Nació en Buenos Aires en 1801 y era hijo de don Ramón Francisco Flores –fundador del pueblo de San José de Flores-, y de doña Micaela Hormiguera. En el cuerpo de Dragones de la Patria tomó parte en el sitio de Montevideo; fue cadete del Ejército del Alto Perú; estuvo acantonado en Tucumán durante 1817 y 1818, y al año siguiente sirvió con Belgrano en su marcha sobre Santa Fe y los federales del litoral. Después de la sublevación de estos últimos en Arequito, pasó a Buenos Aires.
En 1821 era ayudante mayor del Regimiento Nº 1 de Milicias de Campaña, en Chascomús. En 1826 prestó servicios en el Ejército de Observación, en operaciones, al mando de Martín Rodríguez. Peleó en Ituzaingó a las órdenes de Angel Pacheco; también en Camacuá. En esta campaña alcanzó el grado de capitán y fue hecho prisionero por el coronel Benito Gonçálvez.
Fue ascendido a sargento mayor, en el Regimiento Nº 3 de Caballería, el 27 de diciembre de 1828. Sirvió con Lavalle, y durante los años 1829 y 1830 revistó en fuerzas de la frontera Norte de Buenos Aires. Se batió contra los indios en el Saladillo de Rojas, en Monte y en Loreto. En 1831, ya en las filas de la Federación, sirvió en el Ejército de Reserva que al mando de Juan Ramón Balcarce luchó contra José María Paz en Córdoba. En esta campaña venció a los unitarios en laguna Larga y Pampayasta.
Con posterioridad a la campaña contra Paz, se desempeñó en la frontera Oeste de Buenos Aires y fue comandante militar de Areco. En 1833 hizo la campaña del desierto, en la vanguardia, a las órdenes de Angel Pacheco. Después paso al Fuerte Federación, y en 1835 revistaba en la Plana Mayor Activa.
Realizó la campaña de fines de 1840 contra el ejército de la Coalición del Norte, en el Regimiento 6º de Caballería de Campaña. El 20 de julio de 1841 venció al coronel Acha en Mazán (La Rioja). Le tocó pelear contra el Chacho en esta larga campaña. En diciembre de 1841 se distinguió en la batalla de Rodeo del Medio, en Cuyo. Posteriormente luchó en el litoral: en los primeros meses de 1842 triunfó sobre los “unitarios” de Juan Pablo López. En diciembre de 1842 comandó el ala izquierda federal en la batalla de Arroyo Grande, y luego continuó a las órdenes de Manuel Oribe.
Cuando el pronunciamiento de Urquiza contra Rosas, Flores fue enviado por Oribe a parlamentar con el entrerriano, pero las conversaciones fracasaron. En octubre de 1851 no aceptó las capitulaciones de Oribe, y con los coroneles Jerónimo Costa, Mariano Maza y Ramón Bustos se trasladó a Buenos Aires, para incorporarse al ejército de Juan Manuel de Rosas.
Después de la Batalla de Caseros, el coronel Flores fue nombrado jefe del Departamento Norte de la provincia de Buenos Aires, hasta el 1º de julio de 1852, en que fue promovido a general por el Director provisorio general Urquiza. Producida la revolución del 11 de setiembre de aquel año, el general Flores se alistó entre los dirigentes del Estado de Buenos Aires. El 20 del mes siguiente mantuvo una entrevista con el general Paz, comisionado para las provincias del interior, en la Posta de Vergara, para imponerlo de la situación santafecina. El 30 de octubre figuró entre los candidatos de la Legislatura de Buenos Aires para desempeñar el cargo de gobernador, resultando elegido el Dr. Valentín Alsina, quien lo nombró ministro de Guerra y Marina, como medida para congraciarse con los jefes que fueron de Rosas. Fue entonces que el 1º de diciembre de 1852 el coronel Hilario Lagos, jefe del Departamento del Centro de Buenos Aires, se levantó en armas contra Alsina y en un manifiesto pidió la destitución de éste y la proclamación del general Flores como gobernador.
El 1º de diciembre Lagos se presentó en Luján con fuerzas a las que se fueron sumando numerosos contingentes de los pueblos vecinos. Ese mismo día lanza una proclama en la que dice, resumiendo los propósitos de su movimiento:
“Este digno compatriota hará la paz con nuestras hermanas las Provincias: pedirá la Organización Nacional bajo el sistema federal y conservará la Soberanía e Independencia de la provincia”.
El “digno compatriota” a que se refiere el general Lagos es el general Flores, que tomaría el poder al caer Alsina. Lamentablemente, Flores no respondió a sus esperanzas: no sólo lo traicionó, pasándose a las fuerzas de Buenos Aires, sino que actuó como emisario de los porteños en la poco noble tarea de sobornar a los jefes de la Confederación.
Lagos puso sitio a la ciudad el 7 de diciembre, en vísperas de que Flores abandonara el gobierno (8 de diciembre) y se retirara a Nueva Palmira, en el Estado Oriental. En julio de 1853 desembarcó en el norte bonaerense, luego de lanzar una proclama en que ordenaba la dispersión del ejército federal sitiador, compuesto de más de 10.000 hombres. El 14 de julio comenzó a desarmar y licenciar la tropa que había sido de Lagos, secundado por jefes amigos, entre ellos Ramón Bustos.
En agosto de 1853, José María Flores fue reincorporado al ejército de Buenos Aires. A principios de 1856, sirviendo ahora a la causa de la Confederación, invadió la provincia de Buenos Aires desde Santa Fe, al frente de algunas fuerzas de emigrados federales. Pero en la mañana del 25 de enero del mismo año fue derrotado por el mayor Antonio Llorente en Laguna de Cardozo, cerca del arroyo del Medio, y por la tarde, nuevamente, por fuerzas del coronel Bartolomé Mitre. Después de esta campaña Flores se retiró a Rosario.
El general José María Flores falleció repentinamente el 10 de octubre de 1856, en la ciudad de Rosario, siendo sepultados sus restos al día siguiente, después de solemnes funerales, en el Cementerio de la misma. Actualmente se hallan depositados en una urna de madera, en el mausoleo que a su nombre se levanta en el Cementerio de Flores, en Buenos Aires. Tenía el grado de coronel mayor. Estaba casado con doña María del Rosario Saraví.
Fuente
Chávez, Fermín – Iconografía de Rosas y de la Federación, Buenos Aires (1972).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.
Lahourcade, Alicia N. – San Gregorio, una batalla olvidada.
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Yaben, Jacinto – Biografías argentinas y sudamericanas (1938)
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