El Tango y el Ejército

Tango en el vivac del RI 1 Patricios

En los comienzos del siglo XX, muchos músicos se inspiraron en el Ejército y brindaron su aporte en composiciones dedicadas a hechos y protagonistas de la epopeya emancipadora que marcaron nuestra historia o, simplemente, a anécdotas de la vida militar.  De las tantas partituras consultadas, privilegiamos las más antiguas, las anteriores a los años 20, una etapa de esplendor de la música ciudadana.  Sin seguir un orden cronológico, citamos primero los temas dedicados a los tres enfrentamientos del General San Martín en Chile, en su recorrido libertario: Chacabuco, tango de Carlos Hernani Macchi, dedicado “Al distinguido Dr. Gowland” y llevado al disco por el Cuarteto del Centenario.  El autor, violinista y flautista, integró el cuarteto La Armonía junto al Negro Thompson (guitarra), Manuel Firpo (bandoneón) y José Bonano (violín). También estuvo en los conjuntos de Juan Maglio (Pacho) y de Domingo Santa Cruz.  Hernani fue gran amigo de Eduardo Arolas y, entre su obra podemos mencionar: Sarita, El reservado y Herminia.  El título apuntado hace referencia a la batalla librada el 12 de febrero de 1817, en la cuesta andina de ese nombre, donde San Martín derrotó a los españoles, conducidos por el General Maroto.  Los estrategas la han considerado, para su tiempo, un modelo del arte militar.

Otro tango con referencia sanmartiniana es Cancha Rayada, de Alejandro Carlos Rolla quien, acorde a la costumbre de esos tiempos, firmó la partitura con la correspondiente dedicatoria: “A los Sres. Luis A. Terragno y Ricardo B. Bergallo”.  Rolla, violinista en la década de 1910, escribió un método de estudio primario de bandoneón; fue maestro de numerosos violinistas y compuso muchos temas, entre ellos: Bicarbonato, Bocanegra, De mi cosecha, El barquinazo, En punta y Plata vieja. A veces usaba el seudónimo Paul Frederik. El título del tango aludido evoca la derrota ante los realistas, conducidos por el General Ordóñez, cerca de la ciudad de Talca.

Emblemático

El tango Maipo, de Eduardo Arolas, registrado por muchos intérpretes (De Caro, D’Arienzo, entre ellos), data de 1918, al cumplirse el centenario de la batalla de Maipú. Un crítico musical dijo: “Notas que erizan la piel.  Melodía estremecedora.  Dolor con orgullo”.  El combate fue muy sangriento, duró seis horas y, a partir de esta victoria, se afianzó definitivamente la libertad de Chile.

Un título original, Dos en Línea, identifica al tango de Pedro Soffia (1890-1976).  “A mis camaradas, los conscriptos del Regimiento 2 de infantería de línea”, reza la dedicatoria.  Lo grabó el Cuarteto del Centenario.  Este compositor, dedicado a la música de cámara, también hizo otros tangos: Bordoneando, Echale arroz a ese guiso, El archivista, El cabo Fels.  Tuvo un conservatorio, fundó la biblioteca Esnaola y, durante 30 años, dirigió la Asociación Argentina de Música de Cámara.  Otro título curioso es Cabo Cuarto, tango de Alfredo Bevilacqua.  “Dedicado al Teniente Coronel de la Nación Domingo Cedeyra”.  La expresión alude al suboficial encargado de conducir al personal de guardia.

En esa misma línea mencionamos El lampazo, tango de Hermes Peresini.  “Dedicado al teniente Juan Fernández Otaño”, alusivo al Servicio Militar.  Es el mismo autor de Chela y Violetita.  El gran Arturo De Bassi compuso el tango El recluta, “A mis amigos Menéndez y Arturo Astudillo”.  Un elemento infaltable en el Ejército, El clarín, sirvió de título a un tango de Carlos Nasca, quien compuso también ¡Atención…! dedicado “al Sr. D. Martín” y, entre otros, El Gaucho Relámpago, “Dedicado al Teniente Coronel Fermín Barrera Pizarro”.

