Nadie, pero absolutamente nadie, podría poner en tela de juicio que el lugar donde hoy se haya emplazado el Colegio Militar de la Nación es un sitio histórico de nuestra patria. Ese fue el espacio físico que la historia le asignó a la gran derrota nacional, una madrugada de comienzos de 1852, donde muchos criollos dieron su existencia heroicamente. Allí, en el mismo hecho de armas, peleó corajudamente un coronel rosista que, con el correr de los años, se convertiría en un respetadísimo lugarteniente del caudillo federal Felipe Varela: hablamos de Juan de Dios Videla. Él, como tantos otros, fue uno de los bravos patriotas que padecieron el escarnio de una Argentina perseguida, secuestrada y criminalizada por la masonería unitaria a partir del combate que libraron en Caseros.
Pero, ¿qué se sabe de este lugar, aparte de que allí se desencadenó la batalla de Caseros y de que, al presente, cobija las instalaciones del Colegio Militar de la Nación? A decir verdad, muy poco es lo que se sabe, y de esa infinita necesidad por mostrar los lugares donde se ha escrito la historia argentina, es que redactamos este tipo de notas.
Rescatada de un añejo fascículo semanal de la colección “Crónica Histórica Argentina”, del 2 de enero de 1969, pasamos a transcribir una referencia encontrada sobre el “Museo Histórico de El Palomar de Caseros, de Buenos Aires”, según reza su título. Y porque la patria también queda reflejada en sus monumentos y edificios, aquí lo enunciado:
En jurisdicción del Colegio Militar de la Nación, en la localidad bonaerense de El Palomar, a unos 20 kilómetros de la Capital Federal, se hallan este Museo, el campo donde tuvo lugar la batalla de Caseros y el palomar histórico. La designación Casa de Caseros -hoy sede del Museo- se origina en el apellido de su primitivo propietario, don Diego Cassero o Caseros, quien adquirió la posesión en el Pago de las Conchas a Isidro Burgos, el 21 de julio de 1781. Según asienta Cassero en su testamento, construyó el edificio principal en 1788, con veinticuatro habitaciones y un mirador en una de sus esquinas. Ciento treinta mil frutales le dieron el nombre de Monte Caseros.
El día anterior a la batalla, sirvió de alojamiento y punto de reunión de los jefes del ejército federal, y durante su desarrollo fue la posición fuerte en que se apoyó el ejército de Juan Manuel de Rosas. El sector de la casa se encontraba protegido por diez piezas de artillería y el batallón de Tenientes Alcaldes. El ataque a las fortificaciones de Caseros (casa, palomar y una línea de carretas) estuvo a cargo del batallón de voltigeros (tiradores) [Eran de la División Oriental, o sea, del Uruguay] al mando del teniente coronel Palleja. La actual sede del Museo fue entonces banco de sangre y hospital de campaña y allí mataron al cirujano Claudio Cuenca al pedir clemencia para los heridos.
En el año de la batalla la propiedad pertenecía a don Simón Pereyra; sus descendientes, señoritas María Antonia y María Luisa Pereyra Iraola, donaron al Estado la casa y el palomar, rodeados por diez hectáreas de campo. Debidamente restaurados, la casa y el palomar han sido declarados lugar histórico y monumento histórico, respectivamente, por decreto del 21 de mayo de 1942.
Seis amplias salas guardan el patrimonio de este Museo. La de mayor significación es la denominada Sala de las Reuniones Preliminares del Pacto de San José de Flores. En ella una placa señala: “En este solar el 5 de noviembre de 1859 se reunió la Primera Conferencia de Delegados y se fijaron las bases de la pacificación nacional que culminó en el Pacto de San José de Flores”. En las salas Caseros, Sala de Armas, Organización Nacional y Campañas al Desierto se exhiben documentos, piezas iconográficas, uniformes y otros materiales vinculados con la batalla. Son de interés una caja de caudales y una petaca de cuero que pertenecieron a Rosas; armas, balas de cañón y otros objetos encontrados en el campo de batalla; una reproducción del uniforme de gala del mariscal Solano López.
El palomar es una curiosa obra circular destinada a la cría de palomas, para lo que cuenta con innumerables nidales realizados con ladrillos, donde todavía hoy, gran cantidad de aquellas aves viven y se reproducen. La construcción incluye tres pisos concéntricos, galerías, interiores y depósitos.
Acceso: desde la Capital Federal, 22 km por la Ruta Nacional N° 201.
Fuente
Crónica Histórica Argentina, Fascículo Semanal Coleccionable, 2 de Enero de 1969.
Portal www.revisionistas.com.ar
Turone, Gabriel Oscar. “La Casa y el Palomar de Caseros, reliquias de 1788”, Noviembre de 2009.
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