Se organizó con motivo de las Invasiones Inglesas el 13 de septiembre de 1806, respondiendo a la proclama del virrey Santiago de Liniers y Bremond, que invitaba a todos los ciudadanos a armarse contra el enemigo.
Allí nació la heroica “legión de Patricios voluntarios urbanos”, frente a la inminencia del peligro y antes que la Nación misma. Recibió su bautismo de guerra, que fue también la gloria, defendiendo Buenos Aires. Desde entonces vive con la Patria.
Compuesto de 3 batallones, con un total de 1356 plazas, nativos todos de la capital del Virreynato, fue su primer Jefe el Teniente Coronel Don Cornelio Saavedra. Entre sus oficiales primeros pueden citarse a Esteban Romero, Domingo Urien, Chiclana, Belgrano, Díaz Vélez, Perdriel, López y Planes, entre otros.
Saavedra, en su manifiesto a los americanos, describe así el comportamiento y gravitación de los Patricios en aquellas decisivas jornadas: “Tengo el honor de manifestar la faz del todo el mundo las gloriosas acciones de mis paisanos en la presente guerra con el Britano, más de 12000 testigos presenciales, puedo decir que a una vez, publican que jamás ha visto mayor intrepidez, valor y ardimiento que el que experimentaron en los gloriosos hechos de armas del 12 de agosto de 1806, 12 de mayo, 7 de junio, 2, 3, 4, 5, 6 y 7 de julio de 1807 y por todos quisiera hablarse el Teniente Coronel del Regimiento Nº18, D. Enrique Cadogan, que habiendo experimentado muy a su costa el animoso denuedo de los Patricios de Buenos Aires, preguntaba con asombro, después de rendido, por las tropas de escudo en el brazo, que por valiente y generosa había admirado a él y los suyos…”
A poco de su exitoso bautismo de 1807, Saavedra y sus Patricios realizan un nuevo e importantísimo servicio a la aún no nacida Nación.
Es el 1º enero de 1809, cuando el Cabildo de Buenos Aires, con apoyo de los cuerpos militares españoles, intentaron reemplazar al Virrey Liniers por una Junta de Gobierno por ellos integrada y dar forma así a la “España americana”, ante el sojuzgamiento “Europea” por los ejércitos napoleónicos. Saavedra, con la legión a sus órdenes y el concurso de los otros cuerpos nativos logró hacer abortar el movimiento y asegurar la autoridad del virrey, obteniéndose como consecuencia de estos acontecimientos la disolución de los cuerpos españoles, con lo que quedó expedito para los criollos de la libertad.
Los sucesos de Mayo de 1810 tienen en Saavedra y en los Patricios a actores principalísimos. Baste decir que:
La revolución de Mayo se produjo en el momento por Saavedra elegido, “luego que maduren las brevas”, según su propio decir; Saavedra asumió la presidencia de la Primera Junta de Gobierno por gravitación lógica y natural de su actuación anterior y elevado prestigio; la propia acta del 25 de mayo fue escrita a puño y letra por un Patricio: el Subteniente Nicolas Pombo de Otero.
El 29 de mayo, sólo 4 días después de asumir el Gobierno, la Primera Junta dispuso la creación, en base a los batallones de Patricios, de los primeros regimientos de infantería de línea, a la vez que anunciaba la futura formación de cuerpos de otras armas.
Allí nació el Ejército Argentino, su embrión principal: La Legión Patricia.
Después de Mayo, los efectivos del ahora primero de línea integraron las expediciones enviadas por Buenos Aires al interior del extenso territorio del país para consolidar la libertad proclamada en la ciudad capital, batiéndose con singular bravura en el Alto Perú, en el Paraguay y en la Banda Oriental.
Por esta época correspondió a la unidad la inmensa gloria de que sea su Jefe de entonces el General Don Manuel Belgrano, quien creara y enarbolara por primera vez, con el marco marcial de sus Patricios, el Pabellón Nacional. Patricios fueron, pues, los ojos de aquellos privilegiados criollos que, en la mañana del 27 de febrero de 1812 vieron subir en improvisado mástil los colores celeste y blanco de nuestro máximo símbolo, en la histórica y sublime escenas de las Barracas del Paraná.
