Nació en Buenos Aires en 1780. Como cadete de la 1ª Compañía de Granaderos del Regimiento Fijo de Infantería, salió de Montevideo con las tropas que reconquistaron esta ciudad en agosto de 1806. También intervino en la defensa de la plaza de Montevideo, siendo herido en el asalto. Se halló en la Defensa de Buenos Aires en la segunda invasión, y en premio a su comportamiento, el 22 de octubre de 1807 era ascendido a teniente de los Granaderos de Liniers. En este cuerpo fue promovido a ayudante mayor el 14 de diciembre de 1808 (1). Al estallar el movimiento emancipador del 25 de mayo, Vidal forma en las legiones de la Patria y el 1º de julio de 1810 es promovido a capitán de la 2ª Compañía del Regimiento Granaderos de Fernando VII, cuerpo con el cual marcha en la expedición al Paraguay que comanda el general Manuel Belgrano, tomando parte activa en las acciones de Paraguarí y de Tacuarí (9 de marzo de 1811). En esta batalla, le tocó al capitán Vidal una actuación descollante y que fue su mejor blasón: encontrándose muy enfermo de la vista, al extremo de servirse de un tambor como lazarillo, recibió la orden de hacerse cargo del ala izquierda para repeler un recio ataque de la flotilla enemiga en esa dirección; lleva una carga abriendo un nutrido fuego de mosquetería y llena cumplidamente su misión, rechazando al enemigo, poniendo en fuga a las embarcaciones, exterminando la tripulación armada de las canoas, y apoderándose de éstas. Luego tuvo una participación activa en el contraataque victorioso que permitió a Belgrano detener y hacer fracasar el movimiento envolvente que sobre su derecha operaba el grueso enemigo. Con los restos de su Regimiento estuvo en el primer sitio y comienzo del segundo, de la plaza de Montevideo.
Al regreso de Montevideo, poco tiempo después pasó a prestar servicios al Batallón de Libertos (que tomó el número 7 del arma), el 4 de junio de 1813, con el empleo de sargento mayor, incorporándose al Ejército Auxiliar del Alto Perú con el Batallón Nº 7, a principios de 1814, cuerpo con el cual había partido de Buenos Aires el 13 de diciembre de 1813, siendo graduado teniente coronel del mismo, con fecha 9 de julio de 1814. El 17 de febrero de 1815, por decreto de Rondeau, recibió la efectividad de aquel empleo. Asistió a la campaña del año 1815 bajo el mando del general Rondeau, encontrándose en las acciones de guerra en calidad de jefe del Batallón Nº 7, cuyo anterior comandante, coronel Luzuriaga, se había trasladado a Buenos Aires. A las órdenes del brigadier Martín Rodríguez intervino en la acción de Venta y Media, el 20 de octubre de 1815 y bajo el mando directo del general Rondeau, en la desastrosa jornada de Sipe-Sipe, el 29 de noviembre del mismo año. Permaneció en aquel ejército hasta mediados del año siguiente, en que marchó a Buenos Aires con otros jefes del Ejército Auxiliar. Fue promovido a teniente coronel efectivo el 18 de setiembre de 1816 y el 31 de diciembre del mismo año, nombrado comandante del Batallón Nº 2 de Cazadores de nueva creación. En esta época, el 13 de noviembre de 1816, el Director Supremo de las Provincias Unidas, dispuso encargar al teniente coronel Vidal del mando del Regimiento Nº 8 de Infantería, para conducirlo hasta la ciudad de Mendoza con el fin de incorporarlo al Ejército de los Andes. El 17 de diciembre llegaba a aquella ciudad con el cuerpo de referencia y el convoy agregado, el que entregado al general San Martín, dejó libre al comandante Vidal para regresar a Buenos Aires, según las instrucciones que había recibido, y al llegar a la Capital fue encargado del Batallón Nº 2 de Cazadores de nueva creación, como queda dicho más arriba. El 17 de enero de 1817 era graduado coronel, siendo designado poco después jefe de Estado Mayor del “Ejército de Observación”, que operaba contra los montoneros de Santa Fe, con retención de la jefatura del Batallón 2º de Cazadores, cuerpo en el cual recibió la efectividad de Coronel, el 1º de noviembre de 1819.
