La progresiva utilización del suelo del territorio nacional en su totalidad, debido a la expansión demográfica, se realizó a partir del primer gobierno Patrio durante un largo período de setenta y cinco años, durante el cual se realizaron operaciones bélicas entre los llamados “huincas” y los indígenas, en las que el heroísmo de los protagonistas alcanzó los límites de lo inverosímil.
Durante ese prolongado periodo, la línea que podría determinar la separación de dos medios de vida, de dos culturas disímiles y que se menciona como “la Frontera Interior”, sufrió sucesivos avances hacia el oeste y, con frecuencia regresiones, motivadas por el “despoblamiento” de las zonas “fronterizas”, debido a los cruentos malones indígenas.
La campaña al Desierto de 1876
Durante la presidencia del Dr. Nicolás Avellaneda, llega al Ministerio de Guerra y Marina, en octubre de 1874, el Dr. Adolfo Alsina; encontrando el dilatado y angustioso problema que tendría que resolver: la “Frontera Interior”. Ésta, en lo que a la provincia de Buenos Aires se refiere, seguía una línea –dibujada en mapas- que unía Fortín Gainza (hoy Santa Regina), General Lavalle Norte (actual General Pinto), San Carlos (en las cercanías de la hoy ciudad de Bolívar), General Lavalle Sur (ahora Sanquilcó, en Gral. Lamadrid), Fuerte Argentino (en el Partido de Tornquist) y Nueva Roma (cercana a Bahía Blanca).
Más allá de esa “Línea”, para la mentalidad porteña de esos años, moraban el misterio y el terror. Prueba de este pensamiento la encontramos en la Proclama de nuestro fundador, el Gral. Villegas, que al tomar posesión del territorio en Trenque Lauquen expresaba: “…hanse creído que nuestra marcha al desierto era caminar a la tumba”.
En esos remotos lugares, que sólo se llegaba por una intrincada red de rastrilladas sólo por los indígenas conocidas, estaban las tolderías en las que se gestaban los malones que cegaban vidas y haciendas, porque se desataban con la velocidad de un rayo y caían sobre las indefensas poblaciones fronterizas.
En esas primitivas “cortes”, donde señoreaban los Caciques (mayormente de origen chileno), gemían su desgracia las cautivas y hallaban asilo los fugitivos de la justicia.
Tres “Tribus” principales dominaban para 1876 el desierto frente a esa Línea de Frontera: al norte, los “Ranqueles”, que bajo el mando del Cacique Mariano Rozas se encontraban en los montes de Leuvucó (al norte de la actual Pcia. de La Pampa); al oeste, entre la Laguna de Toay y Trenque Lauquen, se había situado la indiada de Pincén, en tanto que la Confederación de Calfucurá, soberano del desierto, además de ser chileno, se encontraba en las cercanías de Salinas Grandes (actual Pcia. de La Pampa).
El Plan Alsina
El Dr. Alsina estaba decidido a resolver este problema inquietante, y convencido que la hora era propicia para resolverlo, se dedica a estudiar cuidadosamente la situación elaborando un plan de acción.
El “Plan Alsina”, procuraba primordialmente ocupar permanentemente las zonas que estaban señaladas como “Paraderos indígenas” y que se utilizaban para los malones, invasiones o incursiones. Ellas eran: Italoó en el sur de Córdoba; y Trenque Lauquen, Laguna del Monte, Carhué y Puán, en la provincia de Buenos Aires.
Expresaba que ocupados esos puntos, se señalaría la línea de la nueva frontera con un foso gigantesco, de más de 500 km. de longitud al que custodiarían un centenar de fortines; se extenderían las líneas telegráficas, y se colonizarían las tierras que estaban dentro del nuevo avance.
Alsina puntualizó claramente que pese al aparato militar que utilizaba, “las fuerzas no van a sorprender toldos ni a pelear indios: van a tomar posiciones avanzadas y puntos estratégicos”. Reiterando de manera categórica: “El Plan del Poder Ejecutivo es contra el desierto, para poblarlo, y no contra los indios para destruirlos”.
Las pasiones políticas hacían oír sus más diversas alocuciones de indignación al Plan del Ministro de Guerra y Marina, y la idea del “foso”, se prestó para las bromas y ridiculeces duras y crueles.
Pero a Alsina sólo lo preocupaban los problemas de su campaña elaborada meticulosamente, en especial por el desconocimiento del territorio en el cual se iba a operar, que era totalmente desconocido, y expresaba:
“Pero si es verdad que se conocen donde están Salinas Grandes, Carhué, Laguna del Monte, Trenque Lauquen, e Italoó, como también de donde arrancan los caminos que a ellos conducen, no lo es menos que son casi desconocidas las zonas intermedias”.
“…De la zona entre Laguna del Monte y Trenque Lauquen nada se sabe y no hay línea de comunicación entre ambos de la extensión que media entre Trenque Lauquen e Italoó”.
Entendía Alsina mejorar el estado económico-social del país, a la par que resolver un problema de seguridad:
“…Hacer que el país produzca, si es posible más de lo que consume y esto sólo se conseguirá cuando facilitemos y estimulemos la producción, dándole para su vasto desarrollo mucha tierra y muy barata…”.
“…Dar incremento a la ganadería, y esto sólo se consigue entregando a la explotación particular y por precios ínfimos dos mil leguas superficiales, que representan para el pastoreo y la producción de cinco millones de vacunos”.
Consideraba además que el problema del desierto “es cuestión de rentas, porque esas tierras prescindiendo del precio por que pasen a la propiedad privada, serán materia de contribución para el fisco. Es cuestión de riqueza, porque multiplica la materia sobre la cual se ejercita el trabajo, y el trabajo es la actividad del hombre aplicada a la producción. Es cuestión social porque se relaciona íntimamente con el bienestar del individuo, que engendra hábitos de orden…”
La decisión de ocupar “permanentemente” los puntos alcanzados y brindar todas las posibilidades de subsistencia a las nuevas poblaciones es tratada reiteradamente en su “Memoria de Guerra”:
“…No basta establecer Comandancias y fortines donde sólo se escucha el alerta de los centinelas. Es preciso hacer sacrificios para llevar a éstos elementos de población, dar alicientes a ésta, regalar materiales a los que quieran edificar, prodigar la tierra, y dar al soldado como al paisano, semillas, herramientas y cuanto necesite para formar su hogar”.