San Pedro, Cotagaita, Suipacha, Huaqui, Campichuelo, Maracaná, San José, Las Piedras, Montevideo, Tucumán, Salta, Vilcapugio, Ayohuma y Sipe-Sipe son jornadas decisivas en la guerra por la Independencia, en todas estuvieron los Patricios; bravos en el triunfo, abnegados en la derrota, valientes y generosos siempre.
Ituzaingó y Camacuá en 1827, de la guerra contra el Imperio del Brasil, fueron combates memorables para las armas republicanas, también allí estuvieron los Patricios, después de realizar en tórrido verano el tremendo esfuerzo que significa marchar más de 400 km Hasta territorio brasileño.
En los largos años de guerra civil entre unitarios y federales, desatada con el fusilamiento de Dorrego en 1828 y que, hasta 1852, habría de cubrir de drama y sangre el territorio argentino, el cuerpo de Patricios perduró siempre, aunque con distintas denominaciones, participando con el ímpetu y el valor de siempre en la defensa concluida por Rosas, del suelo la dignidad argentina, cuando varias potencias extranjeras coligadas, aprovechando la lucha patricida, pretendieron apoderarse o dividir el territorio patrio.
Con Rosas intervinieron en la campaña del desierto en los años 1833 y 1834, iniciándose en la difícil y distinta lucha contra el salvaje, cuando estos asolaban la provincia de Buenos Aires y llegaban en oportunidades, hasta las puertas mismas de la Capital.
En 1838, parte de sus efectivos, a las ordenes del Teniente Coronel D. Gerónimo Costa, realizan la viril defensa de la isla Martín García, cuando el ataque y el bloqueo francés al Río de la Plata, batiéndose “en heros” al decir del General Lavalle.
En la década siguiente actúa con singular éxito en el rechazo de reiteradas incursiones a puertos y costas del Río de la Plata y el Paraná, realizadas por los barcos ingleses, franceses y uruguayos. En el cruento combate de la Vuelta de Obligado (20 de noviembre de 1845), el Regimiento de Patricios a mando del Coronel D. Ramón Rodríguez, tuvo una actuación tan valerosa que muchos años más tarde, en 1883 el que fuera Jefe en aquella oportunidad de las fuerzas inglesas, Almirante J. B. Sullivan, entregó al consulado argentino en Londres una bandera argentina tomada en el combate contra las tropas nativas, con una carta en la que, entre otros conceptos laudatorios, expresaba: “…quiero restituir al Coronel Rodríguez, si vive, o al Regimiento de Patricios de Buenos Aires, si aun existe la bandera bajo la cual y en la noble defensa de su Patria, cayeron tantos de los que en aquella época lo componían”.
Después de Caseros, el 1º de línea intervino con el empuje y valor de siempre en la defensa de los intereses porteños en la lucha entablada entre Buenos Aires y la Confederación.
Hacia 1865, ahora en la guerra de la Triple Alianza, una larga serie de combates contra las valerosas y aguerridas tropas paraguayas, marcan la siempre generosa actuación del Regimiento: la reconquista de Corrientes, Yatay, Paso de la Patria, Estero Bellaco, Tuyuty, Yatayty-Corá, Curupaytí, Humaytá y Lomas Valentinas, son los nombres de sus hitos más importantes.
Es en el asalto a Curupaytí, trágica jornada de esta guerra para las armas aliadas, donde hubo de poner a prueba, en grado sumo, el valor y la abnegación de las tropas cuando chocaron frontalmente contra la posición de la defensa paraguaya, sorpresivamente inexpugnable. Allí quedaron muchos de nuestros hombres como tributo argentino de esta larga e inútil guerra, entre ellos, el valeroso Teniente Coronel D. Manuel Rosetti, brillante Jefe del Batallón de Patricios.
En la década del 70, la Unidad participa nuevamente contra el indio, ahora al mando del Teniente Coronel D. Teodoro García y formando parte del Ejército Expedicionario, su sacrificada y tenaz acción contribuyó, sin duda, a ensanchar las fronteras de la civilización hasta Río Negro y Patagones.
