Nació en Buenos Aires en 1782, siendo sus padres, Bernardo de Anzoátegui, que fue “Administrador de las Reales Rentas de Tabacos y Naipes del Reino de San Pedro” hasta 1800 en que falleció; y Mariana Figueroa. Se halló en la Reconquista de la ciudad de Buenos Aires, el 12 de agosto de 1806, y el 8 de octubre del mismo año fue nombrado cadete del Regimiento de Artillería. Con esta jerarquía asistió a la acción de los Corrales de Miserere, el 2 de julio de 1807, contra los invasores británicos; así como también, a la acción general del 5 del mismo mes, y a la de la Residencia, el día 6. Portaestandarte de su cuerpo, el 31 de mayo de 1808; recibió los despachos de subteniente de compañía del Cuerpo de Patriotas de la Unión, el 18 de febrero de 1809.
Producido el movimiento emancipador, Laureano de Anzoátegui abrazó con entusiasmo la causa de los patriotas, y el 3 de agosto de 1810, fue ascendido a teniente de la 5ª Compañía del Regimiento de Artillería Volante, habiendo pertenecido hasta entonces a la 6ª Compañía del mismo cuerpo.
El 3 de julio de 1811 fue promovido a ayudante 1º de su regimiento, y el 26 de abril de 1813, a capitán de la 1ª Compañía del Regimiento de Artillería de la Patria. Prestó en una o dos oportunidades servicios en destacamentos en la Ensenada de Barragán.
Destinado al Ejército del Norte junto con el teniente de artillería Ventura Orta, en enero de 1814 llegaban al Fraile Muerto (hoy Bell Ville) y en abril a Tucumán; pasando en agosto a Salta, en enero de 1815 a Jujuy, donde Anzoátegui quedó enfermo. Al mes siguiente, este último y Orta fueron estrepitosamente puestos en prisión y desterrados de la última ciudad nombrada por el coronel Diego Balcarce, que se hallaba de paso por Jujuy. Después de una reclamación hecha al General fueron puestos en libertad sin forma de juicio que los declarase inocentes, causa por la cual dejaron las banderas del Ejército del Alto Perú, regresando a Buenos Aires, donde se presentaron a las autoridades militares; el 6 de junio de 1815, el coronel del cuerpo de artillería informó que ambos oficiales, durante el tiempo que sirvieron a sus órdenes, observaron buen comportamiento. En virtud de este informe, al día siguiente se dispuso que Anzoátegui y Orta (que había llegado el 2 de junio) permanecieran en la Capital, incorporados al Regimiento de Artillería, tomando el mando de la 1ª Compañía del 2º Batallón y posteriormente, la cuarta Compañía.
En 1819 Laureano de Anzóategui fue embarcado como comandante de la tropa de guarnición de la fragata de guerra nacional “Heroína”, al mando del teniente coronel David Jewett, buque que en marzo de 1820 inició un crucero de guerra, pasando por Río de Janeiro, Isla Trinidad, Cabo Verde e Isla Fayal (Azores), de donde resolvió su comandante cambiar de rumbo y dirigirse a la Isla Madeira, dado el mal estado del buque y la deplorable calidad de los víveres y del agua. En estas circunstancias, el 12 de agosto de 1820, por la noche, el comandante Jewett con la colaboración del capitán Anzoátegui, oficiales y tropas embarcada, reprimió un conato de rebelión encabezada por el primer piloto Thomas, el cual fue tomado preso, y sentenciado a muerte, ejecutado de acuerdo a la Ordenanza. El capitán presidió el consejo de guerra correspondiente. La “Heroína” conducía una presa, la corbeta “Carlota”; en ambas embarcaciones estalló el 28 de agosto una terrible epidemia de escorbuto, la que empezó entre los portugueses de la presa de referencia. Tres veces se cambió de tripulación de la “Carlota” a la “Heroína”, que transformó su carácter de buque de guerra por el hospital flotante que proveía diariamente de un horrible festín a los tiburones.