Finalmente, fijaba la magnitud de su avance que a primera vista aparecía como poco considerable, y reafirmaba su decisión de llevar la frontera hacia las más remotas zonas del territorio nacional:
“…y si se ha propuesto como hipótesis que se conquistarán al desierto y a la barbarie dos mil leguas, no es en verdad porque tal sea el límite de la ocupación definitiva, sino porque el Plan del Poder Ejecutivo es ir ganando zonas por medio de líneas sucesivas”.
“…Empezar a cubrir la línea del Río Negro, dejando a la espalda el Desierto, equivale a querer edificar reservando para lo último los cimientos”.
“El Río Negro, pues, no debe ser la primera, sino, por el contrario la línea final de esta cruzada contra la barbarie, hasta conseguir que los moradores del desierto acepten, por el rigor o la templanza, los beneficios que la civilización les ofrece”.
Al resumir su Plan en un mensaje al Congreso de la Nación, en agosto de 1875, solicita una autorización para invertir doscientos mil pesos fuertes ($ 200.000), que se destinarían a fundar poblaciones, establecer sementeras, levantar fortines, prolongar las líneas telegráficas hacia los nuevos territorios, uniendo así, rápidamente las Comandancias con la ciudad de Buenos Aires. Proyectaba, también, la construcción de un ferrocarril económico entre Salinas Grandes (La Pampa) y Bahía Blanca para favorecer la explotación de esa enorme zona cubierta por el avance a realizar, por ser muy apta para la agricultura y la ganadería.
Aprobado su Plan por el Congreso de la Nación y votadas las leyes correspondientes, en octubre de 1875, se inicia el largo y discutido movimiento, que tuvo retraso por cuestiones ajenas al Ministro Alsina y de las que no fue la menos importante la sublevación de indios de Catriel en diciembre de 1875, que motivó una serie de combates y marchas entre la indiada alzada y las tropas que se preparaban para salir de expedición.
Inicialmente se había fijado la fecha de inicio para el 1º de marzo de 1876, pero debido a las cuestiones precedentes se retrasó la puesta en marcha unos días.
El Ministro Alsina era por demás meticuloso en todo lo correspondiente a su Plan de Avance de fronteras. Trataba con especial cuidado a las tropas, su alimentación, armamentos, caballadas, bombas para la extracción de agua en los lugares de sequía, elementos de zapa, ganado extra, y un sin fin de elementos necesarios más.
Luego de los contratiempos, Alsina convoca a los mandos a una reunión en Olavarría para el 16 de marzo de 1876. En este lugar les explicó su plan y les entregó las “Instrucciones” a los Jefes de las Divisiones Expedicionarias.
Las operaciones estaban a cargo de cinco Divisiones las que actuarían armónicamente, -como lo hicieron- y cuyo desplazamiento fue de la siguiente forma:
La División Sur de Santa Fe debía marchar desde Fuerte Gainza hasta Italoó, bajo el mando del Coronel Leopoldo Nelson y formada por el Regimiento 8 de caballería de Línea y una Compañía de Guardias Nacionales de Santa Fe, con un total de 3 Jefes, 6 Oficiales y 346 hombres de tropa. Inició su marcha el 19 de marzo de 1876, guarneciendo una línea de 137 km. de frente.
La División Oeste partió desde San Carlos hacia Salinas Grandes el 19 de marzo, luego de mantener un encuentro con fuerzas de Catriel, el día 24. Llegó a su destino: Laguna del Monte (Guaminí) el 30 de marzo.
Estas fuerzas eran comandadas por el Teniente Coronel Marcelino Freyre y la integraban el Regimiento 2 de caballería de Línea, el batallón 7 de Infantería de Línea un batallón de Guardias Nacionales y otro de indios amigos; en total: 6 Jefes, 35 Oficiales y 345 hombres de tropa, guarneciendo un frente de 98 km. con su Comandancia en Fuerte San Martín, hoy la ciudad de Guaminí.
La División Norte cuya Jefatura era ejercida por el Coronel Conrado E. Villegas y cuyo destino era la Laguna Trenque Lauquen y fundar un pueblo, la formaban el Regimiento 3 de caballería de Línea y el Regimiento 2 de Línea, un cuerpo de Guardias Nacionales de Junín y un piquete de artillería. A esta columna la acompañaban revistando como auxiliares: 68 familias de los dos Cuerpos regulares del Ejército. La dotación completa fue de 8 Jefes, 42 Oficiales, y 655 soldados; su frontera tenía 153 km. de frente y abrió la marcha el día 22 de marzo de 1876, alcanzando el punto señalado, las márgenes de la Trenque Lauquen el 12 de abril a las 5hs. 23m. P.M..
Ordenaba el Ministro en su informe: “Respecto a la División Norte, debo hacer presente, que si el lugar denominado Trenque Lauquen ofrece inconvenientes por falta de agua o por mala calidad de los campos, el Coronel Villegas podrá fijar sus posiciones en cualquier punto de la zona comprendida entre Sanquilcó y Las Tunas”.
El Coronel Nicolás Levalle comandó la columna conocida como División Sur, estaba integrada por el batallón 5 de Infantería de Línea y un piquete de Artillería, con una dotación de 12 Jefes, 84 Oficiales, 1015 soldados y un centenar de indios mansos. Partió de Fuerte Gral. Lavalle Sur el 14 de abril y uniéndosele el 22 de ese mes la División Costa Sur, bajo las ordenes del Teniente Coronel Salvador Maldonado, con 751 Soldados, 6 Jefes y 42 Oficiales de los Regimientos 1º y 2º de caballería de Línea, un Batallón de Gendarmes de Rosario, un escuadrón de indios amigos y un piquete de Artillería.
