Recordemos antes de hablar sobre el primer cuerpo armado de la patria en épocas de la Confederación Argentina, que no siempre se lo reconoció como un regimiento sino, más bien, como un batallón o cuerpo de línea. En 1806, no nació como el hoy reconocido Regimiento de Infantería I ‘Patricios’, sino como Legión de Patricios Voluntarios Urbanos de Buenos Aires. Se componía de 3 batallones, de destacada labor durante la Segunda Invasión Inglesa de 1807. Sin embargo, esta primera formación quedaba conformada por milicianos, mas no por soldados. Era todo más bien principiante, el génesis de lo que más tarde sería la profesionalización del ejército como tal.
Estamos entre 1810 y 1811, y la campaña militar al Alto Perú, por ejemplo, mostró a la ex Legión de Patricios repartida ahora en partes iguales bajo distintos regimientos: el 1 y el 2. Otra diferencia respecto al origen de los ‘Patricios’ era que dicho cuerpo ya no quedaba limitado a hombres nacidos en Buenos Aires. Ahora se aceptaba la incorporación de personas venidas de otras localidades.
En 1811, cuando auxiliaron a José Gervasio Artigas en la Banda Oriental en su lucha contra los realistas, los ‘Patricios’ destacaron una compañía de granaderos (quienes arrojaban granadas) y dos piezas de artillería, todo bajo el mando del capitán Gregorio Perdriel. Todavía funcionaban los “Patricios” con dos regimientos divididos, pero fue a partir de noviembre de 1811 que el gobierno de Buenos Aires (el Primer Triunvirato) decide unificarlos, quedando el mote de Regimiento N° 1, a secas. En la batalla de Sipe-Sipe (1815) ya se lo conocía como Regimiento N°1 de Infantería.
El tiempo continuó su rumbo, lo cual trajo nuevas denominaciones para identificar a la gloriosa Legión de Patricios originada tras la Primera Invasión Inglesa. Algunos veteranos que habían servido a ‘Patricios’ en 1807, fueron a pelear junto al almirante Guillermo Brown en El Callao, Perú. Esos veteranos eran parte del Primer Tercio Cívico de Buenos Aires, “continuadores de los Patricios, a las órdenes del capitán Nicolás García”, según sugiere el historiador Miguel Ángel De Marco.
Los años comprendidos entre 1820 y 1825 fueron de caos para Buenos Aires, por tal motivo se dio la orden para que el Regimiento N° 1 guarezca a la ciudad, que la resguarde. Cuando el estallido de la guerra contra el Brasil, en 1825, los “Patricios” se vieron representados por, entre otros, el Batallón de Cazadores N° 1 de Línea.
Los ‘Patricios’ y la época rosista
La patria no solamente vio cercenada su soberanía luego de la contienda contra el Imperio del Brasil al entregar la Banda Oriental, sino que también su ejército sufrió un lamentable proceso de disolución que anarquizó sus cuerpos y denominaciones. El gobernador porteño Viamonte dispuso en 1829 que solamente quedara un cuerpo de caballería, otro de artillería y dos batallones de cazadores. Y pervivieron los “Patricios” que, no obstante haberse salvado del escarnio, también padecieron amplias modificaciones. El resto se disolvió.
Esto traerá consigo un nuevo replanteo a la hora de asignar nombres para los cuerpos de milicias y batallones argentinos, circunstancia que también tocó al Regimiento ‘Patricios’. Cuando Juan Manuel de Rosas asume la gobernación de la provincia de Buenos Aires en 1829, a ‘Patricios’ se lo pasó a denominar “Batallón 1° de Línea”, y desde 1830 también se lo llamó “Regimiento Patricios de Buenos Aires”. Cualquiera de las dos designaciones servía para referirse a los legendarios ‘Patricios’.
