Pablo Alemán

General Pablo Alemán (1791-1845)

Nació en Canelones en el año 1791, siendo sus padres Antonio Alemán, natural de Barcelona y Gregoria Rivero, montevideana.  El 1º de mayo de 1811 era capitán del Regimiento “Voluntarios de Canelones”.  Ingresó al ejército patriota que sitiaba a su ciudad natal, en clase de capitán de la 5ta Compañía del 2º Escuadrón del Regimiento Voluntarios de Caballería de Maldonado, el 12 de agosto de 1811, después de haber asistido a las órdenes de José Gervasio de Artigas, a la batalla de Las Piedras, el 18 de mayo del mismo año, en la cual Pablo Alemán tomó parte en el ala derecha patriota incorporado a la compañía comandada por Antonio Pérez.

Levantado el sitio de aquella capital, Alemán vino a Buenos Aires y el 5 de diciembre de 1812 pasó a servir con el mismo empleo de capitán, al Regimiento Nº 4 de Infantería, cuerpo con el cual se batió en el Cerrito, el 31 del mismo mes y año.  También sirvió en Granaderos de Infantería de marzo a junio de 1813.  El 9 de junio de 1813 pasó a prestar servicios en la 2ª Compañía del batallón Nº 7, marchando a incorporarse al Ejército del Alto Perú, donde ya se encontraba en los primeros meses de 1814.  El 30 de enero de 1815 firmó el Acta que se levantó en aquel Ejército, desconociendo la autoridad del general Alvear y negándole obediencia.  El 17 de febrero de 1815 ascendió a sargento mayor del Batallón Nº 8.

Hizo la campaña de este último año a las órdenes del general Rondeau, asistiendo al combate del Puesto de Márquez el 17 de abril y a la desgraciada batalla de Sipe-Sipe, el 29 de noviembre de 1815.  El 20 de abril de 1816 en reemplazo del comandante Juan Navarro del 2º Batallón, pasó al Regimiento Nº 9 de Infantería en calidad de sargento mayor, antigüedad que se le reconoció por despachos del 26 de abril de 1817.

Posteriormente intervino en la lucha contra los realistas, formando parte de las huestes de Martín Miguel de Güemes, en cuyas filas ascendió a teniente coronel, y el 3 de setiembre de 1821 se le nombró teniente coronel-comandante de los “Cívicos”, obteniendo más adelante su reforma militar.

El 2 de enero de 1826, a causa del estallido de la guerra con el Brasil, el Congreso Nacional dictó una Ley cuya reglamentación hizo conocer de inmediato el P. E. disponiendo que los militares reformados debían presentarse al Gobierno inmediatamente.  Alemán se dirigió en abril del mismo año al Poder Ejecutivo Nacional, informándole que no podía dar cumplimiento a la precitada Ley, en razón de su numerosa familia, empresas mercantiles que dirigía y que se vio obligado a emprender después de la disolución del Ejército en Arequito, salvo el caso de imprescindible necesidad de su persona; y pedía ser exceptuado de los beneficios que acordara la Ley a los de su jerarquía, haciendo presente que no se dirigía por intermedio del gobierno provincial “por motivos particulares que habían preparado las comisiones fiadas a su desempeño”.  El 2 de mayo le contestó el Gobierno Nacional, declarándole que había dado cumplimiento a la ley, dándosele las gracias y previniéndole que se le tendría en cuenta por si convenía emplearlo.

En 1827 formó parte de la Junta Provincial que proclamó al general doctor José Ignacio de Gorriti, siendo delegado Alemán, en compañía de Manuel Solá, para apersonarse al gobernador electo y vencer las resistencias que oponía para ocupar el poder.