Esta última División salió desde Fuerte General San Martín el día 15 de abril, y siguiendo juntas ambas Divisiones hacia Carhué, llegaron al paradero el 23 de abril, acampando sobre el médano Carhué sobre la costa del arroyo Pigüé, levantando poco después el Fuerte General Belgrano, Comandancia de esta frontera que cubría 80km. de longitud sobre el desierto.
Posteriormente la División Costa Sur avanzó hacia el médano de Masallé y luego hacia la Laguna de Puán, donde llegó el 5 de junio, estableciendo la Comandancia que dio origen a la ciudad homónima y desde la que se custodiaba un frente de 52 km.
Las recomendaciones del Ministro
Otras peticiones de Alsina para esta Operación de marcha: ….“recomiendo de una manera muy especial a los Jefes de División el orden y la adopción de todas aquellas medidas de precaución que hagan imposible una sorpresa, sobre las caballadas y arreo, como también las disparadas espontáneas en aquellas, y que podrían originar consecuencias a cuales más fatales”.
“En el trayecto se irán haciendo jagüeles de distancia en distancia, para asegurar en todo ´.aso una retirada apresurada”….. “Los ingenieros irán consignando por su parte, las rectificaciones o ratificaciones que el estudio les sugiera, a fin de ir levantando la primera carta de la Pampa que tendrá la República Argentina”….
“En cada División se llevará un diario de la manera más prolija, en que se anoten todos los accidentes de la travesía, marcando las jornadas, determinando las distancias, consignando las aguadas, naturales o artificiales, naturaleza de los pastos, sinuosidades del terreno, y trabajos que se hayan hecho de zapa o de desmonte”.
Establecía que: …..“Llegadas las fuerzas a los puntos de ocupación que les están designadas, el primer cuidado como el primer deber de los Jefes, será ordenar que empiece el zanjeo para tres potreros en los cuales entren holgadamente los caballos, hacienda vacuna y las yeguas”.
…. “Terminados los potreros y aquellas construcciones más necesarias que puedan llevarse a cabo con los elementos que se encuentren sobre el terreno, encontrada la relación precisa de un punto con relación a otro, los Jefes de División ordenarán el zanjeo de todo su frente, hasta llegar por cada flanco, a media distancia de las posiciones vecinas”.
….. “El Gobierno está resuelto a no omitir gastos: ha de hacerse el foso que dejo indicado, inviértase en él el tiempo que se invierta, debiendo tener cuatro varas de ancho por tres de profundidad y cargando toda la tierra que se extraiga sobre la parte interior”.
“Los Jefes de División quedan autorizados para ofrecer a la tropa la propiedad de toda la extensión que se zanjeé con una legua de fondo, garantizando que el Gobierno comprará después las tierras si así lo prefiriese, y al mismo tiempo, haciéndole comprender las ventajas que ella misma le ha de reportar para su seguridad y para su vida”.
La construcción de los fortines, Comandancias, la zanja, y demás necesidades estaban bajo las órdenes de los Ingenieros Melchert y Wisocki. También trabajó en la construcción de la famosa “Zanja de Alsina”, el Ingeniero Ebelot, de nacionalidad francesa.
La realización de la defensiva zanja costó muchas horas de trabajo intenso para el ejército de línea, los guardias nacionales, peones contratados y presos que estaban encomendados a esa misión.
Marcha hacia la nueva frontera: la laguna Trenque Lauquen
La División Norte, comandada por el entonces Coronel Villegas al inicio de las operaciones contó con las siguientes fuerzas:
- Plana Mayor: 4 jefes y 13 oficiales.
- Piquete de artillería: 3 de tropa.
- Batallón 2º de Línea: 2 jefes, 9 oficiales y 62 soldados de tropa.
- Regimiento 3º de Caballería: 2 jefes, 11 oficiales, 332 soldados de tropa y 30 familias.
- Equipo de siete carros a caballo, 205 mulas, 18 bueyes, 506 vacunos, 1600 lanares y un carro de vivandero.
- Su armamento: 475 fusiles Remington, 330 carabinas, 223 sables, 87.730 municiones de Remington y 8 cañones con 10 cajas de municiones útiles.
En General Lavalle Norte (Ancaló) el 20 de marzo de 1876, el Coronel Conrado Villegas dictó una Orden General, fijando el inicio de la expedición hacia la nueva frontera para el día 22 de marzo.
El rumbo que seguirían era el marcado pocos días antes por una partida de exploración, compuesta por cincuenta hombres a las órdenes del Sargento Mayor Demetrio Solís, que buscaba aguadas y buenos pastos en su recorrido.
La vanguardia de la columna estaba formada por la Guardia Nacional de Junín y por la partida de campo que marcharía una legua adelante, seguida por la Artillería, luego el Regimiento 3º de Caballería, después venían los cargueros de la División, a continuación les seguían el Batallón 2º y a su retaguardia las familias con las mujeres.
Los carros formaban detrás y cerraban la marcha el comandante de Campo con una guardia. Las caballadas y el arreo de haciendas marchaban sobre los costados para evitar levantar polvo sobre la columna central e iban custodiados por soldados.
Las mujeres sin familia arreaban las caballadas y cada mujer sin marido era considerada como un soldado.
El Diario de Marcha, cuidadosamente llevado por el Coronel Villegas de acuerdo a las órdenes recibidas del Ministro Alsina, narra cada episodio del avance detalladamente; en forma abreviada dice:
- marzo 22: “A las 13 hs. se puso en marcha la Columna Expedicionaria y se recorren 12 km., bautizando durante la marcha a una laguna como “Laguna de Cururú” y a otra como “Laguna de Binora”.
- marzo 23: Tormenta y lluvias; a las 15,30 se reinicia la marcha, recorriendo en esa jornada 15.720 metros, incorporándose en la noche el contingente de Guardias Nacionales de Junín, todos armados de lanzas de bandoleras rojas, sables y carabinas o naranjeros.