Más títulos

Por lo general, todos estos tangos fueron instrumentales, carecen de letras, como: Conscriptos, del pianista Pancho Nicolín, “Dedicado a los Señores Jorge Durán, Miguel Suárez, Virgilio Poggi y Raúl Quiroga”, y suyo también es el tango Tocalo más fuerte.  El tango Derecho al Cuatro, de Juan A. Buratote, “Dedicado a mis amigos Antonio Bozzolla y Rodolfo Parodi (hijo)”, es el único que se conoce de este autor.  Del tango Diana, de R. Mazzeo.  “Dedicado al amigo Pedro Estillo”, tampoco hay datos del autor.  Podría tratarse de Alfredo Rosario Mazzeo, quien fue violinista de Juan D’Arienzo y compositor de Lamento, Los 33 Orientales (homónimo de la obra de Eduardo Pereyra, que luego se convertiría en La uruguayita Lucía), y La muchacha del tango, con letra de Luis Rubistein, entre otros.

Seguimos recordando más temas de la guardia vieja relacionados con el Ejército: R.4 (Regimiento 4), tango de Eusebio Severo Giorno, de 1913. “Dedicado a jefes y oficiales del R.4 de infantería”.  El autor figura entre los socios de Sadaic, en los años ’40.  Otro título es El artillero, de Eduardo y Juan José Villegas, “Dedicado a la clase 1895 de la R. P. Montada”.  Fue llevado al disco por el Cuarteto del Centenario.  Sólo Juan José figura en Sadaic, en 1941.  Centinela alerta, es un tango de Arnaldo Barsanti (1889-1971), quien fue director, compositor y autor teatral. Dirigió el Quinteto Polito en la grabación del tango Chupadedo.  Admiraba la música clásica; así varias de sus composiciones tangueras llevan títulos de óperas: Otello, Rigoleto, La traviata, Trovatore y de obras nacionales, es el caso de Las de Barranco.  También hizo Anastasio, el Pollo (una de las mejores versiones grabadas por la orquesta de Miguel Nijenson).  Fue cónsul en Alemania, antes de la segunda guerra mundial. Epopeyas (1810-1910) es el título de un tango de V. V. Guridi, sin más datos sobre este tango, obviamente relacionado con el Centenario de Mayo.

Curiosidad

El tango 6ta. del R2, es el título primitivo del clásico Inspiración, de Peregrino Paulos. “Dedicado a la sexta compañía del regimiento 2 de infantería”.  El título se lo sugirió su hermano, el pianista Niels Jorge Paulos (luego Nelson Jorge), en homenaje a sus compañeros del servicio militar.  El tema fue conocido, en 1918, a través de la orquesta de Augusto P. Berto.  Cuando lo grabó Roberto Firpo, en 1922, ya tomó su título definitivo.  No se conoce la partitura original.  Tuvo numerosas versiones y fue Luis Rubistein quien le puso una letra que nada tiene que ver con la intención inicial.  El primer cantor que lo grabó fue Agustín Magaldi.

Hay un tema rubrado Granaderos argentinos, lancero, de Miguel Sciutti, desconociéndose otra información.  En la línea de fuego, es un tango de Alberto Rodríguez, dedicado “A mi querido amigo Hernando Sañudo”.  El autor nació en Tacuarembó, Uruguay, era bandoneonista y está considerado el maestro de Minotto Di Cicco, quien fuera durante cuatro décadas primer “fueye” de su connacional Francisco Canaro.  Alberto Rodríguez vivió muchos años en Avellaneda e integró las primeras formaciones de Osvaldo Fresedo, quien le registró once temas (de 1925 a 1933), entre ellos: Acuarelas, Flores, Del pasado, Percantina y Tus ojos.

Correntino de ley

El conocido músico Manuel Campoamor compuso el tango Sargento Cabral, “Dedicado al distinguido señor Leopoldo Corretjer”.  Grabado por el Cuarteto del Centenario, se trata de un homenaje al sargento correntino Juan Bautista Cabral, que el 3 de febrero de 1813, en el combate de San Lorenzo y, a costa de su vida, salvó al General San Martín de un riesgoso trance, atrapado bajo su caballo.  Por su parte, el antes citado Augusto P. Berto, polifacético instrumentista y compositor (La payanca, Don Esteban) hizo el tango Curupaytí, “Dedicado a mis amigos Luis Teisseire, José Fuster y Espinosa Nava”.  Era una localidad de la República del Paraguay, ubicada en la confluencia de los ríos Paraguay y Paraná.  Allí, el 22 de septiembre de 1866, las fuerzas de la Triple Alianza al mando del General Mitre, con 20.000 hombres, atacaron a los paraguayos al mando del General José Eduardo Díaz, quien rechazó el avance rival. Hubo 5.000 bajas.