En las acciones de la defensa de la isla Martín García (11 de octubre de 1838), el teniente coronel Jerónimo Costa contó con 21 soldados ‘Patricios’, totalizando una fuerza de 125 hombres. Con esa cantidad enfrentó denodadamente, sin rendirse ni escapar, a las tropas francesas y las de Fructuoso Rivera, las cuales redondeaban cerca de 550 efectivos. Juan Manuel de Rosas, entonces, en honor de la resistencia patriota ante la invasión a Martín García, impuso al Regimiento Patricios de Buenos Aires el nombre de “Batallón Independencia”. Jerónimo Costa fue ungido, a su vez, jefe de los “Patricios”, cargo que desempeñó hasta 1844. Su sucesor fue el coronel Ramón Rodríguez.
En 1840, el Batallón 1° de Línea o Regimiento Patricios de Buenos Aires (también llamado “Batallón Independencia”), se dividió internamente en 4 batallones:
a) Primer Batallón de Patricios de Buenos Aires.
b) Segundo Batallón de Patricios de Buenos Aires.
c) Tercer Batallón de Patricios de Buenos Aires.
d) Cuarto Batallón de Patricios de Buenos Aires.
Desde 1840 a 1845, y a decir de Adolfo Saldías, el Batallón 1° de Línea estuvo fraccionado “según las exigencias de la luctuosa guerra civil y de los bloqueos e intervención armada de Gran Bretaña y Francia”.
Batalla de Vuelta de Obligado
La batalla que determinó la reivindicación de nuestra soberanía nacional, ubica a las tropas de los “Patricios” bajo el nombre genérico de “Batallón Patricios de Buenos Aires”, según las referencias volcadas por el primer cronista del combate de Vuelta de Obligado, teniente coronel Evaristo Ramírez Juárez. Ahora bien, ese batallón estaba formado por una compañía del Primer Batallón, por otra del Segundo Batallón y por una restante del Cuarto Batallón de Patricios de Buenos Aires (batallones creados todos en 1840, como se ha dicho antes).
Otra opinión deriva de los historiadores Isidoro Ruiz Moreno y Miguel Ángel De Marco, que no difiere tanto de la de Ramírez Juárez. Sostienen aquellos que el “Batallón Patricios de Buenos Aires” que peleó en Vuelta de Obligado el 20 de noviembre de 1845, se componía de los siguientes batallones y compañías:
a) Primer Batallón de Patricios de Buenos Aires (Compañía Granaderos Patricios; es decir, los que lanzaban granadas con la mano, con uniforme de gala).
b) Segundo Batallón de Patricios de Buenos Aires (con uniforme de gala).
c) Cuarto Batallón de Patricios de Buenos Aires (sus oficiales, por ejemplo, lucieron uniforme de parada).
Los efectivos ‘Patricios’ estuvieron mandados por el coronel Ramón Rodríguez, y se ubicaron en la Batería “Restaurador”, que fue la primera de las cuatro que vio acercarse a los buques de guerra y mercantes anglo-franceses. Esa batería se constituyó en la vanguardia del ejército patriota y federal en la jornada del 20 de noviembre de 1845. El Batallón Patricios de Buenos Aires presentó 372 plazas sobre un total de 2.143 tropas nacionales, si bien otras fuentes consultadas sugieren que los “Patricios” llegaron a tener alrededor de 400 y hasta 500 efectivos.
Las fuerzas del coronel Ramón Rodríguez partieron de los cuarteles de Santos Lugares el 31 de octubre de 1845 y llegaron a Obligado el día 8 de noviembre. También se dice que arribaron al teatro de operaciones seis días antes del 20 de noviembre.
La banda militar del Batallón Patricios de Buenos Aires entonará las estrofas del Himno Nacional, y al último son, el general Lucio Norberto Mansilla, jefe de las fuerzas nacionales, dará la orden de abrir el fuego. Las acciones estallaron a las 9:15 horas de la madrugada. A las 17:50 horas, los ingleses hicieron un intento de desembarco con 325 hombres, pues contaban con la ventaja de que las municiones federales se habían extinguido. Sin embargo, formados en posición marcial frente al general Mansilla, los infantes del Batallón Patricios de Buenos Aires, los infantes del Batallón Patricios de San Nicolás y los infantes del Batallón del Departamento Norte, “en formidable carga a la bayoneta, desafiando la metralla enemiga, cae sobre las primeras líneas de los invasores, arrollándolos hasta sus mismas embarcaciones”, nos señala Ramírez Juárez.