- marzo 24: En marcha a las 7,15 hs., se llega hasta la Laguna de la “Gama Muerta”, a 35.723 metros del Fuerte Gral. Lavalle Norte.
- marzo 25: Nublado, en marcha a las 6,15hs. Fuerte aguacero al montar. Al llegar a la laguna Foro-malan se acampa, distando ese sitio de General Lavalle 57.118 metros. Se notan vestigios de antiguas tolderías.
- marzo 26: En Foro-malan se inicia la construcción de un Fortín.
- marzo 27: Se continúan los trabajos, calor insoportable y nubes de tábanos.
- marzo 28: En la tarde se termina el Fortín, que se denomina “Coronel Timote”. Latitud 35º 12’00” y longitud 3º46’32”. (Se medía con meridiano 0º en Buenos Aires).
- marzo 29: En marcha a las 6.30 hs., dejando una guarnición en el Fortín “Coronel Timote” un Sargento y 9 de tropa, con 1.000 caballos de los peores hasta su restablecimiento. Se acampa a las 11.46 hs. a 82.680 metros de General Lavalle, en el Paraje llamado Anquicheluá, que ha sido paradero de Pincén.
- marzo 30: Lluvia en la noche. Se cavan dos jagüeles grandes.
- marzo 31: Descanso en Anquicheluá. Se determina la longitud por la distancia lunar.
- abril 1º: En marcha a las 6.07 hs. hasta el médano Epú-Lobo a 96.693 metros de General Lavalle. Se traza un Fortín, que será denominado “Comandante Heredia” y tendrá una guarnición de un Sargento con cinco soldados.
- abril 2: A las 6 hs. se siguen los trabajos del Fortín empleando 80 hombres.
- abril 3: Se continúa trabajando en el Fortín. Se toma la altura del sol y la distancia lunar.
- abril 4: No se marcha este día. Llegan 22 Guardias Nacionales de Junín y un practicante de medicina.
- abril 5: En marcha a las 5.54 hs. Se sigue una rastrillada conocida como “Camino Real” de los indios. Se descansa en “Siete Médanos” y se sigue hasta llegar a una laguna donde se cavan jagüeles.
- abril 6: Se sigue trabajando en los jagüeles. Se descansa a la tarde.
- abril 7: A las 8 hs. se inicia la construcción de un Fortín igual al “Timote”.
- abril 8: A las 6.30 hs., se sigue la construcción de jagüeles. Es apresado un desertor de la Columna y juzgado por el Consejo de Guerra a la última pena, dado que abandonó su puesto estando de facción.
- abril 9: A las 2.50 hs, se ejecuta al soldado condenado ayer.
- abril 10: Se terminó el Fortín, que se denominó “Carmelo Salinas”.
- abril 11: En la mañana llegan los caballos dejados en Timote y dos carros con vicios de entretenimientos. La vanguardia avisa que en “Trenquelauquén” abunda agua dulce y buenos pastos.
- abril 12: A las 6.22 hs., se pone en marcha la División. El trayecto abunda en pastos. Hay numerosas cañadas. Se llega a los médanos de “Ancar-lobo”, donde se descansa.
A las 13.04 hs., se reanuda la marcha, llegando hasta dos lagunas, una de ellas con una isleta en el medio y desde donde se distinguen a 4 km. al oeste los médanos de Trenquelauquén. El nombre indígena Trenque Lauquen, significa “Laguna Redonda”. Sus aguas son dulces. Al oeste está rodeada de médanos de considerable elevación.
A las 17.23 hs. se acampa en la orilla de la laguna, tomando posesión del territorio, y enarbolando la bandera patria, solemnizando el acto con 21 cañonazos.”
Nacimiento de la ciudad de Trenque Lauquen
En la misma tarde del 13 de abril, Villegas en cumplimiento de las órdenes recibidas, marcha con su escolta hacia “Las Tunas” para reconocer el paraje; pero por falta de agua en ese lugar prefirió la “Trenque Lauquen” para establecer la Comandancia de la Frontera Norte.
En todo el trayecto recorrido y en las primeras inspecciones realizadas por el Coronel Villegas no se encontró ninguna población indígena. El territorio de la Trenque Lauquen y alrededores no tenía ninguna señal de habitantes.
El día 13 de abril, el Coronel Conrado Villegas dictó una Orden General, impartida a sus tropas que acababan de ocupar Trenque Lauquen, que por constituir el primer documento público fechado en este sitio, ha sido tenida en cuenta como acta fundacional de la ciudad ya que no se realizó la ceremonia específica de la fundación:
El Coronel Villegas con voz vibrante leyó a su División:
“Soldados de la División Norte: Al estampido del cañón habéis visto en el día de ayer, flamear el pabellón nacional, símbolo de las glorias de la Patria; hoy día centinela avanzado de la civilización.
Algunos espíritus malvados o pusilánimes hanse creído que vuestra marcha al desierto era caminar a la tumba.
Ya lo habéis visto: ningún compañero ha sucumbido por los peligros y necesidades que, según ellos, debíais experimentar.
Tenemos alimentos para un mes, y en estos días nos llegarán más. Así, pues, en cuanto a vuestras comodidades os garantizo que mejorarán; aquí tenemos leña en abundancia que no teníais en el punto que habéis dejado.
Más tarde cuando el Gobierno os dé vuestras Licencias, al regresar a vuestro hogar, podréis con orgullo exclamar:
¡Yo soy de los Conquistadores del Desierto! Y en vuestras conciencias sentiréis la voz de la Patria que os dirá: ¡Hijo mío has cumplido con tu deber!
Señores Jefes y Oficiales:
Yo os estoy grato, pues todos me habéis ayudado con la mejor voluntad para dar cumplimiento a las órdenes superiores. Más tarde el Gobierno sabrá recompensar vuestros sacrificios y desvelos.
Señores Jefes , Oficiales y Soldados de la División Norte:
¡Viva el Presidente de la República! ¡Viva el Ministro de Guerra!
Vuestro Jefe y compañero: Villegas”.