Ya en el presente siglo, el Regimiento, al igual que las otras unidades de nuestro viejo ejército, sirvió al país conjugándose con la comunidad argentina, en la gestión constructiva de las primeras décadas.
Distintas guarniciones del extenso mapa argentino lo cobijan y apoyan en su patriótica función de progreso y seguridad: Resistencia, Corrientes, Rosario, Luján, Santa Fe, Mendoza, San Juan, Río Gallegos y Campo de Mayo fueron asientos de Patricios en su larga trajinar al servicio de la República.
El 28 de junio de 1913 se traslada por fin a su emplazamiento en Palermo, ocupando inicialmente instalaciones precarias, construidas con destino a la Exposición Ferroviaria del Centenario y, años más tarde, los actuales edificios levantados en el mismo predio.
Es ésta, en estrecha síntesis, una larga y brillante historia, llena de actos heroicos y patricios nombres: Saavedra, Belgrano, Viamonte, Perdriel, López y Planes, Días Vélez, de Olazábal, Forest, Costa, Conesa, Rosetti, Teodoro García, Capdevila y cientos más lo fueron, para orgullo y ejemplo de quienes hoy componen las filas del Regimiento 1 de Infantería “Patricios”.
Patricios, fueron llamados a la antigua Roma los descendientes de los primeros senadores de la vieja ciudad. Por extensión, la palabra pasó a señalar a las personas privilegiadas, nobles o de más antigüedad de un país determinado.
En nuestro continente, sin embargo, el calificativo de ‘’Patricios’’ tomo un matiz especial, fue algo así como un orgulloso sinónimo de ‘’criollo’’, nacido en tierra americana. Respondía al sentimiento de ‘’tierra natal’’, y era por eso que “no existía nadie mejor que un Patricio para defender a la patria’’, según conceptos expresados por Belgrano en su autobiografía.
Este sentimiento fue el sostenido por los hombres de mayo y el inspirador de la gesta de la independencia; y por eso no es extraño que el Primer Regimiento Patrio haya tomado su nombre de este concepto tan representativo y fundamental.
Estas páginas son la continuación de la reseña histórica del regimiento de “Patricios”, escritas para mantener vivo en las actuales y futuras generaciones de infantes el espíritu Patricio a través del conocimiento de la historia de la “Legión de Patricios Voluntarios Urbanos” y para demostrar, si fuera necesario, que continúa cumpliéndose la frase que desde el bronce indica: “desde su creación hasta la fecha esta gloriosa unidad jamás estuvo ausente, en lugar alguno, donde la Patria jugó su destino a la suerte de las armas”.
No es fortuito que al relatar las acciones realizadas por los Patricios se viaje a lo largo de la historia misma del ejército argentino, porque fue esta unidad su embrión.
En las últimas tres décadas (1970/80/90), que tratan de reseñarse en este libro, el país vivió momentos de honda transcendencia, el Ejército y este Regimiento fueron participes de los acontecimientos en que se vio inmersa la nación.
El primero de ellos es, sin lugar a duda, la Guerra contra la Subversión. En esos tiempos, lejos del olvido de los museos, el uniforme de los Patricios volvió a distinguirse, ya que el legendario 1 de infantería, tuvo activa participación durante dicha Guerra desarrollada en nuestro país entre los años 1969 y 1977.
En Abril de 1969 se lleva a cabo uno de los primeros atentados contra instalaciones militares en la República Argentina. Es atacado el vivac del regimiento de patricios en Campo de Mayo, lugar donde la unidad se encontraba realizando actividades de instrucción. Fue una noche, en que la totalidad del personal se encontraba en uso de franco con motivo de la fiesta de Semana Santa, durante la cual un grupo de aproximadamente veinticinco subversivos vestidos con uniformes del ejército y en vehículos similares a los utilizados por la institución, irrumpió en el vivac con la intención de apoderarse del armamento del personal militar. La eficaz acción emprendida por la guardia de prevención, y las prevensiones adoptadas por el segundo Jefe de Regimiento Mayor D Carlos A. Corral, motivaron que los subversivos se dieran la fuga, llevándose consigo dos de los setecientos fusiles que allí había.
