Nació en la villa de Renca (San Luis) allá por el año 1785, siendo sus padres José Santos Ortiz y María Rosalía de Guiñazú López. Fue educado en Córdoba donde cursó estudios en su célebre Universidad, en la que rindió su primer examen de filosofía en noviembre de 1802 y el segundo en 1803, terminando el estudio de Artes, tercer año, en 1804. Cursó en seguida tres años de Teología hasta 1807, pero sin doctorarse. Por su matrimonio con Inés Vélez, hermana del Dr. Dalmacio Vélez Sarsfield, se vinculó a la mejor sociedad de Córdoba, donde José Santos Ortiz era muy considerado por su caballerosidad y por la clara inteligencia que reveló desde el aula.
De regreso a su provincia natal, Ortiz se incorporó a la vida activa de la misma; el teniente gobernador Dupuy, con fecha 8 de setiembre de 1815, lo nombró capitán de Milicias Patrióticas de San Luis, a las que se hallaba incorporado de años atrás. El 4 de julio de 1818 fue designado por el Cabildo de la capital, para elector de teniente gobernador de la provincia. Cuando en 1819 fue acordado que las provincias de Cuyo enviaran diputados al Litoral para abrir negociaciones a fin de estipular y concluir pactos, “conforme al interés general y particular de los pueblos”, por iniciativa del general San Martín, José Santos Ortiz fue designado por el Cabildo de San Luis, el representante de la provincia.
A comienzos de 1820 desempeñaba las funciones de Presidente del Cabildo cuando a consecuencia de la sublevación del 1º de Cazadores de los Andes, en San Juan, el teniente gobernador Dupuy, dándose cuenta del carácter general del movimiento, se anticipó a facilitar el camino, enviando su renuncia al Cabildo. Este, el 24 de enero, resolvió pedir encarecidamente a aquél que retirase su resolución, a lo que accedió, pero un grupo de díscolos, encabezados por José Tomás Varas y Ramón Esteban Ramos, a los que se unió después José Santos Ortiz, pidieron y lograron la reunión de un Cabildo abierto el 15 de febrero. De hecho quedó cesante el Cabildo y el teniente gobernador, y se procedió a la elección de un Cabildo Gobernador, el que eligió a Ortiz su Presidente y el día 1º de marzo de 1820 entró en el ejercicio de sus funciones. La provincia de San Luis por este golpe separatista, quedó desvinculada del gobierno de Mendoza.
Ortiz llegaba al poder con las nociones frescas que había recibido en la Universidad de Córdoba, dictando desde el primer momento una serie de medidas tendientes a regularizar la percepción de las escasas rentas; organizó la policía de campaña y constituyó el poder judicial, en el ínterin el Cabildo funcionaba como Legislatura. Así, pues, quedaban constituidos los tres poderes, dictándose reglas de conducta hasta deslindar y fijar sus atribuciones. También preocupó a Ortiz la reorganización de la provincia de Cuyo mediante una estrecha liga entre las tres provincias hermanas, especie de Confederación, representada por una dieta de diputados que debía reunirse en Mendoza. San Juan prestó su conformidad al proyecto y Francisco Narciso Laprida fue designado su diputado.
Se hallaba entregado Ortiz a estas buenas y patrióticas preocupaciones, cuando a comienzos de marzo de 1821 penetró en la provincia el famoso caudillo chileno José Miguel Carrera, el cual se apoderó de “El Morro” el día 6, y en su marcha sobre la Capital sorprendió y dispersó los refuerzos cordobeses que iban en auxilio de los puntanos. Ortiz salió de la ciudad al frente de 500 soldados bisoños, y el 11 del mismo mes se encontraba con la división de Carrera en un paraje próximo al río Quinto, denominado “Las Pulgas”, y en el combate que allí tuvo lugar, la caballería puntana fue rechazada y dispersada, mientras que la infantería formó cuadro y luchó desesperadamente hasta consumir el último cartucho. Allí rindieron heroicamente sus vidas los oficiales Dolores Videla y Juan Daract, que sostuvieron el ataque hasta sucumbir con el último soldado. En el campo quedaron 180 muertos, número muy grande de bajas con relación a los efectivos empeñados. Después de este descalabro, Ortiz se retiró al Norte, procurando reunirse con Juan Facundo Quiroga, quien le había prometido concurrir con sus célebres llaneros. El 13 de marzo, Carrera ocupaba la ciudad de San Luis, erigiéndose en dictador, hasta que 20 días más tarde se retiró a la provincia de Córdoba, al anuncio de que se aproximaba la división de Mendoza y San Juan mandada por el general Bruno Morón; pero en realidad, con el objeto de ponerse en contacto con Francisco Ramírez, que invadía a su vez la provincia de Santa Fe. Entre tanto, Ortiz organizaba en Renca otros elementos y esperaba la incorporación de Quiroga.