A estos males se agregó un nuevo complot descubierto el que tenía por objeto asesinar a los oficiales de la presa “Carlota” y apoderarse de ésta. El 20 de octubre, tres días antes de llegar la flagelada nave a la sonda del banco septentrional de las Malvinas, les tomó una violenta borrasca del Noroeste al Oeste, corriendo ambos buques peligro inminente de naufragio. La “Carlota” fue perdida de vista, pero la “Heroína” consiguió entrar a Soledad, en las Islas Malvinas, en un estado lamentable, quedando apenas una docena de hombres aptos para el servicio, ejecutar la maniobra, cuidar los enfermos, asistir a los moribundos, arrojar al mar los muertos, y asediados todos por una desesperante falta de recursos, agobiados por la imposibilidad del alivio de un socorro, la enorme fatiga de los trabajos, la desesperante contemplación de la obra diaria de la muerte que segaba aquellas naturalezas antes fuertes y duras, pletóricas de vida, que prometían duradera existencia. En tales condiciones entró la “Heroína” al puerto al declinar el día 27 de octubre de 1820 y no pudiendo alcanzar el fondeadero adecuado, su comandante ordenó anclar a unas 10 millas de la antigua población de la Soledad.
En las Malvinas la gente enferma se compuso, pero al disponer Jewett un mes y medio después de haberse instalado en carpas en tierra para mejorar el estado de sus tripulantes, el regreso de su gente a bordo de la “Heroína”, el capitán Anzoátegui, que había revelado de tiempo atrás un espíritu inquieto y levantisco, trató de unir a los oficiales en el pensamiento de abandonar aquellos parajes y regresar a Buenos Aires, a lo que aquellos se prestaron. Poco después hizo Anzoátegui pública protesta de agravios contra su jefe en nombre de la tropa a sus órdenes y de la tripulación de la “Heroína”, acto calificado de insubordinación y desacato, y en que fue desautorizado por los condestables, contramaestres y pilotines, lo que indujo al comandante Jewett a suspenderlo en el mando, dejándolo en libertad de embarcarse en un buque inglés que en aquellas circunstancias llegó de arribada forzosa a aquellas islas. En abril de 1821, el comandante Jewett hacía entrega de la “Heroína” al de igual clase Guillermo Roberto Mason, por relevo solicitado por el primero al Gobierno de Buenos Aires mientras que Anzoátegui obtuvo licencia temporal.
Anzoátegui continuó sirviendo en la artillería hasta 1822, en que fue incluido el 17 de mayo en la reforma militar, con $ 4.576 en fondos públicos a solicitud del interesado formulada pocos días antes y en que pedía ser colocado en tal situación con el grado de sargento mayor.
Posteriormente, en una fecha que no ha sido posible establecer, volvió al servicio ascendiendo a sargento mayor. Retirado nuevamente, se hallaba en San Pedro el 8 de agosto de 1845, cuando fue propuesto por el general Lucio Norberto Mansilla a Juan Manuel de Rosas para comandar una batería en la Vuelta de Obligado; lo que fue aceptado siendo nombrado en el mismo mes, concediéndosele el grado de teniente coronel, según manifiesta el después coronel Alvaro J. Alzogaray, quien dice que el 14 de setiembre de aquel año cuando se incorporó por Orden Superior a la División del general Mansilla, ya se encontraba el teniente coronel Laureano de Anzoátegui al mando de dos piezas de artillería volante, a cuyo frente, y secundado por Santiago Maurice, se batió con denuedo en el combate de Obligado, el 20 de noviembre de 1845. Los cañones de Anzoátegui actuaron a la derecha de las baterías General Brown y General Mansilla.
Continuó sirviendo en los demás hechos de armas que tuvieron por escenarios las costas del Paraná, contra las escuadras anglo-francesas. Se hallaba en servicio en las fuerzas que guarnecían las baterías de Obligado cuando ocurrió su fallecimiento en San Nicolás, el 11 de octubre de 1847.
El teniente coronel Laureano de Anzoátegui contrajo enlace en Baradero el 20 de marzo de 1823, con Josefa Ruiz Moreno, hija de Juan Manuel Ruiz Moreno y de Francisca Magallanes, la que sobrevivió a su esposo más de 30 años.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
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Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).
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