Se levantó un “Mangrullo” el día 15 de abril de siete metros de alto sobre el médano más elevado de los que rodeaban a la laguna. (Estaba situado en lo que hoy es Avda. García Salinas 1075).
En cumplimiento del pensamiento del Ministro Alsina, se realizaban operaciones de exploración, recorriendo la zona asignada cuidadosamente y el día 27 de abril al mediodía se inició el trazado y delineado del pueblo con las primeras nueve manzanas. Se reservó el centro de este ejido para una plaza, en el sitio de la actual Plaza Gral. San Martín.
Esta operación se terminó el 28 de abril.
El 10 de mayo, a las 10 de la mañana, se dio comienzo a la obra de construcción de 64 ranchos destinados a la tropa del Regimiento 3 de Caballería. Se utilizó para este caserío la manzana en la que hoy se erige la Iglesia Ntra. Sra. de los Dolores.
El 11 de mayo se inició la construcción de 48 ranchos más para los soldados del Batallón 2 de Línea; y también se destina para ello una manzana, la que actualmente delimitan las calles Uruguay, Villegas, San Martín y 9 de Julio.
Testigos de la Fundación
Los oficiales de la División Norte que acompañaron al Coronel Villegas en aquellas jornadas de marcha y que resultaron testigos de la fundación de la actual gran ciudad, fueron:
En la Plana Mayor de División: mayor Manuel López, mayor Anastasio Vera, mayor Eleuterio Barros, mayor graduado Evaristo Ruiz, mayor graduado Alejandro Montes de Oca; capitán Torcuato Cabot, capitán Juan Guerra, capitán G. N. Francisco Escobar, capitán G. N. Pablo Vargas, ayudante mayor Alfredo Conde, Tte. 1º Nicolás Medina, Tte. 1º Lorenzo Balmaceda, alférez Fermín Sánchez, alférez Galo Guevara y alférez Saturnino Gorordo. Como Jefe del Piquete de Artillería se desempeñaba el mayor Germán Sosa.
En el Regimiento 3º de Caballería: Revistaban el mayor Rafael Solís, capitán G. N. José R. Pérez, alférez José Silva, portaestandarte Fernando Mota, teniente Juan Spikerman, teniente 2º Gervasio Alarcón, teniente 2º Arturo Turdera, alférez Domingo Vera, alférez Miguel Minoni, teniente 1º Julio Alba, teniente 2º Arturo Garay, capitán Julio Morosini y teniente 1º José Arteaga.
En el Batallón 2º de Infantería de Línea estaban: el teniente coronel Emiliano Sáenz, mayor Benjamín Moritán, subtenientes: Diógenes Sáenz y Pedro Wirnos, abanderado Medardo Latorre, teniente 2º Adolfo Sáenz, subteniente Antonio Leyte, teniente 1º Germán Vidal, teniente 1º Joaquín Scarnichia, capitán Ernesto Boero, teniente 2º Guillermo Dameli; y como Jefe del Piquete de Guardias Nacionales estuvo presente el Teniente 1º Marcelino Cuello. (1)
La División Norte con su Comandancia en Trenque Lauquen, a retaguardia dejaba una comunicación fluida con su antigua Línea, sosteniendo el abastecimiento y las comunicaciones, habiendo dejado construidos fortines unidos con ese fin, a la nueva frontera al mando del Coronel Conrado E. Villegas.
De Lavalle Norte (Ancaló) -desde donde partió la División Norte- a Trenque Lauquen la línea de fortines construidos fue: Coronel Timote, Comandante Heredia, Chañar (llamado después Desobedientes), Carmelo Salinas y Sargento Farías. Todos contaron con una guarnición de un Sargento y cinco Soldados.
El Coronel Conrado E. Villegas contaba con 35 años de edad cuando llegó al paradero “Trenquelauquen” con la orden de fundar un pueblo, construir Fortines, realizar la zanja, además de sus obligaciones de soldado cumplió acabadamente con las tareas de un capataz, de un labrador y un sin fin de tareas más, lo que enaltece más su don de mando y de trabajo y hombría de bien que enaltece esta gesta heroica de 1876.
El pueblo crecía…
En el nuevo pueblo de frontera se trabajaba mucho durante todo el día. El Comandante Manuel Prado, que fue testigo de los trabajos de la División Norte en Trenque Lauquen, escribió sobre el Regimiento 3º de Caballería y sus diarias tareas: “todo el Regimiento, todo absolutamente todo, excepción hecha a los enfermos y de la Guardia de Prevención, fue dispersado en numerosas cuadrillas: una, al pisadero a fabricar adobes; otra, a las chacras del Estado a preparar las tierras para sembrar alfalfa; otras, a hacer fosos y fortines; otra a seguir la construcción de ranchos para cuadros de tropas y alojamiento de Oficiales, etc. A las once de la mañana, se daba un descanso de una hora para preparar la comida y almorzar, trascurrido esto, vuelta al trabajo hasta la entrada del sol”.
Esto ocurría en los demás cuerpos de esta División, pues el Coronel Villegas sostenía la idea de lo importante que era que los hombres estuvieran ocupados y no tuvieran tiempo que los llevaran a la comisión de faltas de disciplina o delitos de variada naturaleza.
En la visita que realizó el Ministro Alsina a Trenque Lauquen en enero de 1877, dejó su opinión sobre los trabajos realizados por el Coronel Villegas y su División en sus “Memorias”:
“El pueblo estaba ya trazado, con una plaza hermosa; y los cercos de tapia alrededor de cada manzana, le daban a la distancia el aspecto de una ciudad pequeña”…. “era entonces la frontera más adelantada en sementeras”.
En el resumen final de su obra, Alsina expresa: “la Frontera Norte de Buenos Aires con una Comandancia y 15 Fortines, con un frente de Línea de 153 km. 200 m. es la más extensa de toda la nueva Línea, habiendo ejecutado en su totalidad los 153 km. 200 m. de zanja proyectada, cubriendo una superficie de 17.472 km. de tierra conquistada, la mayor superficie de todo el avance”.
