Natural de Santa Cruz de la Sierra, actual República de Bolivia. Formó parte del Ejército del Perú, en la guerra de la Independencia, alcanzando el grado de sargento en el Regimiento de Dragones de la Patria, que por resolución de 1817, pasó a llamarse Dragones de la Nación. Perteneciendo al Ejército del Norte, Vargas tomó parte en numerosas acciones de guerra, pudiendo citar entre ellas las del Puesto del Marqués, Venta y Media y Sipe-Sipe, en la campaña de 1815. En clase de alférez acompañó al general Alvear en 1820, en su campaña contra el Gobierno de Buenos Aires, cayendo prisionero en la toma de San Nicolás el 2 de agosto. Prestó servicios posteriormente en las fuerzas armadas de la provincia de La Rioja, a las órdenes de Facundo Quiroga, al que acompañó en su campaña a Tucumán, contra Lamadrid, en 1826, ya con el empleo de coronel y mandando la infantería, a cuyo frente se batió en la famosa batalla del Tala, el 27 de octubre de aquel año. También formó parte de las tropas riojanas, cuando invadieron la provincia de Tucumán por segunda vez y Quiroga derrotó nuevamente a Lamadrid en los campos del Rincón o del Manantial, el 6 de julio de aquel año.
Cuando Quiroga organizó su ejército en 1829 para ir a combatir al general Paz en Córdoba, el coronel Juan de Dios Vargas manda la infantería, a cuyo frente se halla en la toma de Córdoba, el 21 de junio de aquel año y en la segunda batalla de la Tablada, en la madrugada del 23, donde el caudillo riojano sufre un contraste. Al año siguiente, el coronel Vargas marcha nuevamente al mando de la infantería de Quiroga y a su frente se bate en Oncativo o Laguna Larga, el 25 de febrero de 1830, teniendo la mala suerte de caer prisionero del general Paz, permaneciendo en esta situación hasta después de que este último fue víctima a su vez de la adversidad, cayendo en poder de las tropas federales el 10 de mayo de 1831.
Colocado Lamadrid al frente del ejército, Mariano Fragueiro fue nombrado interinamente para el gobierno de Córdoba, el cual trató de abrir negociaciones con los enemigos y el 31 de mayo se dirigió a Quiroga invitándolo a que concurriese a poner fin a la guerra en la República y en el mismo sentido le envió Lamadrid al caudillo riojano una carta, y agregaba que puesto que se hallaba a la cabeza del ejército, quería dar un paso de justicia, en libertar a los coroneles Juan de Dios Vargas y Tomás Brizuela, quienes marchaban con el conductor de la nota, teniente coronel Juan Ramírez de Arellano. La respuesta de Quiroga fue enviar a este último escoltado hasta que pasara la Cordillera y tocase la República de Chile.
El coronel Vargas tomó el mando de las fuerzas reunidas en San Juan y La Rioja, las que sumaban 1.300 hombres, cuyos últimos restos salieron de la primera de las ciudades nombradas, el 14 de setiembre de 1831, para operar contra las divisiones enemigas que ocupaban los puntos de Mazán y Trampas-Hachas. Quiroga había nombrado a Vargas al ser puesto en libertad, comandante general de la provincia de San Juan.
Vargas emprendió su marcha para operar de acuerdo con el general Felipe Ibarra sobre Tucumán. El 27 de setiembre la vanguardia del primero, al mando de Nazario Benavídez y Julián Cuenca, derrotaron en Miraflores (Catamarca) a una fuerza unitaria al mando del sargento mayor Juan J. Guesi, el que cayó prisionero y fue pasado por las armas por orden del coronel Vargas, en represalia del fusilamiento cometido por disposición de Lamadrid, en la persona del capitán Juan de Dios Melián y sus asistentes, el día 28 de aquel mes. Guesi fue ejecutado el día 30 de setiembre. (Melián fue el conductor de las comunicaciones oficiales al general Alvarado, admitiendo el armisticio que proponía, y fue preso por el general Lamadrid). En su avance sobre Tucumám, Quiroga llevó de jefe de vanguardia al coronel Vargas.
En la batalla de la Ciudadela, el 4 de noviembre de 1831, el coronel Vargas mandó una parte de la caballería federal, y allí encontró la muerte de los valientes, combatiendo con decisión contra los enemigos. En el parte del general Quiroga, al referirse a la muerte del coronel Vargas, dice: “La pérdida de la División de los Andes consiste en la del bravo y nunca bien ponderado coronel D. Juan de Dios Vargas…”.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1939).
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