El proceso de emancipación de las colonias españolas iniciado a comienzos del siglo XIX culminó durante la segunda década de esa centuria, poniendo término al control ejercido por España en el Nuevo Mundo. En 1898, sus últimos bastiones en el continente – Cuba y Puerto Rico – serán arrancados de sus manos por Estados Unidos cayendo luego bajo su tutela.
Una vez que se puso fin a los lazos de los países latinoamericanos con España, terminando el monopolio comercial que ésta última tenía, fueron mayoritariamente compañías inglesas y luego norteamericanas las que establecieron un neto predominio en América Latina. La preponderancia inglesa que reemplazó al rígido monopolio español, se manifestó a lo largo del siglo XIX por el auge del comercio británico en las antiguas colonias españolas. Desde entonces fueron barcos ingleses los que atracaron en los principales puertos americanos tales como Veracruz, Buenos Aires, Valparaíso y El Callao. Se trataba de una supremacía comercial que no buscaba el predominio político directo, aun cuando Inglaterra ya había tratado de obtener su propio espacio en el Nuevo Mundo, utilizando para ello la agresión armada: a la toma de Buenos Aires en 1806 le siguieron otros tantos desembarcos en territorios caribeños, incluso, la fundación de un fantasmal “Reino de Mosquitía” en la costa atlántica de Nicaragua y Honduras y la ocupación en 1833 de las Islas Malvinas, pobladas desde 1829 por colonos argentinos.
El 28 de agosto de 1852 Urquiza decretó la libre navegación de los ríos. Tal decisión y la de abolir las tasas interprovinciales tomó fuerza legal con la sanción de los artículos 12 y 26 de la Constitución de 1853. El primer buque de guerra extranjero que se acogería a tal franquicia fue el Water Wicht, buque de la escuadra norteamericana que arribó al puerto de Buenos Aires el 24 de mayo de 1853. Se trataba de un vapor de ruedas de 400 toneladas, armado con tres obuses pequeños. Su misión era efectuar estudios hidrográficos del Río Paraná, paso previo al establecimiento de líneas de navegación.
La agresión contra Paraguay.
En 1851 el gobierno de EEUU designó como Cónsul en Asunción a Edwards A. Hopkins, uno de los propietarios de la empresa marítima United States and Paraguay Navigation Company, domiciliada en Rhode Islands. Hopkins, ex marino y aventurero conocía Paraguay por haber vivido desde 1845. Provisto de cartas oficiales que lo acreditaban como agente del gobierno de los EEUU, logro introducirse en los círculos gubernamentales, conociendo de esta manera al presidente paraguayo Carlos Antonio López. (1)
Una serie de intrigas donde se entremezclaban los ofrecimientos de mediación norteamericana ante países vecinos, destinada a defender a Paraguay en un litigio fronterizo, con asuntos privados e intereses de EEUU que querían utilizar el Paraná como vía fluvial, tuvo como resultado en 1854 la negativa del Paraguay de ratificar el Tratado de Comercio y Navegación.
La Paraguay Navigation Company fue sancionada ese año por haber infringido la legislación paraguaya, prohibiéndosele en el futuro toda operación en el país. Hopkins fue expulsado más tarde, por desacato luego de una confusa riña con soldados paraguayos.
De amigo del Paraguay y del presidente López se transformo en su acérrimo enemigo, desarrollando en los círculos oficiales y entre de los íntimos del presidente Pierce y luego Buchanan, una propaganda que alentaba una intervención militar norteamericana en dicho país, “país de berberiscos asiáticos, excrecencia del cuerpo internacional… menos civilizado que el sultanato de Moscato”, afirmando en sus diatribas que los sudamericanos eran bárbaros que tenían en consecuencia “que recibir un trato adecuado. Hablar con ellos es una perdida de tiempo; hay que hablarles con nuestros cañones”. (2)
Es entonces cuando entró oportunamente en escena el Water Witch, navío de la marina norteamericana, que sobrepasando la autorización que se le había acordado, atravesó la frontera paraguaya llegando hasta el puerto brasileño de Corumbá. Las autorizaciones de pasaje por el río fueron suspendidas y un decreto presidencial prohibió la navegación a los navíos de guerra extranjeros.
El 1º de febrero de 1855 el Water Witch, haciendo caso omiso del decreto paraguayo, trato de forzar el paso de un puesto fluvial militar en el Paraná.
El oficial de la guarnición paraguaya del fuerte de Itapirú que controlaba el acceso fluvial, le ordeno dar marcha atrás, tirando al aire dos salvas de advertencia. Ante la testarudez de los marinos norteamericanos, un cañonazo destruyo el timón causando la muerte del timonel del barco yanqui. El Water Witch fue arrastrado por las aguas del río, debiendo retirarse.
Comenzó entonces una gran campaña de prensa e intimidación para obligar a Paraguay a presentar sus excusas a EEUU. Finalmente en mayo de 1857, el Congreso de EEUU aprobó el envío de una “pequeña expedición” compuesta por veinte barcos que zarpo en octubre de ese año. Durante el brindis realizado por el éxito de la expedición, un oficial levanto su copa y en un rapto de desbordante exuberancia geopolítica expreso:
“Levanto mi copa por que se terminen nuestras dificultades con Paraguay y que finalmente terminemos por anexar toda la cuenca del Río de la Plata”
Este deseo felizmente no se cumplirá.
Pero la “pequeña expedición” llego a Paraguay a comienzos de 1859 y el presidente Carlos López debió ceder.
Paraguay presento entonces sus excusas -culpable de haber hecho respetar su soberanía sobre su propio territorio-, indemnizando a la familia del marinero yanqui muerto durante la escaramuza frente al Fuerte de Itapirú y tuvo que aceptar, bajo la amenaza de la fuerza, el Tratado propuesto por EEUU. La United States Paraguay Navigation Company entabló por su parte un largo proceso contra el gobierno paraguayo, pero sus demandas fueron finalmente denegadas.
Referencias
(1) Carlos Antonio López, 1790-1862, presidente del Paraguay entre 1840 y 1863
(2) Ynsfran, Pablo Max – La expedición norteamericana contra el Paraguay, 1858-1859, Editorial Guaranía, México-Buenos Aires, 1954, Vol. II, página 208
(3) Idem, Vol. II, página 42.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Peña, Javier – Las intervenciones norteamericanas en América Latina
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