El fundador de Trenque Lauquen, en su informe de la “Memoria”, escrito el 15 de abril de 1877 y elevado a la Superioridad, en la parte correspondiente a nuestra ciudad expresa:
“En el Campamento Trenquelauquen se ha delineado un pueblo, el que tiene una plaza de 100 metros de frente, atravesada por cuatro calles con sauces (en número de 700) estando a más sembradas de alfalfa; en el centro se está armando un reducto de 24 m. de diámetro, que servirá para colocar un cañón para la defensa del pueblo. Este tiene hasta ahora 14 manzanas de 100 m. por costado, divididas en cuatro solares de 50 por 50, con calles de 30 metros de ancho: todas las manzanas están cercadas con pared de césped de 1.50m de alto en los sitios particulares, y 2 metros en las cuadras de los Cuarteles del Regimiento 3 de Caballería de Línea y Batallón 2 de Infantería de Línea: en los sitios particulares hay una casa de techo de zinc y se están construyendo 3 más, todas pertenecientes al comercio, con un frente que varía entre 15 y 20 metros, dos de éstas con frente a la plaza y la otra una cuadra al oeste. Además la proveeduría construye un galpón de 18 m. de largo por 6 m. de ancho; en los sitios pertenecientes a Jefes, Oficiales y Tropa hay cuatro casas con techos de paja y se están haciendo 13 habitaciones más. Todos estos sitios están sembrados con verduras de todas clases, teniendo además sauces que, junto con los de la Plaza y calles hacen un total de 3.000 plantas en el pueblo”.
“El Regimiento 3º y el Batallón 2º tienen cada uno, una quinta de 324 metros de costado, sembrada de: maíz, zapallos, coles, porotos, melones y sandías, de lo que se reparte ración diariamente a la tropa; estas quintas están rodeadas de tapiales de césped de un metro de alto”.
“Hay dos grandes corrales zanjeados, uno de 300 m. de largo por 150 m. de ancho, y otro de 150 m. de costado, a más uno de 25 m. por 20, con pared de césped para ovejas”.
“La alfalfa sembrada es una quinta de 245 m. de ancho por 490 m. de largo, tres quintas más de: 245 m. por costado, están sembradas de maíz y zapallos en algunas de ellas; otras quintas de 150 m. por 450 m. están sembradas también de maíz, papas y zapallos; quedan aún dos quintas aradas de 245 m. de ancho por 735 m. de largo, las que están prontas a sembrar alfalfa tan luego como llegue la semilla. Las quintas sembradas están cercadas de pared de césped de un metro de alto”.
“El año pasado se levantó un “Fortincito” a 15 cuadras al Norte de este Campamento, llamado “Nicolet”, el que servía para establecer la guardia de la caballada. Tiene 8 metros de diámetro con una altura de 3 varas y un foso de 3 metros de boca por 2 metros de profundidad”.
“En la parte S.E. de este Campamento y a 500 metros de la Plaza, en el médano más alto, hay un mangrullo hecho con palmas de 7 m. de alto sobre el nivel del médano, con una plataforma de madera dónde se coloca un centinela que distingue perfectamente hasta los que andan a pie en los Fortines 2 y 3 de Línea, colocados a dos leguas a derecha e izquierda de este Campamento; por el costado de este ‘Mangrullo’ pasa un camino que trae dirección S.O. y toma al N.E. Este camino viene de Salinas Grandes, y se comunican con los que pasan al sur y al norte de esta Provincia con los Ranqueles”.
“Dos almácigos de acacia, de los que están bastante crecidos ya, serán trasplantados durante el mes de mayo en lugar conveniente para su propio desarrollo…”. (2)
La Zanja de Alsina en la Frontera Norte
Es de importancia consignar que la tradición denominó “la Zanja de Alsina” al tramo de frontera comprendida entre Italoó llegando a Carhué, pero desde este punto hacia el sur, la denominaron “el Paredón de Alsina”, porque era con un alto terraplén del lado interior del foso.
Al ser terminados los Fortines de la Línea correspondientes a la Frontera Norte fueron ocupados por las distintas fracciones, el resto de las tropas de la División dio comienzo a la tercera fase del Plan del Ministro Alsina que fue la construcción de un obstáculo para desalentar a los indígenas de malonear: una zanja con parapeto.
El proyecto era defender la ahora zona ocupada y se harían unos 650 km. de zanja, desde el Fortín Cuatreros, en Bahía Blanca hasta la Laguna la Amarga en Córdoba. Sólo pudieron construirse 374 km. a raíz de distintos acontecimientos, pero quedaron resguardados por la zanja los lugares que usaban comúnmente los indígenas para hacer malones.
Los ingenieros que trabajaron en la proyección y dirección de la zanja fueron Ebelot, Wisocki, Holst, y Melchert.
La zanja era una hendidura de tres metros de ancho y dos metros de profundidad en los terrenos blandos, como los de la frontera norte y de un metro en terrenos duros o de tosca como los de la zona de Carhué, Puán, esta variaba de acuerdo a la geografía del lugar. La tierra que se sacaba al cavar la zanja se utilizó para construir el parapeto a 50 cm. de la parte interior de la línea, el que medía un metro de altura sobre una base de 4,50m. En el segundo caso era de 2 metros, con lo cual en ambos casos los indios debían sortear con sus ganados tres metros. Al parapeto se lo aseguraba con adobes de césped, y los ingenieros Ebelot, Wisocki, aconsejaron hacer plantaciones para asegurarlos.
El Coronel Villegas, comenzó prontamente los trabajos de zanjeo, en el cual trabajaron soldados y civiles contratados a los que se les pagaba 12 pesos fuertes por cada metro de zanja construida.
En corto tiempo se ejecutaron 152 km. con 200 m. de zanja proyectada, cubriendo una superficie de 127.472 km. de tierra conquistada, la mayor superficie de todo el avance. El Coronel Villegas informó a la Superioridad la concreción de los trabajos. Esta realización provocó expresiones de satisfacción del Ministro Alsina.
