Notable oficinista, taquígrafo y Jefe de Policía de Buenos Aires. Nació en 1790 en Maldonado, actual República Oriental del Uruguay, siendo sus padres, Juan de Victorica, capitán de fragata de la Real Armada, y Ana María de la Cámara, pertenecientes ambos a dos familias de la rancia nobleza española. La madre de Bernardo Victorica venía encinta en el viaje de España a estas colonias, en circunstancias en que su esposo venía a América a desempeñar una comisión científica que tenía por objeto el estudio de los canales del Sud del Atlántico, y de todo lo relativo a la pesca de la ballena y caza de lobos marinos. Bernardo vino al mundo a poco de llegar sus padres a Maldonado. Cuando el capitán de fragata Juan de Victorica regresó a España, dejó en Montevideo a su hijo Bernardo a cargo de un hijo mayor, José Manuel de Victorica, que era a la sazón capitán de los tercios españoles que guarnecían aquella ciudad. Seguramente este Victorica es el mayor de los hijos de Juan y con él había también otro hermano llamado Juan, en Montevideo al ausentarse sus progenitores a la Península, a comienzos del siglo XIX.
Bernardo Victorica se vino a Buenos Aires en compañía de su hermano Juan, y se dedicaron al comercio, pero al estallar el entusiasmo patriótico de los “criollos”, ansiosos de darse un gobierno local, Victorica fue uno de los más exaltados en aquella memorable semana de Mayo, en la que se produjeron cambios trascendentales.
Sirvió al principio de la emancipación, en el Cuerpo de Patricios, en la compañía mandada por Nicolás de Anchorena. Posteriormente fue teniente-alcalde en una época en que aún no existían los jueces de paz. Más adelante se incorporó en clase de soldado distinguido al Regimiento de Caballería Cívica, desde la organización de este cuerpo, siendo destinado después a la compañía volante de artillería a caballo agregada al mismo Regimiento, con el cual marchó a la villa de Luján. Tal contracción reveló en el servicio militar, que el Jefe de su Regimiento lo propuso a la Superioridad para el empleo de teniente de la citada compañía de Artillería. (Era jefe del Regimiento de referencia el coronel Pedro Ibánez).
No obstante la propuesta de referencia, el Supremo Director de las Provincias Unidas le extendió despachos de teniente de la Brigada de Auxiliares Argentinos, de nueva creación, y en estas circunstancias, el agraciado hizo una extensa representación ante el Supremo Director, en la cual manifestaba que en vista de la propuesta existente, se había costeado montura, armas y uniformes, como asimismo caballo, para continuar sus servicios en el cuerpo de Caballería Cívica, los que serían inútiles en el destino que le acababa de discernir la Superioridad.
“Por todas estas razones, proseguía el demandante, ocurre el exponente a la justificación de V. E. en solicitud de que se digne eximirle del nuevo empleo a que se le destina, permitiéndole la continuación en el servicio a que ha estado destinado (que necesariamente debe desempeñar mejor por su particular afición a él e instrucción adquirida), bien en la clase de soldado, pues su ambición es sólo ser útil a su Patria, o admitiendo la propuesta hecha por su expresado Jefe, a quien espera se digne V. E. pedir informe sobre cuanto dejo representado”. Tan justificada demanda encontró eco favorable en el Supremo Director de las Provincias Unidas, general Juan Martín de Pueyrredón, el que le extendió a continuación del expediente de referencia el despacho de teniente de la compañía de Artillería volante del Regimiento de Caballería Cívica, con fecha 24 de enero de 1817 (tal despacho fue extendido a favor del “ciudadano D. Bernardo de Victorica”).
En agosto de 1818 se dirigió al Supremo Gobierno, solicitando una vacante de oficial existente en la Secretaría de Estado en el Departamento de Hacienda, para lo cual manifestaba “algunos regulares conocimientos y los poseo igualmente en la taquigrafía, arte que acaso puede ser de utilidad al Supremo Gobierno”. Este resolvió favorablemente la demanda de Victorica, el que fue destinado con fecha 10 de setiembre de aquel año, al servicio de la Secretaría de Estado en el Departamento de Gobierno, en clase de agregado, con el sueldo de 600 pesos anuales, “libres de todo descuento”, “quedando en la obligación de instruir en el arte taquigráfico a las personas que le ordene este Gobierno”, según reza el decreto extendido por el Director Pueyrredón y rubricada por el Ministro Tagle.
El 5 de agosto de 1822 fue designado Oficial 2º de la H. Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, y el 20 de setiembre del año siguiente, la misma Sala le otorgaba el ascenso a Oficial 1º de la Cámara. Desempeñó este cargo hasta el 21 de abril de 1826, fecha en la cual el ministro Julián Segundo de Agüero, por orden expresa del presidente Rivadavia, le extendió nombramiento de Oficial Auxiliar del Departamento de Policía, con el mismo sueldo que gozaba en el cargo de la Sala de Representantes. El 19 de enero de 1827 era ascendido a Oficial 2º de la misma oficina, por vacante dejada al fallecer Eduardo Espinosa, llevando este nombramiento también la firma de Agüero.
El gobernador Dorrego le extendió el 10 de marzo de 1828 el ascenso a Oficial 1º del Departamento de Policía. Cuando estalló la revolución del 1º de diciembre de aquel año encabezada por el general Lavalle, éste con la misma fecha de su elevación al poder, determinó que el Jefe de Policía, coronel Gregorio Perdriel, se “retirase a descansar en el seno de su familia”, entregando su cargo al Oficial 1º, Bernardo Victorica. Al día siguiente el nuevo Gobierno designaba para Jefe de Policía de la Provincia al coronel Francisco Dionisio Sayós, continuando aquél en su empleo titular.