Aquí es donde hieren al general Mansilla. Rápidamente es reemplazado en el mando por el coronel Francisco Crespo, el cual ordena al jefe del Batallón Patricios de Buenos Aires, coronel Rodríguez, “sostener la lucha sin desfallecer”. En medio de estas circunstancias, los franceses imitaron a los ingleses al pretender desembarcar sus tropas. En número de 125 soldados, los galos reforzaron a los repelidos 325 ingleses, quienes reiniciaron su ataque terrestre para apoderarse de la posición. Una vez más, los valientes infantes “Patricios” llevan a cabo una nueva carga a la bayoneta, el último recurso que tenían a esta altura del combate. Distinta fue su suerte, dado que los buques “Expeditive”, “Procide” y el “Philomel” cañonearon a la infantería con ardorosa violencia, lo que los hizo detenerse en la carga, si bien los infantes trataron de mantener como podían la posición.
Esta heroica y tenaz resistencia a los invasores, persistió hasta cerca de las 20:00 horas de aquél 20 de noviembre de 1845. Finalmente, y tras aguantar sin municiones a la artillería enemiga, los restos del Batallón de Patricios de Buenos Aires se repliegan adentrándose en el monte de Obligado. Los franceses e ingleses no logran desembarcar, prefiriendo continuar aguas arriba con sus averiados y sobrevivientes buques mercantes y de guerra. Las dos cargas a bayoneta habían logrado su esfuerzo, y la sangre federal corrió a raudales. Las acciones de la batalla de Vuelta de Obligado se dieron por concluidas, pero no de forma definitiva.
Otros fuegos de la Guerra del Paraná
El combate de Vuelta de Obligado está incluido dentro de lo que llamamos Guerra del Paraná, la que también incluyó las siguientes acciones:
a) 2 de enero de 1846: Segunda batalla de Vuelta de Obligado que, si bien no tuvo la duración de la de 1845, constituye otra muestra cabal de la reafirmación de la soberanía nacional. Aquí pelearon tropas del general Lucio N. Mansilla, del coronel Juan Bautista Thorne y del teniente Facundo Quiroga, primogénito del recordado “Tigre de los Llanos”.
b) 9 de enero de 1846: Tienen lugar dos acciones de corta duración. La primera, en el Paso del Tonelero (actual Ramallo, provincia de Buenos Aires) y, ya en horas de la tarde, en Acevedo (actual San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires).
c) 16 de enero de 1846: El ataque argentino se hace sostenido en la localidad de San Lorenzo, provincia de Santa Fe, a cargo nuevamente del general Mansilla. En cambio, la artillería argentina (al mando del capitán Álvaro José de Alzogaray y Juan B. Thorne) recibe con una lluvia infernal de cañonazos a la flota imperial que intentaba pasar por la Angostura del Quebracho con rumbo a Corrientes y el Paraguay.
d) 10 de febrero de 1846: Los buques de guerra “Alecto” y “Gorgon” bombardean durante tres horas las posiciones argentinas apostadas en el Paso del Tonelero, pero la artillería y la infantería federales mandadas por el mayor Virto respondieron con denuedo.
e) 6 de abril de 1846: Los vapores “Alecto”, “Gazendi” y “Coquette”, todos de la escuadra francesa, son averiados en el Paso del Tonelero en momentos en que se disponían a reforzar a otras embarcaciones que estaban siendo reparadas cerca de allí.
f) 21 de abril de 1846: Como táctica de distracción para hacer disminuir los ataques federales, los ingleses atinan a desembarcar en Ensenada, provincia de Buenos Aires, acción que es notablemente repelida por la guarnición del lugar, a cargo del general Prudencio Ortiz de Rozas, hermano del Restaurador de las Leyes.