El 8 de febrero de 1932, el gobernador de Salta coronel Pablo de Latorre, delegó en Alemán el mando de la provincia, y en conocimiento éste, que Cruz Puch y Napoleón Güemes intentaban un movimiento subversivo, ordenó su detención, siendo conducido a Castañares.  El 25 de octubre, sobornando sus guardianes, ambos jefes presos se sublevaron apoderándose de la ciudad de Salta, logrando Alemán, después de correr mil peligros, dirigirse a la frontera donde reunió algunas fuerzas e incorporándose a Latorre, marchó con éste sobre los rebeldes derrotándolos en los campos de Pulares, el 7 de noviembre.  Después de haber vivido mucho tiempo en la más completa armonía, se indispusieron repentinamente, acusando éste a su compadre Alemán de que conspiraba para deponerlo, desterrándolo de Salta.  Alemán se refugió en Tucumán, desde donde se puso en contacto con algunos oficiales descontentos y se presentó en la frontera con 100 hombres.  En conocimiento Latorre de lo que sucedía, marchó para Jujuy, reunió 1.000 hombres, pero apenas salió el gobernador de Jujuy recibió la noticia de que Alemán había sido tomado por sorpresa en su campamento y capturado conjuntamente con el comandante Ovejero, el cual fue pasado por las armas a las 24 horas, mientras que Alemán salvó la vida gracias a la intervención de la esposa del gobernador, Petrona Sierra de Latorre, y al de su hija Rafaelita, y otras personas influyentes de Salta.

Independizado Jujuy de Salta, el 18 de noviembre de 1834, el brigadier general Pablo Alemán fue llevado a su gobierno por imposición del general Alejandro Heredia, el 28 de marzo de 1836 en carácter de gobernador provisorio, siendo elegido titular en las elecciones del 3 de abril de 1837.  Cuando se declaró la guerra entre la Confederación Argentina y la República de Bolivia, el general Heredia, generalísimo de las fuerzas argentinas, destacó al general Alemán con una buena división, el que marchando por la falda oriental de las montañas de Humahuaca trató de cortarle la retirada al general enemigo Brün por el abra de Zenta, el cual al tener conocimiento del avance de Alemán, se retiró a marchas forzadas.

Durante su período de gobierno, Alemán dirigió todos sus afanes a destruir la fracción unitaria existente en Jujuy, por lo que fue felicitado por Juan Manuel de Rosas.  Entre sus buenas iniciativas merece citarse la reedificación del templo de San Francisco; la distribución en tres instancias, del poder judicial, para garantizar la justicia de las sentencias, y algunas otras mejoras.

El 28 de noviembre de 1838 fue derrocado por los jefes de la guarnición Iriarte e Iturbe, los que pusieron en prisión al gobernador en Palpalá, donde se encontraba.  Alemán logró emigrar a Chile, regresando al territorio argentino un tiempo después, incorporándose al ejército del fraile Aldao en calidad de jefe de estado mayor, fuerza aquella que operaba en las provincias del Norte.  Después del combate de Las Quijadas, librado el 2 de enero de 1841, el general Alemán se apoderó de la ciudad de San Luis de la que fue designado gobernador militar por algunos días.  El 1º de marzo de 1840 había sido incorporado al Ejército de la Provincia de Buenos Aires con el empleo de coronel mayor.

Posteriormente regresó a Buenos Aires, donde Juan Manuel de Rosas lo designó Jefe de Policía interino en reemplazo de Bernardo Victorica, el 18 de febrero de 1845, puesto que desempeñó hasta el 22 de setiembre del mismo año, en que falleció a la edad de 54 años, siendo enterrado en el Cementerio del Norte.  Rosas dispuso que los empleados llevaran luto por espacio de tres días.  “La Gaceta Mercantil” le dedicó un sentido artículo necrológico.  Poco después sus restos fueron conducidos a Salta donde fueron inhumados el 12 de noviembre de 1845.

El general Alemán fue un ardiente partidario de la causa federal, habiendo estado siempre su espada y su influencia al servicio de la misma.

En el Museo Histórico Nacional existe una piedra circular (muela de molino) remitida por el señor Padilla cuando fue intendente de Jujuy, la que estuvo colocada en el centro de la plaza principal de aquella ciudad, y que parece fuera la piedra fundamental de un monumento conmemorativo de la guerra sostenida por la Confederación contra Bolivia.  Dicha piedra tiene grabada en forma circular y en gruesos caracteres, la inscripción siguiente: “Se construyó siendo gobernador de la provincia el brigadier general don Pablo Alemán – El Protector Heredia al General Restaurador de las Leyes Rosas – 1837”.

El general Pablo Alemán estaba casado con Juana María Tamayo Arias Renguel, (hermana de la esposa del general doctor José Ignacio Gorriti), la que sobrevivió a su esposo hasta el 6 de enero de 1872, fecha en que falleció en Salta.

Fuente

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.

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Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).

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