El Ministro sabía que esta zanja no acabaría con los malones, pero sabía que con este avance los indígenas habían sido despojados de sus mejores aguadas de descanso luego de malonear o cometer todo tipo de tropelías en poblados y estancias. Ahora sería más fácil el trabajo de demorarlos o repelerlos, ya que la Comandancia estaba cerca y más comunicada tanto con la anterior Línea y con la nueva frontera, para actuar con rapidez en la persecución en caso de malón, merodeos, correrías, etc.
Líneas de Fortines en Trenque Lauquen
Una de las Líneas cubría las comunicaciones del Campamento Militar de la División Norte- Trenque Lauquen, con el Fuerte General Lavalle Norte o Ancaló (hoy ciudad de General Pinto), que fue realizada durante la marcha entre marzo y abril de 1876, bajo el mando y supervisión del Coronel Conrado Villegas.
Corría desde la Comandancia Trenque Lauquen (actualmente protegida por un templete dentro del Palacio Municipal) rumbo nordeste, hacia Lavalle Norte o Ancaló, y la formaban como se detalló precedentemente, cinco Fortines, dos de ellos dentro del actual Partido de Trenque Lauquen y los otros tres fuera del mismo.
De los cinco Fortines, el primero, el “Timote”, se hallaba a 58 km, de Lavalle Norte (hoy proximidades de la ciudad de Carlos Tejedor). Su guarnición: un Sargento y nueve soldados.
A unos 36 km. del anterior, se levantó el Fortín “Heredia” con una dotación de un Sargento y 5 soldados.
El Fortín “Chañar”, llamado luego “Desobedientes”, sin una fecha determinada de construcción (estimada entre los días 4 y 6 de abril de 1876) se encontraba a unos 13 km. del “Heredia” y tenía solamente una dotación de un Sargento y 3 soldados.
Dentro del actual Partido de Trenque Lauquen, a unos 35 km. de esta ciudad, en la “Estancia Maya”, se levantó el 8 de abril de 1876 el Fortín “Salinas”, con dotación de dos Sargentos, dos Soldados de Infantería, dos de Caballería y dos clases.
A 31km. de la ciudad de Trenque Lauquen se construyó, el 14 de mayo de 1876, el Fortín “Farías” guarnecido por un Sargento y cuatro Soldados.
Luego se construyó en este mismo rumbo, a 1.500m de la Comandancia (dentro de la actual planta urbana de la ciudad) un Fortín pequeño, llamado “Nicolet” que servía como custodia de los potreros destinados a las caballadas de la columna expedicionaria. De allí fueron robados tiempo después los famosos “blancos de Villegas”.
Fortines sobre la Zanja de Alsina
La segunda Línea de Fortines que se erigieron dentro del Partido de Trenque Lauquen entre 1877 y 1878, formaba parte del sistema defensivo adoptado, que se conoce como de “la zanja de Alsina” y corría a lo largo del viejo trazado de la ruta nacional Nº 33; los kilometrajes que siguen corresponden a esa traza (los mismos fueron señalizados con precisión absoluta por José F. Mayo, fotografiando en vuelos de avión restos de fortines y rastrilladas indígenas hacia Guaminí, y que sentaron un precedente en Argentina del uso de aerofotografía como auxiliar de la Arqueología):
El ala derecha de esta frontera empezaba con el “Fortín Lamadrid” (hoy Partido de Rivadavia) que por su condición de extremo de la Línea asignada a la División comandada por el Coronel Villegas, era reconocido como Comandancia con una guarnición compuesta por 1 Jefe, 22 Infantes, un soldado de Caballería, y 3 artilleros que servían un cañón del 12.
Luego seguía el “Fortín Campos” a unos 8,5 km. del anterior, el cual era custodiado por 8 Infantes.
A sólo 9 km. de este último se encontraba el “Fortín Martínez de Hoz”.
El “Fortín Rauch”, con una guarnición de 10 Infantes, se hallaba a 10,5 km. del “Martínez de Hoz”, sobre la misma línea que se indicó, o sea en la prolongación de la antigua Ruta Nacional Nº 33 que corre sobre el Partido de Trenque Lauquen.
El inmediato, era el “Fortín Olavaria”, que dio origen a la población del mismo nombre, en el actual Partido de Rivadavia. José F. Mayo dejaba constancia en sus investigaciones que “Los vestigios de esa guarnición aún se podían ver, hasta hace algunos años, en la sección de chacras de esa ciudad, ubicada a unos 100 m. a la vera de la traza de la ruta Nº 33”. Su guarnición estaba formada de la siguiente forma: 7 Infantes y dos Artilleros con un cañón del 12.
Aproximándose a Trenque Lauquen, le seguía el “Fortín Vega” ubicado sobre el campo conocido como “La Cristina”. Este fortín estaba custodiado por un Oficial, 6 soldados de Caballería, un Infante y dos artilleros con un cañón del 12.
En territorio del partido de Trenque Lauquen, siempre sobre la Ruta Nº 33, se hallaba el “Fortín Orellano”, en el campo “El Moro” actualmente, y que tenía una guarnición de 8 Infantes.
En el ángulo noroeste de la sección chacras, frente a la esquina sur del campo “El Moro” –chacra Nº 263- se hallaba el “Fortín Batallón 2º de Línea”, así denominado en homenaje a uno de los Cuerpos fundadores de Trenque Lauquen y estaba custodiado por 8 Infantes artillados con un cañón del 4.
En la sección chacras de Trenque Lauquen hacia el sur, en la intersección de las actual avenida Juan D. Perón y Ruta Nº 33 (chacras de Fossatti), se hallaba el “Fortín Vanguardia”, del que no se conocen demasiados datos.
En el campo de Arrastúa, siempre siguiendo ese rumbo a la altura del km. 335 de la ruta 33, frente al gran monte de “El Mate” se ubicaba el “Fortín Regimiento 3º que recordaba a otro de los Cuerpos fundadores de Trenque Lauquen y cuya dotación era de 10 soldados, con un cañón de 4.