Algunos años después, el 6 de Septiembre de 1973, la unidad participó en la recuperación del Comando de sanidad del Ejército, tomando por un grupo de delincuentes subversivos, haciéndolo con una fracción a órdenes del Segundo Jefe de Regimiento, el Teniente Coronel Raúl Juan Duarte Ardoy quien, al anteponerse a sus hombres en el momento del ingreso, recibió el fuego enemigo y fue mortalmente herido, constituyéndose en uno de los héroes del regimiento y del Ejército en el presente siglo.
Dos años más tarde, en 1975, el Regimiento de Infantería 1 “Patricios” debió reafirmar las glorias y antecedentes que lo caracterizaron desde su creación. Así es como entre el 23 y 24 de diciembre, participó nuevamente, en la recuperación del Batallón Depósito de Arsenales 601 “Coronel Domingo Viejobueno”, sito en la localidad de Monte Chingolo, Provincia de Buenos Aires.
Fue ésta la mayor acción terrorista ya que, operando a nivel Batallón mediante la combinación de elementos pertenecientes al ERP y “Montoneros”, se apoderaron de la Unidad. El regimiento, ya alertado, al llegar al Batallón recibió un intenso volumen de fuego desde el frente, ocasionando heridas de gravedad al Cabo 1ro Néstor Rodríguez, quien lejos de permitir ser retirado al puesto socorro, continúa combatiendo a la fracción terrorista que impedía el avance.
Su valiente accionar contribuyó a conquistar un importante terreno para la Unidad, obteniendo por ello las medallas de Herido en combate y Valor en combate. Este episodio concluyó con la victoria de las fracciones intervinientes del Ejército Argentino.
Además de los hechos citados precedentemente, el Regimiento de Infantería 1 “Patricios” participó a través de sus integrantes, en otras acciones con efectivos de menor magnitud, tanto en su jurisdicción, como en la zona de operaciones de la provincia de Tucumán.
En 1982, se produce un acontecimiento trascendental en la historia contemporánea argentina> la recuperación de nuestras Islas Malvinas, heroica gesta que no podía dejar de tener como protagonista, entre otros, al regimiento de Infantería 1.
Así es como los Patricios de Buneos Ayres, no faltaron a la obligada cita de honor con su antiguo y primer enemigo, el invasor inglés.
Ciento setenta y seis años después de su creación, participa en esta oportunidad con una Subunidad la Compañía de Infantería A “Buenos Ayres, que fue agregada al regimiento de Infantería Mecanizado 6 “General Viamonte”, como Compañía C de la mencionada Unidad.
A su arribo a las Islas Malvinas, el día 13 de Abril de 1982, la Compañía se reunió en inmediaciones del Aeropuerto de Puerto Argentino.
El 14 de Abril la segunda, y tercera Sección, se integraron al Regimiento de Infantería 25, formando parte del dispositivo de Defensa de Puerto Argentino, mientras que la Primera, y la sección Apoyo, fueron asignadas a la defensa del aeropuerto.
El 19 de Abril, el Jefe de Compañía Capitán Humberto Hugo Pascualetti recibió la orden de reintegrarse al Regimiento de Infantería Mecanizado 6, situación en la que permaneció hasta la finalización del conflicto.
Con la misión de defender Puerto Argentino, la Compañía de infantería “A” “Buenos Ayres” (“C” del Regimiento de Infantería Mecanizado 6), ocupó posiciones defensivas, con frente hacia Phillips Foin y a Reckeribay, hasta la rendición del 14 de junio de 1982.
El grueso del Regimiento, marchó a Comodoro Rivadavia, constituyéndose en uno de los elementos defensivos del Subsector Centro (Comodoro Rivadavia – Caleta Oliva).
En el marco de esta misión, el Regimiento de Infantería 1 “Patricios” otorgó su acostumbrada y generosa cuota de sangre a la gesta, al recibir la orden de destacar nuevamente personal y material la Islas.