Los Patricios en Angostura del Quebracho
Hostilizadas las escuadras imperiales que pretendieron, sin más derecho que la fuerza, navegar los ríos internos de la patria para comercializar, en desmedro de las industrias locales, sus manufacturas, faltaba, sin embargo, una última acción más de la Guerra del Paraná.
El 4 de junio de 1846 tiene lugar la batalla de la Angostura del Quebracho, en las proximidades de la hoy ciudad de Puerto General San Martín, en la provincia de Santa Fe. Allí estuvieron nuevamente las fuerzas del Batallón Patricios de Buenos Aires al mando del mayor Manuel Virto. Se contabilizaron cerca de 600 soldados de infantería (entre ellos los “Patricios”), más 150 carabineros y 200 soldados del regimiento del coronel federal Martín de Santa Coloma. Además, hubo otros 200 infantes de reserva y dos escuadrones de lanceros de Santa Fe.
Todas las tropas junto con los 17 cañones argentinos, hicieron estragos en las filas anglo-francesas, que no pudieron reaccionar ante la magnitud del ataque de las fuerzas de la Confederación Argentina. Lo que siguió a Angostura del Quebracho fueron las firmas de sendos tratados de paz pedidos a Juan Manuel de Rosas por Inglaterra (1848) y Francia (1849).
La bandera del 2do. Batallón de Patricios
Fue en los desembarcos anglo-franceses y en las cargas patriotas de Obligado, donde tuvo lugar el robo de la bandera de guerra del Segundo Batallón de Patricios de Buenos Aires.
El encargado de devolver dicha bandera fue el almirante B. J. Sullivan, cuando se presentó ante el cónsul argentino en Londres, el 25 de octubre de 1883. Sullivan había estado como jefe del buque “Philomel” con el grado de capitán, y fue uno de los que cañoneó las costas argentinas cuando la batalla en Obligado estaba prácticamente definida para los aliados invasores, en horas de la tarde. Casi 38 años después, extenderá a los diplomáticos argentinos, además del glorioso estandarte, un relato donde explicaba por qué lo devolvía. El mismo dice así:
“En la batalla de Obligado, en el Paraná, el 20 de noviembre de 1845, un oficial que mandaba la batería principal causó la admiración de los oficiales ingleses que nos hallábamos más cerca de él, por la manera como animaba a sus hombres y los mantenía en sus puestos, al pie de los cañones, durante un fuerte fuego cruzado bajo el cual esta batería estaba más especialmente expuesta.
Por más de seis horas se paseó por el parapeto de la Batería exponiendo su cuerpo entero; sin otra interrupción que cuando, de tiempo en tiempo, ponía el mismo la puntería de un cañón.
Por prisioneros heridos de su Regimiento, supimos después que era el coronel Rodríguez del Regimiento de Patricios. Cuando todos los artilleros fueron muertos o heridos, hizo maniobrar los cañones con soldados de su Regimiento de Infantería, hasta que el combate estuvo casi terminado, perdiendo 500 entre muertos y heridos, de 800 que lo componían.
Cuando los marineros y soldados ingleses desembarcaron a la tarde y tomaron esa Batería, él con los restos de su Regimiento y sin otro recurso de las fuerzas defensoras, mantuvo su posición en retaguardia a pesar del fuerte fuego cruzado de todos los buques, por entre los bosques que se hallaban detrás de la Batería, y fue el último en retirarse.
La bandera de la Batería que había defendido tan notablemente, fue arriada por uno de los hombres de mi mando y me fue dada por el oficial inglés de mayor rango, el capitán Toman. Al ser arriada la bandera, cayó sobre algunos de los cuerpos de los caídos y fue manchada con su sangre.
He visto, últimamente, que la bandera de un Regimiento inglés que estaba en poder de una familia desde la guerra de 1807, había sido restituida al Regimiento por esa familia.
Deseoso de seguir ese ejemplo, quiero restituir al coronel Rodríguez, si vive, o sino al Regimiento de Patricios de Buenos Aires, si aún existe, la bandera bajo la cual y en la noble defensa de su Patria cayeron tantos de los que en aquella época componían”.
Se dice con justa razón que el anterior relato contiene algunas inexactitudes. Por empezar, Sullivan no intentó desembarcar en las costas argentinas, por lo que su visión y narración de los hechos los evidenció desde el “Philomel”, el buque que comandaba. Esto debe ser el motivo de sus errores de interpretación de los sucesos que finalizaron con la toma de la bandera del 2do. Batallón de Patricios. Por eso es que, para rectificar al almirante Sullivan, hay que decir que el jefe del Batallón Patricios de Buenos Aires en Obligado, coronel Ramón Rodríguez, no mandó ninguna batería. A lo sumo, los “Patricios” ocuparon uno de los flancos de la Batería “Restaurador”, a pocos metros de las aguas.
Además, se establece que Sullivan en la misiva que escribió en 1883, parece confundir al coronel Rodríguez con el nombre del artillero Juan Bautista Thorne, pues en las acciones de Vuelta de Obligado, tanto la Batería “Manuelita” (que dirigía Thorne) como los infantes de “Patricios” fueron de las últimas tropas argentinas en cesar el fuego, es decir, que resistieron hasta el final. Es más: fue en el momento preciso en que la Batería “Manuelita” se quedó sin municiones que, por una orden del general Mansilla, los “Patricios” calaron bayonetas y emprendieron dos cargas sucesivas contra los anglo-franceses.
Sullivan sostiene que los oficiales ingleses sintieron admiración por el oficial que mandaba “la batería principal”, y la batería principal en Obligado era la Batería “Manuelita”, no solamente por la cantidad de efectivos que la componían sino porque era la que más elevada estaba sobre las costas del río Paraná. Desde ella arengó Mansilla a sus tropas para abrir el fuego.
Pero las tropas del inglés Sullivan se enfrentaron con los integrantes del Batallón Patricios de Buenos Aires. De los 325 marinos ingleses que intentaron pisar y adentrarse en las costas nuestras, varios provenían del “Philomel” que dirigía B. J. Sullivan, por ende, con los primeros y únicos que se cruzaron fueron con los infantes del Batallón Patricios de Buenos Aires que los persiguieron a bayonetazos limpios. Los artilleros de que hace referencia Sullivan en 1883, estaban en una posición de altura y prácticamente todos muertos, mutilados o heridos.
El pabellón del Segundo Batallón de Patricios de Buenos Aires arribó al país, y en la actualidad se encuentra en el Museo Histórico Nacional.
Los últimos años de la Confederación Argentina rosista, le dieron otra denominación al Batallón Patricios de Buenos Aires: se le llamó “Batallón Federación”. Con este nombre permanecerán los “Patricios” hasta 1852, cuando se produce la caída del Restaurador de las Leyes.
Autor
Gabriel Oscar Turone
Bibliografía
Montiel Belmonte, Jorge F. “Homenaje al 136° Aniversario de la batalla de Vuelta de Obligado” (folleto), Comisión de Homenaje y Monumento a los Héroes de Vuelta de Obligado, Noviembre 1981.
Portal www.revisionistas.com.ar
Ramírez Juárez, Tcnl. Expedicionario Evaristo. “Conflictos Diplomáticos y Militares en el Río de la Plata 1842-1845”, Buenos Aires 1938.
Ruiz Moreno, Isidoro J. y De Marco, Miguel Ángel. “Historia del Regimiento 1 de Infantería Patricios de Buenos Aires”, Edivérn, Buenos Aires, Septiembre de 2000.
Saldías, Adolfo. “Historia de la Confederación Argentina”, Tomo III, Librería “El Ateneo” Editorial, Buenos Aires 1951.
Saldías, Adolfo. “Los números de Línea del Ejército Argentino”, Buenos Aires, Ministerio de Guerra, 1912.
Scunio, Alberto D. H. “Patricios”, Círculo Militar, Buenos Aires, Agosto/Setiembre 1967.
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