstoles o San Carlos resultaron saqueadas en su totalidad.
A principios de 1818, Guacurarí estableció en Tranqueras de Loreto un improvisado cuartel general, y montó en los alrededores varios puestos de vigilancia que tenían como función controlar los movimientos de Francisco dos Chagas Santos, ni más ni menos. Por otra parte, José Artigas le encomendó el cuidado de la frontera norte –lindante con el Paraguay-, posición desde la cual las tropas del dictador Rodríguez de Francia podían hacer estragos. Así las cosas, un buen día Andresito recibe una misiva del Protector de los Pueblos Libres en la que le ordena que aliste a sus regimientos y los dirija con rumbo a Corrientes.
Recelos del centralismo porteño en Corrientes
El Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón se hallaba por demás interesado en quebrar la influencia de Artigas en la provincia de Corrientes, a cuyo frente se encontraba Juan Bautista Méndez. Un comisionado del porteño, el coronel Elías Galván, fue enviado a dicha provincia para parlamentar con algunas autoridades de allí, con la premisa de que reconozcan la autoridad del Directorio en vez de la emanada por la Liga Federal.
Uno de los complotados por Buenos Aires era el capitán José Francisco Vedoya, quien tenía bajo su mando a las principales fuerzas militares de Corrientes. Éstas se ubicaban en el pueblo de Ibabaí, estancia de Itaty. Originariamente, y dentro del esquema federal artiguista, estas fuerzas correntinas servían de apoyo a las tropas guaraníes de Andrés Guacurarí asentadas en Tranqueras de Loreto en los albores del año 1818.
Sin embargo, Vedoya ya estaba comprado por el dinero del puerto y el día 25 de mayo de 1818 decide poner a Corrientes de rodillas ante el centralismo de Buenos Aires. Ocupada la capital de la provincia, el capitán Vedoya depone a Juan Bautista Méndez y se autoproclama Gobernador Interino.
El pronunciamiento ilegal de Vedoya, al parecer sorprendió a todos, incluso a varios de los conspiradores, como por ejemplo el capitán Miguel Escobar. Para asombro de éste, el día 25 de mayo, mientras se alejaba de Corrientes capital para preparar con mayor sofisticación el pronunciamiento antiartiguista, se entera de los acontecimientos protagonizados por el capitán Vedoya. Enojado por la improvisación o el adelantamiento de los hechos, el capitán Escobar desconoce a la nueva autoridad (Vedoya), y se dispone a luchar por la restitución del destronado Méndez.
Al igual que el capitán Escobar, hará lo propio el comandante Juan Antonio Rajoy, que revistaba en el partido de Vedoya. Incluso tomó cierta notoriedad Pedro Campbell, un respetado gringo de Irlanda que luchó junto a las tropas federales de Artigas cuando la búsqueda de la emancipación.
Llegada de Andresito con sus fuerzas
Alertado de los sucesos correntinos por Artigas, Andrés Guacurarí logró reunir 1.200 hombres, destacándose varios comandantes de regimientos guaraníes como Javier Siti, Andrés Yabacú, Manuel Cahiré, etc. La caballería estaba dirigida por el comandante José López, y uno de los artilleros de las fuerzas de Andresito era Blas Uré. Como jefe de Estado Mayor de las fuerzas se encontraba el comandante Vicente Tiraparé, a quien acompañaba el baqueano Lázaro Yayacuá. Como bien se puede apreciar, las fuerzas artiguistas estaban compuestas por criollos e indios por igual, lo que constituye un auténtico ejército federal.
Ante semejante número de tropas, el titulado gobernador interino de Corrientes, José Francisco Vedoya, decide retirarse de la provincia y se instala en su cuartel general de Saladas. Un dato por demás curioso es que el jefe de Estado Mayor de los ejércitos de Vedoya era un porteño llamado José Francisco Casado. Por encargo del gobernador, el coronel Casado al frente de 600 hombres repartidos en las tres armas (infantería, caballería y artillería) hizo frente a los guaraníes de Andresito en las Lomas de Caá-Catí (o Caa-Caty) el 14 de julio de 1818. Al tener un número inferior de soldados, Casado dio la orden de abrir fuego pero de modo sostenido, nutrido y generalizado, lo que motivó que pronto se le acabaran las municiones. Del lado federal, las tropas decidieron replegarse provisoriamente al observarse el poder de fuego indiscriminado que escupían las tropas correntinas. Desde el mismo campo de batalla, un eufórico José Francisco Casado le decía a Vedoya que “no queda un solo invasor en la frontera”, y el 20 de julio marchaba hacia el cuartel general de Saladas para reencontrarse con aquél.