Entre los campos de Arrastúa-Uribarry, frente al km. 331 de la ruta 33, se levantó el “Fortín Junineros” tercer Cuerpo fundador de esta ciudad, y tenía como guarnición a 7 soldados de Caballería y 3 artilleros con un cañón del 12.
En el km. 325 de la Ruta 33, sobre el campo del Dr. Rovaro, se levantó el “Fortín 25 de Mayo” que estaba custodiado por una guarnición de 1 Oficial, 10 Soldados y artillado con un cañón del 12.
Pasando el “salitral de los indios”, en la ruta 33, km. 308.5 y al borde del camino se alzan aún visible los restos del “Fortín 24 de Mayo”, llamado así en recuerdo de la fecha del día de su terminación en 1876; tenía una guarnición para su custodia de 1 Oficial y 10 Soldados.
Una fotografía aérea tomada por José Francisco Mayo en 1950 y difundida por la Revista Nacional de Aeronáutica sentando un precedente como auxiliar de la Antropología. La Municipalidad de Trenque Lauquen ha erigido en ese lugar una réplica del “mangrullo” que formaba parte del citado fortín.
A unos 20,5 km. de este último, se hallaba la Comandancia, en el extremo sur de nuestra frontera, teniendo por dotación a 2 Oficiales, 50 soldados de Caballería y 3 artilleros con un cañón del 12.
En territorio de nuestro partido, pero como parte de la “frontera Oeste” de Buenos Aires, que tenía su asiento central en Guaminí, se hallaban sobre la misma Ruta 33, los Fortines: “Farías”, “Necochea”, “Pringles” y “Lavalle”, sobre los que no hay información.
Es de importancia aclarar que en la tradición oral de Trenque Lauquen se menciona un fortín, denominado Deheza, que no figura ni en los planos ni en las memorias militares consultadas.
Sólo se hallaron referencias a un Paraje denominado General Deheza o Comandancia Deheza, o Dehesa que aparece como depósito de materiales de las Columnas expedicionarias y que, por el foseado de sus corrales, puede haber inducido al equívoco.
En Trenque Lauquen, en el Parque Municipal Conrado E. Villegas, se levantó una muy fiel reconstrucción del fortín tipo de nuestra frontera, bajo la denominación “Fortín 12 de Abril”. Estos trabajos fueron realizados bajo la dirección y supervisión de José F. Mayo, y esta réplica ha logrado con el paso del tiempo en pobladores, estudiosos, viajeros una sugestión enorme que emana de sus humildes materiales, y es el sitio dilecto de la emoción patria lugareña.
Este feliz movimiento realizado en 1876 en sólo 34 días, durante la Presidencia del Doctor Nicolás Avellaneda, ideado y dirigido por el Ministro de Guerra y Marina, el Doctor Adolfo Alsina y cumplido acabadamente por los Jefes de las cinco Divisiones, los Coroneles: Nelson, Freyre, Maldonado, Levalle y Villegas, como también por las tropas a sus mandos, indios amigos, familias, etc.; permitió al país lograr que 56.000 km. de tierras vírgenes fueran puestas al servicio del trabajo y la producción; la fundación de una decena de ciudades bonaerenses y una cordobesa, traer la tranquilidad y el sosiego para el trabajo sobre una amplia zona ubicada a espaldas de la “nueva Línea de Frontera interior”.
El juicio de los historiadores es laudatorio de la empresa tan agriamente criticada en sus días. El Teniente Coronel Ramírez Suárez, en “La estupenda conquista” dice: … “El proyecto del doctor Alsina fue magnífico en su ejecución y concepción…”; agregando el Coronel Walther, en la “Conquista del Desierto”: … “Gracias al espíritu emprendedor y decidido del doctor Alsina se había logrado ganar al desierto unos 56.000 km. de tierras vírgenes, acortar en 186 km. la frontera bonaerense, empujar los bárbaros hacia el interior del desierto, levantar nuevos pueblos, extender la red telegráfica, abrir nuevos caminos, y facilitar a la provincia de Buenos Aires y a la Nación nuevas posibilidades para su progreso económico y social”.
La calumniada “Zanja de Alsina” no fue inexpugnable, ciertamente, como no lo fue la milenaria Muralla China, con la que se la llegó a comparar, ni las modernas líneas Maginot y Sigfrido, pero, como lo quiso su creador, hizo imposible las grandes invasiones y dificultó las pequeñas.
El dilatado foso no fue realizado en toda la extensión proyectada: se concretó en una zona intermedia entre Italoó y Trenque Lauquen, hasta cerca de Carhué, y desde este punto la dureza del subsuelo hizo que se lo reemplazara por un parapeto de dos metros de alto por un espesor de un metro aproximadamente, que los viejos vecinos de la zona de Puán lo recordaban como el “Paredón de Alsina”.
Fallecido el doctor Alsina, ocupó la cartera de Guerra y Marina el Gral. Julio A. Roca, y desde esa línea alcanzada en 1876, comenzó con el avance ofensivo, capturando a los principales caciques y capitanejos –la mayoría de origen chileno-, restituyendo sus fuerzas de lanceros y boleadores, dio el salto hacia Choele Choel. La centenaria “Zanja de Alsina”, cumplió con su misión: su alargada traza sobre la llanura bonaerense, visible aún hoy desde el aire, y el pedazo que de ella se conserva en Trenque Lauquen en la ruta nacional Nº 5 (hacia Pellegrini) y señalizada con un Monolito de Homenaje permanente como tremenda cicatriz gloriosa, habla elocuentemente de la brillante página que con su símbolo se ha escrito en la historia nacional. (3)
Referencias
(1) Scunio, Alberto – Del Río IV al Limé Leuvú, C. M., página 122.
(2) Un Titán del Desierto”- Rec. de José F. Mayo. Ed. 2003- H. C. D. Pcia. Bs. As.
(3) Un Titán del Desierto, Ob. Cit.
Autora: Patricia A. Cabeza Miró.
Bibliografía
Mayo, José F. – “Un Titán del Desierto” – Recopilación trabajos Derechos de Autor: Expte. Nº 552553.- Ed. HCD Pcia. Bs. As. (2003)
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