Cuando las montoneras de López y Ramírez invadieron la provincia de Buenos Aires, a comienzos de 1820, el coronel Vidal guarnecía San Nicolás de los Arroyos con su Batallón de Cazadores, donde se encontraba el 1º de febrero de aquel año, cuando se dio la batalla de Cepeda, en la que se desbandó el ejército de Rondeau; de la cual, el coronel Vidal mandó un parte al Director interino el 2 de febrero, anunciando que Balcarce había llegado a la posta de Olmos; parte que llegó a Buenos Aires el día 4, tranquilizando los ánimos. A San Nicolás se dirigió el general Juan Ramón Balcarce con la infantería y artillería que sacó de aquel campo de batalla y en los álgidos días de febrero de 1820 Vidal permaneció acantonado en San Nicolás con su Batallón y con esta finalidad, el mayor Ramón Rodríguez comisionado por Vidal se entrevistó con Alvear el 8 de abril, pero Vidal desechando toda proposición traidora, comunicó al gobierno de Buenos Aires las maquinaciones de Alvear. Vidal pasó con su cuerpo, a la Villa de Luján, reforzando el ejército que mandaba el general Soler. Cuando éste salió en busca de Alvear, López y Carrera, a fines de junio y tuvo el encuentro en la Cañada de la Cruz, el 28 de aquel mes, el coronel Vidal había quedado con sus Cazadores en Luján. Al ser derrotado Soler, los vencedores se aproximaron a aquella ciudad y el coronel Vidal se vio obligado a capitular con su Batallón, cuerpo de 600 plazas, que estaba constituido por negros (2). Permaneció prisionero en el campo federal hasta el 8 de julio, en que estando con su cuerpo en Morón y la ciudad cercada por los federales, los porteños audazmente, destacaron al coronel Lamadrid para que facilitase el pase de los cazadores al campo del ejército de Buenos Aires, lo que se verificó en la noche de aquel día, con toda felicidad, reintegrándose Vidal con su cuerpo a las fuerzas a que pertenecía. Contribuyó a reponer al gobernador Rodríguez el 5 de octubre de aquel año, en el mando. Continuó Vidal al frente de su cuerpo, que se llamó Batallón 2º de Cazadores.
En agosto de 1822 debió estallar un movimiento revolucionario contra el gobernador Martín Rodríguez, para el cual fue invitado el coronel Celestino Vidal, jefe de la guarnición de Buenos Aires, a participar, por el Dr. Gregorio Tagle, para lo cual aquél debía proteger con sus fuerzas el restablecimiento del Cabildo. Vidal, que mandaba el Batallón 2º de Cazadores, se apersonó el día 20 de aquel mes, esto es, al día siguiente de haberle sido formulada la propuesta de Tagle, a los ministros del gobernador Rodríguez exponiendo haber sido invitado por una revolución con el objeto de trastornar el orden existente, y que para ello debía tener una conferencia con el principal director del movimiento. El gobierno le manifestó entonces al coronel Vidal que debía prestarse a la conferencia, para de ella deducir lo que era conveniente hacer para desbaratar los planes subversivos. Vidal asistió a la conferencia y el 22 informaba al gobierno, cuál era el plan de los conjurados, los que tenían la idea de derrocar al gobernador Rodríguez para colocar en su lugar al general Cornelio Saavedra. A Vidal se le exigió que revelara el nombre de los ciudadanos comprometidos en la intentona, pero el valiente soldado se negó obstinadamente a hacerlo, asegurando al Gobierno que le era más fácil subir al cadalso, que cometer la acción infame que se le exigía. Esta resistencia tuvo por premio 73 días de prisión y la pérdida de su carrera; el coronel Vidal fue suspendido del mando del Batallón de Cazadores por Orden Superior del 26 de agosto de 1822, y el 14 de noviembre lo reemplazó Manuel Correa en aquel comando. El coronel Vidal, por este proceder leal, libró al pueblo de Buenos Aires de los horrores de la anarquía, y supo sacrificarse para no comprometer a ciudadano alguno. A Vidal se le aseguraba que él no aparecía en ninguna forma como denunciante, pero aquél permaneció leal a los principios de honor y lealtad que deben adornar siempre a un soldado. El 11 de setiembre de aquel año se vio la causa seguida al coronel Vidal, en el Salón del Tribunal del Consulado, en la que había sido sumariante Benito Martínez. El 22 de febrero de 1823 se le otorgó al coronel Vidal su reforma militar, habiendo revistado en la Plana Mayor del Ejército desde el 1º de enero del mismo.