Después de la derrota infligida cerca del Río IV, al general Morón, muerto en la acción, el 8 de julio de 1821, Carrera regresó a San Luis, donde el día 24 del mismo mes hizo citar a una asamblea, que declaró depuesto al gobernador Ortiz y a todos los miembros de la administración provincial. Fue elegido popularmente gobernador, el sargento mayor José Gregorio Gutiérrez, joven estanciero de San Luis, inexperto y sin antecedente alguno para desempeñar el cargo en aquel trance, en que, en realidad, era gobernador y dictador del propio Carrera.
El 21 de agosto, éste último se puso en marcha sobre San Juan, para hacer frente al plan que se había formado contra él; lo acompañaba el mayor Gutiérrez, con un escuadrón de 80 puntanos. El general José Santos Ortiz, tan pronto Carrera desocupó la ciudad, entró en ella. Derrotado y muerto Carrera, fueron licenciadas las tropas que Ortiz había organizado. Este último comunicó al gobierno de Buenos Aires los males de la invasión carrerista, y después se trasladó a Córdoba para acordar con Bustos la forma de dar constitución a las Provincias Unidas, resolviéndose que el Congreso se reuniese en aquella ciudad. Al regreso de Ortiz fue nombrado Marcelino Poblet para representar la provincia de San Luis en aquel Congreso. Pero este propósito después fracasó.
Ortiz hizo fracasar una conspiración para derrocarlo, que habían organizado el ya mencionado sargento mayor José Gregorio Giménez, proscripto en Mendoza después de la derrota y muerte de Carrera, al que acompañaban Lucas Adaro, Pedro Lucero, Lorenzo Rivero, Rufino Poblet y Domingo Menéndez, todos ellos puntanos desterrados en aquella provincia. Estos caudillos empezaron a reunir elementos, de la peor especie, disponiéndose invadir a San Luis, pero tales manejos fueron denunciados al gobernador de Mendoza, general Pedro Molina, quien ordenó el regreso de los grupos y su captura, remitiendo presos al fuerte de San Carlos a los mencionados conspiradores, los que fueron posteriormente desterrados a Chile. El 3 de abril de 1822, Molina comunicaba estos sucesos al gobernador Ortiz, felicitándolo por haberse librado de un atentado que tendía a apoderarse de su persona y del mando. Por su parte, Ortiz destruyó los elementos que los conspiradores habían reunido en San Luis. El 20 de abril se redactaba en esta ciudad un acuerdo entre Ortiz y el mayor Ignacio Videla, para juzgar a los complicados en la intentona, el que fue ratificado por el gobernador Molina, el día 25. El 22 de agosto del mismo año se reunieron estos dos gobernadores y el de San Juan y firmaron el “Pacto de Unión”.
El gobernador general José Santos Ortiz (que lo desempeñó con tanta altura), continuó ejerciendo el cargo hasta comienzos de 1829. La Legislatura, presidida por Luis de Videla, rechazó el 28 de marzo de 1827 la Constitución Nacional sancionada por el Congreso General Constituyente, el 24 de diciembre del año anterior, por no estar montada sobre la base de federación, pero en términos más dignos, y no como las provincias de Mendoza, Santiago, etc. El 1º de abril del mismo año, se celebró en Guanacache (San Juan) un convenio de paz y de unión entre las provincias de San Juan, Mendoza y San Luis, en la primera ciudad y ratificado por la de San Juan, el 1º de abril, constaba de 8 artículos que sellaban la armonía y la alianza entre las tres provincias de Cuyo.