Seguramente deben existir más tangos, entre los 70.000 registrados en Sadaic, que involucren a nombres y acontecimientos relacionados con la lucha emancipadora de los primeros tiempos de la consolidación de nuestra patria, según la concibieron personajes que se la jugaron en momentos por cierto muy difíciles, a principios del Siglo XIX. El tango, por lo visto en esta reseña, no ha permanecido ajeno en cuanto a reconocer esos valores, ciertamente despojados de otro interés que no fuera el amor a su terruño.

Gestas patrióticas
El rechazo de Buenos Aires a una tentativa invasora, considerado como uno de los hitos en la historia argentina, dio lugar al tango Reconquista, de Alfredo Bevilacqua.  “Dedicado al escribano Esteban Benza”.  Lo grabó el Cuarteto del Centenario.  Se refiere a la primera invasión inglesa del 27 de junio de 1806.  Comandaba las tropas el Brigadier William Carr Beresford.  Luego de dos semanas, cuando la ciudad ya estaba a punto de ser sometida, la resistencia criolla, bajo el mando de Santiago de Liniers, un francés al servicio de la corona española, logró reconquistarla.  Los ingleses se rindieron el 12 de agosto, fecha hoy lamentablemente poco recordada.  El tango Tacuarí, de Juan Maglio (Pacho), fue grabado por el autor y, también, por el Cuarteto del Centenario.  Evoca la heroica batalla del 19 de marzo de 1811, en Paraguay, donde el General Manuel Belgrano con un puñado de hombres y una gran astucia, logró hacer retroceder a 2.000 soldados del enemigo, para luego pactar con el comandante español una retirada digna, con intercambio de prisioneros.

Maipo
(Tango – 1918)

Vuelve a mí, recuerdo del ayer
con el brillar de luces en escena;
siempre el mismo fulgor,
las viejas candilejas
son como estrellas…
Otra vez, vibra en la noche aquel
sueño de amor y canto del pasado;
sombras que corretean
por este viejo tablado de ayer.

Marquesinas de mis sueños,
mil destellos de colores,
figuras esculturales,
nombres que están olvidados…
corre el tiempo y el recuerdo
se entrelaza con la pena…
el sabor de cosas de antes
guardadas con tanto amor…
El viejo Maipo nos vio bajo sus luces
aquellos días tan llenos de ternuras
soñar amores que fueron embeleso…
con toda el alma, con toda la ilusión,
con estas notas, con este tango triste,
quiero contarte teatro de mi pueblo
aquello que guardé en mi corazón,
tal como lo viví… tan lleno de emoción.

Música: Eduardo Arolas.

Este tango, registrado por muchos intérpretes (De Caro, D’Arienzo, entre ellos), fue compuesto en 1918 al cumplirse el centenario de la batalla de Maipú.  Más actual, usufructuando la bella melodía de Arolas y su título, el escritor y autor teatral Elio Marchi le adosó la letra precedente, que nada tiene que ver con el histórico hecho, sino con el porteño teatro Maipo.

Desertor

Como hacer la conscripción decididamente no figuraba en los planes de Juan Carlos Cobián , en 1916 prefirió desobedecer la citación militar y convertirse en un desertor, con pedido de captura y todo. Pasado a cierta clandestinidad, debió echar mano a algún seudónimo para despistar a la policía y seguir tocando. Por consejo de un fiel admirador y policía, se entregó y en 1922 cumplió con el Servicio Militar, generalmente bajo arresto,…..¡¡a los 26 años!!.  Precisamente en el calabozo del entonces Regimiento 2 de Infantería, en Palermo (actual Regimiento de Infantería 1 “Patricios”), compuso la música del célebre tango “A pan y agua”, al que más tarde Enrique Cadícamo le daría su letra.

A Pan y Agua (audio)

Fuente

Cespi, Bruno y Pinzón Néstor

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

El Diario – Paraná, Provincia de Entre Ríos

Gregorutti, Hugo – El tango y el ejército

Portal www.revisionistas.com.ar

Portal www.todotango.com

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