Producido su arribo, el 8 de junio de 1982, la fracción se desplazó para ocupar una posición próxima al Regimiento de Infantería Mecanizado 7. El 12 de Junio durante el combate de Monte Longdon, el Patricio Claudio Alfredo Bastida, apuntador de una ametralladora, muere al ser alcanzado por fuego de morteros ingleses, renovando así el compromiso de honor de los Patricios.
Cabe destacar que el Patricio Claudio Bastida fue exceptuado de realizar el Servicio Militar por ser único sostén de madre viuda, ofreciéndose voluntariamente a cumplir con el llamado de la Patria.
Siete años más tarde, cuando en 1989 se creía superado el problema de la subversión, está asestó un nuevo y artero golpe a la sociedad. La subsistencia de elementos subversivos que tuvieron origen en décadas pasadas permitió la formación de una nueva organización, el MTP, instrumento causante de que el país reviviera una vieja tragedia nacional.
El 23 de Enero de 1989, en horas de la mañana, un grupo numeroso de delincuentes subversivos fuertemente armados, irrumpió en el Cuartel del Regimiento de Infantería Mecanizado 3 “General Belgrano”, sito en La Tablada, provincia de Buenos Aires, copándolo tras cruentos combates, en los que pierden la vida Oficiales, Suboficiales por apoyar a la unidad hermana de infantería.
Divergencias profundas de minúsculos grupos conformados por integrantes de la Institución, motivaron una oscura página en las entrañas de esta unidad.
Es así como el 3 de Diciembre de 1990, en horas de la noche, un grupo de cuadros del Ejército, pretendían obtener el control de la Fuerza. Entre ellos se encontraban integrantes del Regimiento, los que actuando desde dentro del Cuartel, coparon las instalaciones de Palermo.
Informada la Jefatura de la Unidad, se organizó la recuperación de las instalaciones por parte de Oficiales y Suboficiales del Regimiento, junto a otros efectivos de la Fuerza. Cuando la situación aún era confusa, un grupo de Patricios ingresó al cuartel con la finalidad de recuperar el mismo.
Durante el desarrollo del combate, resultaron muertos el teniente Coronel D Hernán Carlos Pita, Segundo Jefe del Regimiento y el Mayor D Federico Alberto José Pedernera, Jefe de Operaciones, quienes cayeron heroicamente en cumplimiento del sagrado deber militar.
La actitud adoptada por ellos demuestra que a lo largo de su historia los Patricios cumplieron fielmente el postulado que dice: “La función no es solamente para cada uno la obligación de hacer un trabajo, es también un privilegio del grado que obliga a mandar y educar con el ejemplo”. Con su accionar ejemplar, y con su muerte, estos patricios dieron vida a las palabras del Capitán Andre Gavet en su libro El arte de Mandar: “He conquistado penosamente mi jerarquía: comprendo perfectamente que no debo limitarme a llevar mis insignias como meros adornos, pues estas no son sino el distintivo público de la autoridad efectiva que me corresponde. Si soy oficial, es para serlo realmente….”. Y no existen dudas de que lo fueron.
Por la tarde de ese 3 de diciembre se produjo el asalto final, conduciendo por los mandos del Ejército, el que concluyó con la reducción de los sediciosos y la recuperación de las instalaciones, acciones en las que los heroicos Patricios supieron demostrar, una vez más, su vocación de servicio.
En 1991 se crea la Guarnición Militar “Buenos Aires”: el Regimiento, junto con otras Unidades de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, pasa a depender de dicho Comando.
Hoy, vuelven a tomar actualidad las palabras que pronunciara en su arenga el General Mitre, con motivo de la despedida del Regimiento de Patricios, que partía hacia el teatro de Operaciones en la Guerra contra el Paraguay: “…..recordad que sois el primero en la historia, el primero en número, el primero en glorias y el primero en hacer flamear nuestra bandera en el campo de combate”.
Es, por todo lo relatado en esta apretada síntesis, que el espíritu Patricio no habrá de morir jamás; porque como fuera expresado en la introducción, es el más genuino sentimiento criollo y de amor a la Patria; a esta querida tierra que nos vio nacer. El viejo nombre dado por el Virrey Linieres en aquella proclama del 9 de septiembre de 1806 no significa otra cosa. Por eso serán eternos.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
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