Teniente coronel José Victoriano Victorica (1836-1936)

Nacido en Buenos Aires el 5 de setiembre de 1836; casi alcanzó a festejar un siglo de existencia llevado con un vigor y una lozanía, física, espiritual y mental, jamás vista.  Causaba profunda emoción escuchar de sus labios centenarios, el relato de la multitud de hechos que había presenciado y los que oyó referir a actores que hacía más de 80 años habían desaparecido.  Era un “federal neto”, y gran admirador del ilustre Restaurador de las leyes, de quien recordaba frecuentemente su fervor religioso y sus grandes sentimientos nacionalistas; toda su obra de gobernante no tuvo otra orientación y preocupación, que la integridad moral y territorial de la Nación Argentina, y el restablecimiento del orden, tan profundamente alterado en los momentos en que subió al sillón de mando.

José Victorica relataba con admirable memoria y con una extraordinaria agilidad de pensamiento, los recuerdos de sus años juveniles en sus visitas semanales a la residencia de Juan Manuel de Rosas en Palermo.  Después de Caseros pasó a Entre Ríos, donde actuó a las órdenes del general Urquiza.  Cuando éste marchó para la campaña de 1861, contra Buenos Aires, Victorica quiso acompañarlo, pero Urquiza se negó a ello, argumentando que ya iban con él sus hermanos Benjamín, Emilio y Julio y le ordenó que quedase a cargo de los departamentos de Victoria y Nogoyá, como su hombre de confianza mientras durase la campaña.

Escaló las sucesivas jerarquías del escalafón militar hasta ostentar la de capitán, con la cual y en su calidad de edecán del general Urquiza, acompañó a éste en su viaje a Buenos Aires con motivo del estallido de la guerra con el Paraguay, asistiendo en aquél carácter al banquete que le dio a su antiguo rival el presidente Mitre el 3 de mayo de 1865 (fecha que conservó el señor Victorica en su memoria), en el cual se cambiaron brindis que significaban que en el futuro ocuparía Urquiza el sillón presidencial nuevamente, pero rigiendo esta vez los destinos de la Nación Argentina íntegra y definitivamente constituida, objetivo por el cual se había luchado con tanta vehemencia por largos años.  Después de este viaje, de regreso a Entre Ríos el 27 de mayo de aquel año marcharon a Calá (en el centro de la provincia), donde se concentraron 8.000 hombres, con los que se proponía Urquiza marchar al Paraguay y obligar a Francisco Solano López a hacer la paz, regresando después a su provincia.

Formó parte de aquellas fuerzas el Regimiento de Villaguay, fuerte de 700 plazas, del cual fue nombrado por Urquiza coronel, Carmelo Campos (hijo del famoso jefe de esta jerarquía Hilarión Campos (a) “Chancaca”, que tan activa participación le cupo en las guerras civiles durante la época de Rosas), y como teniente coronel, 2º Jefe, a José Victorica, ordenándole a éste que se encargase de la organización y arreglo del cuerpo y de ser intermediario para las órdenes que impartiría Urquiza al mismo, estando encargado el coronel Campos de la conducción de su regimiento en caso de entrar en campaña.

Al llegar a Basualdo con aquel ejército, una parte de él se sublevó, por lo cual el general resolvió regresar al Sur de la provincia para licenciar la gente por un par de meses; remontar los cuerpos y equiparlos, para lo cual hizo gran acopio de ponchos, vestuarios y demás enseres que se proveían a las tropas en aquella época.  Reunido nuevamente aquel ejército, marchó hacia el Norte, pero al llegar a Toledo, en la frontera de Corrientes, volvió a producirse una segunda sublevación que anuló los propósitos del general Urquiza.

Victorica no se hallaba en Toledo cuando se produjo esta segunda sublevación, pues habiendo hecho el Sr. Lezama, de Buenos Aires, un contrato con los brasileños para proveer 6.000 caballos a las fuerzas que operaban en el Paraguay, Urquiza facilitó a Victorica notas para los 14 comandantes de campaña de la provincia de Entre Ríos para la reunión de caballadas tendientes al cumplimiento del mencionado contrato.  Victorica reunió 2.000 animales que condujo al Paso de la Patria, por donde los pasó al Paraguay, pero del ejército en operaciones le devolvieron más de la mitad, que tuvo que conducir nuevamente a Entre Ríos, con grandes pérdidas para su propietario.  Posteriormente, el Dr. Vélez Sarsfield escribió a Victorica diciéndole que él general Mitre necesitaba unos 500 caballos escogidos, los que fueron conseguidos por aquél y embarcados en Entre Ríos, fueron enviados por agua, al Cuartel General del Ejército Aliado.  Esta vez tuvo más suerte que con los anteriores.

José Victorica continuó disfrutando de la confianza del general Urquiza hasta que tuvo lugar el suceso de San José, siendo un de los que vio el cadáver ensangrentado del general.  Cuando ocurrió la rebelión de López Jordán, Victorica fue encargado por los jefes del Gobierno Nacional de tratar de atraerse al coronel Carmelo Campos, comandante de la vanguardia jordanista, sobre el que tenía gran ascendiente, y si no lo logró fue a causa de haber sido descubiertos estos manejos por los partidarios del caudillo.

Estuvo radicado en Victoria, Nogoyá y otros puntos de Entre Ríos, atendiendo sus intereses particulares, y más tarde se trasladó a Buenos Aires, donde residió.  Conservó el noble anciano cartas que revelan la alta confianza que le dispensó el general Urquiza, algunas de las cuales están fechadas en el año 1856, es decir, en época en que a pesar de sólo tener 20 años ya disfrutaba del contacto directo con aquel personaje.

El 20 de marzo de 1868 se casó con Cándida Soneyra, hija de Manuel Soneyra y Ciriaca Urquiza (hermana del general); matrimonio del cual nacieron 12 hijos: 4 varones y 8 mujeres.

José Victoriano Victorica, falleció el 10 de agosto de 1936, cuando distaban tan sólo 25 días para cumplir sus 100 años de existencia.

Fuente

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

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Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1939).

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