Con motivo de la guerra del Brasil, el gobernador Ortiz envió un contingente numeroso para engrosar el Ejército Nacional. También fue, la provincia de San Luis representada en la Convención Nacional que se reunió en la ciudad de Santa Fe, debido a los esfuerzos del gobernador Ortiz, siendo su diputado ante aquel cuerpo nacional José Gregorio Giménez. Por una ley de 29 de diciembre de 1828, San Luis reconocía legítimamente instalado aquel cuerpo, pero sólo con el objeto de entender en las negociaciones de paz con el imperio del Brasil, y el diputado Giménez se incorporó a él bajo el especial encargo de que había de prescindir de las disputas que promoviesen otros diputados respecto de hallarse en el punto de reunión todos los de las provincias convenidas; no debiendo aquél abandonar su puesto sino mediante nueva resolución de la Legislatura de la provincia. El 21 de marzo de 1829 José Santos Ortiz fue reemplazado en el mando de San Luis por Prudencio Vidal Guiñazú.
Pocos meses después acompañaba al general Juan Facundo Quiroga en su segunda campaña sobre Córdoba, asistiendo a la batalla de Oncativo o Laguna Larga, el 25 de febrero de 1830, en la que cayó prisionero del general Paz, quien lo retuvo en su poder un tiempo, poniéndolo en libertad después. El 5 de abril de 1831 era nombrado por el gobernador de Mendoza, Manuel Lemos, ministro de guerra y relaciones exteriores, puesto que ejerció hasta el 25 de diciembre de igual año, en que renunció conjuntamente con el precitado gobernador por haber llegado el término de sus deseos y de sus compromisos con el triunfo de Ciudadela, alcanzado por Quiroga. No le fue aceptada la renuncia al general Ortiz, el que continuó ejerciendo el mismo cargo con el sucesor de Lemos, Pedro Nolasco Ortiz. Este último fue el comisionado de Mendoza para lograr la cooperación de San Juan, para concurrir en auxilio de San Luis, atacada por los indios, suscribiendo el convenio el 12 de diciembre de 1832.
El general José Santos Ortiz desempeñó el ministerio hasta setiembre de 1832, en que dimitió del gobierno Pedro Nolasco Ortiz.
A principios de 1834 el general Ortiz vino a Buenos Aires a reclamar unas sumas que había anticipado por la administración puntana. Poco después el famoso caudillo riojano Juan Facundo Quiroga fue designado para actuar como árbitro en las cuestiones suscitadas en las provincias del Norte, entre las de Tucumán y Salta, o mejor dicho, entre los generales Alejandro Heredia y Pablo Latorre, que las gobernaban. Quiroga eligió para que actuase de secretario, al general doctor José Santos Ortiz, el cual marchó con su antiguo protector. En la madrugada del 19 de diciembre de 1834, ambos personajes se ponían en marcha para el cumplimiento de su misión; nueve días después estaban en Pintambalá; la noche de Navidad pasaban por la ciudad de Córdoba. El 3 de enero de 1835 los viajeros llegaban a Santiago del Estero, desde donde el general Quiroga dirigió nota enseguida a los gobernadores de Salta y Tucumán, en el sentido de provocar entre ellos una entrevista para dulcificar los ánimos, pero el día 6 del mismo mes llegaba a Santiago del Estero el general Heredia, quien era portador de la noticia del asesinato del general Latorre. El 6 de febrero se celebraba en aquella ciudad un tratado de paz y armonía entre los gobernadores Heredia e Ibarra, de Tucumán y Santiago del Estero, respectivamente, en el cual tuvo intervención decisiva el general Quiroga.
Después de la firma de este tratado, se inicia el viaje de regreso y al llegar a Barranca Yaco, jurisdicción de la provincia de Córdoba, en la mañana del 16 de febrero, Quiroga, su secretario Ortiz y su comitiva, fueron bárbaramente asesinados por obra directa de los Reinafé, que gobernaban aquella provincia.
El cadáver del general Ortiz fue conducido a Sinsacate, donde el médico Dr. Enrique Mackay Gordon, constató que una herida de bala en el vientre le había causado una muerte instantánea. Sepultado en la capilla de aquel lugar, más tarde, su inconsolable viuda, Inés Vélez de Ortiz, llevó sus restos a Mendoza, rindiéndole los suyos el último homenaje.
El general José Santos Ortiz fue el hombre más capacitado políticamente de las provincias del interior, en la época agitada que le tocó actuar: poseído de elevado tacto, noble patriotismo, muy humanitario, de honradez acrisolada y valor militar probado en los campos de batalla donde se encontró.
Su esposa Juana Inés Vélez, nacida en Córdoba, era hija de Ignacio Dalmacio Vélez de Herrera y Baigorri y de su segunda esposa, Rosa Sarsfield y Palacios.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.
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Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1939).
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