El 2 de marzo de 1832 se hizo cargo interinamente de la Jefatura de Policía, en reemplazo, por segunda vez, del coronel Perdriel, que falleció al día siguiente; ejerciendo el interinato hasta el 1º de abril de 1833, en que lo reemplazó el coronel Juan Correa Morales, por renuncia de Victorica, que también entregó su puesto de Oficial 1º, retirándose a su casa.
El 10 de noviembre del mismo año, el Ministro de Gobierno, Manuel José García, a propuesta del Jefe de Policía, general Lucio Norberto Mansilla, designaba a Bernardo Victorica nuevamente Oficial 1º, con carácter de interino, mientras durase la enfermedad del titular, José María Salvadores. Finalmente, el 13 del mismo mes de noviembre, por propuesta del general Mansilla, Victorica era nombrado titular en aquel cargo.
Al ser elegido Juan Manuel de Rosas gobernador de la provincia de Buenos Aires, el general Mansilla renunció a la Jefatura de Policía el 6 de abril de 1835; el Ministerio de Gobierno dictó un decreto el día 8, resolviendo que el renunciante entregase el cargo al Oficial 1º del Departamento, Bernardo Victorica, el que lo desempeñará con carácter de interino hasta “que el Excmo. Gobernador electo disponga lo que estime conveniente”. Esta resolución fue el único nombramiento extendido para el desempeño de la Jefatura de Policía, cargo que ejerció Victorica hasta el 21 de enero de 1845, fecha en que por orden de Rosas, fue reemplazado por el general Pablo Alemán, guerrero de la Independencia. Durante su largo período velando por el orden público, el señor Victorica tuvo que actuar en momentos de dificultades extremas, en las que se procedió con mano firme y corazón duro, en atención a que era necesario hacer prevalecer el bien general sobre el particular.
El 17 de setiembre de 1836 Rosas le otorgó una medalla de oro por la actividad que desplegó con un grupo de naturales de las Islas Canarias que fueron atacados por una fiebre muy contagiosa. En efecto, un numeroso contingente de inmigrantes canarios llegó en el bergantín-goleta “Lucrecia e Isabel II”, y muchos de ellos murieron afectados de tifus o escarlatina. La medalla de referencia tiene la siguiente inscripción en el anverso; “Canarios, 1836”.
Poco tiempo después de dejar la Jefatura de Policía, cuya separación no se justificó, por lo menos, oficialmente, Bernardo Victorica fue elegido diputado a la Legislatura, donde permaneció hasta el año 1850. Algún tiempo después de su destitución, como se reagravase una afección nerviosa contraída por Victorica en sus tareas, cuando era el único taquígrafo en la Legislatura, en 1823, Rosas ordenó se le continuase pagando la asignación que entonces le había otorgado la H. Sala, pensión de la que disfrutó hasta la revolución del 11 de setiembre de 1852, en que le fue suprimida arbitrariamente, ya que se trataba de una recompensa a dilatados servicios iniciados más de 40 años antes. Esta asignación le fue restablecida en 1860, por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, lo que originó una acalorada polémica en la Legislatura, pues un grupo de jóvenes exaltados consideraban impropio aquel acto de justicia, que fue defendido por Vélez, Avellaneda, Elizalde, Huergo, etc.
Aún cuando sus hijos se trasladaron todos a Entre Ríos después de la revolución del 11 de setiembre, Victorica permaneció en Buenos Aires hasta 1857, no queriendo dar lugar a que se sospechase con su alejamiento, de que pretendía substraerse a cualquier inculpación que se le pudiera formular por su actuación pública en la época rosista. En honor a la verdad, no se le molestó en ese sentido.
Bernardo Victorica se trasladó a Entre Ríos en el año arriba indicado y terminó sus días en Concepción del Uruguay el 3 de mayo de 1864, a los 74 años de edad.
Había contraído enlace en Buenos Aires, en junio de 1824, con Juana Josefa Vivanco, porteña, nacida en 1807, hija de Joaquín de Vivanco y de Isabel Josefa Martínez. Del matrimonio de Bernardo Victorica con Juana nacieron 11 hijos, de los que sobrevivieron 8, a saber: Bernardo, Benjamín, José Victoriano, Carmen, Enrique, Victoria, Emilio y Julio. El primero de ellos se dedicó a la pintura y existe un retrato del general Manuel Antonio Urdinarrain que se debe a su pincel, así como también varias decoraciones del teatro de Concepción del Uruguay. Benjamín, fue tres veces Ministro de Guerra y Marina y una de las personas más destacadas de la República. Enrique Victorica sirvió en la marina de la Confederación llegando al empleo de comandante, desempeñando numerosos cargos en la Armada. Emilio fue estanciero en Entre Ríos y prestó algunos servicios militares, desempeñando también la sub-prefectura del Riachuelo; estuvo casado con una hija del general Urquiza. Julio, que empezó su carrera administrativa en 1859, como supernumerario en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Confederación, fue oficial de legación, secretario del general Urquiza; también prestó servicios militares como la totalidad de sus hermanos; fue diputado en Entre Ríos, periodista; más tarde, Director del Departamento Nacional de Agricultura, de la Oficina de Tierras y Colonias, y comisario en varias Exposiciones, incluso en la de 1889.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1939).
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