Reincorporado posteriormente al servicio, el 20 de setiembre de 1827 aparecía un decreto del gobernador Dorrego designando al coronel Celestino Vidal jefe del regimiento de milicia activa de infantería, en reemplazo del general Enrique Martínez, destinado al ejército de operaciones contra el Brasil. El 22 de julio del mismo año, Vidal había sido elegido diputado a la Legislatura. El 3 de enero de 1829 Lavalle lo relevó en el comando del regimiento de Milicia Activa por el coronel Thompson, pero el 2 de setiembre del mismo volvió a ejercerlo. El 22 de enero de 1830, el coronel Vidal elevaba una nota al Ministro de la Guerra proponiendo el cambio de denominación al Regimiento de milicia activa de infantería, que mandaba, por el de Regimiento de Patricios de Infantería, lo que fue resuelto inmediatamente de acuerdo a su pedido por decreto de aquella fecha. Por decreto del 14 de octubre del mismo año el coronel Vidal fue designado para presidir la comisión que debía reconocer a los que resultasen inútiles en la reorganización de las milicias. En febrero de 1831, aquel cuerpo marchó a la campaña del interior contra los ejércitos de la Liga del Interior, formando parte del llamado ejército de reserva, que comandaba el general Juan Ramón Balcarce. A raíz de la prisión del general José María Paz, que mandaba los ejércitos de la Liga, terminó la campaña y Vidal regresó con su Regimiento, así como también todo el resto del ejército del general Balcarce, a Buenos Aires, el 20 de setiembre de 1831, siendo recibida la fuerza con grandes manifestaciones populares. El 15 de diciembre del mismo año, Juan Manuel de Rosas envió un mensaje a la Legislatura proponiendo, entre otros, a Vidal para el empleo de coronel mayor.
El coronel Vidal tuvo honrosa actuación en el empeño de apagar un incendio que se produjo el 6 de febrero de 1832 en un depósito de aguardiente en la calle de la Plata (hoy Rivadavia), a 2 cuadras y media de la Plaza de la Victoria, de propiedad de Joaquín Vivanco, mereciendo una mención honrosa por parte del jefe de policía de la Capital, coronel Gregorio Perdriel por esta causa.
El 11 de setiembre de 1832 la Sala de Representantes prestó acuerdo para ascender al coronel Vidal al empleo de coronel mayor. En febrero del año siguiente, el general Vidal formó parte del Tribunal Militar que juzgó al teniente coronel José María Pinedo por su actuación en las Islas Malvinas, al mando de la goleta “Sarandí”, el 3 de enero anterior, cuando tomó posesión de aquellas islas el buque de S. M. B. “Clío”.
Antes de la llamada Revolución de los Restauradores, en octubre de 1833, el general Vidal fue reemplazado en el comando del Regimiento de Patricios de Buenos Aires por el general Félix de Olazábal.
Juan Manuel de Rosas le otorgó nuevamente el mando del Regimiento de Patricios de Buenos Aires por decreto del 5 de febrero de 1840. En el plan de defensa de la Capital que se preparó este último año con motivo de la invasión de Lavalle a la provincia de Buenos Aires, Vidal figuraba en la 1ª División al mando del general Soler.
El general Celestino Vidal fue diputado a la Legislatura de Buenos Aires en 1827 y en 1831, y luego sin interrupción desde 1833 hasta 1844. El 1º de junio de 1843 pasó a revistar en la Plana Mayor Activa, en la que figuró hasta su fallecimiento.
El general Vidal falleció en Buenos Aires, el 28 de setiembre de 1845. Estaba casado con Josefa Juliana Nazar, matrimonio realizado antes de noviembre de 1814.
El general Paz recuerda en sus “Memorias Póstumas”, que una de las primeras visitas que recibió al bajar del carruaje en que llegó a Buenos Aires el 23 de abril de 1839, al ser puesto en libertad de su larga prisión, fue la del general Celestino Vidal, y la del general Lamadrid y Mariano Lozano. El mismo General dice que en la época que actuó Vidal en el Ejército del Norte, era irreprochable en su conducta.
El 1º de setiembre de 1818, Vidal solicitó comprar la casa del finado Juan Bautista Torrens y Villarasa, que estaba en poder del Estado, ofreciendo las 2/3 partes de su tasación; proponiendo pagar $1.500 a fines de 1818, y el resto, de a $1.000 cada año, con “el objeto de recoger en ella a su anciana madre y hermanas que han quedado a su cargo por fallecimiento de su padre” (dos hermanas solteras una de ellas llamada Prudencia).
Referencia
(1) Por decreto de la Real Junta de Sevilla del 13 de enero de 1809, Vidal fue ascendido a subteniente del Regimiento Milicias de Caballería de la Colonia.
(2) Sobre la actuación del coronel Vidal en estos sucesos, se encontrarán detalles en las páginas 362 a 372 de la “Vida militar de Dorrego”, por Saturnino Uteda.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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Yabén, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1939).
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