Mientras tanto, el día 23 de julio de 1818 el flamante Congreso correntino se instalaba en la capital provincial. Esto representaba un triunfo inobjetable, al parecer, de Vedoya, quien en seguida despachó algunas tropas en la costa del río Corrientes para enfrentar y dispersar a los hombres rebelados del capitán Miguel Escobar y del irlandés Campbell. Los derrotados huyeron en dirección a Curuzú-Cuatiá. El mismo Congreso designaría Gobernador de Corrientes al capitán Vedoya, no sin un manto lleno de ilegalidad y sospecha.
Combate de Las Saladas
Luego de la acción de Lomas de Caá-Catí y del posterior repliegue de las tropas artiguistas al mando de Andresito, éste se entera que el coronel Casado se había quedado sin municiones, con lo cual el aliado de Artigas avanzó raudamente hasta el cuartel general de Saladas (o Las Saladas) logrando, para el 2 de agosto de 1818, el destrozo casi total de las fuerzas de Casado y de Vedoya.
Las acciones de este combate en el que resultó vencedor Guacurarí habían empezado el 1° de agosto, cuando las tropas artiguistas provenientes de Misiones (las de Andresito) llegaron a las proximidades de Saladas, donde acamparon. A esta altura de las circunstancias, Guacurarí ya había ocupado sin resistencia alguna los pueblos de Caá-Catí y Burucuyá. Con una cuota grande de desesperación por el terreno que tenía bajo su poder Andresito, el gobernador Vedoya destaca al coronel José Francisco Casado contra Guacurarí y sus tropas guaraníes en Arerunguá. El aliado de José Artigas logra derrotarlo completamente, lo que motivó que Casado fugue hacia Saladas, incorporándose a Vedoya.
A la madrugada del día siguiente, Vedoya, percatado de la corta distancia que separaba a ambos bandos en pugna, se repliega hasta las márgenes del río Ambrosio en una clásica maniobra dilatoria hasta tanto recibiese refuerzos por parte del comandante Brest desde la ciudad de Goya. Sin embargo, esos refuerzos jamás llegaron, pero no porque haya habido algún tipo de defección sino porque los soldados de Vedoya estimaron que en Arerunguá, el coronel Casado había eliminado con facilidad a las fuerzas de Andrés Guacurarí. De allí la decisión del Gobernador Interino de entrar en combate inmediatamente, dado que pensaba encontrarse con algunos grupos desordenados que intentaban rapiñar.
Este gravísimo error por parte de los correntinos que se habían hecho con el poder provincial, fue el principal causante de la estrepitosa derrota que padecieron a manos de los guaraníes artiguistas. A las 3 de la tarde de aquel 2 de agosto, las fuerzas correntinas se animaron a organizar una última avanzada que hizo que el jefe de la vanguardia guaraní, José López (alias “López Chico”), ordene una retirada provisoria. A su vez, el gran Andrés Guacurarí se encargó de atacar los flancos más débiles de las fuerzas usurpadoras, logrando desordenarlas en una primera instancia para luego abatirlas sin contemplación.
La estocada final provino de las imparables cargas a lanza de la caballería, que encabezaba Andresito, el más fiel aliado de Artigas dentro de las extensiones de la Liga Federal. El ala izquierda de las tropas de Andresito estaba dirigida por el mayor Pantaleón Sotelo.
Mientras que los hombres de Vedoya huían desordenadamente del campo de batalla, el capitán Córdoba, oficial de sus fuerzas, luchó valientemente sin rendirse ni intentar escapar siquiera, a pesar de las diversas intimaciones que se le hacía con la promesa de resguardar su vida y la de las tropas bajo su mando. Córdoba no se dejó tentar por los artiguistas, respondiendo con fuego de fusilería cada intimación proclive a la rendición. Finalmente, una carga de los guaraníes terminó con la vida del oficial y sus soldados.
El gobernador Vedoya y su jefe de Estado Mayor, coronel Casado, fugados del escenario bélico, se presentaron en la ciudad capital de Corrientes y, acto seguido, se embarcaron para Buenos Aires.
Tiempo más tarde, Andrés Guacurarí sería designado Gobernador de la provincia de Corrientes, administración que fue reconocida como de las más justas y correctas que la historia argentina haya visto jamás. Ejercerá dicho cargo hasta abril del año siguiente (1819), pero ello será motivo de otra nota, de otra crónica que logre desenterrar este episodio histórico del olvido penoso e injusto, acaso el destino infame que han recibido los patriotas de tierra adentro como el nombrado Guacurarí.
Autor
Gabriel Oscar Turone
Bibliografía
Portal www.revisionistas.com.ar
Revista Histórica, Publicación del Museo Histórico Nacional, Año LXXXIV (2da. Época), N°163, Montevideo, Julio de 1991.
Sánchez Ratti, Julio César. “Andrés Guacurarí, el indio gobernador”, Separata N°22 de la colección “En América y el Mundo” de la revista “Todo es Historia”, Enero 1970.
Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar