El coronel Díaz nació en Mendoza el 19 de marzo de 1801, y era hijo del sargento mayor Luciano Díaz de Guzmán y de Dorotea Ordóñez. Estudió con el franciscano fray José Benito Lamas y tenía trece años cuando ingresó como cadete al Regimiento 8º de Infantería. En abril de 1816, con el grado de subteniente marchó con el regimiento a las órdenes del coronel Manuel Dorrego, para formar parte del ejército que al mando de Díaz Vélez marchó sobre Santa Fe. En esta campaña participó de las siguientes acciones de guerra: 1º, En el paso de Carcarañá; 2º, En Coronda; 3º, En el Paso de los Catalanes; 4º, En el de Aguirre. El 3 de agosto intervino en la batalla de La Hacienda, y al día siguiente, en la toma de Santa Fe. El 12 de agosto participó en la sorpresa a los indios del Chaco en la Quinta de Larramendi, donde salió herido de un lanzazo.
Los 27 días que ocuparon Santa Fe, antes como después de ser herido, se encontró en 18 guerrillas, sin ningún descanso, pues la mitad del ejército se veía obligado a batirse desde que salía el Sol hasta las 12 del día, que era relevado por la otra mitad hasta después de cerrar la noche, para empezar al día siguiente. Después de una de las retiradas más penosas, regresaron a Buenos Aires, a fines de setiembre y en noviembre partió a Mendoza para incorporarse al Ejército de los Andes.
Participó en la Batalla de Chacabuco y en la noche funesta de Cancha Rayada, el 19 de marzo de 1818. También lo hizo en la Batalla de Maipú, donde luchó con su habitual bizarría, recibiendo las condecoraciones otorgadas por los gobiernos de Chile y de las Provincias Unidas.
En 1821, ya con el grado de capitán, llegó a las fortalezas del Callao y en esta campaña el propio Libertador le encomendó entrara en Lima al frente de su compañía, el primero de todos. Y el 11 de julio fue Díaz quien custodió la entrada en Lima de San Martín.
El 14 de agosto de 1821 estuvo en el violento asalto a las fortificaciones del Callao a las órdenes del general Las Heras, en que los patriotas fueron rechazados con algunas pérdidas. En noviembre del mismo año fue nombrado “Benemérito de la Orden del Sol” y en septiembre de 1822 ascendió al grado de sargento mayor.
En 1826 hizo la campaña del Brasil y por su distinguida actuación en la Batalla de Ituzaingó obtuvo los despachos de teniente coronel. Terminada la guerra del Brasil, Díaz apoyó el movimiento del 1º de diciembre de 1828, siendo ascendido luego a coronel del Batallón 4º de Cazadores y quedando a cargo del comando de la Frontera Norte.
En enero de 1830 fue dado de baja por el gobierno federal y emigró al Estado Oriental. Vivió retirado en Paysandú, prescindiendo de los sucesos locales que agitaron aquel país. Posteriormente se incorporó al ejército “Libertador” de Lavalle e hizo con éste las campañas de 1839 y 1840, pero en Quebracho Herrado (28 de noviembre de este último año) cayó prisionero del coronel Hilario Lagos, quien le tendió los brazos en el campo de batalla, lo felicitó por su valor y le garantizó su vida.
Díaz pasó primero a Buenos Aires y se radicó en esta ciudad. Cuando el pronunciamiento de Urquiza contra Rosas, pese a ser unitario, ofreció su espada a la Confederación y se incorporó al ejército federal. El 2 de febrero asistió a la junta de guerra que presidió Rosas y de la cual participó su amigo Hilario Lagos. Al día siguiente, en Caseros, los coroneles Díaz y Chilavert fueron los héroes de la batalla, en el ejército federal. Ambos combatieron con bravura de león. Como dice Adolfo Saldías: “Después de una hora de rudo combatir a pie firme, los batallones de Díaz, disminuidos, cercados, exhaustos de fatiga, y faltos de municiones, iniciaron un movimiento de retirada apoyando su flanco con líneas de tiradores a lo largo de unas zanjas y cerco de tunas”. Y, más adelante, agrega: “Poco después de las dos de la tarde y, cuando la caballería aliada amenazaba rodear completamente las brigadas de Chilavert y de Díaz, se aproximó por el flanco derecho de estas una columna de caballería atraída por la vista de Rosas y los que lo acompañaban, y la cual chocó con la división Sosa. Rechazada esta envolvió en sus filas a Rosas, al mayor Reyes y a algunos oficiales”.
Ambos valerosos coroneles Díaz y Chilavert cayeron prisioneros. Pronunciada la derrota, Díaz trató de sublevarse a la persecución de las fuerzas vencedoras, pero fue capturado y enviado al campamento de la División oriental. Su destino fue más feliz que el del valiente Chilavert, cuya ejecución sirvió para aquilatar las cualidades excepcionales de valor que adornaron a este heroico guerrero de la independencia.
Ambos valientes coroneles, habían puesto su espada al servicio de Juan Manuel de Rosas, en plena concordancia con el elevado sentimiento de patriota argentino que revela la contestación que frecuentemente daba a Reyes el coronel Díaz después del pronunciamiento de Urquiza:
“Y usted, coronel, ¿qué papel desempeñará en esta emergencia; son los suyos los que vienen”, preguntó Reyes.
“No”, le contestó, con esa expresión franca y leal que le caracterizaba: “es Urquiza, es el Brasil, y yo como soldado estaré en mi pueblo puesto al lado del Gobierno de mi patria, sea Rosas o el diablo”.
En setiembre de 1852 fue nombrado capitán del puerto de Buenos Aires, y durante el gobierno del general Manuel Guillermo Pinto, ministro de la Guerra.
Terminada la contienda entre el estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina, el coronel Díaz se retiró a la vida privada, implantando un establecimiento agrícola en Morón, pero a pesar de su prescindencia de los asuntos políticos y militares, se le consideró complicado en un movimiento subversivo que debió estallar en Buenos Aires, en junio de 1855, por lo cual fue arrestado en su residencia en Morón y conducido a Buenos Aires, donde este gran soldado permaneció tres meses en incómoda cárcel.
El 1º de julio de 1866 fue nombrado Jefe del Estado Mayor del “Ejército de la Frontera Sud”, en reemplazo del coronel Emilio Mitre. Dicho ejército tenía su cuartel general en San Benito.
Murió en Buenos Aires el 11 de diciembre de 1857. Estaba casado con doña Genoveva Gallardo y Tabanera.
Fuente:
Chávez, Fermín – Iconografía de Rosas y de la Federación, Buenos Aires (1972).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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Yeben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).
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